“Es duro vivirlo” dijo Isabel Gemio, presentadora del
Telemaratón solidario, para recaudar
fondos para investigar las enfermedades “raras” para las que”no existe
tratamiento”. http://www.rtve.es/alacarta/videos/telemaraton-todos-somos-raros/isabel-gemio-duro-vivirlo/2424128/
Por supuesto que lo es. Todos
conocemos o tenemos personas afectadas con alguna de esas patologías. Apoyamos
totalmente todo lo que se haga para recaudar fondos que posibiliten la
investigación. Existen más de 7.000 patologías de este tipo. Y en España afectan
a tres millones de personas. Lo que implica, por lo menos, a otras tantas
familias. Me voy a referir a éstos.
Sin poder precisar cuántas
familias hay en España al día de hoy,
podemos decir que en el año 2007, había 16.280.438 hogares. Hay hogares de una
sola persona, otros de dos, y considerando a todos ellos como familias, la
media de personas por hogar, es de 2,7. Cifra menor que a finales del siglo pasado que era 3, 2.
Según ese dato, el porcentaje de
hogares que conviven con alguna de las personas afectadas es muy elevado. Pero es aún mayor, si añadimos a los abuelos,
que en mayor o menor medida, se ven también afectados, y ayudan más de lo que imaginamos.
Para el cuidador habitual u
ocasional “es duro vivirlo”. Si bien en la mayoría de esas familias, el
amor descubre una oportunidad de entrega, de sacrificio y de donación,
difíciles de entender en quien no “conviven” con esos seres humanos especiales.
Hay una conexión interna que es más que la sangre. Posiblemente, el cariño, la
sonrisa y la dulzura que desprenden los
afectados por alguna de estas enfermedades “raras” no puede compararse con
nada. El agradecimiento infinito que irradia, a veces, su rostro, es una
energía que humaniza a la familia y a quien a ella se acerca.
El cuidador es un ser
extraordinario. No es raro ni por dar ni por pedir. Porque buscar e incluso exigir esa medicación y ese
dinero para la investigación, es amor. Es
raro, porque se tiene que tener un coraje y una valentía especial para estar ahí
a diario. Algunos se cansan, huyen, abandonan, incluso se divorcian. El cuidador,
un día sí y otro también, tiene que buscar dentro, en el corazón y en el alma, algo
que pueda aliviar a su ser querido y encontrar la mejor forma de hacerlo feliz.
¡No es fácil!
Por supuesto que el dinero es
necesario, para investigar, para no tener que sentir la frustración de no poder
remediar el dolor, cuando no hay medicación. Es muy duro saber que tú y la
familia, de momento o para siempre, sois la única esperanza. Y que no puedes
fallar, ni de noche ni de día, haga sol o diluvie. Ese cuidado, que entraña mil
gestos y mil formas, que es aseo, es alimento y es un mimo y un abrazo, nunca se
pone por escrito. Nace espontáneo y se asume, se entrega y se hace vida. Es una
rareza normal, pero extraordinaria, de seres entrañables a sus seres queribles y queridos.
Por eso no todo es dinero, ni
todo es Dependencia. En las sociedades avanzadas esa ayuda social es necesaria.
Pero, dicho eso, se debe añadir que a
veces, el dinero o la falta del mismo, es una excusa porque andamos mal de
amor. En una sociedad hedonista, que ha perdido el aprecio a los valores
esenciales, los actos extraordinarios incluso de cariño, son “raros”.
Aunque no muy conocidas, enfermedades
parecidas han existido antes. Es verdad que estas criaturas, afectadas por
enfermedades “raras”, tienen todo el derecho del mundo a recibir las mejores
prestaciones, tengan la edad que tengan. Pero también es verdad que los valores
humanos, la empatía y la fuerza del cariño familiar, han cubierto siempre la
falta de medios y de Asistencia Social. Y lo siguen haciendo. Hoy hay centros e
Instituciones, pero “no suplen”.
El reconocimiento del otro y su singularidad,
ha sido siempre el fundamento del cariño. Los cuidadores, eran los “raros
normales” que vivían “para” alguien. Eran imprescindibles e insustituibles, que
cuidaban a quien tenía alguna carencia, estaba enfermo o era anciano. Se
guiaban por el corazón y han ayudado a que otros, vivan. Eran y son, personas
que saben por experiencia, lo que afirmaba Kafka: “cuando todo parece
terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives”.
