Érase una ciudad... que decidió
ser de cuento. Los días del 17 al 19 de junio 2016, la ciudad de Guadalajara,
España, celebró el primer cuarto de siglo del Maratón de cuentos.
El cuento, volvió a inundar las calles de
Guadalajara con la magia de la narración oral.
Durante tres días, la palabra en
forma de cuento o de poesía, la ilusión y la magia se hicieron realidad, una
vez más. La Escuela de Arte decoró el Palacio del Infantado para el evento.
Según, Blanca Calvo, todo "Nació de una
manera modesta y nadie esperaba que llegara a los 25 años de edición, y esto es
mérito de toda la ciudad". Pero todos sabemos aquí, que ella es quien puso
y pone en marcha la magia en la ciudad. No es fácil sacar a esta ciudad de la
monotonía. "La idea primera....fue el poder hacer algo juntos con algo
inmaterial, como es la palabra dicha" subraya Blanca Calvo.
El objetivo era dinamizar la
primera Feria del Libro y con el gancho de llegar a ser internacionales e
incluso de intentar entrar en el Libro Guinness de los Récords.
Cuenta con la coorganización de
la Biblioteca Pública de Guadalajara, el patrocinio principal del Ayuntamiento
de Guadalajara y la Unión Europea a través del programa Europa Creativa -que
financia el proyecto "La poesía anda
por las calles" y cuenta además, con la colaboración de numerosas
instituciones y asociaciones culturales y educativas, con implantación en la
ciudad.
Este año ha contado con más de 250
voluntarios, poetas, profesores, músicos, escritores y narradores, junto con
las mencionadas asociaciones culturales. La libertad que vaga suelta y la
poesía que anda por las calles y las
plazas, dan un brillo especial a la ciudad. Pasacalles de Gigantes
y Cabezudos junto con la elaboración del Libro Gigante ponían una chispa más.
La Maratón de Cuentos y una maratón viajera, que llegó hasta el Hospital y
recibe a los pueblos de la provincia que quieran acercarse. Fueron más de 80 actividades programadas. Es
el mayor festival de cuentos de Europa.
Ha contado con la participación
de 4 alcaldes, el actual, Antonio Román y los exregidores, José María Bris, Blanca
Calvo y Jesús Alique. Tras ellos, más de 1.500 narradores para "el cuento de nunca acabar", 3
días con 2 noches y cerca de 48 horas.
El Palacio de Dávalos, Biblioteca
Pública de Guadalajara, acogió una exposición con materiales de los maratones
del cuarto de siglo, con ilustraciones, crónicas de prensa y carteles
anunciadores y otras ilustraciones y curiosidades. La muestra conmemorativa
contenía además 24 retratos de los más ilustres escritores que pasaron por
aquí, como Antonio Buero Vallejo, José Luis Sampedro, Ramón de Garciasol, Ana
María Matute, Almudena Grandes, Gustavo Martín Garzo y Luis García Montero etc.
El papel mediático de los escritores
suele aprovecharse para distinguirles por su poder de convocatoria, y al mismo
tiempo, se le ofrecen para sus exposiciones diversos monumentos de la ciudad. Su relevancia se aprovecha de una forma
especial para vender los monumentos de
la ciudad, albergarlos en los "monucuentos".
Los diversos seminarios y conferencias, juegos
y títeres, museos y medios de comunicación, además de Internet dieron cobertura
y difusión a la palabra. Los internautas pudieron interactuar en Twitter
y Facebook. Una Mesa Redonda, recibía propuestas y emulaba a la ciudad de Almagro,
la ciudad del Teatro, mientras debatían
sobre Cómo se hace una ciudad de los
Cuentos.
ERASE QUE ASI ERA
El Museo Provincial abrió
sus puertas con la exposición: "Erase
que así era".
Y ahí quería llegar. Más que
las obras expuestas, el título sugería: érase
que así era. Como si más que cuento
importara la realidad, o tal vez, que la realidad siempre supera la ficción.
Acaso, que, por mucha imaginación que se tenga no somos capaces de inventar la
realidad. La realidad es eso, es la vida. Erase
una vez la vida, pensé, cuando me llegaba este correo:
"Hola, soy Alberto:
Alguien me dio tu correo y sé que
vives en Guadalajara, "la Ciudad de
los cuentos y los niños".
Quiero contarte algo sobre Sara,
puedes publicarlo o hacer lo que quieras. Solo deseo que me escuches un momento
y permitas desahogarme. No puedo más. Alguien tiene que decir esto.
