Charlie Gard, secuestrado por un
hospital y desahuciado por los jueces, se
debate entre la vida y la muerte por culpa de la batalla innecesaria entre el
poder legal y el paternal.
Innecesaria, porque los médicos del Great Ormond Street de Londres, se excedieron
al acudir a la justicia contra los padres y ahora, ante la sentencia judicial que
deberían acatar, por un lado, y la presión internacional por otro, se ha visto
obligado a acudir de nuevo a la Justicia, por si se debería permitir a los
padres del bebé acudir a ese tratamiento experimental.
Retraso, confusión e intransigencia, contra la
patria potestad.
El hospital no ha respetado los
derechos de los padres del paciente. Ellos, deseaban ayudar a su hijo, -con "síndrome de agotamiento
mitocondrial", una enfermedad de las llamadas "raras"-, con un
tratamiento experimental. Para ello
debían trasladarle fuera de Inglaterra. ¡No les han dejado, aunque nada iba a
costarle al Hospital ni al Erario británico, pues el público había donado un millón de dólares para el viaje y el
tratamiento!
Según el diario El Mundo, los
españoles Ramón Martí y Yolanda Cámara están entre los médicos que se han
dirigido al hospital británico para informar de sus investigaciones en relación
a Charlie Gard. Ellos forman parte del equipo de Patología Neuromuscular y
Mitocondrial del Instituto de Investigación del hospital barcelonés,
El hospital opinaba que esos tratamientos resultan «injustificados»,
porque no ofrecen una cura. El
Hospital comenzó la batalla
legal recurriendo a la Corte Suprema británica,
alegando prolongación injustificada de la vida, sufrimiento y "muerte digna". El Juez, decidió
que la vida del pequeño Charlie no merece ser vivida y ha autorizado a
aplicarle lo que ellos llaman
"muerte digna", en contra de la voluntad de los padres.
Desconectarle y dejarle morir.
Los padres del bebé, Chris
Gard de 33 años, y Connie Yates, de 31 acudieron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Tenían la esperanza de que el alto Tribunal europeo resolviera en el
sentido de que sus padres hicieran lo que consideren mejor para su hijo. Sin
embargo, a finales de junio, falló dando la razón al tribunal inglés (que
a su vez había fallado el 12 de abril) y al hospital.
La desconexión estaba prevista para el 30 de
junio. Si el niño iba a morir, que fuera
en su casa. ¡No lo permitieron, como si estuviera secuestrado!
El portavoz de la
familia, Alasdair Seton-Marsden,
dijo este miércoles día 12 al canal de
noticias Fox News que “Charlie está siendo retenido por el
Sistema Nacional de Salud como si fuera un cautivo. A los padres se les ha dicho
que ni siquiera pueden llevarlo a casa a morir, y tampoco viajar con él para
hospitalizarlo en los Estados Unidos”.
El jueves 13 de julio estaba
fijada la vista del nuevo recurso. Charlie, de nuevo en manos de la Justicia. El
mismo juez que le condenó a ser
desconectado del soporte vital, ha vuelto a ver el caso.
Se ha movido entre la cautela profesional y la
intriga: Conceder 24 horas para que un médico independiente mida
la cabeza del bebé y poder decidir sobre su desconexión o no. Todo porque el equipo médico del GOSH aduce que la cabeza de
Charlie no crece y, por consiguiente, "su cerebro está sufriendo un daño irreversible".
Pero la
madre del bebé, Connie Yates, asesorada y arropada por médicos de EEUU,
argumenta que han medido la cabeza de su hijo y es dos centímetros más grande
de lo que dicen los médicos del hospital.
La madre de Charlie que pasa
la mayor parte del día con su hijo y se queda de noche junto a él, afirma que
ella no le ve sufrir; es más dice: “Prometo
a todos que no me sentaría allí para mirar cómo sufre mi hijo o padece
dolor. ¡No podría hacerlo!”
Algo
positivo antes de la nueva resolución judicial.
Según
recoge El Daily Mail, el Juez Nicholas Francis ha hecho dos preguntas
por videoconferencia, al médico
estadounidense que estaba dispuesto a aplicar un tratamiento experimental al
pequeño, en Estados Unidos, de forma resumida: 1) ¿Con su tratamiento el niño
mejoraría? y 2) ¿Estaría dispuesto a
venir al Reino Unido?
Las dos respuestas han sido
afirmativas y claras. 1) “No podemos curar su enfermedad, pero estoy seguro de
que podremos mejorar su función cognitiva, pero no sé hasta dónde”; el pequeño
tiene la posibilidad de un "éxito significativo" con el tratamiento
experimental. 2) Por supuesto “si es
necesarios sí, me encantaría".
Pero el juez tiene que responder a los
médicos del hospital, que niegan 1) que el tratamiento cure, y 2)
que el niño está sufriendo. Sin embargo, el especialista dijo que Charlie “no parece sentir ningún
dolor”, contradiciendo la posición del hospital. Y añadió que la
única manera de saber si el cerebro de Charlie estaba dañado es “probar la
terapia” de nucleótidos. El juez aplazó un día la sentencia, para que pudiera
medirse el cráneo del bebé, puesto que hay discrepancia, entre el hospital y lo
que señalan la madre y el especialista.
