Imaginen un pueblo
de 2 millones de personas. No tienen patria. En el lugar en que estaban y del que huyen no les
consideran ciudadanos y no tienen derechos. Viven apartados, o marginados como
parias. No pueden tener tierras ni propiedades, ni siquiera pueden casarse sin
permiso de las autoridades. Les ataca un ejército y quema o destruye su asentamiento para que nunca vuelvan. No tienen libertad de
movimiento ni libertad religiosa. ¿Increíble?
(Una mujer se derrumba por la caminata, el peso y el hambre)
Pero sí, es cierto. Ese pueblo existe. Son minoría
étnica, pueblo musulmán que huye perseguido, "virtualmente sin
amigos" ni donde se encuentran ni a donde les obligan a huir.
Quiero
alzar la voz por los rohingyas, como
lo hicieron hace poco 13 Premios
Nobel, criticando abiertamente en una carta a Aung Sang Suu Kyi, consejera
de Estado de Birmania, y premio Nobel de la Paz, de ese país.
La situación de los parias es dramática
y van a peor. La comunidad internacional, lo sabe, pero sigue tocando la
flauta. Y aquí, seguimos bailando al son interminable de la sardana, sin ver
más allá de la nariz. Hay seres humanos que sufren (dentro y fuera de nuestras
confortables fronteritas humanas, locales, nacionales): los desplazados.
Las agencias de noticias arrojan sin cesar datos de los muertos por los
ataques del ejército birmano y de ahogados en las aguas que separan Bangladesh
y Myanmar (antes Birmania). Pretenden escapar a esa ola de violencia. Son los
rohingyas, una minoría predominantemente musulmana a quienes Naciones
Unidas llama pueblo "sin Estado" y "virtualmente sin
amigos" en el continente.
Organizaciones humanitarias han denunciado violaciones de derechos
humanos contra ellos, en Rakhine (antes
Arakan) al oeste de Myanmar, antes Birmania. Huyen sin nada, por una franja de
tierra estrecha entre las aguas pantanosas del río Naf, camino de Bangladesh,
donde el campamento de refugiados está en ínfimas condiciones.
Birmania no los
considera ciudadanos, ni tienen reconocimiento como grupo étnico ni libertad de
movimiento. Nadie sabe a ciencia cierta de dónde vienen, ni cuál es su origen. Para los birmanos son migrantes musulmanes de
Bangladesh que cruzaron a Myanmar durante la ocupación británica, es decir, "forasteros". Si en estas condiciones ya es difícil la
supervivencia y la integración, hay que añadir la religión. A diferencia del
90% de la población birmana, que es budisma, los rohingyas son musulmanes.
Así que como tampoco hay libertad religiosa, como garantía para asegurar la
tolerancia y la convivencia, confinados en guetos, los brotes de
violencia son frecuentes y la represión ha forzado esta huida.
Son poco conocidos en
Occidente, aunque están viviendo en condiciones infrahumanas. Se trata
de "el pueblo musulmán más perseguido del mundo".
¿De dónde arranca el conflicto de esta minoría?
Según algunos historiadores el
conflicto de estos "comerciantes" venidos de Bangladesh se remonta a
la II Guerra mundial. En 1942 los rohingyas
apoyados por el Reino Unido, se enfrentaron a los budistas locales, apoyados
por Japón. Cuando Birmania se independizó en 1948, esta minoría tuvo que vivir
apartada del resto de la sociedad, como parias. Hasta el punto de que no pueden
casarse o viajar sin permiso de las autoridades del país y no tienen derecho a
tener tierras ni otras propiedades, lo cual limita notablemente sus posibilidades
de empleo y de supervivencia estable y pacífica.
El rencor y la violencia ha ido envenenado su existencia. Han surgido
grupos radicales, enfrentados a los nativos para reclamar un estatus más humano,
en las dos ciudades más pobres de Myanmar donde fueron confinados. La respuesta
birmana, según observadores de Naciones Unidas, a todas luces excesiva, ha sido
policial y apoyada por el ejercito. Ya en 2012 los enfrentamientos mortales,
obligaron a 100.000 rohingyas a salir huyendo.