Sara, es una chica
extraordinaria, nos queremos. Está embarazada. Tiene 16 años. El médico de
cabecera la mandó al ginecólogo de la capital. Fuimos juntos, claro. Me
preguntó si era el responsable del embarazo y si tenía trabajo. Yo estaba
también echo un manojo de nervios. Le respondí la verdad: claro que lo era, y
que por ahora no tengo trabajo, porque, como ella he estado estudiando.
Se volvió hacia ella y dijo: sois muy jóvenes.
Le aconsejó abortar, para evitar el problema. Lo temíamos, porque según otros
jóvenes siempre suelta lo mismo. Si está dispuesta a abortar -gratis total- e
incluso te da la dirección para que pidiera cita cuanto antes.
Sara le dijo: no es el problema,
doctor. Es nuestro hijo, nos queremos y le queremos tener.
Pues,
vosotros veréis. Ya os he dicho lo que hay. Pero si preferís meteros en
complicaciones, os puedo dar cita para dentro de...
Creo
que usted no ha entendido bien a Sara, Doctor. No queremos meternos en líos,
queremos a nuestro hijo, le respondí.
El siguió hablándole a ella, -como si yo no
contara-. Lo que tienes ahora mismo no es más que un montón de células. No se puede hablar de hijo...
No siga, por favor, le corté.
Usted sabrá mucho de lo que sea, pero por favor no nos mienta. ¿Por qué quiere que aborte y se quita ese
montón de células, si no es nada? Nosotros sabemos que es nuestro hijo, y lo
vamos a tener. Y salimos de allí decepcionados, pero más convencidos.
En la calle, nos besamos y
decidimos hablar con sus padres y los míos. Ellos nos ayudarían.
Pero no. Todo sucedió al revés de
como pensábamos. Los míos lo aceptaron pero no estaban dispuestos a ayudar. Los
suyos fue peor. Pusieron el grito en el cielo,
nos recriminaron que cómo podíamos haber hecho eso, y a ella y a mí nos
echaron a la calle. Es más, le dijeron que mientras siguiera con el embarazo no
apareciera más por allí para nada.
Salimos esta vez muy tristes, llorando, y sin saber a dónde ir... y
sin un puto euro. En un banco nos
sentamos para hacernos una idea de que el mundo se nos caía encima . No
teníamos a dónde ir ni dónde meternos. Nos teníamos a nosotros, al niño y a la
tierra y el cielo y el móvil. ¡Ni más ropa ni más nada! Sus ojos totalmente
confiados, me dieron fuerza. ¡Decidimos seguir!
Necesitábamos encontrar trabajo y
una habitación donde dormir. Había que hacer algo. Con el móvil pusimos un
anuncio: "Se ofrece pareja para trabajar en finca o cuidar personas".
Esa noche la pasamos en vela, con unos amigos.
Al amanecer, algo había cambiado.
¡Respondieron al anuncio! Una señora mayor vivía sola en una finca a más de
ochenta kilómetros de la capital. La hija de la Señora, nos dio la dirección y
el teléfono. Teníamos que acudir ese mismo día porque ella era docente y tenía
que dejar a su madre con alguien. No había terminado el curso. Y en la finca
había trabajo.
Nos acercó ella misma hasta
ese remoto pueblo. Nos dejó allí y se volvió porque se le hacía tarde. ¡Hay que ver lo que hay que Ver! En aquel lugar casi
incomunicado, aislado, (el autobús paraba no muy lejos, una sola vez al día,
para ir o volver de la capital).
Apenas hubo negociación porque no teníamos dinero para
ir a ningún sitio hasta que nos pagara.
Cuando llevábamos allí cierto tiempo, alguien nos dio por Guasap
la dirección de una persona Provida. Sara le contó a grandes rasgos lo que había. Comprendió
e inmediatamente y movió, como se dice, Roma con Santiago. Cuando volvió a
llamar dijo que necesitaba, un certificado psicológico y de embarazo, para que
Sara pudiera ser admitida en una Casa de Acogida, en otra Comunidad Autónoma,
porque en la nuestra no había o estaba completo.
Como no teníamos medio de desplazarnos, ella
misma, con una amiga vendría a buscarnos. ¡Quedaron horrorizadas! Llegaron
pasadas las 5 de la tarde, cuando estábamos empezando a comer. Le dijimos que
allí no había horarios y se comía cuando la mayor parte del trabajo se había
realizado. Mientras charlábamos, la dueña se comió la tortilla de Sara. Pero es
que además ni había hecho contrato, ni estaba dispuesta a pagarnos ni un euro y llevábamos ya casi un mes trabajando allí. No teníamos ni seguro ni siquiera un papel que acreditara nuestra presencia allí. Es más, estaba dispuesta a
denunciarnos si nos íbamos porque no podíamos dejarla sola.
