“Un hombre puede cometer errores,
pero solo un idiota persiste en el error”, dijo Cicerón.
En general, la evidencia suele imponerse a
la cabezonería, a la política y la ideología.
Evolucionamos en
nuestra forma de pensar y de actuar en la medida que, debido a las experiencias
vitales, adquirimos consciencia de lo que somos, de lo que hacemos y de la realidad
que nos rodea.
Cuando ese momento llega, algo se
ilumina para el convencimiento interior
de que no se puede seguir en el error y
es tiempo de cambiar. Es una de las paradojas de la vida. Lo que antes no se escuchaba y era
importante, personal y socialmente, un
día se ve. Escuchar y ver ayuda, pero lo importante es ser consciente.
No importan los estudios, ni el trabajo que se tenga. Uno es consciente
de que no puede negar la evidencia: "El grito del silencio" ya no se
oye, se ve y se impone, y... el cambio llega.
"La
vida es una bendición", lo sabemos casi todos. Clara Lejeune, lo dijo: "Life is a Blessing",
al escribir una biografía de su padre, Jerome Lejeune. Valiente
luchador y ejemplo.
La
vida, nos sorprende siempre. El 25 de marzo se celebra en España y en el Mundo,
el día de la vida humana. En numerosas ciudades del planeta, la gente ha salido
a la calle para recordarlo, para celebrarlo y para poner de manifiesto el valor
de la vida como primer derecho.
Defender la vida contra la
muerte, no es un debate semántico, sino un debate de valores.
Intentaré
ilustrar ese debate con la trayectoria de dos médicos eminentes, uno del siglo XX Bernard Nathansón, ya fallecido, y en el siglo XXI, con la doctora Kathi Aultman.
B. Nathanson
Tras
graduarse en 1949, pasó al Hospital de Mujeres de Nueva York. Era el tiempo de
la clandestinidad, la transgresión y la lucha para implantar el “aborto libre y
barato”. El deseo de la izquierdista en los sesenta del pasado siglo era ser pro-elección.
Antes
de finalizar la carrera, le comentó a su padre que su mujer Ruth esperaba un
hijo. Su padre le mando dinero para que abortara y terminara la carrera.
Aquello le marcó. "Lloramos los dos por el niño que íbamos a perder y por
nuestro amor que sabíamos iba a quedar irreparablemente dañado con lo que
íbamos a hacer". La obligó a
abortar. Y "este fue el primero de mis 75.000 encuentros con el aborto”. A
Ruth también la perdió.
Hoy la
"ecografía" es un procedimiento generalizado y útil, no solo en
embarazos, pero cuando en 1971 abrieron las primeras clínicas abortistas se
descubrió el “negocio” del aborto, pero esa tecnología no era habitual. Hasta
la segunda mitad del siglo XX no comenzó a utilizarse el eco de las ondas
electromagnéticas o acústicas enviadas hacia el lugar del cuerpo que se
examina. Nathanson la descubrió en 1984.
Cuando
murió el Dr. Nathansón en 2011, algunos recordaban que tuvo la suerte de ver “El
grito silencioso” realizado a partir de la filmación de un aborto
utilizando la tecnología del ultrasonido. Le permitió ver la muerte del feto
mientras lucha por su vida hasta gritar. En ese video y su continuación, “El Eclipse de la Razón”, explica cómo la
vida reacciona y grita cuanto se ve en peligro.
Tras "ver" lo que sucede en el
vientre de la embarazada, no quiso realizar más abortos. La lucha de la
vida, o su grito ante quien quiere
destruirla, era muy fuerte. Le obligó a un cambio y a un período de reflexión.
Al ser consciente, descubrió que todo tiene un por qué y un para qué. Pudo haberse equivocado, pero se rindió a la
evidencia. Vio
y cambió. "Durante
diez años, pasé por un período de transición". Decidió reconocer su error en una revista
médica.
El mundo proabortista, y muchos
colegas se alarmaron y se pusieron en su contra. No hay mucha gente dispuesta a
aprender de los errores ajenos.
