Solo las
madres tienen el privilegio de sentir y escuchar el comienzo misterioso
del latido de un nuevo ser que late y
anida junto a su corazón. Es un milagro. El amor se multiplica. Un reto que les
acompañará mientras vivan.
Las madres sostienen el mundo. Por
ellas la Humanidad progresa. Gracias a la magia de su inteligencia, de su
corazón y de sus manos, multiplican las existencias de que disponen para dar de
comer día a día hasta donde pueden, y llegar a fin de mes. Trasformando
alimentos en manjar, de la forma más variada, dan de comer a más personas que
todos los restauradores de todos los países.
Para ellas, vivir es más urgente que
pensar. Sin detenerse, su mente inventa lo que tiene que hacer ahora mismo y
cómo y preparar el mañana de los suyos al mismo tiempo. No cuentan el combate
porque están en primera línea. Tienen el valor de no rendirse y se meten en la
lucha desde que amanece hasta que los suyos descansan, cada noche. Nunca se
resignan, ni aceptan la derrota, porque cada minuto para ellas es una victoria.
Necesitan el alma entera, el corazón entero y el cuerpo entero para vivir y dar
la vida 24 horas cada día.
Es su vida la que lleva a la vida,
la que sueña la vida, la que inventa y agradece la sonrisa de estar vivo. Las
madres, todas, tienen más iniciativa y deciden
por intuición más y mejor que políticos y economistas juntos, con
asesores, incluidos. Despiertan y espolean la sociedad para que siga avanzando.
Ponen todo el amor y la energía para que la rueda del mundo siga girando. Y cuando
llegan los logros de los suyos y se alcanza la perfección en algo, lo celebran,
se regocijan y lo multiplican.
Crean un ambiente especial, es
decir, normal, sano, agradable, que atrae la bondad y amistad. Son capaces de
crear cierta sensación de abundancia, sin necesidad de riqueza. En su hogar,
puede verse la alegría y la esperanza, porque es en la paz donde la vida crece y los niños aprenden,
sobre todo con el ejemplo y la confianza. Ahí se asimila lo que no poseemos
porque no lo hemos heredado con los genes. Se comparte lo principal en el trato
y en la mesa: el cariño. Un don mutuo, recíproco, inagotable que seguirá manando
cuando los hijos vuelen, o ellas se vayan.
En ese ambiente, se respira salud
sin monotonía. Se inventa el futuro y se afronta con confianza. Cuando se ama
con locura, el amor-lo-cura-todo (heridas y lágrimas). El amor de la madre
afecta al cerebro y al corazón de los hijos.
Las madres sueñan, literalmente,
situaciones imaginarias. Se inventan historias o cuentos que atraen y absorben totalmente
la atención de sus hijos mientras comen. El relato termina justo al darles la
última cucharada de comida. Y por la noche, con las estrellas, dejan al hijo envuelto,
entre la fantasía de otros cuentos, otras nanas y otros besos, para que siga
creciendo mientras duerme. Y al
despertar, con un beso de ternura, la madre le acercará el sol, para que sienta
la magia de ser querido, de ser único e insustituible, y que sepa que merece la pena vivir un nuevo día.
Las madres son únicas; cada madre,
lo es. Para cada uno la mejor, la suya. Y es verdad siempre. Incluso es verdad
entre los animales. Tiene un encanto especial, un aroma especial, una música
especial e inconfundible y reconocible entre cientos. En eso coincidimos los
humanos y los pajarillos, las mascotas y los animales salvajes. Tal vez ellos,
por tener algunos sentidos más desarrollados, lo perciben mejor.
Pero tal vez la madre humana les
supera en el gozar con la alegría de los momentos grandes de los seres
queridos; las fechas en que la felicidad se hace palpable con los logros de los
hijos, fiestas, cursos, carrera, trabajo, compromisos de amor, nietos etc. etc.
Las madres, cuidan, velan, y son
ángeles guardianes. Están a la cabecera cuando una indisposición, una fiebre o
una enfermedad aqueja. No les basta con acompañar. Rezan, imploran y mueven
cielo y tierra para encontrar el remedio y la salud hasta devolver la sonrisa
al hijo de sus entrañas.
Ellas enseñan lo que está bien o
lo que no se debe hacer. Ahí está el ejemplo de la madre del Baltimore. Desde
el momento de nacer, un par de ojos la observan, y unos pies la siguen.
Aprenden, archivan, imitan. El respeto, la ética, la filosofía y la gramática
se maman desde la cuna. También la dignidad y la trascendencia de la vida humana,
es decir la creencia en un Ser Superior, (lo entiendan como lo entiendan).
Todo eso no se pierde, porque se
grava de forma indeleble en el alma.
Conozco alguna madre, que cuando llega la edad en que comienzan a fallar
las conexiones neuronales, o alguna enfermedad deteriora la memoria y no
encuentran las palabras adecuadas... cuando tienen enfrente a un ser querido, porque
aunque conocen, dudan... Su vida y su sabiduría encuentra el recurso, para
acertar siempre... Si alguien le pregunta
-¿Quién es?
La respuesta, mirando a los ojos, con un
gesto de cariño fue... mover su mano hacia su pecho, una o dos veces. (Como
diciendo: en estos momentos no sé decirlo bien, o temo equivocarme, pero
es... "algo de mí").
Algunas, ya no están con nosotros. Muchas
madres se han ido. Pasar a otra
dimensión no es dejar de vivir. El día de la madre, es su día. Nos dejaron el
mejor regalo: la vida. ¡Impagable! ¡Qué menos que apreciarlo agradecidos!
