lunes, 1 de febrero de 2010

Romper los moldes (1)




He asistido a una conferencia, hace unos días, en que el conferenciante, en un momento, ha sacado una vasija de cerámica, y con un martillo la ha roto. Y luego ha invitado a la audiencia , si alguien se atrevía a volver a recomponerlo. Luego hizo lo mismo con una hucha, que tenía en su interior unos ahorros.

Como nadie recogió el desafío, se dio por sentado, que lo mejor es seguir con la unidad. A eso le llamo “romper para seguir igual”. ¡No me gusta la fórmula!.

He asistido a unos talleres sobre cómo llegar doctrinalmente a la juventud. Y para centrar el debate se dio a los asistentes un documento de unas conclusiones de 1995. Era tal el desfase, que alguien lo rechazó , con buen criterio, como “enmienda a la totalidad.

En dicha reunión, yo mismo invité a “romper los moldes”, tener la clarividencia de descubrir que, feliz mente ya están rotos. La vida, en lo político, en lo social, y en lo religioso, va muy por delante.

El modelo de partido ideológicamente anclado, donde todo el que se mueva no sale en la foto, ha muerto. Tardará en reconocerse, porque hay mucho interés y pocas ideas. Pero ha muerto. El modelo social del sindicato como paraguas de los trabajadores y portavoz de sus reivindicaciones, lo han matado. La sociedad civil toma conciencia de su poder y se hace oír en la calle. Religiosamente, el modelo, de cristianismo, basado en los momentos de catequesis para unas celebraciones puntuales, permite constatar el abandono de la iglesia.

No se cree en o no se valora, lo incorrecto. Pero los moldes, (modelos), aunque muchos traten de mantenerlos, están rotos. El agua, y la vida, desbordados, van por otros cauces. El artista trasgresor, el crítico honrado, el que siente lo que vive y dice lo que siente, no es un enemigo. ¡Fuera de los cánones hay gente de una grandeza humana envidiable!

Hay que “abrir ventanas” para que entre un poco de sol y de frescura en sectores sombríos y dados a mirarse el ombligo. Ni lo nuevo, por serlo, tiene que ser malo, ni lo viejo inmutable. O se hace bien, o se hace traumáticamente. Hay muchos ejemplos. Manuel Pizarro era un valor para el equipo, pero sólo aprovecharon una foto. La sociedad que pone en la calle a los elementos muy valiosos y experimentados, está enferma. La demagogia infinita de los logros sociales se tambalea con más de cuatro millones en paro. El cambio de la edad para jubilarse, etc. son moldes que se rompen. Las rupturas matrimoniales, la violencia machista, la inmigración en un país emigrante, son realidades masivamente nuevas, que hay que analizar con nuevos criterios, con sinceridad y humildad. El dinero y la riqueza, no lo son todo.

Y la religión igual. Hay pocos curas. Muchos son mayores. El modelo tradicional, en torno una parroquia, y el ritmo litúrgico, de iniciación, y de culto tienen que repensarse. Esperar a que la gente venga tal vez no sea lo más adecuado.

Hay que romper los Moldes”, le oí hace mucho a l´abbé Pierre, trabajador social y el “ángel de los pobres”. Es más importante la vida que la tradición. Lo decía un hombre con boina, de una familia acomodada, que repartió su herencia; entró en los jesuitas; se hizo capuchino; terminó siendo cura simplemente, y siéndolo llegó a ser Diputado en la IV República. Fundó una asociación de ayuda humanitaria, llamada Los Traperos de EMAUS. No se encasilló.

Un día, corrió a Radio Luxemburgo, pidió que le dejaran hablar. Estremeció al país con un discurso que hoy se conoce como La insurrección de la bondad. Dijo simplemente: "¡Amigos, necesito ayuda!. Una mujer acaba de morir congelada esta madrugada en la acera del bulevar de Sebastopol, manteniendo aún aferrada a su mano la notificación judicial de expulsión de su domicilio. No podemos aceptar que sigan muriendo personas como ella. Cada noche son más de 2.000 personas soportando el hielo, sin techo, sin pan, más de uno casi desnudo; para esta misma noche es necesario reunir 5.000 mantas, 300 grandes tiendas de campaña, 200 ollas. Venid los que podáis con camiones para ayudar al reparto". Pueden imaginar la desbordante respuesta. ¿No ha hecho frío este invierno? ¿No había pobres en la calle?

Rompió esquemas, e ideas religiosas y civiles. Lo que se pensó como una solución momentánea, es un vigoroso movimiento internacional. Hay valores y ejemplos que arrastran.

Murió el 22 enero 2007. El pueblo y el gobierno le dieron el último adiós. Fue un ejemplo. Se le reconoció su labor al concederle Francia la Gran Cruz de la Legión de Honor.

Hoy surge, un movimiento cívico y nuevas asociaciones, llenas de vida y generosidad. Resultan atrayentes para la juventud y para la sociedad. ¡Hay vida!. No todo, ciertamente es trigo limpio. El mundo está cambiando.
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES el 01-02-2010; EL DIA 16-02-2010

4 comentarios:

  1. José Manuel es bárbaro tu artículo, bárbaramente maravilloso, transmite una gran fuerza y esperanza.E.

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  2. ...debo decirte que, envuelto en la actualidad política, tu artículo me parece un ataque a la Iglesia católica.

    ¿No te estarás poniendo al lado del gobierno en esa misión de aniquilarla?

    Si crees que tienes algo que aportar para el cambio o mejora, apórtalo. En todo caso, creo, y estoy convencido que la Iglesia esta rompiendo moldes, como lo ha hecho muchas veces en la historia.
    A.

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  3. José Manuel:
    Probablemente nadie haya roto mas moldes que tu presidente Zapatero.
    Rompió el molde y negoció con terroristas. Los rompió y llama matrimonio a la unión homosexual. Lo esta rompiendo y esta convirtiendo a España en el paraíso del aborto. Lo puede seguir rompiendo y permitir la eutanasia, que tan bien le vendría para reducir los gastos de la seguridad social.
    También lo ha roto excavando tumbas y rencores antiguos.
    Lo vuelve a romper atacando todo lo que tenga que ver con la iglesia católica.
    Quizás donde más lo rompa es en el adoctrinamiento para cambiar los valores morales de la sociedad y de los individuos.
    2A

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  4. Las entradas de Anónimo muestran en toda su crudeza la radicalidad de los defensores de la actual Iglesia. Y lo que es peor, demuestra su falta de objetividad y de documentación sobre los temas que se permite criticar dejando a un lado la verdadera historia de los hechos. ¡Y aún nos permitimos llamar integristas y fanáticos a los practicantes de otras confesiones!

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