Acababa de llegar. Ya está Ania junto
a Carla. Las he visto. Se entienden. Tiene sólo unas horas y Carla 4 años ya. Llevan
mucho tiempo juntas y son inseparables. Luego, he visto la carta. La he
fotografiado. Y están conmigo.
Bueno, en realidad están con ellos,
sus padres, sus abuelos, y toda su familia. Conmigo están las fotos, el
recuerdo y el temblor de los ojos, el asombro y el beso de ternura.
Quiero decir que todo es real. Que no es
un sueño, ni pura invención de imaginación que se desborda, cuando algo supera
los conceptos y palabras. Recién nacida, Ania, está preciosa. No parece estar
cansada. No tiene sueño. Tiene hambre. Su
hermana Carla, radiante y loca de contenta, le coge la mano y se queda absorta
pendiente de ella, mira a todos, como diciendo..."es mi hermana".
Incluso la mamá, aún exhausta por el esfuerzo
del maratón del parto, acepta gustosa que su hija pase de unos brazos a otros y la puedan contemplar bien en señal de aceptación y bienvenida.
Con ser extraordinario este
encuentro, cada familia que ha pasado
por ese trance, lo vive o lo ha pasado a su manera. Es inenarrable o
indescriptible, pero no único. Cambiados los nombres, las fisonomías y las
sensibilidades, difiere poco de lo que puede haber experimentado cualquier
familia, en cualquier país.
Por eso, quiero prestar atención a
lo que no es normal, ni sucede todos los días que hay un parto. El bebé, la
alegría, los besos, el orgullo de padres y abuelos e incluso las flores y las
fotos son algo extraordinario pero común.
Así
que de cara a los lectores, me interesa la carta y lo que expresa. He pedido
permiso para hacerla pública.
La dirección no deja duda sobre
el destinatario. Abierto el sobre, sacamos una tarjeta con una ventanita, que
guardan 4 ositos. Puede verse algo escrito en el interior que invita a abrir
rápidamente. Más que copiarla, prefiero dejar la foto para que se pueda leer directamente, sin añadir o quitar
nada.
Hasta aquí, la carta. Paso a comentar, algunas
cosas de esa interesantísima misiva. Debo aclarar primeramente que, aunque me
lo imagine, desconozco quien escribió esta joya literaria, humana y jurídica.
He preferido no preguntar para no romper la magia y poder sacar mis propias
conclusiones.
Hay una inmersión real, total y llena de fantasía, de la niña de 4 años, Carla, en el
desarrollo prenatal de su hermanita, Ania, desde el primer momento. Se supone que ha sido preparada
magistralmente para, comprender el desarrollo de su futura hermana a través de
"las fotos" de las distintas ecografías. Por eso, aunque no la viera,
"siempre ha contado con ella"
y ha deseado saber en todo momento cómo estaba. Se puede querer a alguien antes
de que se vea, o sin verlo.
Desde el primer momento, Ania, ha sido acogida e integrada en la
familia, como una más. Y como una
más ha sido tratada por los papás y sobre todo, por su hermana: "Desde que
has sabido de mi existencia, siempre has contado conmigo", dice.
Carla, sin conocer a su hermana, sabía dónde
se encontraba. Ha hablado con ella, le ha ido contando mil cosas de la vida, de
la familia y de lo que se va a encontrar cuando llegue. Incluso le ha cantado. Ha regalado a su hermanita todo lo que tiene.
Ha puesto cerca o junto a ella, en la barriga, siempre con un beso, las cosas
con las que ella juega... peluches y muñecas, etc.
Ania. como no podía ser de otra
manera, ha disfrutado de ese clima de ternura amorosa... llena de besos y
esperanzas. Ha saltado de alegría, cuando Carla ha corregido a algunas
personas, -familiares o no-, los posibles descuidos, haciendo que todos acepten
y respeten su presencia en camino..."tres no, somos cuatro". Para
ella es una evidencia. "Eso me hacía sentir bien".
Había audacia sin visión, por
parte de Carla. Había intuición. Pero también sin ver, Ania, escuchaba y sentía
el cariño desde otra dimensión. En una y
otra se aprecia una voluntad de atención a todo lo que "es" por ser
querido. Y los papás artistas, han manejado los tiempos y los sentimientos.
Carla no se ha contentado con
imaginar, ni con ver las fotos y saber cosas de su hermana; ha querido
"palpar" a su hermana a través de la barriga, poniendo sobre ella su
manita, y acercando su oído para escuchar su latido acelerado. Ha podido
comprobar con su manita y con sus propios ojos cómo se movía la pequeña. E
incluso ha sufrido sus travesuras, al estar junto a su madre, y sufrir
"una patadita en el culete".
Después de conocer el sexo del
concebido, al conocer que era una niña, los papás estuvieron un tiempo buscando
"nombre" para su hija. Había
varios, pero por unas razones o por otras no había unanimidad para aceptarlo y dudaban.
Y ahí también, el concurso de Carla, fue definitivo. Un día, ya cercano al
noveno mes, Carla, cogió un rotulador y con trazos perfectos y seguros escribió
sobre la barriga de su madre ANIA: "gracias por ayudar a papá y a mamá a
elegir mi nombre".