Lo cuenta en “La Mano
de Dios” su libro autobiográfico. Además de no hacer más abortos ayudó a fundar la
Asociación Nacional para la Derogación de las Leyes de Aborto, convirtiéndose
en activista a favor de la vida. Añade: "Por primera vez en toda mi vida
de adulto -dice-, empecé a considerar seriamente la noción de Dios, un Dios que
había permitido que anduviera por todos los proverbiales circuitos del
infierno, para enseñarme el camino de la redención y la misericordia a través
de su gracia".
Kathi A.
Aultman.
Esta mujer estadounidense, ginecóloga
en Orange Park, Florida, acaba de
hablar de sí misma y de su carrera.
Lo que dice es
suficientemente elocuente y clarificador tanto de su compromiso como feminista
y como médica, abierta a la evidencia y la verdad. Experiencia, ideología y
evolución:
"Presidente y miembros del
Comité: Gracias por invitarme a
participar:
Pasé toda mi carrera como
defensora de las mujeres y la salud de la mujer. He hecho abortos del primer y
segundo trimestre. Y he tratado a mujeres con complicaciones físicas y
psicológicas del aborto. He cuidado a mujeres que decidieron continuar con
embarazos no planificados y a aquellas que los abortaron. He tenido dos partos
vaginales y me hice un aborto. Mi prima
sobrevivió a un aborto.
Cuando entré en la escuela de medicina creía que el aborto por elección
(o a petición) era únicamente un
asunto de los derechos de la mujer.
Durante mi residencia me entrenaron
en abortos del primer trimestre, usando dilatación y curetaje con succión.
Busqué y recibí entrenamiento
especializado en abortos del segundo trimestre, usando dilatación y evacuación.
Durante el cual el feto es aplastado y evacuado en pedazos.
Al examinar el tejido, después
de los procedimientos, estaba fascinada por los órganos pequeños, pero
perfectamente formados. Sin embargo, por entrenamiento y condicionamiento, el
feto humano no me parecía diferente a los embriones de pollo que
diseccionábamos en la Universidad. No era desalmada. Si una paciente llegaba
tras la pérdida de un bebé que deseaba, yo sufría con ella y sentía su dolor.
Lo que marcaba la diferencia
para mi, era si el bebé era o no deseado.
En mi segundo año de
prácticas tenía un trabajo por las noches, en una clínica para mujeres,
haciendo abortos. Sentía que estaba haciendo algo por el bien de las mujeres y
podía hacer más dinero haciendo abortos que trabajando en una sala de
urgencias.
La única vez que tuve reparos
en realizar un aborto del segundo trimestre fue durante mi rotación por la
unidad de Neonatología, donde trataba de salvar a bebés que tenían la misma
edad que algunos de los bebés que había abortado.
Mientras estaba en avanzado
estado de gestación, continué haciendo abortos sin ninguna reserva. Pero cuando
volví a la clínica, después de dar a luz, me enfrenté a 3 situaciones que me
hicieron cambiar de opinión para seguir haciéndolos.
1 1,- Descubrí que yo ya
le había realizado tres abortos a una niña que tenía programada para esa mañana.
Cuando protesté, el Personal de la Clínica me dijo que era su derecho, usar el
aborto como medio anticonceptivo; e insistieron en que no tenía derecho a
juzgarla ni a rehusarme a hacer el procedimiento. Les dije que era fácil para
ellos decir eso. Yo era la que tenía que matar. Tuvo su aborto y admitió que
seguiría sin usar métodos anticonceptivos.
2 2,- El segundo caso fue una mujer a la que su amiga le
preguntó si quería ver el tejido y ella respondió: ¡No, sólo quiero matarlo! Tuve ganas de decirle ¿Qué te hizo ese bebé?
3.- La tercera paciente era una madre de cuatro hijos. No creía que ella y su marido pudieran
mantener a otro niño. Ella lloró durante su estancia en la clínica.
Finalmente hice la conexión
entre feto y bebé. Me di cuenta que lo que me chocó fue la apatía de la
primera paciente y la hostilidad que la segunda mostró hacia el feto y
el contraste con el dolor y la pena de la tercera mujer que sabía lo que
era tener un hijo.
