Habíamos llegado a París el 15 de abril por la mañana, para pasar unos
días. Después de comer decidimos dar un
paseo por el Sena. Y de repente alguien, extendiendo el brazo hacia la
izquierda, gritó: ¡Fuego!
¡Notre
Dame estaba ardiendo! La mayoría
quedamos sin palabras, atónitos... hasta que alguien, ante el incendio
devastador, se echó las manos a la cabeza y dijo:
-¡No
puede ser. No , por favor! ¡Notre-Dame
es una obra de arte, es un símbolo de Francia y de la civilización desde la
Edad Media! !No, por favor!
-¡Oh, es verdad! ¡No es posible...! La catedral
gótica es la obra visible de la fe y el cristianismo, pero también de la
evolución humana y la construcción de Europa desde hace ochocientos años.
(A la mujer se le saltaban las lágrimas. Doblo las rodillas y se cubrió la
cara, para que no la vieran).
-¡Ese fuego, es la cólera de Dios, por permitir
que los impíos impongan creencias que
fomentan el odio y la violencia entre
nosotros!
"La vida no se mide por el número
de respiraciones...sino por los momentos que nos quitan el aliento"(M.Andrelu).
(Era lunes de la Semana Santa. Los niños tenían vacaciones, muchas familias y
miles de personas se habían desplazado para disfrutar unos días visitando la
capital francesa).
Las
luces de los coches de policías y bomberos, destellaban por todas partes. Habían cortado el tráfico y la gente se iba
arremolinando en la parte alta de las avenidas que daban al Sena con vistas a
la Isla de la Ciudad y Notre Dame. Desde
los barcos, se veían los chorros de agua
de las mangueras que los bomberos dirigían hacia un fuego devastador que crecía
y ascendía de forma casi incontrolable. En las ventanas de las casas cercanas, la misma sensación de asombro e impotencia en
los rostros de personas, que con móviles o cámaras querían aprisionar para
siempre aquellos momentos trágicos.
Hacía
poco que había comenzado el incendio y se escuchó en la radio y la televisión
un diagnóstico un tanto precipitado o poco contrastado, que hizo a los oyentes
mirarse unos a otros: "el inicio del
incendio es accidental". Desconcertados no podían creer que un templo
casi milenario, que había soportado la locura y el odio de la guerra, ardiese
por "un descuido". Los medios asumieron de inmediato la tesis
oficial, aún en el contexto de una oleada de ataques, tanto en Francia como en
otros países, no podían acallar mil suposiciones.
Desde
una bocacalle comenzaron a escucharse, primero el murmullo de gente que rezaba
y después, cánticos de tipo religioso. Los curiosos y la multitud en general,
atónita y en silencio, respetaba la manifestación de fe.
Nosotros, habíamos dejado el barco y nos fuimos acercando para mejor ver
el incendio desde el paseo. En un momento, percibimos un grito entrecortado de
la gente, cuando se derrumbó el pináculo con la aguja, de madera y plomo,
culminado con la veleta de un gallo. Según comentaban, los franceses, es el símbolo
de Francia y en su interior albergaba 3 reliquias. Con un deseo de protección espiritual
desde lo alto.
https://www.facebook.com/PMetroPlay/videos/349636829001347/
Los
bomberos, intentaban conservar las dos torres,
la estructura y cuanto del interior pudiera salvarse, no sin riesgo, habían
hecho un pasadizo protegido por el que una cadena humana ponía a salvo algunos
de los tesoros que Notre Dame albergaba.
La
techumbre de la catedral ardía. En el interior de algunas personas se
desmoronaba algo incalculable de humanidad y de historia al ver reducirse a
escombros un referente mundial, patrimonio de la Unesco, que cada año recibía
13 millones de visitantes, y encerraba sueños y riqueza de un valor incalculable.
https://www.facebook.com/NadieMenos.TV/videos/2081433725302720/?t=6
Macron,
Presidente del Gobierno de un país laico, estuvo desde el principio en la línea
de mando de la emergencia de Notre Dame. Detrás de ese gótico luminoso, detrás
de sus muros y vidrieras, detrás de esas dos torres, levantadas por artistas y
artesanos, hace siglos, para todos,
estaba el corazón de la ciudad y el alma de un pueblo. Ni las piedras, ni las
vigas, ni las llamas, saben de condición social, de ideología, ni siquiera de
creencias.