Hubo otro momento muy especial, el de los
Reyes Magos. Carla, que había sido una
niña buena y estudiosa, quería, como todos los niños, escribir su carta. Pero
los Reyes podían llegar incluso antes de que su hermana hubiera nacido. Ella no
podía olvidarse de su hermana, ni dejar que los Reyes pasaran y no se acordaran de ella:"hasta
le has escrito la carta a los Reyes poniendo también mi nombre".
¿Puede extrañar, que una hija y una hermana
tan deseada y tan integrada en el amor de la familia, deseara también
conocerlos? Seguro que estaba deseando que su hermana le enseñara a jugar,
escribir, cantar, bailar, andar en bici y muchas más cosas que ella le ha
contado que sabía hacer.
Un bebé tan querido y deseado como
Ania, seguro está deseando salir para decir lo que siente. Lo expresa a su
manera. Lo resume en las últimas líneas de su carta: "estoy feliz de estar
ya al lado de toda nuestra familia, y en especial por tener la gran suerte de
que seas mi hermana mayor, ese es mi mayor regalo, eres la mejor hermana que
puedo tener".
Pero es que esta carta, tan
entrañable, es un ejemplo de cómo afrontar y vivir un embarazo. Puede comprobarse
cómo se aprecia la vida del "hijo/a en camino" y cómo se puede educar
a los hijos que se tengan ya, en el cariño a su hermano. En un lenguaje actual,
puede decirse que es un ejemplo práctico de coaching
familiar que ayuda a prevenir o solucionar conflictos o situaciones
inéditas entre padres e hijos.
La vida es el don y el camino
que nos llega por la familia. Nos lleva hacia nosotros mismos y nos lanza a la
hazaña irrepetible y maravillosa de vivir con los otros.
Nada tiene que ver este clima de
confianza, amor y la vivencia incuestionable del primer derecho humano, con los
debates jurídicos. La vida humana y su dignidad es siempre anterior a la ley. La familia es la base
de la sociedad y del futuro. Hay que protegerla siempre.
Si es verdad que se sale del
paraíso cuando se nace, la llave del camino de vuelta siempre la tienen la
familia y la compañía. El Edén
verdadero, la fuente de la eterna juventud es un reencuentro con esa primitiva
e inocente felicidad que Dios da y está en todos, a un lado y a otro de la
dimensión que une sin separar. Aunque no se vea. Al llegar, porque aún no hemos nacido; y al final, porque desde aquí no se puede vivir en la dimensión del piso superior.
Sobre
el nombre Ania:
Significa... gracia, benéfica,
compasiva con todos. Según otras fuentes, también significa, lo incansable, la
exactitud, lo firme y estable...también la continuidad, retorno perpetuo y por
tanto, vida juventud y longevidad.
POR SI ALGÚN LECTOR NO HA PODIDO LEER LA CARTA FOTOGRAFIADA PONGO A CONTINUACIÓN LA TRANSCRIPCIÓN:
Hola Carla:
Lo
primero darte las gracias por cómo me has cuidado estando en la barriquita de
mami. Sé que has preguntado por mí a
papá y a mamá cada vez que iban al médico, porque querías saber qué tal estaba y te gustaba ver mis fotos.
A
mí me ha gustado mucho que me cantaras canciones, que me pusieras peluches y
muñecas cerquita, y me ha encantado que me hablaras, que me contaras cosas, y
me dieras taaaaantos besos. Eres tan amorosa...¡qué ganas tenía de verte y
abrazarte, Carla!
Además, desde que has sabido de mi existencia, siempre has estado conmigo,
hasta le has escrito la carta a los Reyes Magos poniendo también mi nombre, y
corregías a cualquier persona que no me contaba, decías "tres no, ¡¡¡somos
cuatro!!!"y... es me hacía sentir muy bien.
También he sentido cómo me ponías la mano o cualquier parte de tu cuerpo
en la barriga de mami, para comprobar que me movía, y yo te daba patadistas
porque te notaba, y a ti te hacía mucha gracia, sobre todo el día que te dí una
patadita en el culete.
Y
gracias por ayudar a papá y a mamá a elegir mi nombre, lo escribes muy bien y
es precioso, igual de precioso que el tuyo, Carla.
Estoy
deseando hacer muchas cosas contigo Carla, y más cuando sea un poquito mayor,
seguro que vamos a jugar mucho.
Por eso
te regalo esas dos muñecas, que como nosotras son hermanas, y se quieren mucho.
Ya me enseñarás a jugar, a saltar, a nadar, a andar en bici, a pintar, a
escribir, a cantar, a bailar...y muuuchas cosas más que sé que ya sabes hacer.
Bueno, que estoy feliz de estar ya al lado
de toda nuestra familia, y en especial por tener la gran suerte de que seas mi
hermana mayor, ese es mi mayor regalo. Eres la mejor hermana que yo puedo
tener. ¡¡¡Gracias!!!
¡Te
quiero Carla! ¡Muchos besines!
Tu hermana pequeña,
Ania.
http://www.elheraldodelhenares.com/pag/noticia.php?cual=28980
BITACORA DE BELMONTE EN CIVICA: 02-02-2016:
http://investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/la-carta-de-ania-una-joya