Se comercia con la muerte. Compañías de Seguros, Funerarias,
Floristerías, Marmolerías, Tiendas de Disfraces, Discotecas etc., todo vale.
¿La muerte es un negocio?
Aprovechan estos días para hacer balance y dar una rueda de prensa
convocada por el grupo de servicios funerarios Funespaña ante la próxima
celebración del Día de Todos los Santos y de los Difuntos. Las Funerarias
destacan que hay menos entierros, porque han aumentado las incineraciones.
También se quejan de la mordida del gobierno: "No entendemos por
qué un servicio básico y esencial tiene que estar gravado como una
joyería", ha afirmado el secretario general de la Asociación Nacional de
Empresas Funerarias (PANASEF) Carlos Hurtado.
Alguna aseguradora ha visto la posibilidad de incrementar su cuenta de
resultados, ofreciendo sin escrúpulos, el adelantamiento de la muerte para
algunos inocentes, al amparo de la Ley Aído. Así Mapfre Familiar, oferta, abortos gratis en sus pólizas
de Salud Familiar Opción y Media
Salud Opción, que “cubre hospitalización obstétrica que cubre la interrupción
del embarazo en régimen de hospitalización”.
Pero en estas fechas, celebramos otro aniversario ya que el 9 de
noviembre de 1989 caía el muro de Berlín, el muro que separaba dos mundos, el
occidental y el comunista. La caída del muro fue, una puerta a la esperanza, a la
libertad y al respeto a los derechos humanos.
Sin embargo siguen en pie otros muros, a veces sutiles, a veces
invisibles, siempre separadores y difícilmente franqueables. Muros mentales,
culturales y económicos entre seres humanos, pero también en el interior del ser
humano. Tal vez el mayor sea el que alzamos entre la vida y la muerte. El miedo
y desconocimiento lo sostienen. Ese muro, agobia a unos y aterra a otros.
Quiero romper una lanza por la vida. Romper el muro mental de la muerte.
Decir al menos, lo que pienso. No descubriremos al hombre totalmente mientras
no caiga ese último muro.
El adiós no es para siempre. Sentir el dolor de una despedida, es
normal. Como dice mi amigo Antonio de Miguel refiriéndose a la despedida de un
compañero de trabajo: “todas las despedidas son diferentes; no solo porque cada
uno de nosotros seamos diferentes, sino porque el grado en que nos
comprometemos afectivamente con algo o con alguien, es también diferente”.
Si por afecto o por lazo familiar hay que despedirse de un ser querido, el dolor
es normal. La expresión de dolor también. Demuestra que no somos insensibles. Es
bueno el desahogo. Pero algunos prolongan y convierten el “duelo lógico” en
“duelo patológico”, bien porque no están
preparados para reencauzar su vida sin la presencia física del ser que acaba de
pasar a otra dimensión, o por el trauma de revertir la muerte hacia sí mismos:
“memento mori”. “Recuerda que vas a morir”, o simplemente: “recuerda que eres
hombre”.
Y es que las tradiciones culturales pesan mucho, porque vienen de siglos:
“Ars longa, vita brevis”. Esta cita
del griego Hipócrates (460-377 a C) “el arte es duradero pero la vida es
breve”, no ha sido bien entendida. Originalmente parece indicar que cualquier
arte o ciencia requieren mucho esfuerzo y dedicación, pero la vida de quien lo
intenta, es corta.
La brevedad solo es aplicable a la dimensión corporal que conocemos
actualmente. Pero somos más que nuestro cuerpo, espirituales, somos
atemporales, buscadores de luz.
Por eso, la muerte no puede ni debe imponer su ley en los humanos. Nos encontramos aquí y ahora porque estamos,
literalmente, encarnados en este cuerpo para aprender. Gracias a la vida, somos
espíritus humanos, o espíritus encarnados. Por la dimensión corporal entramos
en el espacio y en el tiempo. En este cuerpo viviremos un tiempo limitado. El
tiempo que el reloj de nuestro organismo biológico determina. Pero tenemos la
otra dimensión y lo olvidamos.
Nuestro tiempo real, no se mide en minutos, ni horas, ni años, o al menos
no únicamente, sino en lecciones, que tenemos que aprender. El cuerpo cambia, crece
y se deteriora biológicamente, pero el espíritu siempre es joven. Es igual en
el niño, en el adulto o el anciano.
La tierra es nuestra escuela. Todos somos maestros y todos aprendices.
Las lecciones fundamentales, bondad, no violencia, compasión, y sobre todo el
amor, las aprendemos gracias a la convivencia.
El cuerpo tiene importancia, pero relativa, igual que el género, el
color, la salud y la belleza. El científico Stephen W. Hawking, afectado por una grave esclerosis que lo mantiene
paralizado dijo, no hace mucho, gracias a su ordenador: “Algunos de nosotros
hemos perdido la capacidad de usar parte de nuestros cuerpos. Eso no tiene
importancia. Lo verdaderamente importante es que conservamos el espíritu
humano, la capacidad de crear…Cada uno de nosotros lleva dentro de sí una chispa de fuego, una
fuerza creadora”.
De eso se trata, aunque sabemos que hay personas creyentes, personas
escépticas y otras ateas. Nuestra constitución esencial no la cambia las
creencias. Nuestra misión y nuestro destino aquí, tampoco. Esa chispa de fuego,
vida de nuestra vida, esa fuerza creadora, es lo que nos hace infinitos en busca de
infinito. Es la raíz de la inmortalidad.