Me di cuenta que el bebé es la
víctima inocente de todo esto. Y el hecho
de que no fuera deseado ya no era suficiente justificación para mi, para
matarlo. Ya no podía hacer más abortos
.
Mi visión también cambió en
mi práctica privada al ver mujeres jóvenes que estaban muy bien después de
haber decidido continuar con sus embarazos no deseados, en contraste con
aquellas que luchaban con los efectos psicologías del aborto... Eso no era lo
que yo esperaba. Yo asumía que aquellas
que se quedaban con sus bebés tendrían sus vidas arruinadas.
Nunca olvidaré a una mujer
que fue a verme por sangrado, tras un aborto de final de embarazo, en Orlando,
aún no se recuperaba del horror de haber dado a luz a su bebé de poco más de 20 semanas en el excusado. Su
hermanito murió ahogado.
Otra mujer me contó que
estaba viendo a un psiquiatra, porque ella creía firmemente en el derecho de la
mujer a decidir, no podía aceptar el hecho de que había matado a un hijo.
De hecho no fue sino
después de tener a mi primer hijo que lamenté mi anterior decisión y lloré al hijo que había abortado.
Pocos médicos son capaces
de hacer abortos por mucho tiempo. A los médicos se nos enseña a sanar y no a
dañar. Ven los cuerpos triturados y eventualmente se dan cuenta de la verdad.
Hemos "higienizado"
nuestro lenguaje para hacer el aborto más digerible; no hablamos de "bebé",
sino de "feto". El abortista "termina un embarazo" en vez
de "matar a un bebé".
Nos hemos alejado de la
idea de que la vida es preciada y nos acercamos a actitudes utilitaristas que
han destruido tantas vidas en el último siglo.
Les hemos enseñado a
nuestras jóvenes que un embarazo no deseado es lo peor que les puede pasar; y
que el aborto es la única solución lógica.
¿Debe negársele toda
consideración, protección y derechos a un bebé, que podría vivir fuera del
útero, solo por el hecho de que no es deseado? ¿No podemos, al menos, tener
compasión de los bebés de 20 semanas de gestación (o 22 semanas desde la
concepción como se dice habitualmente), cuando sus sistema nervioso está lo
suficientemente desarrollados como para sentir dolor?
¿No podemos, al menos,
asegurar que a los bebés que sobreviven a un aborto se les dé el mismo cuidado que le brindamos a
cualquier otro bebé?
La alegría de conocer a
jóvenes a quienes ayudé a llegar de forma segura a este mundo, está matizada
por el deseo de saber de todos aquellos a los que nunca conoceré, porque
los aborté.
Quiero agradecerles todos
sus esfuerzos por proteger a aquellos que no se pueden proteger. Y... gracias
por considerar lo que hoy he dicho".
¿Ha pasado de la lógica a la defensa de
la vida?
Da la impresión que la
Doctora Aultman ha llegado a darse cuenta de que el bebé es un ser humano
indefenso y víctima inocente, por la
lógica y la contundencia de los hechos reales.
Es de agradecer su
sinceridad y valentía para exponer crudamente su experiencia práctica profesional
tan ligada a su vida familiar y su compromiso social.
Tal vez quienes escucharon
el relato de su actuación médica y humana, totalmente personal y respetable,
hubieran deseado algo más; por ejemplo, la defensa y los derechos del ser humano desde la
concepción. Si ha llegado a hacer la conexión entre bebé y feto no se dice lo
mismo del embrión y el cigoto, fases previas del único y mismo ser humano.
Los últimos interrogantes
de su intervención reclaman compasión para embriones bastante desarrollados o
que "pueden vivir fuera del útero" o que han sobrevivido a un aborto,
aunque no fueran deseados. ¿Y para los otros?
No sé por qué me viene a la memoria que a
Dante no le bastó "la razón" para guiarle en el camino de la luz.
Necesitó la mano del "amor" para su viaje más importante. ¿La mano de
la que hablaba Nathansón,
que sostiene el mundo y mece la cuna?
