“Un camino de esperanza” es una obra escrita en 1987 por un electricista, hijo de un carpintero. Aún vive. ¡Tiene que ser un tipo listo, aunque no tenga carrera!. Solo estudió primaria y formación profesional. ¿Importa mucho?
Se casó. Trabajó, como hacemos todos, para sacar adelante a su familia.
Es también un tipo bragado. Estuvo al frente de un comité de huelga general, en su país. Llegó a fundar un sindicato. Se enfrentó al poder establecido y dio con sus huesos en la cárcel, en varias ocasiones, y en otras sufrió arresto domiciliario. Perdió su trabajo y durante un tiempo tuvo que ser ayudado por compañeros y amigos. Las autoridades intentaron chantajearle. Creyeron que cedería porque tenía 8 hijos. Pero se mantuvo firme y decidido.
Es considerado un activista de los derechos humanos. Cree en la tolerancia, el respeto, la dignidad humana. Cree que nadie dispone de la verdad absoluta, pero aunque haya pluralidad, cada uno debe defender sus principios y sus creencias. Piensa también que los méritos se deben respetar.
Aunque no haya sido recordado en el aniversario de la Caída del Muro de Berlín, el año 2009, posiblemente fuera este hombre quien más hizo para derribarlo. Fue él quien se enfrentó directamente al régimen comunista. Los historiadores saben que la caída del comunismo no empezó ni con el Muro, ni en Alemania. Muchos se han apuntado a la noche de la piqueta, pero este hombre, con su palabra y sus hechos se enfrentó al marxismo y a la poderosa Unión Soviética con su sindicato libre, primero Pomerania y luego Solidaridad.
El gobierno comunista, decretó la ley marcial y lo encarceló hasta noviembre de 1982 . Hablamos de Lech Walesa.
Cuando en 1983 le concedieron el premio NOBEL DE LA PAZ, ni siquiera pudo recogerlo, por miedo a que el gobierno no le dejase volver a su país. Su mujer Danuta Walesowa recogió el premio. Walesa donó el importe del premio al movimiento Solidaridad, temporalmente exilado en Bruselas.
Su valentía y su empuje le llevaron a forzar en 1989, una transición democrática en su país. Desde 1990 a 1995 Walesa fue Presidente de Polonia.
Recuerdo esto para indicar, que no se trata de un “ Don Nadie”. Además del Nóbel ha recibido numerosos premios de Universidades europeas y americanas. Ha luchado por unos valores que considera fundamentales. Cuando escribe o habla, merece ser tenido en cuenta.
En mayo de 2009 vino a España. El día 14 intervino en el Forum Europa. Aquí ya se hablaba del proyecto que preparaba el gobierno sobre la Ley del Aborto. Y se le preguntó su opinión.
Se casó. Trabajó, como hacemos todos, para sacar adelante a su familia.
Es también un tipo bragado. Estuvo al frente de un comité de huelga general, en su país. Llegó a fundar un sindicato. Se enfrentó al poder establecido y dio con sus huesos en la cárcel, en varias ocasiones, y en otras sufrió arresto domiciliario. Perdió su trabajo y durante un tiempo tuvo que ser ayudado por compañeros y amigos. Las autoridades intentaron chantajearle. Creyeron que cedería porque tenía 8 hijos. Pero se mantuvo firme y decidido.
Es considerado un activista de los derechos humanos. Cree en la tolerancia, el respeto, la dignidad humana. Cree que nadie dispone de la verdad absoluta, pero aunque haya pluralidad, cada uno debe defender sus principios y sus creencias. Piensa también que los méritos se deben respetar.
Aunque no haya sido recordado en el aniversario de la Caída del Muro de Berlín, el año 2009, posiblemente fuera este hombre quien más hizo para derribarlo. Fue él quien se enfrentó directamente al régimen comunista. Los historiadores saben que la caída del comunismo no empezó ni con el Muro, ni en Alemania. Muchos se han apuntado a la noche de la piqueta, pero este hombre, con su palabra y sus hechos se enfrentó al marxismo y a la poderosa Unión Soviética con su sindicato libre, primero Pomerania y luego Solidaridad.
El gobierno comunista, decretó la ley marcial y lo encarceló hasta noviembre de 1982 . Hablamos de Lech Walesa.
Cuando en 1983 le concedieron el premio NOBEL DE LA PAZ, ni siquiera pudo recogerlo, por miedo a que el gobierno no le dejase volver a su país. Su mujer Danuta Walesowa recogió el premio. Walesa donó el importe del premio al movimiento Solidaridad, temporalmente exilado en Bruselas.
Su valentía y su empuje le llevaron a forzar en 1989, una transición democrática en su país. Desde 1990 a 1995 Walesa fue Presidente de Polonia.
Recuerdo esto para indicar, que no se trata de un “ Don Nadie”. Además del Nóbel ha recibido numerosos premios de Universidades europeas y americanas. Ha luchado por unos valores que considera fundamentales. Cuando escribe o habla, merece ser tenido en cuenta.
En mayo de 2009 vino a España. El día 14 intervino en el Forum Europa. Aquí ya se hablaba del proyecto que preparaba el gobierno sobre la Ley del Aborto. Y se le preguntó su opinión.
Y dijo sin complejos: “el aborto es un asesinato”. Está en contra, porque “no puedo consentir el asesinato de inocentes”. Dicho esto, afirma que el aborto es un asunto muy complejo. “No creo que ninguna mujer quiera asesinar a su hijo”. Es posible –dice- que intervengan “otras circunstancias o situaciones”.
Hoy se ha ampliado el debate. Ya se habla de la responsabilidad de los legisladores, los gobernantes y de quien tiene que sancionar la ley.
El Premio Nóbel afirmo que si se le hubiera presentado una ley de este tipo en su país, no la habría firmado. “Habría renunciado veinte veces a su cargo antes de firmar” una ley para permitir el aborto.
Merece la pena comprender la conclusión de su razonamiento: “no puedo echarme el asesinato a mis espaldas”.
Estas palabras nos recuerdan la dignidad del rey Balduino y su renuncia para no firmar. Recuerdan también la actual negativa de Henry en Luxemburgo a sancionar leyes que van contra su conciencia. Eso abre “Un camino de esperanza” para nuestro país. Por eso elegí el título. Este electricista sensato parece de fiar. Ojalá muchos lo escuchen. Según Leopoldo Abadía, es “La hora de los sensatos”.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 12-01-2010
Hoy se ha ampliado el debate. Ya se habla de la responsabilidad de los legisladores, los gobernantes y de quien tiene que sancionar la ley.
El Premio Nóbel afirmo que si se le hubiera presentado una ley de este tipo en su país, no la habría firmado. “Habría renunciado veinte veces a su cargo antes de firmar” una ley para permitir el aborto.
Merece la pena comprender la conclusión de su razonamiento: “no puedo echarme el asesinato a mis espaldas”.
Estas palabras nos recuerdan la dignidad del rey Balduino y su renuncia para no firmar. Recuerdan también la actual negativa de Henry en Luxemburgo a sancionar leyes que van contra su conciencia. Eso abre “Un camino de esperanza” para nuestro país. Por eso elegí el título. Este electricista sensato parece de fiar. Ojalá muchos lo escuchen. Según Leopoldo Abadía, es “La hora de los sensatos”.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 12-01-2010
Excelente semblanza. Leeré "Un camino de Esperanza" de este gran hombre...
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