Seamos sinceros, el dinero de la
Dependencia no puede ser referente de todo, cuando hay una prioridad humana,
imprescindible o inaplazable. El dinero puede ayudar a aliviar al cuidador,
cierto; y a investigar y encontrar nuevos medicamentos para el enfermo,
también. Pero la relación con el enfermo, con el ser humano dependiente, niño,
joven o mayor, es una relación íntima y personal. Y debe estar nacida siempre
de la generosidad y no en el interés.
Eso no quiere decir que tenga que
ser gratuita, o sea siempre gratuita. Tampoco que el cuidador tengan que ser siempre
familia directa del enfermo. ¡Hay cuidadores que no tienen lazos de sangre con
el enfermo y son admirables e impagables! Y siendo sinceros se debe afirmar
que, las mujeres históricamente, han sido siempre mejor cuidadoras que los
hombres.
Por encima de lo que haga un
gobierno nacional, regional o local para ayudar a la familia, está el afecto,
la compasión, el espíritu de superación, la empatía y los valores humanos y
espirituales que se viven y desarrollan en la familia. El enfermo tiene todo
del derecho a estar aquí y a ser atendido en sus necesidades, hasta el último
momento. Las personas que con respeto y con esmero cuidan de esos enfermos
están realizando un propósito vital. No te rías del cuidador por su “rara”
abnegación. Es posible que tú seas igual que la mayoría, incapaz de comprender
y echar una mano.
Es verdad que incluso el
cuidador, con el paso de los días y los años, puede llegar a quemarse. Existe
el “síndrome del cuidador quemado”. “Los monstruos son reales, al igual que los
fantasmas. Viven dentro de nosotros, y en ocasiones, ganan” (Stephen King). El
desaliento, la duda, la falta de fuerzas son reales, son humanos El
cuidador o cuidadores, a diario son
héroes, pero a veces su paciencia y sus fuerzas llegan al límite y, sin querer
explotan. “Es duro vivirlo también”, pero es así.
Son geniales y raros, pero humanos. El cuidador
tiene necesidad de apoyo humano, familiar y social. La sociedad y la Humanidad,
tiene con ellos una deuda impagable. Sin ellos la vida tendría menos luz. Todos
tenemos que recibir amor, además de darlo. No se trata de decir en una palabra
de reconocimiento “algo positivo”, que ya sería un acicate y un estímulo; se trata ofrecer detalles, pequeños o
grandes, que demuestren agradecimiento y empatía. Todos somos o deberíamos
serlo, médicos del alma.
Se olvida que las personas con enfermedades
raras, y los mismos cuidadores, además de tener necesidades, tienen alma. Nunca
es demasiado tarde para darse cuenta. Un mal gesto, puede ser destructivo y
hace que se caiga el alma a los pies. Por eso hay que poner especial atención.
Un niño que está orgulloso de su dibujo, su poesía, su canción, o de un logro,
si no se le presta atención, o se encuentra con el desprecio de una risotada, o
un juicio inoportuno: “¡qué tontería!”, puede arruinarle el día y la esperanza.
Mejor siempre dar aliento, apoyar cualquier
esfuerzo o cualquier logro. Con un apretón de manos o, un beso, una sonrisa, se
consigue un efecto balsámico que no podemos ni imaginar. Eso puede hacer que se
olviden las limitaciones, para descubrir nuevas posibilidades de crecimiento y
otros horizontes.
Recuerden el verso profundo de Mario Benedetti: “Aún hay fuego en tu
alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo nuevo, porque
ésta es la hora y el mejor momento”. Para el enfermo y para el cuidador,
infinitos que crecen juntos y elevan el mundo.
PUBLICADO en EL HERTALDO DEL HENARES, BLOG LA TANGENTE, 09-03-2014:
http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=20647; BITACORA DE BELMONTE en CiViCa, 12-03-2014: http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/el-cuidado-en-manos-de%E2%80%A6raros-normales.
José Manuel,
ResponderEliminarInterensantisimo post, que mucha gente debería leer. A veces pensamos solo en nosotros mismos y así va el mundo... Un abrazo, Jaime
EliminarGracias amigo Jaime por tu comentario.
Es verdad que nuestros temores y egoísmos nos impiden ver incluso a quienes tenemos más cerca y tanto necesitan de nosotros.
Y lo más curioso, es que nosotros mismos necesitamos de esas personas para crecer. Y si no aprovechamos esta oportunidad, posiblemente tengamos que repetir curso.
Un abrazo,
José Manuel
Cuan cierto es lo que escribes Josema ,sabes muy bien que yo lo puedo entender mejor que nadie --- Bendiciones ..
