Debate teóricamente es una discusión en la que
varias personas exponen sus diferentes puntos de vista sobre un tema que puede interesar.
En
España, sobre lo que interesa a los ciudadanos, no hay debate. No hay
debate porque no interesa; lo que interesa a la sociedad, no interesa a los
políticos ni a los medios, -ni públicos ni privados-, que de ellos viven.
En España los pueblos se vacían y se cierran, pero llegan millones de
personas jóvenes y sanas, las meten en
ciudades, sin trabajo y sin medios pero... con todos los derechos. Y...sobre
ellos y su futuro, no hay debate.
En España, se vacían de sucursales
bancarias los pueblos y ciudades, mientras los políticos callan. Ellos se apresuraron a
"darles" miles de millones (y nada han devuelto), pero de eso no hay
debate. Tan solo en Castilla-León 1.777 municipios no tienen ya ninguna.
Un año y medio después del 1-O, salen
4 empresas cada día de Cataluña, pero eso no exige un debate. El debate sobre
la libertad, la tolerancia, el trabajo, la educación, la lengua y la
convivencia, ¿no interesa?. Según los medios y quienes deciden, lo que interesa
a España... son "los pactos". Lo que nadie aclara.
En España, el tema del agua, el de la
educación y la sanidad, siendo claves porque interesan y preocupan a todos,
sigue sin resolverse. Sobre esto sí hay
debate, pero...¡en la calle!
Y también está en la calle, la preocupación por el
medio ambiente. Dice el naturista Joaquín Araujo, que es "la mayor equivocación en la historia de nuestra especie". ¿Qué grupo, político, qué medio, ha incluido en su programa un debate, una dotación presupuestaria y una acción decidida para concienciar y mejorar el medio ambiente y revertir la contaminación y el cambio climático?
Hay un debate inacabado en la sociedad
que es el de "la vida", al que ahora quieren añadir, "la muerte
digna", y "las enfermedades raras". Hay mucha confusión, al
hablar de derechos. Ni el Constitucional ha entrado en el debate. Tal vez,
"si enseñamos a los niños a aceptar la diversidad como algo normal, no
será necesario hablar de derechos, ni de inclusión, sino de convivencia".
En España, el paro (juvenil sobre
todo), la creación de empleo, la garantía de las pensiones, siguen, legislatura
tras legislatura sin ser abordados con criterio, por los representantes del
pueblo. Hace ya tiempo que, la Directora gerente del Fondo Monetario
Internacional, dijo que "había que hacer algo ya". Pero, ahora, sin
debate, hacen sus "promesas" en sus cartas, los partidos.
En el siglo XXI, después de la
experiencia vivida de las autonomías, ¿no ha llegado la hora de cortar de raíz
la corrupción? ¿Debate?
Parece que no, ya que, copio
textualmente: "para estas elecciones de abril, el programa de los que quieren romper con el consenso constitucional defiende
el federalismo asimétrico que solo beneficia a las regiones más ricas y
segregadores; ampara un supuesto e inexistente derecho a decidir; apuesta por
la subordinación de los derechos de las personas en favor de los supuestos
derechos de los territorios; promueve la sumisión total del Estado a las
comunidades autónomas, a las que, de facto, las convierte en Estados
paralelos; propugna el control total y absoluto de los medios de
comunicación y coarta la libertad de expresión y las relaciones
sociales al más puro estilo totalitario orwelliano, con fortísimas
multas administrativas a quienes se muestren políticamente incorrectos en
asuntos como la memoria histórica, la ideología de género, el animalismo, la
inmigración…"
Existen leyes universales, -reconocidas o
no- que dicen que nadie, ni personal, ni familiar, ni socialmente, recoge lo
que no ha sembrado. O...tal vez, lo estamos viendo y recogiendo, en sentido
negativo: adoctrinamiento, violencia, odio, intolerancia, vandalismo,
okupación, etc.. Por eso, un minuto de silencio debería servir para apoyar un
gran debate sobre la convivencia. ¿No sería éticamente necesario y hasta
urgente?
¿Estamos equivocados o falta educación? Veamos lo que en su día reafirmaba el escritor...
Y sin embargo, por unas razones o por
otras, tanto los políticos como los medios, llevan ya tiempo hablando de
debates. ¿Quién debate? ¡Los políticos! Un debate ¿por o para "los
indecisos"? ¿Es lo que necesita España o es otra pantomima más?
Recordemos que una pantomima, según el diccionario, es: "Engaño o fingimiento para ocultar una cosa";
"Representación teatral en la que
los actores no se expresan con palabras, sino únicamente con gestos". ¿Por
los indecisos? ¿Los hay?
