Cuando me despedía de Azucena, la
última vez que la visité, me dijo; -"Súbeme
el embozo". Pensé que tenía frio y lo subí hasta el cuello. -"Más, por favor". Entonces la tapé
hasta la nariz. "-Más, hasta arriba".
Un poco desconcertado, por conocer su inmovilidad, al estar paralizada del
cuello para abajo, la cubrí totalmente, hasta la almohada. No he dejado de pensar en ese
detalle. Eran aproximadamente las 13 horas. Lógicamente, la habitación estaba
llena de luz. Es posible que quisiera concentrarse y pensar o tal vez rezar. ¡Qué
sabe nadie de esa necesaria intimidad de los enfermos! ¿De dónde sacan la esperanza que fortalece su
vivir?
Dejarla así tapada, me hizo
pensar en las pinturas del surrealista belga René Magritte. El artista usa
objetos para ocultar la realidad que
está más allá. En La condición humana,
desde el interior de una habitación se ve el paisaje con la ventana abierta. El
espectador ve el paisaje de fuera incompleto porque delante hay un cuadro. Yo hoy
pude ver la habitación hacia dentro. Bajo ese embozo, una gran mujer,
comunicaba su ser y el infinito. No tengo ninguna duda de que Azucena desea
estar tapada para encontrarse. Posiblemente recuerde así aquella madrugada de
octubre, en que la noche la envolvió con un lienzo especial para despertar a
una nueva vida. De eso hace ahora 30 años.
Aquella noche y otras cinco veces
más, "la muerte novata" le dio un susto de muerte. Pero sigue ahí, cada día más decidida a
luchar con ella. En su total debilidad e indefensión es valiente. Aunque creo
que la descubrirán mejor en la entrevista que les había prometido en mi
anterior escrito.
¿Qué ha cambiado desde la última
entrevista que te hicieron hace meses?
-Nada.
¿Estás más animada?
-Sigo con altibajos. Tal vez sería mejor decir...en La Montaña Rusa,
porque la vida es eso. Es verdad que ahora lo que predomina es la línea
estable, sin muchos picos.
Para mantener esa banda estable de
tu vida, ¿qué influye más la salud, la compañía o la amistad?
-Todo influye, sin duda, cuando te zambulles en el mar de la vida tal
como es. La realidad es que con el
accidente o la enfermedad hay que empezar de cero. Para ello si tengo que
destacar algo, aunque parezca extraño, te diría que lo que me anima, sobre todo
la familia y la amistad.
¿Más que la ayuda de psicólogos y el trabajo
de los profesionales?
-Sí, porque es algo distinto. El cuerpo maltrecho y dolorido sigue igual.
Mejora poco. Pero somos más que sangre, carne y huesos, nervios y neuronas y
mucho más que una cara bonita.
¿Una persona como tú, que vivió tanto
en 26 años, ha aprendido algo del accidente?
-Mucho. Mejor dicho, al principio, casi nada. Sólo rebeldía y
desesperación. Creo que estaba tocando fondo. Luego voy aprendiendo que el azar
no existe. Que rendirse no es una opción. Después del accidente he sobrevivido
a un paro cardíaco y ,luego a otro en un viaje a Lourdes, a una infección
generalizada y a un cáncer de mama. O sea, que tener una segunda o tercera
o más oportunidades no es un fracaso. Son razones para estar
agradecidos. Y aunque alguien se asuste o se haya ido de mi lado, los que son,
están.
Parece mucho, ciertamente. Decía
un poeta, J. M. Santiago Castelo: "A todos nos toca, a lo largo de la
vida, una parcela de dolor... Y, pronto o tarde, tienes que cultivarla".
Por lo que veo tú estás en ello desde hace tiempo. Pero lo último que acabas de
decir, suena un poco enigmático. Qué quieres decir exactamente con que
"los que son, están".
-Bueno, cuando suceden estas cosas y uno pierde la salud o la movilidad,
aprende con quien cuenta de verdad en la vida. Los lazos de la familia y de la
amistad, o mejor las personas , a las que te unen esos lazos, no se han ido.
Están.
Después de algún tiempo en el
Hospital La PAZ de Madrid, llegaste aquí a Guadalajara al Centro de Atención a
personas con Discapacidad Física, ¿cómo te sientes?
-Normal. El personal del
Centro ayuda a las personas que carecemos de posibilidades razonables de
recuperación. No creo que sea mejor ni peor tratada que las otras 117 personas
que aquí están. Cada una somos únicas, y me molestaría que me trataran de forma
diferente. No tengo esa impresión, en absoluto. Para todo el personal tengo
aprecio y gratitud. Creo que cada uno hace lo que puede, aunque algunas cosas
podrían mejorar. No debe ser fácil psicológicamente para ellos trabajar todos
los días con personas parapléjicas o tetrapléjicas.
¿Recibes visitas de familiares y
amigos?
- Claro, pero no muchas, por lo que antes te decía. Están los que
están y vienen las que son. Es la
realidad, no una queja. Mi madre está en la sierra de Madrid y mi hermano en
Barcelona. Vienen cuando pueden y para mi es una fiesta. Los amigos, igual. Cuento
con ellos y hablamos. Con mi madre, es
como si la tuviera aquí. Hablamos todos los días. ¡Es un amor!
