Ken Follett, lo llamó
“El invierno del mundo”. Narra
los hechos a través de las peripecias de 5 familias, que desde Europa, Rusia y
América presentan los escenarios de la Segunda Guerra Mundial, desde antes de
que Hitler llegara al poder en Alemania, hasta después de su caída y el inicio
de la Guerra Fría.
Setenta años después ¿en qué
escenario estamos? Hay conflictos armados en más de 25 países. En
algunos de los conflictos vivos la escalada de violencia es creciente. La
Comunidad internacional decide mirar para otro lado y dejarlos a su suerte. En
otros, las imágenes que nos ofrecen los corresponsales y los medios, nos sitúan
ante un panorama angustioso y difícil de encauzar hacia la normalidad y el
entendimiento.
Los conflictos armados, no ya
entre naciones sino entre facciones opuestas dentro del mismo Estado, son una
de las amenazas más graves a la paz y la seguridad internacionales. Los
atropellos de los derechos humanos que imperan en los conflictos internos se
cuentan hoy entre los más atroces del mundo.
Aunque se trata de situaciones de
violencia interna, éstas a menudo trascienden las fronteras nacionales,
poniendo en peligro la seguridad de otros Estados y provocando complejas
emergencias de índole humanitaria. Cuando se fomentan o se alientan los enfrentamientos, la convivencia es
imposible. El odio, la venganza
y el dolor que las batallas dejan a su paso, son elementos comunes y
permiten hacerse una idea de la tragedia. Lo hemos visto en todos los países,
tanto de África como de Asía, Europa o América.
Siria es el ejemplo más cercano.
La tensión reinante en Ucrania y
el temor a que se pueda desatar un conflicto armado con Rusia en la península
de Crimea está sembrando el pánico en las bolsas. Es un síntoma. Según
William Hague: “Ucrania es la mayor crisis a la que se ha enfrentado Europa en
el siglo XXI”. EEUU intensifica sus medidas de presión contra los movimientos
militares de Rusia en Ucrania, y amenaza con expulsarle del G-8. Rusia, defiende su intervención en Ucrania,
pero ha aceptado la propuesta de Ángela
Merkel de formar un "grupo de contacto", probablemente
liderado por la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa), para" iniciar un diálogo
político" sobre el tema. Los ministros de exteriores
europeos intentan ser firmes pero dejando una puerta abierta al diálogo.
Las manifestaciones y algaradas en la
calle, incluso las revueltas populares, como protesta reivindicativa, pueden
tener un sentido contra las injusticias.
Muchos las saludan con el romanticismo de la “primavera” de un país. Hay
que tomar nota. Pero, si son sostenidas
en el tiempo, para que prenda el fuego de la agitación, quedan en manos de
grupos descontrolados y terminan en un enfrentamiento mayor o en el caos. “Los que se lanzan a la vías
públicas no son garantía de que se producirán cambios a mejor y además colocan
su destino en unas manos que nadie conoce y que nadie controla” (C.Vidal,La propiedad de la calle II). Debe
añadirse que, es un error otorgarle a la calle el valor de representación de la
mayoría popular.
Los humanistas sostienen que la violencia verbal, es un arma
destructiva de la paz. La calle no es sinónimo de justicia. Y el enfrentamiento
de grupos e ideologías, sin respeto, puede terminar en situaciones
explosivas. Las armas solo acarrean la
paz de los cementerios, pero no aportan más argumento que la fuerza. La
humanidad, siempre ha perdido cuando se pretende arreglar los conflictos por
las armas y no por el diálogo.
Repasando la historia puede
comprobarse que con ellas, más que defender el derecho a la vida, terminan por
justificar matanzas, ataques indiscriminados contra civiles, ejecuciones de
prisioneros, a tener que refugiarse o exiliarse. En todo caso seres inocentes y
poblaciones enteras que se mueren de hambre y de frío. Las mujeres y niñas son
violadas y obligadas a prostituirse; y
se secuestra a los niños para convertirlos en soldados. El recurso a la
tortura, y las “desapariciones” de personas, terminan en fusilamientos o
“vuelos de la muerte”. En una palabra, no sirven más que para acarrear más odio
y destruirlo todo a su paso, viviendas, hospitales, cosechas, bienes culturales
etc. El empleo de las armas conduce a la escasez crónica de alimentos y el
hambre.
La fuerza de las armas y no de la
razón sitúa a la Humanidad al borde del desastre. Si a ello se añade la amenaza
de la naturaleza maltratada que intenta hacerse escuchar, nos acercan a un
crudo invierno, aunque estemos ya en marzo.