De todas partes del mundo llegaban
mensajes de solidaridad con los franceses, con Europa y con la Iglesia, tanto
de creyentes como de ateos.
Antes incluso de haber dado por apagado el incendio, comenzaron a llover millones,
deseos de reconstrucción, como el del obispo Munilla: "Querida Madre, te
suplicamos que esta "desgracia" se convierta en "gracia";
de forma que la restauración de tu templo, llegue a ser una parábola de la
reconstrucción de la fe de Europa desde sus cenizas".
De tal modo, que, aun sin terminar de evaluar
los daños, el Presidente eufórico,
salió en la Tv prometiendo la reconstrucción
de Notre Dame, en un tiempo record casi inimaginable o imposible: "5
años".
https://youtu.be/YrrlDmfiZnU
En el
hotel todos hablaban de lo mismo. Pero
se hizo un silencio, cuando un señor con barba, con acento hindú, dijo:
-El fuego, sea o no causal, debe hacer pensar.
- ¿A quién se refiere, señor?
-A todos: franceses y europeos, visitantes o nativos; creyentes y
no creyentes; autoridades y civiles. El
fuego de Notre Dame, impone un silencio ante el pasado y el futuro.
- Soy francés y comparto su
punto de vista. Aunque la estructura permita la reconstrucción, hay que pensar
en lo que hemos perdido como civilización, cuándo y por qué. El fuego no es el
fin. La iglesia y las instituciones nacionales y europeas deben pensar en la
convivencia futura entre las distintas civilizaciones, si queremos que el alma
de Paris vuelva a latir. Tener dinero no puede ser la única razón para hacer
algo, sin tener una idea. Sería necesario recuperar alguno de los valores
importantes como el de la vida, la educación y la tolerancia, para ser capaces
de convivir en paz.
Se produjeron unos tímidos aplausos como
aprobación a las palabras del señor francés.
La esencia del Viernes Santo, la
Cruz y la Piedad, a salvo.
Del fuego, se salvaron muchas cosas.
Pero hay una imagen, que ha dado la vuelta al mundo: la Cruz sobre el altar de Notre Dame, y la gran Piedad. Las maderas
carbonizadas y los hierros retorcidos en primer plano, sobrecogen y realzan lo
que es esencial para los creyentes. Lo esencial es esa Cruz y esa Madre que va
en el corazón y sustenta la fe.
El
fuego puede devorarlo todo, incluso las basílica. Los grandes templos,
mezquitas, edificios emblemáticos, museos, aeronaves o barcos de recreo, pueden
ser pasto de las llamas, o de cualquier otro elemento. Ningún seguro, garantiza
la absoluta inmunidad de las creaciones humanas, por muy importantes que puedan
ser. La inteligencia humana puede llegar a hacer obras maravillosas, pero no
eternas. El dinero y los medios que tenemos a nuestra disposición, no lo son
todo.
Y una cosa más, la más importante de cuanto se ha dicho: el
ser humano, todo ser humano es un espíritu encarnado, y como tal eterno, de más
valor que una piedra, un edificio o una catedral.
La
lluvia de dinero, que sin pedirlo ha llovido sobre París, tan solo porque el
fuego ha devorado Notre Dame, será bienvenido, pero ha demostrado dos cosas
importantes: 1) Que hay dinero abundante; 2) Que habiendo humanos pasando hambre
y personas desplazadas de su países, quienes tienen el dinero, los ignoran.
En
España, los hermanos y cofrades que, de una forma u otra, sacan esas imágenes
en procesión durante la Semana Santa, suelen ser los primeros en realizar
gestos solidarios en favor de entidades que ayudan a los más desfavorecidos. Como
ellos dicen:
-¡No tendría sentido lo uno sin lo otro!
