Según una encuesta del CIS al 52% de los españoles nos hace felices el amor
y el cariño de los nuestros. Es decir, lo sencillo y natural de cada día: hablar con los hijos, una buena relación de
pareja, el trato con los amigos. Lo esencial o imprescindible, o lo que de
verdad importa, los otros, seres cercanos y queridos.
Pero insensiblemente lo vamos perdiendo.
Parece como si en ese círculo mágico no estuviéramos a gusto y quisiéramos más.
La sociedad, la tecnología, y el egoísmo de pretender ser únicos o distintos y
famosos, va destruyendo lo que parecía irrompible. Enganchados a los móviles, se
dialoga menos y se lee menos. Se ataca y se rompen las familias. Se pierden
referentes. La identidad sexual se pone en entredicho.
En general, se valora poco el
silencio, la cultura, la meditación, el orden, el esfuerzo, la ética, las
creencias religiosas, porque solo cuenta el "yo".
Hay un programa diario en TV5, en
España, al que acuden, hombres y mujeres,
y por supuesto también jóvenes (ellos y ellas) que, insatisfechos con
"su imagen", van a que les
cambien. Se titula precisamente así: "Cámbiame". Es el reflejo en general, de un panorama de
insatisfacción, vulgar, mediocre y sectario. En varias ciudades se publicita,
en medios públicos, la transexualidad.
Es una muestra de la confusión social. Pero hay más. "Basta con observar el
consumismo rampante, la autopromoción en las redes sociales, la búsqueda de
fama a cualquier precio y el uso de la cirugía para frenar el envejecimiento",
dice Pat MacDonal, autora de Narciso en
el mundo moderno.
En todas partes van apareciendo maestros en el
arte de sobrevivir a costa de poner intereses y manipulación por encima de
principios. La corrupción acapara el
tiempo de las noticias en los medios de la mayoría de países.
"Los comportamientos
narcisistas nos rodean. Se da exhibicionismo en las redes sociales, la obsesión
por los ‘selfies’ y la propia imagen. Se habla de epidemia". Sobrevivir en el mundo del yo, yo, yo, titulaba
Cristina Galindo un buen artículo, en El País.
http://elpais.com/elpais/2017/02/03/ciencia/1486128718_178172.html
Parece como si la gente tuviera que
"hacerse visible" para ser valorada. ¿Miedo a no ser vistos o apreciados? Parece una
competición fotográfica de personas, eventos y lugares. Apenas encuentran el reconocimiento de un "me
gusta", vuelven sobre lo mismo en
unas horas. "¿Acaso todos estos pequeños tuits, estos sorbitos de conexión
online, no suman juntos un gran trago de conversación real?", se preguntó
el actor y cómico estadounidense Stephen Colbert. Y le
respondieron: ¡No! "La tecnología ha hecho que estemos
experimentando una huida de la conversación cara a cara". Hay que superar
el egoísmo y la soledad y encontrar a "los otros".
Como diría el pensador
de la confusión contemporánea, Tzvetan Todorov, en un lúcido artículo ¿Solidaridad natural?: "El llamamiento a la moral natural no
siempre basta para superar nuestro egoísmo. También puede intervenir la razón
para demostrarnos que la búsqueda del interés inmediato impide defender
nuestros intereses a largo plazo. El
egoísmo puro destruye a los que nos rodean, y nuestra felicidad depende de
ellos: necesitamos que nos
quieran, como necesitamos amar".
Sin "los otros" ¿qué queda?
El filósofo responde: a) el miedo y b)la soledad.
a) El miedo al progreso, a los otros, a los extraños.
La tecnología avanzada de la
informática y la robótica está ocupando muchos puestos de trabajo desplazando a
muchos hombres y mujeres, que sin pensarlo se ven en la calle, a una edad
relativamente joven, pero difícil para entrar de nuevo en el mercado laboral.
