Carta de amor

Quiero escribirte hoy una vez más. No lo digo porque lleve la cuenta de cada día que te escribo. ¡No la llevo!. Te estaría escribiendo cada hora de luz, y por la noche, si pudiera, también te escribiría, para decirte que me faltas y te anhelo.

Se lo digo al viento y tiembla, se lo digo a la noche y brilla, y me paro a pensar en las estrellas. Todas me parecen tu, porque titilan en un lenguaje tan sólo revelado a los amantes. El fuego de las pupilas de los enamorados tiembla así.

No me duele tu silencio, porque tu silencio me habla cada instante con tal fuerza que me retumban los oídos, y el reloj de mi pecho se acelera. “Porque te tengo y no” como decía un gran poeta.

Me estoy acostumbrando, sin quererlo, a esa comunicación de enamorados, que se dicen mil cosas sin palabras, y se dicen te quiero, con los ojos, con el alma, con la imaginación y con el roce.

Tengo duda de mí, no de tu fuerza, de tu energía, de tu grito y de tu ánimo. Mi duda es si de verdad te llegan mis palabras, el latido de mis venas, porque después de tanto tiempo de escribirte, de mandarte mis cartas por e-mail a todo el mundo, de dejarlas en mis Blogs y enviarlas a la prensa de papel, y también cómo no a los diarios digitales, aún no sé la dirección en que te encuentras. ¿Te llegan de verdad? ¿Encuentras en mis palabras todo el calor con que las digo?

Hoy es el día de los enamorados. Para mí no es un día especial, porque para mi lo importante no es el día, es la persona en la que pienso y quisiera hacer feliz, por muy joven o muy lejana que se encuentre.

Mi mujer me entiende, y hasta aprueba que te escriba. ¡Tan grande es que no sólo no le importa, sino que ella misma lee mis cartas, y me anima a seguir este juego tan profundo y tan sincero! Es que no sé como explicarme, pero de alguna forma, incomprensible para muchos, me das vida y energía. Ella no te considera rival, porque tu no quitas nada a nadie, no arrebatas cariño, no empobreces la vida, porque eres como un niño que sólo con estar llena la casa, incluso cuando se ha ido de excursión lo llena todo porque está su recuerdo de cariño aguardando hasta que vuelva. Si está lejos, es tal la sintonía, que uno se dispone a llamar en el mismo momento en que suena el teléfono y él está al otro lado de la línea. ¡Entonces el corazón da brincos y se va por el auricular dando besos, porque se puede amar en la distancia!

Tengo que decirte, además, que mi mujer no sabe tu nombre, pero ya no la intriga. ¿Por qué iba a ser celosa? ¡No merece la pena gastar energías si el otro o la otra no es rival, y tu no lo eres! ¿Alguien, en su sano juicio, puede considerar rival a un hijo? Luego, puede haber cariños muy grandes, como el nuestro, sin que rompan nada, ni hagan sangre, ni siquiera sombra.

Pero he de confesarte, si te soy sincero, que no soy feliz, que tengo una pena. Por más que me esfuerzo, por más que lo intento, no puedo abrazarte. Tu madre celosa me lo está impidiendo. ¡Ya sé que lo sabes, porque tu lo sufres, porque lo has sufrido!. Y me desconciertas, porque tu me ves pero yo no te veo. Tu quieres que grite, que te preste mi voz, que le diga al mundo, que tienes toda la risa y tienes los besos que no se han gastado. Que tienes dos brazos que lo abarcan todo, que quieres amar y no sabes cómo. Que quieres venir para ver el mundo como yo lo veo.

Si la vida es bella, si la vida es corta, ¿por qué echaron mano de aquella disculpa, y a ti te mataron?

Esta no es una carta más, vida, ni hoy es un día cualquiera. Hoy, tu lo sabes, es el día de los enamorados. Yo soy un enamorado de tu ser no nacido, pero vivo. Te prometo luchar para que se reconozca y se respete tu derecho a vivir. ¡Espérame en el cielo!

PD.

Una amiga, Concha, de Málaga (DAV), me ha hecho llegar esta MURGA. Si deseas verlo, pincha aquí
http://www.youtube.com/watch?v=iTrlkU9CRm4&feature=related

PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 14 febrero 2010