Normal. ¡Es una madre! Eso me sugiere una
pregunta: ¿Aquí hay amor?
-Aquí lo hay, igual que en todas partes. Por lo menos yo lo siento así. Da fuerza y anima ¿no crees? He tenido la oportunidad de conocer personas
encantadoras que me han brindado su amistad, su confianza, su ternura y su
ayuda. Son como gotas de luz que traen calor. Aunque no estén mucho tiempo, son
un bálsamo.
Hablas con mucho énfasis, y seguro que es
verdad. Es como si describieras el amor. García Márquez decía que los humanos
"tenemos un problema, que no sabemos amar sin tocar, sin ver o sin
escuchar; y el amor se siente con el corazón, no con el cuerpo".
Supongo que en tu caso debe ser así.
- Es exactamente así. Es algo inmenso, algo interior pero también es
confianza, es luz, es apoyo y es fuerza para luchar día a día contra el dolor y
contra todo. Veo la tele, porque no tengo otra cosa. Estar clavada en la
inmovilidad tetrapléjica, no quiere decir que no pueda volar. La música me
encanta. Soñar es posible pero casi nadie habla de eso. La política me aburre y todo, en la pantalla
de televisión, se reduce a dinero y política.
Lo que acabas de decir, vuelve
a recordarme el embozo sobre tu cabeza. Es seguro que tienes mucho tiempo para
pensar. Lo que dices tiene sentido porque lo has pensado. Al ver la cruz que tienes a la cabecera de tu cama, me
sugiere una última pregunta. Has contado que en ciertos momentos "te
querías morir", pero ahora ya no piensas en "la eutanasia"... La
pregunta es la siguiente: ¿en el cambio de actitud sobre la muerte o sobre la
vida, ha influido tu fe o tus creencias religiosas?
-Sí, por supuesto. Influye como nadie se imagina. Es comprender que estamos aquí para aprender y para
ayudar o dejarnos ayudar. Él lo hizo. Yo he tenido la oportunidad de vivir dos
vidas. Con las dos me he enriquecido y de las dos sigo aprendiendo, como
persona y como mujer. Casi todos los
días tengo algo que celebrar. Celebro el día de los accidentes de la carretera,
el de el cáncer, el de las enfermedades raras, el de la mujer, el de la
amistad, el de la madre, pero sobre todo...
la suerte de estar viva. Soy sevillana, y esa Cruz lo es todo. Aunque parezca
absurdo, me considero una persona afortunada por estar viva. He aprendido, lo
que muchos olvidan, que la vida no es fácil, pero merece la pena.
Entonces ¿para adaptarte a esa realidad
pasas algunos ratos en la oscuridad, bajo el embozo?
-Seguro. Necesito recordar que lo esencial solo se puede descubrir por
dentro y sentir y alegrarme, de que aunque un día quedé inmóvil del cuello para
abajo, mi corazón sigue latiendo. Latiendo y sintiendo. Hay muchas personas que viven con carencias,
¿por qué no voy a vivir yo con las mías?
He asumido vivir con lo que tengo. Es cierto que ya no puedo bailar, ni
ir a donde quisiera, pero necesito encontrar una razón para despertarme cada
día con una sonrisa y luchar. No estoy. Lo realmente duro es la soledad, el
abandono de los tuyos o la falta de amor.
Y ahora, por favor, dame agua.
JOSÉ MANUEL BELMONTE
JOSÉ MANUEL BELMONTE
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ 22-10-2016
http://belmontajo.blogspot.com.es/2016/10/azucena-30-anos-despues-y-2.html
EL HERALDO DEL HENARES 22-10-2016
http://www.elheraldodelhenares.com/pag/noticia.php?cual=32322
CIVICA: 30-10-2016
http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/azucena-30-a%C3%B1os-despu%C3%A9s-y-2
José Manuel,aunque no te escriba en tus escritos y haga mucho tiempo que no nos vemos,piensa que te sigo muy cercano en todos tus artículos y que no me pierdo ni uno,pero sobre todo estos dos últimos han sido espectaculares.La chica,debe ser la leche,¡qué valor,que postura! Vamos fantástica...y el entrevistador no necesita piropos.Ya conozco tu corazón y tus formas.Enhorabuena y si vuelves a ver a Azucena dale un beso de este manchego en la Alcarria.
ResponderEliminarHola Domingo:
EliminarTienes razón en que hace mucho tiempo que ni nos vemos ni nos hablamos. Tus palabras, me compensan el silencio. Saber que estás ahí y sigues bien (espero) lo mismo que los tuyos, me alegra y da ánimos.
Posiblemente mañana vea a Azucena y le daré de tu parte un beso manchego con la dulzura de la Alcarria.
Un abrazo grande,
José Manuel
Hola José Manuel!
ResponderEliminarHola Azucena! Me encanta tú sonrisa, la expresión de tus facciones, tús ojos y tú corazón...
Azucena, aprendo de tí para luchar en la vida. Muchos besos. Deseo lo mejor para ti.
Gracias J.Manuel por la entrevista tan entrañable. Gracias a los dos. Os quiero.
Marinita.
Hola Marinita:
EliminarGracias por descubrir tantos detalles en Azucena y enviarle tus mejores deseos.
Gracias por estar ahí, por tu sensibilidad y por tu amable comentario.
Un fuerte abrazo,
José Manuel