Si la vida trasciende al tiempo puede vivirse en un período más o menos largo. Puede vivirse en varios meses o en varios siglos.
La vida es lo importante, no la edad histórica concreta. Cada
uno podemos haber vivido una existencia anterior y ser la misma persona -antes
y ahora, o vivir una vida en el futuro en un cuerpo distinto al actual. Puede
ser distinto el color de la piel, el género y también el lugar o el país en que
vivimos hoy. Puede cambiar también la relación familiar y afectiva. ¿Por qué
no?
La vida es única y eterna, pero para progresar en la tierra suele
hacerlo en un cuerpo temporal, que permite vivir y convivir. Puede estar aquí y
ahora, para evolucionar. Y las personas que son importantes para nosotros en la
vida actual, suelen estar cerca en vidas anteriores o futuras.
Además, la experiencia del día a día, nos dice que desde el
nacimiento hasta la muerte –en la existencia actual- tenemos una vida interior,
mental y dinámica, que intenta salir al exterior y se proyecta en todo.
La mente humana es compleja, un misterio. Ese órgano
protegido por cráneo, y formado por 86 mil millones de neuronas es uno de
nuestros grandes desconocidos. Puede dividirse en tres niveles: consciente,
inconsciente y subconsciente. Ellos determinan nuestra existencia.
Siendo verdad lo expuesto, los profesionales, sobre todo
médicos, psiquiatras, psicólogos y guías educativos, suelen advertir que “lo
que hagamos en esta vida influirá sobre nuestras reencarnaciones a lo largo del
camino de evolución hacia la inmortalidad”.
Lo que hacemos cada uno y todos, ha influido y sigue influyendo,
individual y socialmente. Influirá y repercutirá en la transformación de una
vida. Si la influencia es positiva, la empatía, la compasión, el
altruismo etc., aportaran paz. Si es negativa, encontraremos más dificultad
para afrontar problemas como el dolor, enfermedades, fobias, miedos,
depresiones, etc.
La influencia (positiva o negativa) puede haberse producido en
un período anterior de nuestra existencia actual, o repercutir en nuestra
vida posterior, porque la vida en un cuerpo concreto, puede evolucionar.
Incluso poniendo atención, solo somos conscientes de una mínima parte de lo que somos y del estadio evolutivo en que nos encontramos. Suelen compararlo a la imagen del iceberg.
El psicoanálisis define el subconsciente como la parte menos accesible de nuestra mente, donde se encuentran recuerdos. Esa parte sumergida es difícil de abarcar, ya que tiene mayor dimensión y no es visible. Algo de ese interior puede manifestarse en los sueños, motivaciones, pasiones y miedos que no siempre controlamos.
Algunos profesionales de la medicina, según su especialidad para ayudar a algún paciente a mejorar o progresar, pueden emplear distintas técnicas o terapias, con las que el sujeto debe colaborar.
Hay casos en los que los especialistas suelen encontrar ciertas
barreras, que pueden estar en el pasado o en el futuro. Las personas que buscan
la ayuda profesional y su terapia, no siempre ven la dificultad para superarlas.
Un gran artista y profundo pensador, llamado Juan L. Trujillo,
al que suelo leer en su Blog, escribió el 24 de enero, una recopilación de pensamientos
cortos y profundos, que él llama “minucias”. Con su permiso, copio las 3
primeras, cargadas de lógica.
- Decía buscar la felicidad y, era incapaz de perdonar.
-En la consulta del médico, mientras esperas, acabas por
contraer las enfermedades de los demás.
- ¿Por qué no, una campaña publicitaria contra la tristeza?
https://juanltrujillo.blogspot.com/2024/01/recoplilacion-de-minucias.html
Las personas que se encuentran en algún dilema al que no ven
salida, suelen acudir a algún psicólogo o psiquiatra quien después de escucharlos
pueden proponer una ayuda especial, bien hacia el pasado: regresión o hacia el
futuro: progresión, a la que es inducido mediante la hipnosis. Con la hipnosis el sujeto entra en un estado
de gran potencial curativo, por el que accede a la mente subconsciente y
puede percibir y comparar con su estado actual. En ese trance, el paciente no
es solo espectador, es también crítico y puede acceder a lo que necesita para
sanar, evolucionar y progresar.
El prestigioso psiquiatra
Brian Weiss, autor “Muchos cuerpos, una misma alma”, tras haber inducido
a una persona a una regresión a su vida anterior, recordó que había temas
recurrentes de (violencia, ira, dolor físico, malos tratos, etc.) que tenían
paralelismo en la vida actual. Pero cada vida es una experiencia de aprendizaje
y, no se puede aprender todo en una sola vida.
La enseñanza relevante de la regresión quedó reflejada en la
nota que el facultativo tomó terminada la sesión y, luego hizo pública en el
libro citado.
“Ordené de forma cronológica las vidas anteriores: hombre
en la Edad de Piedra, guerrero mongol, posadero en la Edad Media, esclava
paralítica, gay japonés asesinado y, francés muerto en el campo de batalla”.
Actualmente es un empresario cascarrabias que intenta controlarlo todo. Si
encuentra algún fallo en la empresa o la familia, estalla de rabia o de ira.
Las experiencias vitales de un período pueden proseguir en la vida actual, a no ser que se acepte la necesidad de un cambio de actitud. No se trata de castigar, sino de aprender a no repetir o minorar, lo que le hace daño y a relacionarnos mejor con los demás y la naturaleza.
Afortunadamente el paciente lo logró gracias a la ayuda de intensas terapias, durante casi 2 años. “Cuando consideró todas esas existencias previas en conjunto, cayó en la cuenta de que su estilo de vida iba a acabar con él: bebía demasiado, tenía que controlar la tensión arterial, podría sufrir otro infarto y, debido a los ataques de ira, corría el riesgo de sufrir un derrame cerebral”.
De algún modo, el alma, al encarnarse, elije a la familia.
Tal vez algo esa in fluencia personal y social, la intuyó la
cantautora Violeta Parra, en su “Gracias a la vida”: “Así yo distingo
dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto, y el canto de
ustedes que es el mismo canto”.
José Manuel Belmonte.