Una gran victoria.
El viernes 14 de julio, la buena noticia para los padres y el bebé,
se hace viral. El tribunal acaba de decidir darle una oportunidad al niño, según
el deseo de los padres. Han desvelado ya el nombre del médico que lo tratará. Será
el Dr. Michio Hirano, director del Departamento de Neurología de
la Universidad de Columbia (EE.UU).
Es una gran victoria de la presión
internacional, el ofrecimiento de los médicos
e investigadores de varios países, del apoyo del Presidente Trump y
sobre todo, la repercusión mundial del Papa Francisco en apoyo de la vida según
el deseo de los padres , y de la sociedad inglesa y de quienes al pie del
hospital se han manifestado. Pero también del mundo entero que han estampado
más de 500.000 firmas entregadas a los padres, por CitizenGO el pasado domingo y que pedían al hospital que escuchara
a los padres y mantuviera el soporte vital.
Es posible que, sin toda
esa presión, Charlie no tendría esta segunda oportunidad. Pero, con ser importante, la resolución del
juez, radicalmente contraria a la que el mismo tomó en abril, la opinión
pública piensa que se han perdido, al menos 4 meses, que pueden ser claves para
la vida del bebé. De haber tenido las
ideas claras sobre los protocolos ,
es decir, a quien compete decidir sobre
el mejor interés del menor, (Charlie,
o en casos semejantes) se habría ganado
tiempo y se habría ahorrado mucho sufrimiento.
Si la vida un niño enfermo está en juego, ¿quién
debe decidir?
El caso de Charlie, ha dado la vuelta
al mundo. La gente habla en el bar, de valores, de justicia y de ética. La pregunta
clave es: ¿Quién tiene la autoridad para tomar la decisión médica que
haya que tomar en nombre de Charlie? ¿Los médicos del Hospital Ormond
Street? ¿Los tribunales británicos? ¿El Tribunal de Derechos
Humanos? ¿Los padres de Charlie?
Aunque tres intervienen, se reducen a dos: Estado o los padres. Médicos, tribunales y padres intervienen legítimamente en
el caso.
1) los
médicos que le atienden. Pueden aconsejar y tienen derecho a negarse a
proporcionar un tratamiento al que se oponen porque piensan que prolongaría el
sufrimiento. La objeción de conciencia es válida. Pero no lo es el haber tratado
de impedir que el niño reciba tratamiento de otros médicos dispuestos a proporcionárselo.
Y por último, tampoco desde una perspectiva ética, según Melissa Moschella
(experta en ética médica) deberían haber trasladado el problema a los
tribunales.
2) Los tribunales de justicia, que deciden, normalmente, en razón de
los hechos y argumentos que les presenten las partes en conflicto. Han recurrido
a ellos sobre la posibilidad de intentar un nuevo tratamiento. Se han pronunciado
primero en contra y ahora, a favor. Son el brazo del Estado en las decisiones
médicas.
3) Los padres. Connie y Chris, son los padres de Charlie, su hijo
amado, con quien tienen un vínculo único, permanente e insustituible. Por su
enfermedad, están totalmente junto a él para apoyarle y dedicados a su bienestar. Los padres tiene el derecho a decidir sobre la educación, la crianza y
la toma de decisiones médicas de sus
hijos como un aspecto fundamental de una sociedad libre. ¡Siempre que no
vayan en contra del bienestar de su hijo!
Sobre este último aspecto,
parece meridianamente claro, el artículo de Federico de Montalvo Jääskeläinen,
profesor de Derecho Constitucional: "¿Quien decide sobre el mejor interés del menor en el caso
del bebé Charlie?" (El Mundo, 15-07-2017).
http://www.elmundo.es/sociedad/2017/07/15/596910d5e5fdea47058b461c.html
"Haciéndose eco de dos
principios de los cuatro que nos ofrece la bioética para afrontar la resolución
de los casos, los de beneficencia y no maleficencia, pueden
ayudarnos en tan difícil y muchas veces dolorosa labor. Así, se ha apuntado con
acierto que la familia y, por tanto, los padres del menor constituyen una
institución de beneficencia, mientras que el Estado, en el ejercicio de sus
potestades de salvaguarda del mejor interés del menor, actuaría
como una institución de no maleficencia".
En términos sencillos, "nadie
mejor que los padres pueden determinar cuál es el mejor interés del menor (recuérdese
que, en algunas ocasiones, la voluntad de ambos progenitores no es coincidente,
lo que dificulta el conflicto). Sin embargo, tal regla encuentra un límite:
primero, no causar daño. De este modo, cuando la decisión de los padres es
claramente maleficente, ya sea por acción o por omisión, el Estado debe suplir
la resolución del conflicto, adoptando la solución que prime el mejor
interés. ¿Qué ocurre, sin embargo, cuando, como suele ocurrir en muchos
casos, nos movemos en la esfera de
los grises, cuando la decisión no resulta tan clara? En tales casos, el
Estado no puede suplir las facultades que ostentan los padres, siendo la
función de aquel exclusivamente la de vigilar que éstos no
traspasen sus límites y, so pretexto de promover la beneficencia de sus hijos,
tomen decisiones que infrinjan el principio de no maleficencia".
