Toda vida es un proyecto que tiene una finalidad.
Estamos aquí para aprender a convivir y crecer como personas gracias a nuestra
relación con los demás. Somos más que un cuerpo y un cerebro. Somos espíritus
que habitan, temporalmente, en un
cuerpo. ¡Cada vida importa!
Todos tenemos la
misma esencia. Aunque aparentemente tengamos diferencias corporales, nos une lo
más grande que tenemos, el espíritu. El cuerpo nos hace distintos, y sujetos a
unas circunstancias muy concretas. Aún
con toda su belleza, el cuerpo es frágil, débil, y sujeto a limitaciones
espacio temporales. Pero el cuerpo es temporal.
La violencia y el odio, engendran más violencia
y odio. La Humanidad asiste, atónita, a la mayor escalada de violencia que han
conocido los siglos. Esa violencia, -física, psicológica y verbal- a nivel planetario, nos
es servida, por los medios de comunicación. En algunas ocasiones, por los mismos
que la realizan, los grupos o personas afines que, encima muestran su alegría.
No
es ciencia ficción en absoluto. ¡Ojala! La violencia es real. En ciertos casos
es incluso legal, aunque puede parecer absurdo.
Ninguna ley puede permitir quitar la vida a un
inocente, pertenezca al país que
pertenezca, sea nacido o no-nacido,
anciano o enfermo, tenga el sexo que tenga, sea ateo, agnóstico o practique la
religión que quiera. ¡Ninguna!
La fragilidad de la vida
humana es patente, siempre. Pero nadie tiene derecho, a quitar la vida, ni arruinarla con ideologías
aberrantes o amparadas y pagadas por la ONU. “Los
niños tienen derecho al sexo, a las drogas y al aborto”, dice el último informe
del Fondo de Población de la ONU (UNFPA, por sus siglas en inglés). No
se olvide que la ideología y las palabras pueden matar y destruir.
Es terrible lo poco que se protege la vida últimamente. Y lo poco que se aprecia. Además, existe una
“conspiración de silencio” sobre estos y otros temas capitales; entre los
políticos y también en la sociedad civil.
Desde luego, el colmo del absurdo y la
contradicción están en las expresiones verbales, en los «casos de oxímoron»:matar en nombre de Dios,
o invocar su nombre para esos crímenes, al cometerlos; que las madres asesinen
a sus hijos; que los políticos echen el velo de la impunidad sobre esos
crímenes; que las personas reclamen el “derecho” de la mujer a quitar la vida
al hijo de sus entrañas; que los jueces no puedan o no quieran investigar esas
muertes; que el Estado financie, con dinero de todos, esa carnicería; que
occidente esté exportando asesinos a los países donde impera el yihadismo y
sean precisamente los jóvenes quienes van y se ponen en primera fila para
degollar, y las mujeres jóvenes se alisten para convertirse en esclavas sexuales de varones
que no tienen ningún respeto a la mujer.
Ya no es noticia, el genocidio de
45 millones de bebés en el seno materno,
cada año. Ahora la noticia que asusta es
la degollación y la decapitación, yihadista y del EI. Que según los franceses
“no es un Estado y no es islámico. Es una banda de asesinos, armada hasta los
dientes y dotada de las más sofisticadas capacidades de comunicación;
dispuestos a exhibir la máxima crueldad y a utilizarla para aterrorizar a sus
enemigos y seguir reclutando a su ejército terrorista... al servicio de una
causa que agota todo su sentido en el propio sinsentido de los asesinatos en
serie”.
Esto se dice en
Internet y acompañan imágenes…imposibles de reproducir para una sensibilidad
normal: “Si no lo puedes hacer con explosivos o balas, entonces acércate al
norteamericano o al francés infiel o a cualquiera de sus aliados, aplástale la
cabeza con una piedra, degüéllalo con un cuchillo, atropéllalo con tu coche,
empújalo a un barranco, estrangúlalo o envenénalo. No desesperes, no decaigas y
que tu lema sea: “Que yo muera si el adorador de la cruz o el partidario del
Taghout (Satanás) vive”. “Si no puedes hacer eso, entonces quema su casa,
su coche o su comercio. Si no puedes hacer eso, entonces destruye sus cosechas.
Y si no puedes hacer eso, escúpele a la cara”.
Que nadie se engañe, pues como dice Lluís Bassets, en el País, A los asesinos del mundo, es terrorismo y propaganda, es decir “terrorismo y oferta de trabajo a los
asesinos de todo el mundo, que tienen la oportunidad de desplegar sus instintos
sanguinarios bajo la bandera de este califato primitivo y criminal”.
Entre unas cosas y otras, en España, hoy mismo se conoce que “somos el
país del mundo con menos jóvenes”. ¿Cómo
se revierte esa tendencia si se acaba con los que quieren nacer?
Sugiere algunas otras preguntas: ¿A alguien le extraña que haya más
defunciones que nacimientos? ¿Qué futuro espera a esta sociedad irresponsable,
sin valores y envejecida? ¿Hacia dónde camina esta Humanidad? ¿Eso es el
progreso?
Después de practicar o someterse a un aborto, de realizar una
degollación, después de perder libremente la dignidad, a manos de terroristas,
seguir viviendo parece una aventura de zombis. ¿Se recupera la vida y la
dignidad si hay un ser humano menos? ¿Y con un millón menos? ¿Con qué numero
hay que acabar para el progreso?
