sábado, 6 de febrero de 2010

Romper los moldes (y3)

De la crítica se aprende. Han sido tan dispares las reacciones a mi escrito “romper los moldes” que me obligan a precisar mi pensamiento. ¡Una lección!

“Probablemente -afirma uno de mis críticos-, nadie haya roto mas moldes que tu presidente Zapatero... Quizás donde más los rompa es en el adoctrinamiento para cambiar los valores morales de la sociedad y de los individuos”.
También afirman, “envuelto en la actualidad política, tu artículo me parece un ataque a la Iglesia católica”.

¿Se pueda sacar esa conclusión?. Ciertamente no me creo en posesión de la verdad, porque voy en su busca. Me considero un ser libre, que persigue, arrimando el hombro cada día, ser útil a quien conmigo va. No estoy afiliado a la derecha ni a la izquierda ni al centro. Religiosamente intento ser honesto para con Dios y con mi fe. Me considero un ciudadano adulto, para tomar mis decisiones en democracia, y en mis creencias.

La rigidez de los esquemas mentales, y el encasillamiento, no me parecen buenos; ni en la vida y ni en la esgrima dialéctica. La disposición para crecer intelectual y humanamente es estar abierto. Ni conocemos todo, ni la verdad que poseemos es total. Hasta los seres inferiores se desprenden de su arnés y su coraza, para seguir creciendo. Todos necesitamos crecer como personas. Por eso hay que romper moldes y corazas varias.

En España los políticos han perdido la credibilidad. La corrupción está muy generalizada, y no son capaces de dejar sus diferencias para buscar el bien común. Dividen (no todos), y desorientan a los ciudadanos. Hemos alcanzado cotas inimaginables: suspenso nacional en educación, descontento social, más parados que nunca, bancarrota económica y descrédito internacional. “Hemos matado a nuestros hijos y hemos llamado a eso libre elección” ( Joe Wright). ¡Nos toman el pelo a los ciudadanos! En los políticos más que sus demagogias, busco honestidad y compromiso. Se han convertido en “casta política”. ¡Es peligroso!. ¡Hay que romper los moldes!

La iglesia católica está, haciendo muchísimas cosas bien aunque está marginada y perseguida. Cáritas hace una gran labor, y en general las asociaciones religiosas están muy al lado de los pobres y los marginados. No se valora su trabajo desde fuera y desde los medios. Tampoco desde dentro se da mucho a conocer.

Los religiosos en general, conventos y monasterios, y la clausura cuya misión es esencial, es muy incomprendida. Su carisma tiene una proyección social pero no se ve.

Hay gente dentro de lo que denominamos iglesia que no está a gusto. Y hay gente fuera que vive su fe con un compromiso diario. Hay gente que se dice “practicante”, pero es más tradicionalista que comprometida. Otros, que como dice la “chirigota” “están hasta aquí de escucharte a ti”. Se debería analizar ¿por qué?

Existen movimientos muy interesantes, -no todos trigo limpio, cierto-. (No es bueno onegizar el país). El voluntariado atrae a la juventud. Hay líderes en los movimientos pro-vida, en los luchadores por los derechos humanos, en la entrega a los desfavorecidos, que encarnan las palabras del Evangelio. No necesitan decir que son cristianos, pero lo demuestran. También hay voluntarios en las parroquias y en los comedores parroquiales. ¡Nadie lo niega! ¿Por qué van a excluirse?
¡Ir a la iglesia no es garantía de nada, ni siquiera de fe!. Hay gente con fe que sí va a la iglesia. Pero no son los únicos que tienen fe. Ni siquiera los únicos que viven su cristianismo. Se debe potenciar la bondad interior y el trabajo por los demás. