Cuando los casos de corrupción
salpican -en mayor o menor medida- a todos los partidos políticos; cuando la
crisis de valores se ha generalizado y se incumplen las promesas electorales;
cuando se mantienen instituciones ruinosas por intereses partidistas, que
cuestan al ciudadano miles de millones de euros (Autonomías, Senado,
Televisiones autonómicas y locales y cientos de empresas creadas a su amparo),
quienes aún podemos pensar, tenemos la
obligación de hablar.
Estamos, como ciudadanos llamados a votar próximamente. ¿Para qué? Según algunos: para ejercer el
derecho democrático al voto. Eso sustenta la idea de soberanía popular, que puede elegir a sus representantes,
mediante su voto, libre, personal, secreto. Aunque la democracia no se agota con las
consultas o las elecciones, la expresión de la voluntad popular es un acto
político en cualquier democracia. Dicen
que el voto es un derecho y un deber. ¿Sí?
Más que el deber de
votar, existe la obligación de "pensar", sobre todo antes de acudir a
las urnas. Cada ciudadano, antes de inclinarse por un candidato o por unas
siglas, tiene que pensar en su voto. Yo alzo la voz en defensa de mi voto y de
mi decisión de votar o no, si no se dan las condiciones que estimo justas y necesarias.
No pertenezco a ningún partido, pero
además tengo memoria de los avatares que ha sufrido mi voto en anteriores
votaciones. Ni se me olvida la utilización que de él se ha hecho, en las
distintas legislaturas de la democracia. La democracia no comienza cada 4 años.
Los partidos, por medio
de sus maquinarias y con sus candidatos, se esfuerzan por atraer ese voto para sus siglas. Utilizan para ese fin los medios de comunicación de
masas, sus dotes de persuasión, su demagogia e incluso las descalificaciones de
los adversarios. Unos a otros se acusan de corrupción, como si su partido
estuviera limpio de polvo y paja; como si siempre hubiera sido coherente y
hubiera cumplido su palabra y sus promesas; como si la "mierda" de
los otros tapara sus vergüenzas.
Más que la exposición clara de su programa y en qué mejorarían sus
promesas el bienestar social de los conciudadanos, piensan que éstos sufrirán
de amnesia el día de la votación, por su deseo de mejorar.
Pero la
“expresión de la voluntad popular” resulta un tanto problemática cuando se
trata de sociedades de millones de habitantes. Al haber "listas cerradas",
nos proponen decidir entre las distintas alternativas partidistas. Hay que
elegir a unas siglas y una candidatura para que nos represente en sede
parlamentaria. Teóricamente se vota a un
cabeza de lista y un programa concreto para la legislatura.
En la España democrática, se
aplica el sistema D´Hondt para el
reparto de escaños. La principal crítica que recibe este sistema es que la
circunscripción provincial, sumada a la existencia de provincias de poca
población, beneficia a los partidos mayoritarios, tanto en el ámbito
estatal como en el ámbito autonómico, en perjuicio de los partidos minoritarios
de ámbito estatal. Todos lo saben , pero
pudiendo hacerlo, nadie lo ha corregido porque unos se ven privilegiados con el
sistema y a los otros, simplemente no se les tiene en cuenta.
Aún
así, "la voluntad popular" viene expresada por "el apoyo de la
mayoría", según el recuento oficial de los votos. En algunas ocasiones se
han denunciado irregularidades en el voto por correo y en el de los emigrantes.
Lo cual puede alterar el número de votos para alguna candidatura. En cualquier
caso, la garantía del sistema electoral y el recuento de votos depende de la
autoridad judicial, a través de las juntas electorales provinciales y la Junta
Electoral Central.
Con esa garantía, y siendo ya oficiales los
votos, la pregunta clave, es: ¿se va a respetar la voluntad popular o se va a
dar "pucherazo"? Después de la experiencia, la cuestión debería ser aclarada antes de votar.
Si no habéis escuchado una sincera
autocrítica, otra pregunta es: ¿alguno de los candidatos rinde cuentas ante los
electores, de la actuación de los elegidos y de su partido en la última
legislatura? Y una más muy importante: ¿qué mecanismo de control ofrecen al
votante, en la provincia o lugar en el que los candidatos son elegidos como
nuestros representantes?
Si no se ofrece respuesta ni
mecanismo,-ya existe en algunos países- para poder actuar contra ellos, en caso
de prevaricación, cohecho o corrupción de cualquier tipo, pueden pensar que
nuestro voto les da libertad para actuar, 4 años, como quieran. El partido a
que pertenecen puede apartarlos y/o sustituirlos por otro, si son
"denunciados". Pero aún siendo "imputados", sabiendo lo
politizada que está y la lentitud con que actúa la justicia, puede pasar una o
varias legislaturas, sin que "respondan" de sus actos ni devuelvan lo
robado.