Nos fuimos, no sin antes
pasar una odisea para no dejar sola a la señora. Hicimos llamadas a la Guardia Civil, a Protección civil y a
la hija de la señora de la finca. Aquello había sido casi un mes de secuestro, una
explotación de personas indefensas y éramos nosotros quienes podíamos y
debíamos haber denunciado. Si no lo hicimos, es porque, necesitábamos
inmediatamente tener la documentación para que Sara pudiera ser atendida en una Casa de Acogida. Si era admitida,
deberíamos partir, para esa Comunidad Autónoma, sin perder tiempo en
tramitaciones policiales o judiciales.
La mujer Provida que nos fue a buscar,
sin conocernos, nos dio de cenar junto a los suyos y procuró alojamiento cerca
de la Estación de Autobuses. Al día siguiente, a las 8 salimos de la capital,
en el autobús que nos llevaría hasta la ciudad que acogería a Sara y a nuestro
hijo.
Y...aquí estoy, volviendo
solo, sin Sara, sin mi hijo, sin suegros y pensando en cómo me recibirán a mi
mis padres, cuando llegue a casa después de todo ese tiempo. Nada puede ser tan doloroso como lo que hasta
aquí hemos pasado.
Gracias a usted, por permitir
el desahogo de un joven padre enamorado. Espero que crea lo que digo. Si lo
publican en su ciudad de los cuentos, será también la ciudad de los niños. Alberto.
Evidentemente, no hubo tiempo
para leerlo en el Maratón de Cuentos. Pero aquí está. Cuando sea publicado, le
haré llegar el enlace. Seguro que su canto de esperanza tendrá su recompensa
cuando la vida salga a su encuentro.
PUBLICADO
EN
ESPERANDO LA LUZ,
02-07-2016
La ciudad de los
cuentos y los niños. http://belmontajo.blogspot.com.es/
EL HERALDO DEL HENARES.
02-07-2026:
http://www.elheraldodelhenares.com/pag/noticia.php?cual=31034
CIVICA, 03-07-2016:
http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/la-ciudad-de-los-cuentos-y-los-ni%C3%B1os
Bonito cuento real, de una pareja muy valiente y muy luchadora. El hijo que esperan les dará fuerzas para seguir unidos y formar una familia.
ResponderEliminarR. Montes.
Hola R. Montes:
EliminarCuando se toca fondo,tan jóvenes, no se puede más que remontar.
El la puede ver. Esa mirada le ayuda tanto que hasta le da suerte. Ha encontrado cerca trabajo y ya piensa en el futuro de los suyos, con el pecho lleno de aire y una dosis de orgullo para comenzar a volar.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo, y feliz semana.
José Manuel
Real como la vida misma, es la historia se tantos jóvenes, que luchan por la vida de un hijo, ante las dificultades, que le ponen todo en contra.
ResponderEliminarGracias Emilia:
EliminarEs verdad que la sociedad actual no facilita las cosas, ni para encontrar trabajo, ni para encontrar el camino para hacer algo por alguien.
Pero no todo es egoísmo. Los jóvenes descubren el amor, y en lugar de acomodarse o aprovecharse de leyes y de facilidades, prefieren ser ellos mismos y luchar por lo que quieren. ¡Son un ejemplo en muchos aspectos!
Un fuerte abrazo, porque también tú eres una luchadora, que además ayudas a vivir.
Un abrazo,
José Manuel
Y erase esta vez.... que regreso a tu hogar de letras para inspirar los sentidos leyendo en esta tarde otoñal de mi querido Buenos Aires, y que mejor oportunidad que esta que es la raíz de familia del futuro de engendrar esperanza, lucha sin bajar los brazos.
ResponderEliminarcafé de por medio me detengo a saludarte y expresar mis mas humildes felicitaciones por todo lo que nos compartes, gracias por tu bello comentario en mi hogar de poesía, te dejo un gran abrazo!! te cuidas y hasta pronto.
Hola Colibrí Viajero:
EliminarSoy un amante de los animales, pero ya no me acordaba que esos diminutos viajeros hablaran y dijeran cosas tan hermosas.
Erase la vida que en otra parte del mundo sigue dándonos lecciones de quien nada tiene, pero sueña con el amor. Seguro que remontarán el vuelo, porque al pajarillo del corazón, aunque pequeño, le han salido alas y soplan vientos de ensueño. Ya es viajero, como el tuyo.
Un abrazo, y muchas gracias.
José Manuel