Cuando se cumplen 20 años del mayor genocidio de África, muchos recuerdan el horror de la muerte en Ruanda, en 1994. El 10% de la población de Ruanda fue masacrada sin que el mundo libre, mi la ONU, detuviese la masacre. Pensaron que los odios tribales entre hutus y tutsis, no les concernían.
El 86% de la población era hutu.
Son los habitantes originarios de Burundi y han estado históricamente sometidos
por los segundos: los tutsis (14%), que tras invadir el país en el siglo XV, se
las han ingeniado para monopolizar el Ejército, la política y la economía. El
resultado fue el estallido de una
maraña de odios que dejó 800.000
muertos y 2 millones de refugiados.
Hoy quiero hablar de odios con un
trasfondo religioso, muy peligroso. Me refiero a Myanmar (la antigua Birmania),
el país exótico de moda en el sudeste asiático.
Apenas se le conoce, en
occidente, si no es como destino turístico. Muchos, pueden no percibir lo que sucede
incluso yendo allí. El 89% de los casi 60 millones de habitantes de Myanmar son
budistas y solo un 4% profesa la fe de Mahoma. ¿Es un problema?
El llamado apartheid del siglo
XXI se localiza en ese lugar del
mundo. En algunos lugares del mismo estado, existen dos mundos
separados por una valla, del tipo de Melilla, con concertinas. “A un lado, la
población de mayoría étnica rakhine (budista) disfruta de una vida en libertad:
pueden viajar a donde quieran, casarse con quien deseen, trabajar en lo que les
plazca, y acudir a cualquier ceremonia religiosa. Al otro lado de la valla, sin
embargo, casi 150.000 musulmanes de la etnia rohingya…, viven hacinados en una
docena de campos de desplazados y son privados de sus derechos fundamentales:
no pueden abandonar el recinto, necesitan un permiso especial para contraer
matrimonio, su natalidad está controlada, y carecen de fuentes de ingresos”.
Tienen a la llamada Mandela de
Asia, Aung San Suu Kyi, que estuvo presa
y que ha recibido el Nobel de la Paz. Ella
es hija del artífice de la independencia del país, Aung San que prometió, en 1948, un estado federal que nunca llegó.
El gobierno militar apoya esa
mayoría budista. La Junta Militar cambió
el nombre, la bandera y la capital de Birmania, por El Estado Kachin de Myanmar. Un monje budista, es la figura más visible
de la defensa de la creencia de la
mayoritaria, y de un creciente conflicto entre budistas y musulmanes.
Puede decirse que, tras cinco
décadas de dictadura militar, Birmania se asoma a su transición política. La
economía crece y los turistas se multiplican. Éstos, recorren algunos escenarios
de ese rico país, ajenos muchas veces, al vertiginoso cambio y al conflicto que
subyace.
En 1990 se convocaron las
elecciones democráticas más importantes en la historia de Myanmar; eran las
primeras elecciones legislativas libres. Pero el ejército, evitó por la fuerza,
que el partido de la oposición, ganador, gobernase el país. A pesar de todo, la
líder de la oposición y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, intentó mediar en la búsqueda de una salida para el
país desde su independencia del Reino Unido, en 1948.
Pero, “el acuerdo de no agresión
que estuvo en vigor durante 17 años se rompió en junio de 2011 y, a pesar de
las múltiples conversaciones de paz que protagonizan periódicamente ambas
partes, los choques continúan dejando un reguero de muertos”.
La violencia estalló el 28 de mayo de 2012, cuando, supuestamente
tres rohingya violaron a una joven budista. “En venganza, diez religiosos
islamistas fueron apaleados hasta la muerte. La ira se convirtió en fuego. Miles
de casas fueron reducidas a cenizas, y más de 200 personas murieron en los
enfrentamientos que han detonado un conflicto extendido ya por el país y que enfrenta
a budistas y musulmanes independientemente de la etnia a la que pertenecen”.
Los budistas afirman que los
rohingya son emigrantes bengalíes. “Cuando llegaron, los rakhine creyeron que
su presencia sería temporal y dejaron que se quedasen, pero, poco a poco,
debido al aumento de su peso demográfico –se les acusa, con razón estadística,
de tener muchos más descendientes que el resto–, han ido colonizando la tierra,
se rigen únicamente por la ‘sharia’, pagan a mujeres budistas para que se
conviertan al Islam y se casen con ellos, y ahora exigen derechos que sólo se
les debe otorgar a los pobladores originarios”. Fuera de los campos de
desplazados, esta es la versión de la historia que impera. Los rohingya son
considerados inmigrantes ilegales, violentos e integristas, que deberían ser
devueltos a Bangladesh”. http://elpais.com/elpais/2014/02/07/planeta_futuro/1391776494_166176.html
En la ciudad de Mandalay, el
monje budista Ashin Wirathu, que se autodenominó ‘el Bin Laden budista’ y que
protagonizó una portada de la revista Time bajo el título
"El rostro del terror budista", acusa a los rohingya de querer
instaurar un estado islámico en Myanmar antes del año 2100. Wirathu es un monje
budista líder espiritual del movimiento antimusulmán en Birmania. Ha sido
acusado de alentar la violencia contra la etnia musulmana rohingya del estado
de Rakhine al noroeste del país.