Mi voto, nuestro voto, no es del
partido ni un cheque en blanco para nadie. Que el partido sancione o deje de
sancionar y la justicia actúe de forma independiente, como debería. Pero
nuestro voto no se delega ni se vende. Los votantes de una circunscripción
electoral deberíamos de poder apartar al representante que se haya hecho
indigno de representarnos. Es más, por eso mismo, deberíamos exigir que los
candidatos sean "de aquí"; que no sean "foráneos" que traen
los partidos para que aquí los elijamos. Ahí empiezan a "manipular".
No deberíamos votar a quien no conocemos.
Así que si no "pensamos",
con nuestro voto, podemos perpetuar la corrupción de individuos y de partidos.
En ese caso seríamos corresponsables y... como suelen decir "tenemos los
políticos que nos merecemos". Y esto desde antes de empezar a gobernar. Así
que antes de entregar el voto para que nada cambie, pensemos como decía
Einstein: "es una locura hacer lo mismo pretendiendo que las cosas
cambien".
Los
ciudadanos votan un programa y una candidatura, no tres ni siete. Sé que hay interpretaciones,
pero si alguien ha dado un voto a un programa de unas siglas, si ese partido
pacta con otro u otros por la derecha o la izquierda,(con programas diferentes)
el voto de ese votante está manipulado.
Entonces: ¿se va a permitir
que gobierne la lista más votada por los ciudadanos o se va a dar
"pucherazo" alterando el resultado de la voluntad popular?
Los analistas plantean la pregunta
de si se reformará el sistema electoral tras las elecciones. Pero ahora mismo
ningún partido lo plantea aunque reconocen la confusión y la trampa.
Así que
hay diversidad de opiniones, incluso entre los mismos candidatos. En el PP ahora
al menos, apoyan que se deje gobernar a la lista más votada. El temor del PP es la posibilidad de que PSOE,
Ciudadanos y Podemos acuerden "un tripartito de perdedores" para
desbancar al PP.
Para la Vicepresidenta, Sáenz de
Santamaría, el que gobierne la lista más votada "es la manera fundamental
de respetar la voluntad de los ciudadanos". De lo contrario, si no se deja
ganar a quien ha obtenido más puntos -lo compara en el terreno deportivo-, se
adulteraría la competición permitiendo que "ganara la liga de fútbol sumando los
puntos el segundo, el tercero y el cuarto para que aun siendo los perdedores,
se queden con el título".
Los demás, se inclinan por
transformar los votos en representación, como
clave de todo sistema político democrático. De este modo lo importante
es obtener mayorías absolutas o por lo menos estables.
Los líderes de los demás partidos
generales, piensan ganar, y ser los que más votos obtengan. Pero Pedro Sánchez,
admitiendo que si no ganara sería un fracaso para el PSOE, estaría dispuesto a
pactar con Ciudadanos y con Podemos, para echar de la Moncloa a Rajoy. Ese
pacto ya se ha producido en algunas Autonomías y Ayuntamientos en los comicios
anteriores de este mismo año.
El líder de Podemos, se inclina por pactar con cualquiera, menos con el
PP.
Hay otros partidos por la derecha
y por la izquierda, a quienes ni se menciona.
Lo dicho hasta aquí no es una
simple conjetura o una entelequia. Este mismo año, se encomendó en Portugal la
formación de gobierno al partido ganador. Ese Gobierno conservador de Portugal
duró 11 días. La izquierda lusa, se unió para aprobar una moción de rechazo
y tumbar así el Ejecutivo de Pedro
Passos Coelho, ganador de las elecciones del pasado 4 de octubre. La coalición
gubernamental no contaba con mayoría parlamentaria. Así que...la vida nos
enseña a golpe de realidad.
No hay generosidad para convivir y pensar
en el bienestar de los ciudadanos y la estabilidad social. Hay prisa por
alcanzar el poder. ¿Era esa la voluntad de los ciudadanos? ¿Quién se lo explicó?
¿Da lo mismo pactar con unos que con otros? Entonces, para qué votar. ¡Con lo
fácil que sería, como en otros países, una segunda vuelta!
Así que, perdonen que no me
levante. La confusión no es buena ni antes de votar, ni después. Hagan lo que quieran, que lo van a hacer, pero
sin mi voto. Que cada uno asuma su responsabilidad. Cambien la ley o avisen
antes de votar, de sus intenciones, sus pactos y el programa que estarían
dispuestos a llevar a la práctica durante la legislatura si les dejan sus
socios. En el pucherazo, puede haber chorizos, tránsfugas, carne de cerdo o corderos.
¡Buen provecho!
Soy el voto de un ciudadano que
no irá, el 20 D, para ningún partido.
PUBLICADO EN
EL HERALDO DEL HENAES:COLUMNA LA TANGENTE: 12-12-2013:
http://www.elheraldodelhenares.com/pag/noticia.php?cual=28414
BITACORA DE BELMONTE EN CIVICA, 14-12-2015
http://investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/la-soluci%C3%B3n-est%C3%A1-en-tus-manos-si-hay-pucherazo
BITACORA DE BELMONTE EN CIVICA, 14-12-2015
http://investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/la-soluci%C3%B3n-est%C3%A1-en-tus-manos-si-hay-pucherazo
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