Muchos
periodistas, políticos y programadores de campaña, abusan del concepto
"indecisos", porque les interesa. Pero no deja de ser un
"conjunto vacío", incuantificable, o inexistente. Es decir, una
muletilla para decir que piensan en los ciudadanos, cuando en realidad, es "un engaño para tapar sus carencias".
Fernando Ónega, se preguntaba por qué
en la última semana, antes de las elecciones generales, hay tantos supuestos indecisos.
Y respondía: "Que haya tantos indecisos dice algo de la mala calidad de
los líderes"; tal vez se explicaba, porque todos los partidos "dan
algo de miedo".
¿O asoman demasiado los egos y por eso no convencen?
Por si no lo supieran por las
encuestas, (que lo saben, incluso por las manipuladas), cada votante recibe la
carta de cada uno de los partidos en su casa, en la que siguen prometiendo
ilusión, progreso y paz.
Hay incluso, trabajos universitarios
que hablan del "Análisis del
comportamiento de los indecisos en los procesos electorales". Pero
todos sabemos que la decisión del voto, como la paz, empieza en uno mismo y va
de dentro afuera. No al revés. Se vota con la voluntad y con el deseo de
contribuir y construir la paz o el futuro en paz.
El votante, es un ser adulto, y no
debería ser manipulable desde fuera, porque también piensa en el futuro con
igualdad de oportunidades para todos. En ese sentido se pueden preguntar si es
razonable meter su voto sobre un polvorín.
La democracia, de todos modos, depende
más de los convencidos que de los indecisos. Las elecciones deben servir para
procurar el bien de todos, desterrar los miedos y, buscar la estabilidad que
permita la paz y el progreso de este país: España.
Quienes pueden debatir deberían ofrecer
ideas y programas, más que confrontación entre egos, colores políticos,
imposiciones ideologías o exclusiones.
Y... que se cambie la fórmula electoral de asignación de escaños.
Porque según muchos entendidos: "vivimos en una herida electoral
perpetua".
La llamada Ley D'Hondt, sistema utilizado en España desde la Transición,
se hizo para apoyar y defender a los grandes partidos. Cierto que proporciona una sobrerrepresentación
a las provincias más pequeñas, pero ofrece demasiados escaños a partidos que
solo se presentan en sus autonomías. De este modo, los nacionalistas, siempre
obtienen más escaños, con menor número de votos, que los pequeños partidos que
se presentan a nivel nacional.
Ello,
se traduce por un lado, en una discriminación de los votantes y, por otro, aún
con más número de votos, les impide actuar como partido bisagra, puesto que ese
papel lo ocupan, los nacionalistas. De ese modo se protegía al PP y PSOE, y se
contentaba a los nacionalistas, con quien en los pactos, siempre salían
beneficiados.
¿Es
mucho pedir que se cambie esta fórmula, por respeto a los votantes? ¡Gracias!
NOTA:
1.- Esta Ley electoral, se hizo para
proteger a los grandes partidos y sus coaliciones, a pesar de ser injusta. Está
vigente. Con mayorías absolutas, "los de arriba" no pudieron o no
quisieron cambiarla. Y...como se sienten cómodos, van a seguir defendiéndola,
porque lleva 40 años de vigencia.
2.- La Encuesta Electoral de Tezanos,
basada en esta Ley, tiene sentido, aunque no guste.
3.- Con ella, se producirá algunos trasvases
de votos, pero partidos pequeños con un importante número de votos en todo el
territorio, como UPYD, -pero como lo que cuenta es el número de escaños-, han
pasado a ser casi irrelevantes.
4.- Cambiar esa Ley interesa al pueblo,
en general. Muchos votantes son cada vez más conscientes de que esa situación debería
cambiar por la injusticia que encierra.
Pero los grandes partidos la utilizan
porque les favorece y se encargan de recordarlo con sus apelaciones al
"voto útil". Así que votar a opciones minoritarias en muchas
circunscripciones tiene escasa o nula repercusión en los resultados, si no es
masivo. Un partido que tiene repartidos sus votos en muchas circunscripciones (partido
nacional) puede obtener menos escaños, que un partido con mucho apoyo en una
sola provincia, como los partidos nacionalistas. Estos y sus coaliciones en
esas pocas circunscripciones son muy rentables en escaños, futuros pactos y las
consiguientes repercusiones económicas.
Si no se produce una masiva iniciativa
legislativa popular para que se cambie, políticamente cambiarán muy pocas
cosas, porque los partidos grandes y los nacionalistas, tienen el poder, ya que
suman la mayoría de escaños.
Los milagros existen, pero las leyes humanas
no cambian solas.
José
Manuel Belmonte.
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ 24-04-2019
EL HERALDO DEL HENARES 25-04-2019