Por eso, el movimiento ilegal
969, del que es una figura destacada, nace “para detener la invasión musulmana
lanzada por los rohingya”. Wirathu dice tajante: “Si hay algún país dispuesto a
acogerlos, se los enviaremos muy agradecidos. Si eso no sucede, han de
continuar segregados como ahora porque no son ni una etnia ni ciudadanos de
este país”.
La espiral de violencia religiosa
amenaza las reformas que deberían llevar hacia un escenario democrático en
2015. De hecho, la administración del
Estado de Rajine ha quedado bajo el mando del Ejército. A pesar de las
facciones y guerrillas, todos saben cual
es “la única guerra”. Por ella se lucha,
incluso desde niño; también las niñas. No en vano, el KIA es el mayor de los
seis grupos étnicos armados a los que Naciones Unidas acusa de utilizar a
menores. “Tenemos que luchar para labrarnos un futuro en libertad”, dicen. Pero
a los niños no sólo los utiliza la guerrilla, también el ejército. Yangún
(AsiaNews 15-01-2014): “El ejército birmano usa todavía hoy el estupro y los
abusos sexuales contra los civiles como "armas de guerra". Son
violentadas por los militares, con una particular incidencia en las áreas
habitadas por las minorías étnicas”.
La ONG Human Right Watch (HRW) ha acusado a Myanmar de llevar a cabo una
campaña de limpieza étnica contra los cerca de 800.000 rohingyas que viven en
el estado budista. De hecho más de
150.000 musulmanes de la etnia rohingya, tuvieron que abandonar sus hogares y
malviven en campos de desplazados, por causa de la violencia religiosa. Como consecuencia del hostigamiento, muchos han
tratado de huir en barcos a otras
naciones. También han existido deportaciones masivas. En esa
huida, se han producido naufragios en
la costa birmana, con cientos de desaparecidos.
Un inciso:
entre los países árabes, parece que Irak será el primero en legalizar el
matrimonio con niñas.
La situación de esa minoría
birmana oprimida, es denunciada también desde fuera del país, porque además de
la difícil situación, hay un componente religioso que escuece. De hecho el cantante sueco Maher Zain de
ascendencia libanesa, a quien se le conoce como el cantante de la esperanza
islámica, ha publicado recientemente en las Redes de Internet, alguna foto
impactante de ese genocidio. Lo que desea, por un lado, es ayudar a los islamistas a sentirse orgullosos
de su identidad. Pero también quiere que, con su trabajo “los otros” entiendan al islam y ello ayude a
la convivencia. En su opinión:"el islam es la paz, la esperanza, las buenas costumbres, el respeto, el
amor".
No es fácil hacerse comprender
para empezar a convivir en paz. Cuando las posturas se radicalizan, los
oprimidos suelen serlo aún más. El componente de fanatismo no ayuda a la
convivencia. Si el fanatismo es de carácter religioso, quien pierde siempre es
el humanismo. La Humanidad ha sufrido ya
demasiadas guerras étnicas y religiosas.
No estaría de más que los líderes
políticos y religiosos, dedicaran un poquito de su precioso tiempo, a pensar en
este conflicto lejano, ¿en la geografía o en el tiempo? Y de paso, analizar la
situación de las minorías étnicas y religiosas en otros países, tanto de
oriente como de occidente. ¿Seguro que nada de eso puede llegar a su ciudad, su nación, su continente? ¿Qué medios ha puesto usted, su ciudad, su nación, su continente? ¿Qué se puede hacer?
NOTA: De momento estar alerta:
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES: BLOG LA TANGENTE; 12-04-2014:
http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=21039;
BITACORA DE BELMONTE en CiViCa, 13-04-2014:
http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/mayor%C3%ADas-y-minor%C3%ADas-%C2%BFpueden-convivir
NOTA: De momento estar alerta:
La Junta de Andalucía, la
Junta Islámica, de quien se ha hecho eco Al Jazeera, el Instituto Halal
contaron desde el momento de su fundación con el apoyo –directo e indirecto– de
la Junta de Andalucía a través de subvenciones directas y programas de
colaboración, además de la constante presencia de destacados miembros del
Gobierno autonómico en actos organizados por estas organizaciones.
Hoy hacen causa común para quitar a la Iglesia Católica Española la
Mezquita de Córdoba qjue le pertenece desde 1238.
Como dice A. Ussía: “resulta sospechoso el
odio que la retroprogresía dedica a la iglesia católica, y el amor que le
inspira todo lo que viene del Islam”.
http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=21039;
BITACORA DE BELMONTE en CiViCa, 13-04-2014:
http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/mayor%C3%ADas-y-minor%C3%ADas-%C2%BFpueden-convivir
Tienes razón.
ResponderEliminarGracias Amapola:
ResponderEliminarLos hechos están ahí. Sabes que no invento. Intento únicamente hacer pensar.
Un abrazo,
José Manuel