miércoles, 9 de febrero de 2011

Para no hundirnos


Hay que cambiar el guión humano que nos están imponiendo. Antes, siglos XIX y XX, se habló de materialismo. En las clases y en la práctica nos arrebataron el espíritu. La economía y el sexo se convirtieron en fines absolutos. Las raíces culturales de occidente se camuflaron o reescribieron. El relativismo moral primero y el laicismo activo después, fueron ganando terreno, o sutilmente introducido en forma de proyecto. Las religiones en general y el cristianismo en particular han sido denostadas y relegadas a un segundo plano. En algunos casos fueron perseguidas o reducidas bien a fanatismos o bien a antiguallas. El mundo, la juventud y la vida, perdian la dimensión espiritual y la trascendencia. Los valores profundos interiores y trascendentes se han ido viniendo abajo. Luego el hombre mismo.

El ser humano está cada vez más limitado, encerrado en su hedonismo y pendiente de su placer y de su imagen estética. Quedan briznas de interés por el ocultismo y el esoterismo, pero sin demasiado rigor, y más como forma trasgresora que de interés intelectual o moral por esos temas.

No sólo la escuela y la sociedad, también los padres hemos dejado de hablar del ser humano como un todo de cuerpo y alma. Educar en libertad ha sido equivalente de dejar hacer lo que cada uno quiera. Primero la televisión y luego Internet, han sido las madrastras y niñeras que han tenido nuestros hijos. Ni una ni otra ofrecen disciplina, ni cariño. El valor del conocimiento, de saber lo que es el bien y el mal, se ha dejado al albur del capricho de cada uno: como sigas así o “te das un batacazo” o si te pilla la policía “te enchironan”. Los únicos principios son el miedo o el placer.

El futuro de una sociedad así montada es más que lamentable, oscuro. Es verdad que ni toda la sociedad es así, ni tal vez siquiera la mayoría. Pero los terminales mediáticos, audiovisuales y escritos actúan como altavoces agrandando y magnificando los ejemplos negativos, que son los que venden. El apesebramiento y la falta de libertad real, los convierten en voceros de lo políticamente correcto, dejando sólo traslucir o ver (incluso físicamente) lo que desde el poder se quiere.

Antes, habían entrado en quiebra otros valores; se está perdiendo al hombre. En algunos casos, como dice Benedicto XVI, “allá donde se ha impuesto la participación en cursos de educación sexual o cívica que transmiten unas concepciones de la persona y de la vida pretendidamente neutras, pero que en realidad reflejan una antropología contraria a la fe y a la recta razón”.

Ahora, el trabajo y la economía están en crisis. La política puso los ojos y las manos en las entidades financieras y contaminaron los dineros y el esfuerzo del ahorro. Los tramposos son cada vez más. La clase política, y la politización de la justicia y sus ejemplos de corrupción y mangoneo, son vistos por la sociedad civil como un peligro, más que como una posibilidad de regeneración. A parte de quienes aún están en período de estudios, el país tiene más de un millón y medio de jóvenes sin trabajo, y ya muchos son ni ni, (ni trabajan ni estudian).


No hay rebelión, ni proyecto, ni lucha por los derechos y las libertades, ni intento de superación. Hay droga sí, pero la mayor es el miedo, la apatía, la indiferencia. No hay debate. La oposición se silencia o no ejerce. El triunfo en general, en términos de poder político, mediático y de enriquecimiento, parecen estar al alcance de los ineptos, incultos, trepas y conseguidores, sin estudios ni oficio. Esto es una “esquizofrenia ética”. La realidad y la ética chocan diariamente. ¿Cómo vamos a enseñar el valor de la vida, los valores de bondad, dignidad, sinceridad, trabajo, esfuerzo, constancia, caballerosidad, altruismo, justicia, igualdad y libertad, cuando la gloria, el triunfo y el poder están en esas manos? ¿Qué hemos hecho? ¿Nadie es responsable? ¿Cómo se sale de este zulo o este túnel? ¿Tenemos que seguir con la picaresca del Lazarillo de Tormes y la actual y de los ”fondos de serpiente”? ¿Es la huida del país la solución? ¿O lo es la vuelta a los valores de la familia y el hombre?

La familia, para la mayoría de estos jóvenes, e incluso para muchos ya casados que se ven obligados por las circunstancias a volver al hogar, es la primera esperanza. Fuera hace frío. Hay que redescubrirla. Pero no como refugio donde siempre hay un rescoldo de afecto. Es núcleo de aprendizaje de la convivencia, la paz y el altruismo. La juventud no tiene iconos. Los padres tenemos que dar el paso del ejemplo, único lenguaje que todos entienden, sin necesidad de “pinganillo”.

El segundo paso, a nivel individual y sociale es descubrir y acatar, una ética de mínimos. Una “ética cívica”, basada en la razón natural y la experiencia humana. Hay que buscar la verdad y descubrir al hombre y su fuerza interior. Como diría Séneca: “no te dejes vencer por nada extraño a tu espíritu y piensa en medio de los accidentes de la vida, que posees dentro de ti una fuerza madre; y… mantente en tal forma firme y erguido que, al menos se pueda decir siempre de ti que eres un ser humano”. Es la forja de los valientes. No olvidemos que los valores humanos son claves para la felicidad.

Los valores pueden ser de muchas clases: sensibles, ambientales, humanistas o espirituales y religiosos, como dicen M.Eliade, Berger o E. Miret Magdalena o D.Bosco. Pero necesitamos primero, superar el reto que se puede leer en los colegios de éste último: “primero buenas personas, luego, buenos cristianos”. Hay que ir poco a poco por los ríos al mar. No podemos navegar en el mar de la vida sin una barca humana sólida y sin encontrar el rumbo. Es urgente encontrar una y otro. Y si fuera posible también la primacía del espíritu sobre la carne. Y por ahí recuperar nuestra dignidad y la responsabilidad de nuestros actos.

¡Para no hundirnos, no podemos seguir en la esquizofrenia permanente de no saber quiénes somos, ni de dónde venimos, o a dónde vamos! ¡No se trata de cambios políticos o económicos! ¡Todo seguirá igual mientras no deje de estar manipulado y decida ser yo mismo!
PUBLICADO EN BITACORA de BELMONTE en CIVICA, 10-02-2011;EL HERALDO DEL HENARES;[10-02-11 14:10] - Para no hundirnos

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