Como si se hubiera perdido la inherente
amabilidad y la apertura hacia lo desconocido, "en la sociedad actual
estamos exagerando el miedo a los otros. Y ese terror a los que consideramos
bárbaros nos convierte en bárbaros a nosotros" (T.Todorov). Hay gente con
miedo a salir de casa y termina en depresión, ansiedad y agresividad.
"Ha surgido un nuevo ser,
hiperconectado, definido por "comparto,
luego existo", pero se siente solo. Y según el Juez Emilio Calatayud:
Internet, la tablet y el móvil son una droga, y los padres, erróneamente, es lo
primero que regalan a los niños.
b) Sobre
la soledad le preguntaban a Ellen Macarthur, que ostenta el record en dar
la vuelta al mundo a vela y sin escalas, dónde se había sentido más sola. Y respondió: "La soledad no la encuentras
en el océano, está en las ciudades. La calle es un lugar extraño donde te rodea
la gente y nadie habla contigo, ni siquiera nos miramos. Entre desconocidos
estás más solo que en el mar".
En un artículo en El Mundo, titulado
La conversación se muere, dice lo
mismo. Tenemos una España con políticos cobardes que no saben defender los
principios, ni aceptan la responsabilidad de sus errores, y una Europa tan
soberbia y pretenciosa como moralmente cobarde e inerme. No hay dialogo.
http://www.elmundo.es/sociedad/2017/02/08/5899b34346163fb5248b45a6.html
Luego, si queremos ser felices
habrá que cambiar los hábitos y el sistema de valores aquí, en Europa y en el
Mundo.
Aunque, teóricamente, nunca en la historia
hubo un tiempo mejor para vivir, cada vez hay más miedo a que no nos vean, no
nos aprecien o que dejemos de ser necesarios, incluso en los países más
prósperos.
"Sin conversación cara a cara
perdemos lo que nos diferencia de otras especies: la humanidad". Por lo
mismo hay que dejar de mirarse a sí mismo para descubrir que como enseñan las
sagas budistas "si uno enciende un fuego para los demás, también ilumina
el camino propio".
El narcisismo es una patología que está en alza y a punto de convertirse
en epidemia. De hecho, Jean Twenge ha publicado dos libros —Epidemia
narcisista; y Generación yo, en los que afirma que los adolescentes actuales se "creen con
derecho a todo pero también son más desgraciados".
Conclusiones:
1) Se necesitan líderes. Se
puede serlo con autoestima y pensando en los demás, pero no con soberbia sino
con una gran dosis de escucha, de humildad y aceptación de los demás. “Las personas que disfrutan diciendo lo que piensan o que quieren
liderar son claramente diferentes de los narcisistas que suelen recurrir a la
manipulación y la mentira”.
Para el autor de La sonrisa etrusca, José Luis Sampedro, lo
importante no es como decía Descartes "pienso luego existo", sino
"siento luego existo". "Lo que mueve al mundo es energía.
Lo veo como una hoguera inmensa de la que yo soy una pequeña chispa". ¡Esa
es la grandeza! El líder enciende porque tiene fuego.
2) Hay gente esperando. El
otro, existe. Hay personas de todas las edades, clases sociales, razas,
creencias, sanos o enfermos. Están ahí cada día. No pueden materializarse, -ni
las personas ni las necesidades- mientras no se esté dispuesto a verlas. "Cuando
el discípulo esté preparado llegará el maestro".
Paradójicamente cuando seamos capaces de invertir las palabras del
apóstol "si no lo veo no lo creo", y seamos capaces de creerlo,
entonces... lo veremos. Tal vez uno tiene que demostrarse a sí mismo que,
realmente, está dispuesto a hacer algo para sentir que "puede
hacerlo" y ver a aquel por quien lo va a hacer.
Cuando
los demás nos importan, realmente, estamos a punto de volcar en ellos lo mejor
que tenemos. Entonces sucede algo infinitamente enriquecedor y gratificante: dos
paradojas:
a) "Una de las más hermosas compensaciones de la vida consiste en que
nadie puede intentar, sinceramente, ayudar a otro sin ayudarse a sí mismo...
sirve y serás servido" (Ralph Waldo Emerson).
b) Cuando una persona es altruista o solidaria, descubre un nuevo
concepto matemático existencial: se recibe infinitamente más de lo que da.
