En España habrá 41 candidaturas
para que los españoles elijan a 54 eurodiputados. Viejos o nuevos partidos y
varias fundaciones han conseguido 15.000 firmas para poder concurrir. En
Europa, a finales de mayo habrá 750 eurodiputados, más 1, el presidente. Y una
vez elegidos, los diputados se
agruparán por afinidades políticas, como han hecho hasta ahora.
El Parlamento Europeo no legisla. Se reúne en sesiones de 4 días todos
los meses menos agosto. Y en sesiones de 2 días, seis veces al año. Estas
sesiones se celebrarán en Bruselas o en Estrasburgo. Los idiomas oficiales son
inglés, francés y alemán. Pero en la práctica los portavoces pueden expresarse
en su propio idioma, con lo que se emplean unos 1.200 intérpretes más 700 traductores que traducen más de
100.000 páginas al mes.
Y comenzamos las preguntas: ¿Los
54 elegidos a quien darán cuenta? ¿Defenderán sus intereses partidistas o
defenderán los derechos de los ciudadanos? ¿Defenderán a las personas contra
los abusos de sus propios gobiernos o defenderán a Europa, minando la soberanía
del propio país? ¿Por qué las minorías nacionalistas tienen tanto interés en acudir a Europa, para
aliarse con quien aunque esté en las
antípodas ideológicas, como Le Pen, etc. les ayude a sacar adelante sus
reivindicaciones? Algún candidato ha declarado que quiere ir a Europa a
destruirla desde dentro. Otros llevarán sus sueños independentistas. ¿Qué
elegimos?
¿Por qué tantas candidaturas si ser eurodiputado no es
un puesto para defender los intereses de una nación, ni de Europa, como tal?
¡Poderosas razones! Aunque muchos trabajan y lo hacen bien, se sabe que muchos se escaquean, no dan golpe,
cobran y desaparecen. Además son datos constatables, quienes emplean a
familiares de secretarios o como trabajadores de investigación, gracias a las
generosas dietas. Es decir: ¡Porque es un chollo! Durante 5 años, un
eurodiputado cobra, de media, 16.000 euros netos mensuales.
Con estos simples ingredientes,
ya se puede suponer que la corrupción está servida. Primero, desde el propio
país de donde proceden. Suelen emplearse las elecciones europeas para
“castigar” a los gobiernos incompetentes. Pero también, son utilizadas las
urnas por los partidos, para procurar un alejamiento dorado a los políticos “quemados,
amortizados o molestos”. Dicen: “Es un nirvana para políticos que han sido
desterrados de sus países”.
Otra pregunta: si el Tribunal de Cuentas, en
España, acaba de abrir procedimiento sancionador a 13 de los principales partidos y a 24
fundaciones, los candidatos a eurodiputados ¿están por encima del bien y del
mal de dichos partidos o fundaciones? Si las personas imputadas no pueden presentarse
a las elecciones, ¿por qué no se impide
presentarse a los partidos y se fuerza de ese modo una regeneración? ¿Por qué no se depuran responsabilidades a los
organismos nacionales, autonómicos o a quien sea que haya malversado fondos de
las ayudas europeas? ¿No se convierte, con el voto, la crisis de valores en una
crisis de personas? ¿Qué valores están dispuestos a defender?
Lo que parece seguro, es que “el
individuo que habita mayoritariamente en la sociedad actual tiene su esquema
interior ajustado a los no-valores que presiden el comportamiento en el cuerpo
social” (M. Conde). Lo que en su día determine o sancione el Tribunal de
Cuentas, a los partidos les afecta muy
poco. De hecho aunque España sea uno de los países con más déficit de la
eurozona (7,1% del PIB), ellos se adjudican subvenciones por 52.704.140 € o en si lo prefieren en pesetas, ellos se reparten,
más de ocho mil millones de pesetas. Y se siguen dando subvenciones a
formaciones que han evaporado cientos de
millones de euros.
Por eso el individuo se despega
de la política. Los políticos cada vez
tienen peor imagen, aquí y en Europa. Y
al votante ya eso ni le importa. Lo que realmente desea cuando va a votar es,
si su situación va a cambiar para bien o sólo va a mejorar la vida del que
salga elegido.