Desde el 25 de agosto 2017, la situación
explosiva en que vivían, provocó que una organización rohingya ARSA atacara
puestos policiales y del ejército. La respuesta birmana ha sido brutal y de
tierra quemada, destruyendo sus asentamientos, para obligarles a huir y que no
tengan a donde volver. Han muerto muchos cientos. El control férreo ejercido
por Birmania, hace que los heridos, torturados o muertos rohingyas no existan, porque
no hay posibilidad de documentarlos. Tampoco los crímenes contra la humanidad.
Birmania solo contabiliza su muertos.
Los que huyen son
más de 100.000, en un lugar de los peores imaginables. No hay dónde
arrojar los desechos, excepto el agua que corre algo más bajo. Los que vienen
detrás recogen agua para beber. Se puede comprender que es emergencia de salud
pública. Algunas personas atan unas prendas a otras para refugiarse del viento
y de la lluvia. Pero, después de dos días de tormentas tropicales, todo está ya
empapado y hay que seguir.
Los refugiados, ya
en Bangladesh, superan los 380.000. La situación allí sigue siendo un drama
humano brutal. Cuando pueden ser atendidos en un hospital, y se les da de alta
no se quieren ir, porque las condiciones de vida fuera, son mucho peores.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para
los Refugiados(ACNUR) ha dicho que esta crisis de los rohingya es "la más larga del mundo y también una de las
más olvidadas".
Un Nobel en
medio de esa crisis.
Se trata de Aung
Sang Suu Kyi, consejera de Estado de Birmania, pero...¿ha movido un
dedo? Como indicaba al principio, 13 Premios Nobel, han alzado la voz para protestar,
alertar de lo que está sucediendo y que la ONU ponga fin a la violencia. ¿Por
qué no se han suspendido las operaciones militares contra esta minoría?
Acusan a Aung Sang, de que con
su silencio está apoyando la limpieza étnica contra los rohingya.
Paradójicamente
ha sido el Papa Francisco quien ha
denunciado la tortura y asesinato de los rohingya, "perseguidos por sus
tradiciones y su fe musulmana".
También, últimamente, el arzobispo sudafricano y premio Nobel de la Paz Desmond
Tutu -a sus 85 años-, ha enviado una carta a Aung San Suu Kyi, que desde el gobierno permite este tipo de
violaciones. "Yo ya estoy viejo y formalmente retirado, pero rompo mi
promesa de permanecer en silencio por la profunda tristeza que me causa la
situación de la minoría rohingya".
Analiza su trayectoria de esperanza y
decepción posterior. "Tu irrupción
en la vida pública disipó nuestra preocupación por la violencia perpetrada
contra los rohingya, pero lo que unos llaman limpieza étnica y
otros lento genocidio ha persistido y recientemente se ha acelerado".
"Si el precio político de tu ascenso a la oficina más importante de
Birmania es tu silencio, es un precio demasiado alto".
Y al otro lado, el infierno.
ACNUR pide a Bangladesh que
agilice la entrada de 15.000 rohingyas varados en la frontera. Y los que van
llegando, desplazados por la limpieza étnica, ha dicho en Ginebra Andrej
Mahecic "han recorrido un largo camino a pie y
llevan sin comer desde que salieron de sus aldeas. Llegan agotados y
enfermos".
UNICEF, por su parte, ha indicado
que casi el 60% de los 582.000 rohingya refugiados
en Bangladés son niños que carecen de acceso a cuidados sanitarios y alimentos.
Se necesita construir con
urgencia 8.000 letrinas. Y agua potable para beber y para la higiene. Y ropa, alimentos y personal, porque aunque hay
gente en Bangladés con buena voluntad, el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. Se necesita
personal para la logística. La realidad es que, llegan camiones y distribuyen alimentos y ropa a estas zonas superpobladas
y la gente se acerca corriendo. Lo distribuyen desde el camión. No hay ningún
tipo de control, así que la situación se torna caótica y muchos de los heridos
salen del tumulto peor de lo que estaban. Es en estos momentos, cuando la
coordinación es más necesaria, para que estas distribuciones se hagan de modo
seguro y efectivo.