Y descubre nuevos conceptos de abundancia, amistad, belleza, paz y felicidad.
Si en algún momento se sintió vacío o no necesario, con una cascada de
emociones negativas, ahora descubre que la sociedad necesita de todos y de cada
uno; y que hay abundancia de oportunidades para que cada uno aporte lo que
pueda. Algo de dinero, comida, abrigo, compañía o una simple sonrisa, que lo
cambia todo.
Al darse a sí mismo, en cuanto sea posible, está generando bienestar,
paz, abundancia y algún tipo de felicidad. La colaboración ayuda a descubrir el
valor de la dignidad humana de cada persona y el potencial intrínseco que
encierran: tanto el receptor como el dador.
3) Hacer un mundo mejor es
posible. No es una utopía. Mejorar la calidad de vida de las personas no
está solo en manos del Estado y de los departamentos de Bienestar Social o de
las "Ayudas Sociales" o de la
" Dependencia", sino de quien
quiere ayudar, y lo hace. Más allá de la
las leyes sociales, está la energía del altruismo.
Como dijo Ortega y Gasset: "Yo no creo mucho en la obligación, lo
espero todo del entusiasmo. Siempre es más profunda una ilusión que un
deber".
Estoy diciendo que "todos somos necesarios"; que "nada
podemos hacer solos, pero juntos nuestras mentes se funden en algo cuyo poder
rebasa con mucho el poder de cada una de las partes"( W. Dyer). Y la
felicidad, puede llegar a todos y a cada uno.
La felicidad no está fuera, sino en uno mismo. Está en la compasión, la caridad, el perdón y
la amistad. Se manifiesta especialmente al hacer algo bien por otro, por la
vida o por la naturaleza.
"En este universo interconectado, toda mejora que hacemos en el
mundo privado mejora el mundo en general...cualquier incremento que añadimos
(incluso a nivel de consciencia), vuelve a nosotros" (D. Hawkins).
La canción del Yo soy es plenitud.
Yo soy tú como tú eres yo. Felicidad total.
(Puede encontrarse al principio del Video adjunto de EMILIO CARRILLO)
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ:
11-02-2017
http://belmontajo.blogspot.com.es/2017/02/la-clave-de-la-felicidad-los-otros.html
EL HERALDO DEL
HENARES: 11-02-2017
http://www.elheraldodelhenares.com/pag/noticia.php?cual=33552
CIVICA: 11-02-2017
http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/la-clave-de-la-felicidad-los-otros
Hola José Manuel!! Es para mí un consuelo leer tú texto, uno no está a punto todos los días como gustaría, aún así totalmente cierto y estoy de acuerdo que cuanto más se da más feliz se es. Ojalá vuelva este grandioso sentimiento.El texto es un bálsamo para leer Muchas veces.Un fuerte abrazo.Marina PF.
ResponderEliminarHola Marina:
ResponderEliminarSon tan importantes, que importa poco lo que hagamos. El acercamiento a los otros, y la intención con que se hace lo poco o mucho que se haga...lo son todo para sentir la íntima satisfacción de haberlo hecho. Y claro, para poder apreciar que la recompensa es incalculable.
Me alegra que en el escrito encuentres un poco de luz y un bálsamo. Ye lo mereces.
Un fuerte abrazo y feliz semana.
José Manuel
Buena exposición José Manuel. La felicidad está en lo sencillo, en la familia, en los amigos.... pero por encima de todo, un factor que hace muy feliz es transmitir felicidad a los demás. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarGracias, amigo Pepe:
ResponderEliminarLas personas sencillas, son sencillamente felices, sin excesos, ni grandes gastos.
Siempre ayudan a ser felices a los demás, por lo menos que cuando alguien se acerque a ellos o ellos se acerquen a la gente, tengan un poco más de paz y de esperanza.
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
José Manuel