¿Tiene Europa respuesta para
esto? ¿No hay, como reconoce R. Jáuregui, un “divorcio democrático y social entre la ciudadanía y el proyecto
europeo”? ¿No hay que romper, en España y en Europa con los viejos modos de
hacer política? Si se ha desmoronado el modelo político social, quienes han
amparado ese modelo, partidos y personas, tanto aquí como a nivel europeo,
¿pueden seguir como si no hubiera sucedido nada, liderando los cambios que se
necesitan? En un mundo de progreso informático, se necesita la presencia de 751
personas en el hemiciclo europeo?
Porque esa, y no otra es la
cuestión. ¿Sirve el voto para algo, o estamos elevando al cubo el problema que
ya aquí tenemos duplicado? Como bien dijo Pérez Reverte“¿Para qué puñetas sirve ese concejal –que necesita 15
asesores-, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes? ¿Para
qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales?
¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional,
repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año
90.000 millones de euros… ¿Cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de
sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en
vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la
Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y
trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente
incompetente? A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta
gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años…con dinero
público. El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido
votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras. Treinta
años engordándolos con nuestra imbecilidad y abulia política… Con unos
tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y
abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso”.
Y ¿tenemos que seguir este juego
y más de lo mismo en Europa? ¿Qué ha hecho Europa por nosotros? ¿Qué han hecho
los eurodiputados que elegimos en la anterior legislatura? ¿Cuántos nombres
recuerda usted de los que usted votó o de los que realmente salieron elegidos?
¿No es verdad que la mayoría se
perdieron en el anonimato, nada más llegar a Estrasburgo, o a Bruselas o a Luxemburgo, en ese “circo ambulante”,
como le llaman por allá?
¿Han adoptado medidas para
afrontar la deuda de la eurozona? ¿Han reducido las desigualdades y
desconfianzas entre el norte y el sur de Europa? ¿Se han preocupado realmente
de la emigración, de las fronteras del sur, de los jóvenes del sur? ¿No debe
Europa hacer un plan para que puedan emplearse en sus respectivos países y
fomenten el desarrollo, la estabilidad y la paz?
¿Se han enterado de que se está produciendo
una invasión no sólo desde el Este? ¿Qué política de defensa de territorio de
la unión existe? ¿Han hecho algo para defender a la familia y fomentar la
natalidad, sabiendo que nos encontramos cada año a una sociedad europea más
envejecida? ¿Han revisado el sistema de bienestar social y el modo de mantener
el sistema de pensiones en el futuro? ¿Cómo van a cotizar nuestros hijos si
están en paro? ¿Cómo van a emanciparse, formar una familia y tener un hogar
donde cobijarse?
Parecen suficientes preguntas para
que los candidatos puedan responder antes de que nos convoquen a las urnas.
Sabemos que los eurodiputados podrán elaborar los presupuestos anuales de
la Unión Europea. Sabemos que el
Parlamento tiene competencias para fiscalizar el modo de gastar el dinero de
los contribuyentes, pero lo que importa es que respondan a estas inquietudes de
la ciudadanía. Que fiscalicen a los
gobiernos y a los bancos, pero que amparen a los ciudadanos y no sólo a los
consumidores.
Ni más dilación ni más corrupción en Europa, con nuestro voto. Las viejas
naciones europeas no pueden estar pidiendo permiso a Europa para todo y luego
verse desatendidas y sacando solitas las castañas del fuego, sin apoyo ninguno.
A la mayoría de los ciudadanos normales de este país, nos aburre que los
políticos, un día sí y otro también nos den la vara con los separatismos, las
independentismos y las ideologías. Y que
eso les sirva para medrar en su victimismo y no aporte ni una idea para mejorar la vida
de los ciudadanos. Cuestan mucho. Nos faltan líderes, aquí y en Europa.
Europa sí, mi país por supuesto,
pero lo mío también. A la familia, al joven sin empleo, al obrero, al pequeño
empresario, y a quienes pueden crear empleo, por favor díganles que piensan
hacer, si salen elegidos. Díganselo… antes de pedirles su voto. El enemigo de
las elecciones, no es la abstención, sino la falta de claridad y liderazgo.
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES: Blog La Tangente: 26-04-2014: http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=21181; BITACORA DE BELMONTE en CiViCa, 29-04-2014: http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/datos-y-preguntas-ante-las-elecciones-europeas
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