La violencia se vuelve contra quien la ejerce. Será muy difícil
encontrar la paz cuando se ha arruinado la conciencia, al no permitir que una
vida humana complete su karma. Se tendrá que reencontrar el verdugo con su
víctima y compensar el mal que le haya causado. No tendrán paz mientras no lo
realicen. La vida es hermosa, pero no es un juego. No da igual todo. No es lo
mismo hacer el bien que hacer el mal. Aquí estamos pocos días, pero estamos por
algo, antes de pasar a otra dimensión.
Parece el colmo de la hipocresía
del absurdo solicitar al mismo tiempo
que se devuelva lo robado y queden
impunes quienes quitan la vida. Se sigue defendiendo el “derecho” acabar con
cientos de vidas humanas. La sociedad no se alza mayoritariamente contra esa
injusticia y esa impunidad. El derecho a la vida es el Primer Derecho Humano.
Solo una minoría salió a la calle
para clamar contra una ley que permite impunemente el aborto. O sea que según
los políticos, (en el gobierno o en la oposición), se debe permitir la muerte
de inocentes que no pueden protestar.
Tampoco en occidente existe una corriente que clame justicia contra las
muertes de personas inocentes con una violencia atroz por parte de los
yihadistas. ¿No vivimos en sociedad para ayudarnos y protegernos? ¿Por qué se
permite la destrucción y la injusticia? ¿Impunidad
aquí, ahora y después y siempre? ¡No parece normal!
Sobrevivimos a la muerte del cuerpo físico. El alma y el tesoro de la
conciencia en ella acumulado, persisten en el otro lado. Madres e hijos, se
encontrarán. Los seres queridos no se pierden. Las personas a quien hemos
ayudado o a quien hemos dejado de ayudar, nos vuelven a acompañar. Cada vez hay
más datos que ilustran las vidas pasadas y futuras. La eternidad no se acaba ni
con nuestra muerte, ni con la muerte de nadie.
Tenemos que aprender la convivencia, el perdón la paz y la fraternidad.
Somos espíritus inmortales que de esta forma física estamos en el Aula Redonda
del mundo para aprender. El hecho de que no nos hayan enseñado el concepto de
reencarnación no quiere decir que sea erróneo. La ignorancia no exime de
responsabilidad. No se pasa de curso, ni por matar ni por morir. Quien no
apruebe tendrá que repetir.
El cuerpo y la mente están interconectados
para vivir y progresar. Pero también
estamos interconectados con los otros seres. Por eso, lo más importante y
liberador es el amor. Se aprende con los demás seres humanos y no tanto en los
libros, como en el comportamiento. También se progresa después de morir.
¿Nos convenceremos alguna vez que cada vida importa por lo menos igual
que la nuestra? No se olvide que, «Los muertos hablan más que los vivos». Lo
dice el que ha sido uno de los mayores investigadores criminales del Cuerpo
Nacional de Policía, el comisario Ángel
Galán. El grito más fuerte que se escuchó en Madrid, duro un minuto. Fue el
silencio de aquellos a quienes arrancaron de la vida.
Copio el siguiente texto de Los
mensajes de los Sabios: “Y volverán a encarnarse, pero sus vidas serán muy
duras. Y tendrán que compensar a quienes hayan hecho sufrir por las injusticias
que les hayan provocado”.
NOTA: El vídeo adjunto es de mi amigo Ramiro Montes, a quien desde aquí envío con un abrazo, mi agradecimiento.
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES, BLOG LA TANGENTE: 23-11-2014: http://www. elheraldodelhenares.es/pag/ noticia.php?cual=23588
Una simple pregunta que ningún pro-abortista se atreve a contestar,
ResponderEliminar¿en qué momento empieza la Vida Humana?
La ciencia ha dejado muy claro que desde el momento de la concepción existe una vida humana única y diferenciada de la madre.
Un médico tiene la sagrada obligación de salvar vidas humanas. Las clínicas abortistas contratan miserables mercenarios a sueldo para despedazar seres humanos en el vientre materno.
Un auténtico infanticidio disfrazado de "derecho a decidir". Por esa misma regla, yo también podría decidir matar a todos aquellos que me molestan.
No cabe mayor aberración y violación de los Derechos Humanos.
Gracias Ramiro:
EliminarBien me parece la pregunta que lanzas.
Creo que es importante hacer pensar, para ayudar en las decisiones que cada uno deba tomar.
Hay que estar decididamente a favor de los más débiles y de la cultura de la vida.
Es demasiada la violencia actual, y demasiadas las muertes de inocentes y la violación de los Derechos Humanos. Tenemos que intentar rearmar a la Humanidad, volviendo a los principios de la convivencia, la solidaridad, el amor y la paz.
Un fuerte abrazo
José Manuel
La vida comienza desde el momento de la concepción, es algo que está más que comprobado científicamente y hay que defender por los inocentes. Buen trabajo amigo. Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminar@Pepe_Lasala
Gracias Pepe:
ResponderEliminarHay que defender la vida de los inocentes, desde que son seres humanos. Pero hay que advertir también del riesgo de amparar la violencia, y las consecuencias que tiene la violencia para quien la ejerce y parta ala Humanidad.
La paz, el perdón , la responsabilidad y la compasión, se aprenden si se quiere desde la familia, la sociedad y los gobiernos.
Gracias, Pepe. Buen fin de semana.