ResponderEliminarClaro que lo puedes entender, porque lo llevas viviendo muchos años. Y con los maravillosos hijos que Dios te ha dado, ninguno te ha recompensado tanto cariño como el que a diario cuidas y te cuida.
EliminarCada vez te necesita más, sé valiente, Rossy.
Un abrazo,
José Manuel
José Manuel: Otro magnifico articulo donde demuestras tus grandes conocimientos, tu gran sensibilidad, el gran amigo y el gran hombre que eres, asi como la calidad humana que demuestras dia a dia.
ResponderEliminarEfectivamente llevas razón es " duro vivir" junto a estos enfermos tanto para enfermos, cuidadores, familia, amigos etc.etc. y aunque hay muchas variedades siempre el dolor y las penas son iguales,
Pero aquí es donde se descubre o se encuentra la oportunidad de entrega y de sacrificio con estos enfermos y entra en muchos corazones,la dulzura, el cariño, la sonrisa.....
Personalmente te digo que " no es fácil" pero no se de donde se sacan esos valores y esa valentía especial - o quizás si -que nos hace encontrar la mejor forma de hacerles felices y da fuerza y ese amor necesario para no fallar nunca y seguir viviendo.
No quiero terminar sin hacer una mención de reconocimiento muy esoecial a los cuidadores por el gran trabajo y apoyo que realizan con estas personas y a enfermos y familiares, solamente desearles que tengan mucha fe y paciencia.
Y para ti MUCHAS GRACIAS.
Ángel García
Gracias amigo Ángel:
EliminarEl fin de semana pasado, fue muy intenso y emotivo. Pudiste revivir allí en otras familias lo que cada día vives en la tuya. Quisiste hacerte fotos con esas maravillosas y valientes familias que se acercaron para contarnos su pequeña historia de lucha y de cariño.
Cuando escribía, puedes creerlo, pensaba en vosotros.
Un fuerte abrazo, y gracias por estar ahí, aunque a veces sea duro.
José Manuel
Despues de leer tu excelente articulo,como casi siempre,me ha surgido una duda y es exactamente si en estos "enfermos calificados con enfermedades raras" estan incluidos los "ancianos abandonados" que tienen la "rara enfermedad" de haber trabajado muy duro para sacar a sus hijos adelante y ahora cuando no pueden más,no tienen esos hijos cuidadores de enfermedades raras que les hagan ni caso.Y que conste que desgraciadamente para los ancianos,suelen necesitar menos años de cuidados que esos "enfermos raros" desde que nacen que necesitan toda una vida cuidandolos.Yo siempre me pregunto: ¿en que momento y por que,dejan los hijos de ver las necesidades de sus padres y por que no hacen lo mismo cuando se trata de un hijo?.Dificil respuesta para una pregunta tan sencilla.En cualquier caso,si se consideraran estos ancianos como enfermos raros......la lista sería interminable.Habria que hacer para ayudarles,mas que un Telemaraton,una Teleolimpiada.
ResponderEliminarSaludos.Domingo.
Gracias Domingo, amigo:
EliminarNo están consideraros, los ancianos abandonados, los solos, los asilados, como “raros” después de haberlo dado todo.
Pueden ser más o menos “dependientes”, según se les haya calificado por los “centros clasificadores”, para poder recibir una ayuda por la Ley de Dependencia.
Pero el dinero, es verdad, nunca compensará la soledad, el abandono y la falta de cariño que muchos sufren, de sus seres queridos.
Quienes nos hemos acercado a algunos de ellos, hemos podido comprobar su hambre de amor y de gestos sencillos. Se les van los ojos cuando llega alguna familia con niños, aunque sean de los hijos de su compañero de Residencia. Su alma parece revivir momentos pasados de alegría.
Estoy de acuerdo que había que tener una “teleolimpiada” para explicar a los hijos y a los nietos, la gran soledad de quienes están “aparcados” a miles de kilómetros del corazón de los suyos.
Un abrazo,
José Manuel
Jose Manuel, recién leo tu articulo, me impresiona muchisimo , pues el fin de semana pasado , estuve con mi madresita de 99 años y no pude dejar de agradecer a Dios por sus cuidadoras y la abnegación y el amor que ellas y mi querida hermana Nelida le brindan , pasando aun noches en vela con ella --y vos querido amigo sabes muy bien lo que estoy pasando con mi Jose Maria , por ese su problema de distonia de torcion, que nunca conocí y me es tan raro , pero se que con el amor de Dios y el mio el mejorara ,aunque los médicos digan lo contrario ..Gracias amigo. Bendiciones desde Paraguay .
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