De lo sucedido en el Congreso el día 17 de diciembre, en el debate sobre el “PROYECTO DE LEY Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo” , lo principal estuvo al principio y al final. Lo importante no fue lo que lo que allí se dijo, sino lo que no se dijo. Para quien pudo seguir desde la tribuna, lo más importante no fue lo que escuchamos, sino lo que vimos. Los hechos.
Se habían debatido dos proyectos de ley. El segundo de ellos requería mayoría absoluta se encontraban en sus asientos la mayoría de los diputados de la Cámara, incluido el Jefe del Ejecutivo. El debate sobre el proyecto de ley del aborto se iniciaba inmediatamente después. Serían más o menos las diez y media..
Inmediatamente, mientras la diputada de N-bai bajaba la escalera para ocupar su puesto en la tribuna de oradores, sucedió la desbanda general de los Diputados. No quedaron más que 4 gatos en las grandes bancadas del PSOE y del PP. Y de los grupos minoritarios, apenas los necesarios para poder intervenir. Se supone que era la hora del café, de acudir a sus despachos o de lo que fuera. A sus señorías les importaba “muchísimo”el debate que ahora se iniciaba.
No volvieron a ocupar sus asientos hasta momentos antes de la votación, muchísimo después. Sólo CIU había dado a los miembros de su grupo libertad para votar en el sentido que en conciencia les pareciera oportuno. Todos los demás diputados de los demás grupos –con varios diputados- lo hicieron según la indicación señalada por su grupo. Nadie dijo nada ni cuestionó nada. Todos obedecieron y votaron acatando la consigna ideológica.
Sin embargo, ya en los periódicos de la mañana se recogía que los socialistas, en Cataluña, darían libertad de voto a sus diputados, para que al día siguiente pudieran votar en contra de las corridas de toros. El contraste de dar libertad para votar “no” a los toros y el de “imponer el sí al aborto”, era comentado con asombro en la tribuna.
A finales del mes de octubre escribí sobre ésta posibilidad. Titulaba mi escrito, publicado por algunos medios, “Mi conciencia o mi voto”. Copio textualmente “Al menos, en el tema tan delicado y tan contestado del aborto, los parlamentarios deberían reclamar la libertad de voto. Incluso el que fuera secreto. La ley del aborto pone a prueba las convicciones íntimas de la persona, que son anteriores y están por encima de la ideología. La conciencia de cada uno no puede ser sustituida por la disciplina de partido”.Desde entonces ha llovido. La Iglesia ha intentado alertar a todos los diputados de la repercusión, en la familia y la sociedad, del sentido de su voto; pero en especial se dirigía a los diputados que se reclaman católicos. Alguno puso el grito en el cielo, diciendo que no se le comparara con Pinochet. Creyentes o no creyentes, sus señorías saben que con la interrupción del embarazo se pone fin a una vida en camino.
Quienes se han esforzado en poner el acento en el derecho de la mujer a decidir (todos los que han votado a favor), saben que con esta ley se “cosifica” y se vanaliza al “no nacido”hasta ala semana 22. Las cosas claras, de interrupción nada. El no nacido no es “una cosa”. Quieren decir que a ese “ser vivo” (1)según la ministra, se le puede dar muerte. Ese “derecho” se le otorga a la mujer, es decir, a “su madre”. A esto y en esto se resume el proyecto de ley. De proteger esa vida, según el mandato constitucional, articulo 15, nada de nada.
A finales del mes de octubre escribí sobre ésta posibilidad. Titulaba mi escrito, publicado por algunos medios, “Mi conciencia o mi voto”. Copio textualmente “Al menos, en el tema tan delicado y tan contestado del aborto, los parlamentarios deberían reclamar la libertad de voto. Incluso el que fuera secreto. La ley del aborto pone a prueba las convicciones íntimas de la persona, que son anteriores y están por encima de la ideología. La conciencia de cada uno no puede ser sustituida por la disciplina de partido”.Desde entonces ha llovido. La Iglesia ha intentado alertar a todos los diputados de la repercusión, en la familia y la sociedad, del sentido de su voto; pero en especial se dirigía a los diputados que se reclaman católicos. Alguno puso el grito en el cielo, diciendo que no se le comparara con Pinochet. Creyentes o no creyentes, sus señorías saben que con la interrupción del embarazo se pone fin a una vida en camino.