Se anuncian dificultades para que
lleguen a las reservas naturales de gas y petróleo a donde se necesitan. El
tránsito de bienes de consumo, puede quedar paralizado o entorpecido. Eso no
puede dejar de tener repercusiones mundiales.
Es posible que haya habido muchas
precipitacione en el caso de Ucrania: unos dando legitimidad absoluta a la
protesta; el Parlamento proclamando sin demora ni reflexión, ni urnas, un nuevo
gobierno; Rusia invadiendo rápidamente parte del territorio; Estados Unidos
amenazando a Rusia, etc.
Afganistán, Irak, Libia, Egipto, Siria,
son hitos que deben alertar a los analistas, a los políticos y a la ciudadanía
en general. Quienes nos consideramos
ciudadanos del mundo, no podemos cerrar los ojos. "Si uno no se implica, lo que suceda es culpa suya" dice K. Folett, en la novela citada. Seguro que algo se puede hacer,por lo tanto hay que hacerlo.
El deshielo ruso, puede acarrear un
desastre. “El invierno del mundo”, paradójicamente, puede llegar en primavera. Rusia acaba de
lanzar un ultimátum a las fuerzas ucranianas, luego desmentido. La OTAN está
convocada en sesión extraordinaria. ¿Es un desafío mundial o una locura? Ya
tenemos los primeros damnificados, los más inocentes e indefensos: muchos
paralímpicos no irán a Sochi.
¿Comienza el carnaval? ¡Mejor sería!
NOTA: Puedes pinchar en el siguiente enlace, para solicitar diálogo y paz para Ucrania:
http://www.citizengo.org/es/ 5088-paz-ukrania
NOTA: Puedes pinchar en el siguiente enlace, para solicitar diálogo y paz para Ucrania:
http://www.citizengo.org/es/
Gracias Josema , con tus escritos siempre nos traes a la realidad , Cuan cierto es lo que publicas ,todos los paices al buscar poder destruyen a su propia gente y al mundo entero , ya no les importa los derechos humanos,no aprecian la vida de los demás, torturan y asesinan en nombre de la Paz .. Es el momento de pensar que que debemos volvernos a Dios ,
ResponderEliminarHola Rossy:
EliminarLos hechos están ahí. Unos los leen con una mentalidad otros con otra. Pero lo cierto es que los derechos humanos no se respetan, en general,y que estamos contaminando y destruyendo el planeta. Así no vamos bien. Crelo que tenemos que cambiar los humanos, mucho y pronto. Es muy posible nque estemos organizando un mundo sin Dios, y lo que estamos haciendo es un mundo inhumano e invivible.
Gracias, y un gran abrazo.
José Manuel
Hola José Manuel, cuanto mas se empeñan las mentes pensantes del Nuevo Orden Mundial en jugar a ser Dios e imponer el pensamiento único, así como el control global de la política y la economía, brotan problemas y conflictos por todas partes a causa de tantas injusticias y desigualdades.
ResponderEliminarCon las armas siempre se pierde, aunque a veces no hay otra alternativa porque una de las partes solo acepta su propio criterio, como es el caso de los regímenes totalitarios socialistas-comunistas.
Cuanto más se aleja la sociedad de Dios, más se deshumaniza y radicaliza.
Un abrazo.
Gracias Ramiro:
EliminarEn el fondo tu comentario coincide con el comentario anterior, y la persona que lo hace está a la otra punta del Planeta.
Espero y deseo que la tensión se rebaje, los ánimos se calmen y se pueda arreglar la crisis de Ucrania, de una forma racional y con diálogo.
Debería este hecho, hacernos pensar a todos en la linea que tu propones. Creo que estamos haciendo muchas cosas mal y los primeros perjudicados vamos a ser los seres humanos. Y como siempre los más inocentes, los más humildes, los más enfermos y los más pobres, que son quienes más necesitan apoyo, serán los más olvidados, por causa del egoismo, el totalitarismo y el ateismo.
Un gran abrazo,
José Manuel
Tan sólo decir que el poder corrompe, es algo más que evidente. Muy buen artículo José Manuel. Un gran abrazo amigo.
ResponderEliminarGracias, amigo PEPE.
ResponderEliminarSí estoy convencido de que el poder corrompe, en todos los paises y en todos los regímenes. Pero las causas de la violencia, pueden ser varias, y complejas. Tal vez muchas de ellas nacen en el corazón y en el egoismo. Por eso, todos tenemos que hacer algo ante situaciones conflictivas, familiares, ciudadanas, nacionales e internacionales. ¡No se puede arreglar la casa del vecino,teniendo la nuestra patas arriba!.
Un abrazo, amigo.
jJosé Manuel