La vida de Charlie está en juego, pero
también una forma de entender la ayuda en la enfermedad de un hijo, defendiendo
sus derechos fundamentales e incluso la discapacidad, siempre que su actuación
no sea "maléfica", es decir
que "no cause daño". ¿Por qué
no se han limitado a respetar ese principio? Existen casos similares al de
Charlie, como el de Art Estopinan.
Ha cumplido seis años.
La patria potestad, si no
daña, debe prevalecer siempre. "Los hijos no emancipados están bajo la potestad de los padres y
esta potestad comprende los siguientes deberes y facultades de los padres a sus
hijos: 1) Velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y
procurarles una formación integral. 2) Representarlos
y administrar sus bienes (el primero y primordial la vida y la salud).
José Manuel Belmonte
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ 15-07-2017
http://belmontajo.blogspot.com.es/2017/07/sobre-charlie-gard-decide-el-estado-o.html
EL HERALDO DEL HENARES 16-07-2017
https://www.elheraldodelhenares.com/pag/noticia.php?cual=35109
Buenas noches José Manuel, gracias por tú artículo.
ResponderEliminarCreo que los padres siendo personas responsables y con principios y valores, y por supuesto amando a su hijo y velando por su bienestar en todos los sentidos, son las personas adecuadas para decidir sobre el bebé, porque quien ama a su hijo quiere y desea lo mejor para él.
Un abrazo y es mi humilde opinión.
Marina PF.
Hola Marina:
EliminarTu declaración podía valer de principio ético y jurídico de cualquier tratado humano, sobre la patria potestad.
En tu caso es fruto de la experiencia personal. Pero a veces se enredan las cosas, y lo que parece meridianamente claro, alguien torticeramente busca fastidiar. Es lo que bajo apariencia de apariencia de defender principios humanos, "para no prolongar un suouesto sufrimiento" pretende que la justicia le de la razón.
¿Te imaginas que uno de los padres discrepara del otro? También tendría que intervenir la justicia, para que prevaleciera el interés del hijo.
Es lo que ha sucedido, con médicos ajenos al propio hospital donde se encuentra.
Eso supone, sufrimiento, tiempo y dinero. Justo lo contrario de lo que pretendían con el recurso al Tribunal.
Pudieron engañarle una vez "con el sufrimiento" y la "muerte digna"... que les dió la razón... incluso el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Afortunadamente los padres contaban con el apoyo y asesoramiento de otros médicos, que pudieron abrir los ojos al Juez con otros argumentos, y al fin pudo decidir...a favor de dar una oportunidad al bebé, aunque el tratamiento experimental no pueda curarle totalmente, sino sólo mejorarle. ¡No es poco!
Debemos felicitarnos por ese logro que debe marcar jurisprudencia, para padres que tienen hijos con enfermedades raras.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo,
José Manuel.
Todo tiene un trasfondo si los padres hubiesen ofrecido al hospital ingles medio millon de dólares, del millon y medio recaudado, no hubiese habido historia. Una verguenza e Inglaterra si que es different
ResponderEliminarHola Antonio:
ResponderEliminarLa vida no puede bajarse a nivel mercantil de dar para que me des. Ese día habremos terminado con la vida si sucede.
Creo, que es mejor, y Dios nos ayudará si estamos dispuestos a luchar y darlo todo por amor, amor a los enfermos, a los hijos, a los ancianos, a los padres, a los cercanos y lejanos, a los que creen y a los que no creen, porque lo que importa es imitar lo que Jesús vino a enseñar... dando todo hasta morir. Y Charlie y estos papas, lo están haciendo y dando un ejemplo a Inglaterra y al mundo , y poniendo en evidencia de un juez y un médico no pueden tener más derecho que los padres sobre sus hijos, pero se creen DIOS.
Gracias por estar ahí.
Un abrazo,
José Manuel
Querido José Manuel: Como siempre acertadísimo, tus deducciones y conclusiones son, como nos tienes acostumbrados, HUMANAS, lógicas y sabias; no tengo nada más que añadir, sino celebrar, que ante tanto dolor y tanta sinrazón de un mundo perdido en el entramado del nuevo orden mundial, con la pérdida consiguiente de los derechos fundamentales del hombre (como es el caso), aún hay mentes claras dispuestas a luchar por los valores éticos y humanos de nuestra languideciente civilización.¡ENHORABUENA! José Manuel por tu denuncia, lamentando el trágico final de esta dolorosa historia (vergüenza de sus responsables).
ResponderEliminarGracias Eloy:
ResponderEliminarSin conocernos, sintonizamos. Nos une mucho más que la tierra en que vivimos. El corazón late y siente y vive y grita cuando hay injusticia, o nos la quieren disfrazar.
¡Cuánto me alegra saber de ti! Espero que sigas bien, tú y los tuyos, para seguir luchando por lo que merece la pena vivir.
Te envío el mejor de los abrazos. Y que tengas un buen día.
José Manuel