Quienes se han esforzado en poner el acento en el derecho de la mujer a decidir (todos los que han votado a favor), saben que con esta ley se “cosifica” y se vanaliza al “no nacido”hasta ala semana 22. Las cosas claras, de interrupción nada. El no nacido no es “una cosa”. Quieren decir que a ese “ser vivo” (1)según la ministra, se le puede dar muerte. Ese “derecho” se le otorga a la mujer, es decir, a “su madre”. A esto y en esto se resume el proyecto de ley. De proteger esa vida, según el mandato constitucional, articulo 15, nada de nada.
Hemos oído que con esta ley nos equiparamos a los países europeos. Habrá quien se lo crea. Pero basta con volver a leer el enunciado de la ley. Pues, por ejemplo, el enunciado de la ley alemana dice: ”Ley para la protección de la vida en gestación, para el fomento de una sociedad favorable a los niños, para la ayuda en los conflictos del embarazo y la regulación de la interrupción del embarazo”. Se la conoce como “Ley de ayuda a la embarazada y a la familia”. Perdón señorías, ¿de verdad que el proyecto de ley que han votado, siguiendo la disciplina de partido, es para igualarnos con la que desde 1992 está en vigor en Alemania?
El partido no tiene por qué responder de los actos de cada uno. Cada uno es responsable de su decisión y de su voto. Seguro que a muchos diputados, les ha movido el deseo de disminuir la alarmante cifra de abortos. Lo decepcionante e incomprensible es que, NADIE, se haya desmarcado de la consigna ideológica del partido.
Como vaticinaba el 20 de octubre el analista político y periodista alcarreño Pérez Henares:“Y ahora a callar tocan. Porque callarán y votarán todos. Porque ahora la cobardía y la traición a los principios y a las ideas se les llama disciplina de partido”.
En alusión a los abrazos con que culminaba la votación, la Federación Española de Asociaciones Pro-vida asegura: «Podrán abrazarse para celebrar que han podido más que el grito silencioso de esos hijos indefensos, y que el dolor de hombres y mujeres destrozados..., pero la historia y sus propias conciencias les pasarán factura”.
El pueblo soberano sabe que lo más transparente en democracia son “las urnas”. Seguro que no olvida. Ha tomado nota de lo que ha votado cada uno.
Para terminar, más que otorgar derechos, la votación, se ha cargado el principal de los derechos de todo ser humano, el derecho a la vida del ser más indefenso. La responsabilidad del voto es individual, no la del partido. Pero también el partido tiene su parte de responsabilidad.
Es paradójico que tengamos que hablar de esto, cuando estamos celebrando la fiesta de la familia por antonomasia que es la Navidad. La alegría de todos por el Nacimiento de Jesús de Nazaret. ¡Claro que el día 28 también celebraremos el día de los Inocentes! Alguien se empeñó en que no vivieran. ¿Por qué?
El partido no tiene por qué responder de los actos de cada uno. Cada uno es responsable de su decisión y de su voto. Seguro que a muchos diputados, les ha movido el deseo de disminuir la alarmante cifra de abortos. Lo decepcionante e incomprensible es que, NADIE, se haya desmarcado de la consigna ideológica del partido.
Como vaticinaba el 20 de octubre el analista político y periodista alcarreño Pérez Henares:“Y ahora a callar tocan. Porque callarán y votarán todos. Porque ahora la cobardía y la traición a los principios y a las ideas se les llama disciplina de partido”.
En alusión a los abrazos con que culminaba la votación, la Federación Española de Asociaciones Pro-vida asegura: «Podrán abrazarse para celebrar que han podido más que el grito silencioso de esos hijos indefensos, y que el dolor de hombres y mujeres destrozados..., pero la historia y sus propias conciencias les pasarán factura”.
El pueblo soberano sabe que lo más transparente en democracia son “las urnas”. Seguro que no olvida. Ha tomado nota de lo que ha votado cada uno.
Para terminar, más que otorgar derechos, la votación, se ha cargado el principal de los derechos de todo ser humano, el derecho a la vida del ser más indefenso. La responsabilidad del voto es individual, no la del partido. Pero también el partido tiene su parte de responsabilidad.
Es paradójico que tengamos que hablar de esto, cuando estamos celebrando la fiesta de la familia por antonomasia que es la Navidad. La alegría de todos por el Nacimiento de Jesús de Nazaret. ¡Claro que el día 28 también celebraremos el día de los Inocentes! Alguien se empeñó en que no vivieran. ¿Por qué?
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 21-12-o9 ; NUEVA ALCARRIA, 26-12-09(1)VER VIDEO ...THE SECRET OF MY LIFE