sábado, 12 de marzo de 2011

Otro paso de Europa


La vida siempre va hacia adelante. Cambia, pero no se detiene. Su ley natural, ontológica, es sencilla: vivir. Es su intrínseca y mayor belleza, independiente de los ojos que la miran, o la estudian; ajena a esquemas teóricos o supuestos intereses.

Los hombres, en cuanto seres vivos, no somos diferentes. Pero en cuanto seres pensantes avanzamos y retrocedemos, como los cangrejos. En nuestro afán de indagar y comprender, damos pasos “adelante y atrás”, como en el baile de “la yenka”. ¿Cuándo avanzamos? Posiblemente después de muchos retrocesos, porque además de racionales, tenemos una inteligencia emocional. Esa inteligencia emocional, precisamente por serlo, no es lineal. Es influenciable. En nuestras elucubraciones hay a veces desvaríos. Por ello nuestra percepción no siempre es objetiva, o por lo menos no lo es en todas las personas. De ahí que a veces se nos escape la realidad, al percibirla con el prisma del color, el parámetro de afectos, o el conflicto de los intereses. La materia contiene energía, pero a veces entorpece al espíritu. En realidad sentimos mucho y sabemos poco. Y lo poco que vamos sabiendo, es después de dar palos de ciego, porque vamos a tientas, en todos los órdenes de la vida (investigación científica, historia, sociología, política e incluso en el descubrimiento de las cloacas de la corrupción humana).

Aunque no entendamos el por qué, la vida vive. El pez vive y nada. La rosa vive, es hermosa, huele. El pájaro vive y vuela y canta. El león y la gacela, viven, sienten y luchan para vivir. Y el hombre o, si se quiere, el ser humano, también. La existencia tiene sentido, no por la utilidad que podamos encontrar en ella, sino por sí misma. Posiblemente el utilitarismo, el pensamiento productivista, el interés egoísta, ha arrastrado al mundo a una crisis de la que hay que salir a través de la ruptura radical con el insaciable “cuanto más mejor”, y “siempre más” (como señalaba uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el viejo Stéphane Heessel). Eso lleva a una espiral de consumo y de poder, a la crisis de valores, que propicia la amnesia generalizada de los otros y termina en el desprecio de los más débiles.

Hay que volver a los valores. Recuperar lo natural. Descubrir la vida en sí misma. El ser humano vive, independiente de nuestra reacción ante él. Y vive desde el principio. Lo estamos olvidando incluso desde el punto de vista científico.

El día 10 de marzo, Yves Bot, abogado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) dijo algo de sentido común: las células embrionarias que tienen capacidad para desarrollarse hasta conformar un ser humano, deben calificarse jurídicamente como embriones humanos.
¿Por qué es importante esa afirmación? Por varias razones:

1. Porque hay personas que, como nuestra Ministra o ex Ministra, no lo tenían claro o no les interesaba tenerlo claro. Porque si no son embriones humanos, se pueden “abortar”, “echar a la basura” o “se pueden patentar” parta ser utilizadas comercialmente. «Las células totipotenciales, que aparecen desde la fusión de los gametos y que sólo subsisten con esta forma durante los primeros días del proceso, presentan la característica esencial de tener cada una por sí misma la capacidad de desarrollarse hasta formar un ser humano completo».

2. Si son el primer estadio del ser humano, deben gozar de la misma protección jurídica que éste, por lo mismo, no se pueden patentar. «De este modo, dichas células, en la medida en que constituyen el primer estadio del cuerpo humano en el que van a convertirse, deben calificarse jurídicamente de embriones, cuya patentabilidad deberá excluirse».

Los firmantes del Manifiesto de Madrid, los miembros de Ciencia Vida y Cultura (CiViCa), y los grupos próvida en todo el mundo, ginecólogos, especialistas en embriología, ostetricia, Biología, Bioética, ingeniería biomédica, etc., y numerosos juristas, sean o no creyentes, vienen afirmando desde hace tiempo, que la visión de los políticos suele estar contaminada. Que esa contaminación procede tanto de la presión de los grupos económicos, mediáticos y de los lobbies que tratan de imponer la ideología de género. Y que las leyes del “aborto libre” y la “utilización de los fetos” son humanamente degradantes, además de profundamente injustas con la mujer. ¡No se puede “cosificar” el feto (en ninguna de sus fases), ni al bebé, ni al ser humano adulto! ¡Con más o menos células, son una y la misma realidad!

Se elimina el condicional de “si es un ser humano no se puede…; Se afirma que: es un ser humano y no se puede patentar. Y de paso, esa afirmación, conlleva una revisión de la legislación sobre el aborto, puesto que siendo un ser humano que vive, el aborto es un asesinato, un crimen. Como último regalo para quien lo quiera entender: si no se puede patentar, no se podrá enriquecer nadie con él; tampoco debería poderse nadie enriquecer con un asesinato, aunque sea legal como el aborto (IVE). La vida es el primer derecho humano. El Derecho Humano, según se aprobó en 1948, “es universal”.

Cualquier violación de un Derecho Humano, debe ser denunciada y perseguida; incluso la de quien, por activa o por pasiva, no deja vivir a un ser humano, esté en la fase que esté. Lo dicho por Bot debe ser otro paso de Europa en favor de la vida humana desde la hora cero.
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES,[13-03-11 11:54] - Otro paso de Europa; BITACORA DE BELMONTE EN CiViCa,Otro paso de Europa
Enviado por BELMONTE el Lun, 14/Mar/2011 .LA ESFERA DIGITAL, bLOG a FAVOR DE LOS VALIENTES,Lunes 14 de Marzo de 2011; EL DIA, 20-03-2011

4 comentarios:

  1. La vida es una y diferente en cada individuo. Plural y bella, sorprendente y con un rostro de millones de formas. Creo enriquecedor defenderla de principio a fin. Hay quien se dedica a "interrumpirla". Eso sí es MONOTEMATICO: siempre termina en muerte. Estoy del lado del que vive y del que deja vivir. ¿Puede eso molestar?

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  2. ¡Artícul estupendo!

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  3. Seguro que la vida, el respeto a la vida de todos, la empatía y el aprecio por la vida de los más desfavorecidos, es lo que nos une. Me enorgullecen los pasos de quien declara que somos seres humanos desde el principio hasta la muerte natural.Brindo por esa cultura cada día.

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