Cuando
se adquiere un mejor estado de consciencia uno se conoce mejor a sí mismo y la
realidad que le rodea. Aunque
tímidamente, Aultman deja un rayo de
esperanza: "Pocos médicos son capaces de hacer abortos por mucho tiempo. A
los médicos se nos enseña a sanar y no a dañar. Ven los cuerpos
triturados y eventualmente se dan cuenta de la verdad".
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ
01-04-2017
http://belmontajo.blogspot.com.es/2017/04/algunos-medicos-escuchan-el-grito.html
EL HERALDO DEL HENARES: 02-04-2017
https://www.elheraldodelhenares.com/pag/noticia.php?cual=34122
CIVICA: 02-04-2017
http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/algunos-m%C3%A9dicos-escuchan-el-grito-silencioso-otros-lo-ven
Hola José Manuel:
ResponderEliminarGracias. Estremecedor !!! Se me ha partido el alma.
Mil besos.
Un Médico.
Muchas gracias, por estar ahí.
EliminarEstoy convencido que la gente en general, prefiere no ver las fotos, porque duelen. Lo que no se ve no existe.
Pero cuando un médico dice lo que sucede, ha hecho abortos y ha cambiado, se le cree.
De verdad, no me extraña que estos testimonios lleguen al corazón y lo traspasen hasta llegar al fondo del alma.
A mi también me pasó igual.
Un fuerte abrazo,
José Manuel.
Hay poderes ocultos tras las sombras, de una malignidad, total. Pretenden, y es su objetivo, despojarnos de nuestra humanidad.
ResponderEliminarSeducen, engañan, convencen.... Pero algunos, hayan por la gracia de la Providencia, la manera de regresar de las sombras, que los han envuelto, para denunciar la mentira, y luchar por la verdad, que se trata de seres humanos, desde que somos concebidos, y que esa dignidad, no podrán robárnosla, la vida se abre camino, y como decía Jesús, si estos, callaran, gritarán las piedras. Y en muchos casos, regresan de una muerte cierta, para ser testigos vivos de la verdad. Gianna Jennsen, y tantos otros, sobrevivientes del aborto, éstos son silenciados, por los medios de comunicación, siervos necesarios del mal pero no permanecerán silenciados. Un día responderán por sus actos, quienes son promotores, pero también, aquellos que silencian los gritos cada día. Porque su sangre, grita, y clama justicia.
Un fuerte abrazo. Y gracias, por tu trabajo, en favor de los inocentes. Dios te bendiga amigo. Emilia
Muchas gracias ProViDaVLugo:
EliminarMe encanta que protejáis la vida. Seguro que sabéis mucho del problema humano que traen las mujeres que a vosotros se acercan. Cuando compartís su dolor y les ayudáis a ver un poco de luz en su camino, sois como las estrellas en la noche.
Es verdad que cada uno tendremos que responder de nuestros actos, pero ojalá no le pongamos dificultades a nadie a quien encontremos.
Gracias por las familias y los niños que han crecido gracias a esa Asociación. Sé que son muchos. He visto a muchos niños y niñas, ángeles preciosos encarnados.
Que os siga Bendiciendo el Buen Dios de la Vida.
Y como hoy estás cerca de otro Lugar Sagrado, seguro que todos están ahí, en el corazón, amiga Emilia.
Un fuerte abrazo para tí y los tuyos.
José Manuel
Impresionantes los testimonios, las vivencias, de Natalson conocía más o menos su trayectoria , pero de la Dra. no sabía nada. Gracias Mil.
ResponderEliminarJMelgar
Muchas gracias por estar ahí:
EliminarHe conocido algunos casos de médicos, pero, quería hoy poner un ejemplo de un médico valiente, que aunque se equivocó, cuando pudo ver, cambió totalmente.
Las médicas que se deciden a hablar no son muchas. Por eso Kathi, me pareció también muy sincera y muy valiente. Hace ver y sentir lo que ella vivió y la razón por la que cambió. Puede ser un ejemplo. Ojalá lo sea.
Gracias a tí por tu sensibilidad.
En las aulas de la Universidad también se aprende y también se dan pasos hacia la luz.
Un abrazo, y feliz semana.
José Manuel