La muerte no es el final del camino, es el final de ésta etapa concreta. No
es el final de la vida. Por absurdo que parezca,”La vida es el camino que nos
lleva hacia nosotros mismos”. Y puede tener “dos caras: la alegría y la pena.
Pero por cualquiera de las dos hay que darle las gracias… Siempre nos da lo que
necesitamos: ahora un riesgo, ahora pobreza, ahora un éxito, o una ilusión o un
desengaño...o un adiós” (A. Gala). Y el
adiós de la muerte, también.
De todo hay que aprender. Podemos ayudarnos mutuamente. Morir es fácil.
Lo difícil es vivir con un propósito, intentando ayudar y aprender. Las
necesidades más profundas, satisfechas
las biológicas, son búsqueda y esfuerzo personal e interior hacia la verdad.
Por ahí se encuentran la paz y la felicidad. La lección fundamental: el fin de
una etapa no es el fin del corredor ni el fin de la vida; es un paso a otro
nivel. La gota de rocío cuando cae al agua, no deja de ser lo que fue. Siempre
fue agua.
Tal vez hemos vivido aquí antes y
tal vez volvamos a reencarnarnos. “ La reencarnación ocurre porque tenemos que
aprender lecciones sobre aspectos como el amor, la compasión, la caridad, la no
violencia, la paz interior y la paciencia…sin embargo, ciertas almas muy
evolucionadas eligen reencarnarse de una forma voluntaria para ayudar y enseñar
a los demás” (B Weiss, Espejos del tiempo,
p.89).
Conocemos poco del mundo de los vivos que atraviesan el muro y pasan al
“más allá”. No porque no existan los
vivos y el más allá. En el mundo actual, incluso el científico, parece estar
“despojado del alma y de la conciencia”, como dijo el maestro José Luis
Pinillos. Sin embargo cada vez más los psiquiatras, gracias a la meditación o a
la hipnosis nos ayudan a descubrir el pasado, y también el futuro. Hay muchas
personas que descubren sus vidas pasadas.
También relatan los encuentros con sus seres queridos, en otra dimensión
y encuentran una gran paz.
Algunos, desean la llegada de la vida futura, como forma de plenitud: “Vivo
con la esperanza de que, si no en esta vida, en alguna otra podré abrazar con
amor a toda la humanidad” (M. Gandhi).
Los estudiosos de las situaciones cercanas a la muerte, descubren una
dimensión que está ahí. El prestigioso físico Victor Stenger, escribía en
Newsweek que” Únicamente por el hecho de que algún científico no pueda probar
racionalmente nada desde el mundo de los vivos, no significa que tras la muerte
acabe la existencia. Simplemente, tendremos que aceptar el hecho de que hay
evidencias que al no poder cuantificar, tendemos a negar, y esta postura
tampoco es científica”.
“Somos la suma de nuestras experiencias, perfeccionada por nuestra
sabiduría intuitiva y nuestra conciencia en evolución… hemos vivido y conocido
las creencias y culturas de países de todos los rincones del planeta…la mente
es capaz de saber más cosas a un nivel
que va más allá de los cinco sentidos tradicionales”(B.Weiss).
Se ha escrito mucho últimamente de esos conocimientos y esas experiencias
de regresiones que trasmiten vivencias, capaces de abrir a otra dimensión,
incluso son curativas o sanadoras.
Otro médico, el Dr. Eben Alexander, prestigioso neurocirujano
estadounidense, luego de haber vivido en 2008 una Experiencia Cercana a la
Muerte (ECM), asegura haber viajado al “más allá”. Y lo cuenta en su libro Life
beyond death (Vida más allá de muerte). “No
soy la primera persona en tener evidencia de que la conciencia existe más allá
del cuerpo (que estaba en observación al minuto durante los siete días de coma
en el hospital) vi una multitud de seres trasparentes y brillantes, seres
avanzados, formas superiores, diferentes a todo lo que he conocido en este
planeta…la alegría de estos seres era tan grande que no pudiendo contenerla se
hacía música, pero palpable como una
lluvia que puedes sentir en tu piel, pero no cala”. http://teatrevesadespertar.wordpress.com/2012/10/30/eben-alexander-el-doctor-que-regreso-de-la-muerte/
La publicación de la experiencia vivida por el Dr. Alexander en la
revista Newsweek del mes de Octubre, también relata todos los detalles. Sea o
no la Prueba del cielo (Proof of
Heaven). No dejan a nadie indiferente. Se abre un
interesante campo de estudio y opinión. Descubrir algo de esto, parece más
positivo que la banalidad de Halloween.
Puede ver la entrevista al Dr. Eben Alexander:
http://www.youtube.com/watch?v=P1RWOKdC8zwPUBLICADO EN:EL HERALDO DEL HENARES, Blog La Tangente, 05-11-2013: http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=19260; BITACORA DE BELMONTE en CiViCa, 06-11-2013: http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/pasar-otra-dimensi%C3%B3n-no-es-dejar-de-vivir.
Me ha encantado leer esto José Manuel. Además, hace muy poquito me he leído el libro "El Cielo es real", que trata sobre este asunto. Un fuerte abrazo y buen fin de semana amigo.
ResponderEliminarHola Pepe:
ResponderEliminarYo creo que no necesitabas leer el libro. Paseas tu señorío por España, entre la magia de la imaginería, que los genios esculpieron para que los profanos podamos ver y tocar, mientras caminamos por la tierra. Tú como en el libro, a tu modo, nos dices que todo eso es real, y que hay que dar el salto y ...ver a través...
para ver dede aquí el más allá.
Gracias a tí, y un abrazo.