José Manuel Belmonte.
ESPERANDO
LA LUZ 19-04-2019
EL
HERALDO DEL HENARES 20-04-2019
hermoso tu escrito lleno de sentimientos profundos
ResponderEliminargracias por compartirlo
Hola RECOMENZAR: ¡Pseudónimo apropiado siempre! En fechas como hoy, Pascua de Resurrección, especialmente.
EliminarGracias a ti, por tu comentario y darte a conocer.
Un abrazo.
Un extenso y real relato de lo sucedido.
ResponderEliminarY un pequeño recordatorio de la cosa importante 1) y de la cosa importante 2).
Gran abrazo amigo.
Sí, lo habíamos visto casi todo, casi en directo como lo de las Torres Gemelas.
ResponderEliminarSiempre hay algo que merece la pena recordar o por lo menos no olvidar.
Gracias a ti, por estar ahí. Un fuerte abrazo.
Yo estaba en mi casa y me dicen: ¿Has visto que está ardiendo Notre Dame? y digo qué??? Me fui a twitter y no podía creerlo, jamás se me hubiese pasado por la mente que la Catedral de Paris sufriera un incendio, aún ahora no puedo creerlo. Tanto arte, tanta historia hecha cenizas, y menos mal que pudieron apagarlo. Pero dicho esto, me encanta que hayas hecho la reflexión del dinero. Increíble que para una Iglesia haya miles de millones y para niños que se mueren de hambre no haya más que migajas.
ResponderEliminarLa humanidad no tiene remedio.
SAludos.
También lo mío fue un impulso ante lo que ves pero no te cabe en la cabeza. Alguien me decía: creí que era un montaje para una película. Últimamente estamos asistiendo a muchos horrores y cada vez más grandes y devastadores.
ResponderEliminarGracias a Dios, aunque la pérdida es inmensa, se salvaron muchos tesoros.
La lluvia de millones, casi ha desvirtuado todo. Y la precipitación del Presidente francés me parece muy precipitada.
La mención a los pobres, niños y desplazados, también era lógica, si nos queda algo de sensibilidad.
Gracias, Manuela, sigo creyendo en lo imposible. Por eso,porque Dios existe, puse el título ese, porque a mi me sobrepasa, pero tiene que haber alguna razón incluso en los desastres, las enfermedades, y el dolor.
Un abrazo,
José Manuel
Me conmueve especialmente tu reflexion:La lluvia de dinero, que sin pedirlo ha llovido sobre París, tan solo porque el fuego ha devorado Notre Dame, será bienvenido, pero ha demostrado dos cosas importantes: 1) Que hay dinero abundante; 2) Que habiendo humanos pasando hambre y personas desplazadas de su países, quienes tienen el dinero, los ignoran.
ResponderEliminarLos millonarios que han donado esas cantidades de dinero, añadiria, que no lo hacen por fé tampoco.
Me impresionó mucho, y creo que se trata de un aviso para que nos miremos, y veamos si estamos haciendo lo correcto.
Creo que se trata de una corrección divina. Como en nínive, deberíamos cambiar y Europa volver a los principios cristianos, que ha abandonado.
Un abrazo querido amigo. Emilia
Sí que invita a pensar. Un monumento histórico, Patrimonio de la Humanidad tiene un gran valor. Nadie lo duda.
EliminarPero un ser humano, un niño, un pobre tiene una dignidad infinita, inigualable e irrepetible. Si no atendemos a su necesidad aquí y ahora, ¿quién lo hará? No se trata de abandonar un principio, ni o un importante monumento, sino un ser humano igual.
Gracias a tí, y un abrazo.
Una terrible e inolvidable experiencia, pero también impactan hondo esas dos reflexiones "importantes", que tanto, tanto, dicen de sensibilidad humana...
ResponderEliminarAbrazo grande.
O de falta de ella, efectivamente, o más bien priorizar más las cosas que la vida. Y entonces...
EliminarGracias Soco, por tu gran sensibilidad,
Un abrazo siempre.