Y es también el día de "las otras madres". Las
madres que tuvieron un hijo, pero... no llegó a nacer. También pasaron a otra
dimensión. Lo cierto es que hoy no
tienen quien las escriba, pinte un dibujo o le regalen un abrazo. El día de la
madre, puede ser un día triste, casi un
drama personal. El silencio, no es la mejor felicitación. Sin quitar a nadie la
parte de responsabilidad que le corresponda... tal vez, en su momento, no
encontraron el apoyo, la orientación, los medios económicos y sociales y sobre
todo el cariño, de quien podían esperarlo. Es justo reconocerlo, aunque no sea
un consuelo.
Las
madres, en general y por mayoría, han elegido el camino del corazón. Ahí reside
su fuerza. Y también la energía para dar pasos decididos hacia su destino. El
orgullo de ser madre, no se pierde con las emociones, ni con las
circunstancias. Es posible que lleguen momentos duros, días grises y también
penas. No hay que negar que la vida tiene rosas y también espinas, para ellas.
Igual que para todos. Pero no tienen miedo.
Cada uno tenemos una deuda
impagable de amor. ¿Cómo se devuelve el amor si ni siquiera es exigible?
El amor se da o no se da. Cuando se entrega de forma total, crea vida. Y esa
vida, hoy, tiene nombre y es independiente.
¿Qué sería del mundo sin las
madres? Con todo mi ser: ¡gracias, madre! ¡Gracias madres!
http://www.
BITACORA DE BELMONTE EN CIVICA: 04-04-2015:
http://investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/las-madres
Las madres mueven el mundo y hacen que el sol acaricie sin llegar nunca a quemar.
ResponderEliminarUna madre es una luz que nos acompaña y guía. Da sentido a la palabra incondicional y pilar.
Mi abrazo✳
Cierto AtHeNeA ellas mueven el mundo y en cierto modo lo sostienen... son un pilar y no solo las pilares.
EliminarUn gran abrazo,
José Manuel
Que hermoso José. Gracias.
ResponderEliminarQuiere decir, Emilia que lo estas viendo cada día.... en ese plantel de hermosos niños que ayudas a venir y que sostienes junto con sus madres.
EliminarGracias a ti.
Un abrazo,
José Manuel
Sí Jose, más urgente vivir que pensar.
ResponderEliminar¡Gracias madre!
Un abrazo inmenso.
Es que las madres, como tu sabes, viven, actúan.y cuando tienen un poquito de tiempo para pensar es para ver de qué forma pueden ayudar mejor a sus hijos.
EliminarUn beso, y gracias por ayudarme a pensar y a vivir.
Gracias,
José Manuel
Que bonito!la Madre lo. Mejor
ResponderEliminarUn bsol
Gracias Pilar:
EliminarAunque nadie dice que sea fácil, todas estáis orgullosas de serlo. ¡Merece la pena!.
Un abrazo,
José Manuel
Precioso.Ojalá lo lean muchas madres y muchos hijos.
ResponderEliminarUn beso
Charo Uriarte
Tal vez Charo, si no lo leen las madres, seguro que lo viven. Los hijos, sí que tenemos que leerlo, porque ellas lo son 365 días al año y no solo el DÍA DE LA MADRE.
EliminarUn abrazo, y gracias
José Manuel
Que preciosidad, muchas gracias Jose
ResponderEliminarUn abrazo Beli
Gracias por tus palabras Beli.
EliminarMe encanta saber que estás ahí y merece la pena aunque cueste. Por eso sois impagables.
Un abrazo,
José Manuel
Feliz dia de la madre.querida.Amgela.
ResponderEliminarBendiciones cruzamdo los mares
CARIÑOS DESDE PARAGUAY
Quiere decir, que aunque hoy no se celebre el día de la madre, en Paraguay,
Eliminartu has estado atenta.
Le diré a Ángela que lea tu mensaje. Y...seguro que te envía un beso
Un abrazo,
José Manuel
José Enhorabuena por esta fabulosa dedicación a las Madres, gracias por su visita me agrada siempre sus letras Saludos
ResponderEliminarJosé Ramón, el aprecio es mutuo, porque tus creaciones son muy originales.
EliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo,
José Manuel
Tus artículos como siempre,enriquecedores.Pero como todo no ha de ser tan serio Aqui te envió una dirección para que veas algunas diferencias entre las madres,aunque como bien dices,todas,y especialmente las nuestras son las mejores.
ResponderEliminarSaludos.Domingo
http://matadornetwork.com/network/12-differences-normal-mother-spanish-mother/
Jajajaja, Domingo, muy bueno.
EliminarTodas esas y más son auténticas.... pero la de la tortilla de patata,,, es ontológica.
Un fuerte abrazo, y gracias por tener el humor de leerme.
Muchas gracias,
José Manuel
Me ha encantado leerte José Manuel, las madres se merecen todo, nuestro cuidado y nuestro amor como ellas hacen siempre con nosotros. Hay una frase de una canción que cantábamos en misa de pequeños cuyas letras siempre llevo en el corazón. "El regalo más hermoso que a los hijos da el Señor, es su madre y el regalo de su amor". Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarGracias Pepe.
EliminarSí, es el mayor regalo, el más hermoso. Tengamos a la madre aún con nosotros, o se haya ido para prepararnos el camino en otra parte, nuestro reconocimiento y nuestro amor sigue igual de vivo.
Que tengas un feliz fin de semana.
Un fuerte abrazo,
José Manuel.