ACNUR ha pedido a las
autoridades de Bangladés, que admitan con urgencia a estos refugiados que
huyen y se encuentran en condiciones tan
precarias.
Al parecer, este miércoles,
las autoridades bangladesíes han anunciado que construirán un campo de
refugiados con capacidad para 800.000 personas, para poder acomodar el flujo de
refugiados rohingya que sigue cruzando la frontera. (Sería el mayor campo de
refugiados del mundo).
Bienvenido ese ofrecimiento.
Pero un campamento de refugiados de esas dimensiones, no se improvisa. Sin
embargo la ayuda para los rohingya es muy urgente. Estamos ante una emergencia
humanitaria. Naciones Unidas debería urgir la ayuda. Y habilitar los canales nacionales,
de Cruz Roja, la Media Luna Roja, o las organizaciones humanitarias, Médicos
Sin Fronteras, UNICEF, etc. y, donde cada ciudadano del mundo pueda colaborar.
Cierto, también hay cristianos
perseguidos, por serlo. Pero hoy toca defender a los musulmanes, los rohingya,
perseguidos en un país de mayoría budista. Son seres humanos, como yo.
José Manuel Belmonte
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ 21-10-2017
http://belmontajo.blogspot.com.es/2017/10/huyen-de-la-muerte-hacia-el-infierno.html
EL HERALDO DEL HENARES 22-10-2017
https://www.elheraldodelhenares.com/op/huyen-de-la-muerte-hacia-el-infierno/
CIVICA: 28-10-2017
http://civica.com.es/etica_social/huyen-la-muerte-hacia-infierno/
Se quiebra el alma, al conocer esta tristísima realidad de estos hermanos nuestros... muy buena opción de difundir esto, querido José Manuel; difundirlo, tomar conciencia, orar, pero.... por momentos eso es insuficiente para ellos...
ResponderEliminarHola Rosa:
ResponderEliminarA mi me estremeció ver la crudeza con que unos seres humanos tratan a otros seres humanos. Huir de la muerte es de verdad terrible, sea en el lugar que sea. Pero que se le de un trato peor que a un perro, sin derechos, sin un pedazo de tierra, y sin posibilidad siquiera de ser libre para casarse,no debería suceder en el siglo XXI d.d.c. ni debería permitirlo la Comunidad Internacional.
Sí que hay que saber que esto está pasando, tomar conciencia y cada uno, presionar ante los organismos que pueden pararlo, y ayudar a estos hermanos en la medida de lo posible, por el medio que sea, ACNUR, Cruz Roja, o Asociación Musulmana que ofrezca garantías de que va a parar a estas personas necesitadas de todo, y que Bangladés acoja pronto a los que esperan en la frontera.
Una oración por ellos, la puede hacer cualquiera, y tal vez sea lo que llegue de verdad a los destinatarios.
Un fuerte abrazo, y muchas gracias por tu comentario.
José Manuel
Qué tristeza ser consciente de tanto dolor y no poder solucionarlo, un mundo injusto este, en el que hay cabida para todos pero sin embargo no todos tenemos las necesidades básicas cubiertas, ni siquiera la paz y la armonía entre seres humanos que somos todos, mundo loco, de bondades extremas y de maldades imperdonables...gran trabajo de recopilación, por lo menos es un granito de arena. Gracias
ResponderEliminarAmiga Maru:
ResponderEliminarPuede haber esa bondad, y paz en muchos lugares del planeta. Pero con un niño que sufra injustamente, con una mujer que sea maltratada o pisoteada su dignidad por odio, guerra, o por pertenecer a otra religión o etnia, o un hombre esclavizado por otro ser humano,llena de negrura el corazón de los que no podemos soportarlo, y también y sobre todo del Creador que los ama y que nos va a juzgar por "tuve hambre, y no medisteis o medisteis de comer, estuve desnudo, en la cárcel, perseguido, desterrado, y en la forma que hayáis respondido A MI ME LO HICISTEIS. Es un reto muy grande, y o no vemos o no queremos ver, pero "ellos-El" están ahí.
De corazón, un abrazo y gracias.
José Manuel