Sí, no sólo el de tarjetas. Es lo que quiero comentar. Según la Policía se ha iniciado una investigación en la que han participado hasta 14 países. Se han practicado al menos 84 registros, y se ha saldado con cerca de 200 detenidos. Se han desmantelado por lo menos 11 laboratorios de clonación y de falsificación. Ha caído una importante red mundial de clonadores de tarjetas bancarias. Esa es hoy, 15 de junio, la noticia.
Este grupo de actividades delictivas habría obtenido unos beneficios estimados en más de 20 millones de euros.
Como cualquier ciudadano, me alegra la noticia y creo que es para felicitar a la Policía y a cuantos hayan intervenido en la desarticulación de ese importante grupo.
Pero con ser importante la clonación de tarjetas bancarias, me gustaría añadir que hay otras clonaciones, desde hace muchos años, a las que no se les presta el mismo interés, y por consiguiente tampoco la misma eficacia. Me refiero a la clonación de embriones humanos. Y el negocio de su utilización.
La comunidad científica y médica sabe que esto ocurre. Y ocurre en Estados Unidos, en el Reino Unido, en Europa, en Rusia y también en otros países. El interés y las cifras de este negocio son muy superiores al de las tarjetas.
No se trata de impedir que los científicos usen la investigación en células humanas para curar enfermedades. Ese no es el problema.
Los problemas son varios. Uno es la clonación. Otro la cosecha de fetos. Y finalmente la utilización de fetos abortados o no.
Según The Washington Post existen bancos de embriones humanos clon. Es más, según Calvin Harley, “a largo plazo, se sabrá cómo tomar células madre de otra fuente, no de embriones. Pero mientras no sepan cómo hacerlo, seguirán trabajando con embriones humanos clonados”.
Algunas clínicas detienen la evolución del feto clonado a los 10 días. Michael West, hace una distinción entre la clonación terapéutica, en la que se clonan embriones para utilizar sus células, y la clonación reproductiva, en la que los embriones se desarrollarían hasta ser bebés.
Si hablamos de “cosecha” es que hay una “siembra”. Como en el caso del aborto, que afecta más a las mujeres más desfavorecidas e ignorantes, aquí también se siembra en la pobreza. El “derecho” a matar ni es derecho ni hace libres. Es negocio.
La Asociación de Médicos y Cirujanos Americanos trató en 2001 un nuevo abuso de las células troncales. Comprobaron que para algunas clínicas “la edad óptima del feto es de 8 a 12 semanas. Según se informa, se está pagando a mujeres en naciones pobres hasta 200 dólares para gestar un bebé hasta el momento apropiado para “cosechar” las células”.
¿Para qué utilizan las células troncales así obtenidas? Algunas clínicas exclusivas en varias ubicaciones mundiales están ofreciendo “cosméticos” empleando tejidos procedentes de fetos abortados y células troncales de embriones humanos. Se dice que las células rejuvenecen la piel. (“Fetos Cosechados para Procedimientos Cosméticos”, por los doctores Michael Arnold Glueck, M.D., y Robert J. Cihak, M.D., “Los Hombres de la Medicina”, de 24 agosto 2006, aparecido en Newsmax.com)
El investigador en éstas células Colin Blakemore, del Reino Unido, dijo al London Daily Mail que las terapias son “altamente experimentales” y pueden dañar la reputación de otros investigadores. Eso parece no importarles demasiado.
La otra finalidad es el trasplante, la farmacéutica y la nutricosmética.
El dinero que se mueve es tanto que hace muy difícil llegar a todos, algunos de cuyos tentáculos se encuentran en paraísos turísticos o fiscales. Entonces es pertinente preguntarse: ¿clonar seres humanos para destruirlos, manipularlos y venderlos, no es menos ético y más deleznable que clonar tarjetas bancarias? ¿Y utilizar los fetos de los abortos, enteros o por piezas, para abastecer la demanda de rejuvenecimiento, para reparaciones regenerativas o cosmético?
“Este salvaje y repulsivo ‘audaz mundo nuevo’ de sacrificios humanos en la búsqueda de la juventud eterna es un ejemplo básico de los resultados finales cuando todas las fronteras morales se han saltado” dijo la Dra. Janice Shaw Crouse, de Concerned Women for America. (Steven Ertelt, Life News.com, 8.8.06)
Una cosa es permitir y avalar la investigación y otra silenciar y mirar para otro lado ante este submundo lucrativo de mercadeo con piezas humanas, de manipulación sin escrúpulos y explotación de la mujer y su pobreza. El aborto puede no ser el principio, pero desde luego no es el fin de este negocio de muerte. Y gran parte del dinero que se mueve en este negocio infame, es negro.
Cuando se han perdido los valores, es posible que nos quieran comprar la conciencia. Hay líneas rojas de principios que no se deberían traspasar.
Se dan golpes al narcotráfico. La red de las tarjetas llegaba a 14 países. El negocio de los fetos o embriones, “cosechados”, clonados o abortados, según fuentes de toda solvencia, no está en Marte.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES [16-06-10 09:59] - ¿El negocio de clonar?; en NUEVA ALCARRIA 12-07-2010; en CIVICA : miércoles 16 de junio de 2010 ;EL DIA 31-07-2010
¿EL NEGOCIO DE CLONAR? - - Por José Manuel Belmonte -Asociado de Cívica)
¿EL NEGOCIO DE CLONAR? - - Por José Manuel Belmonte -Asociado de Cívica)
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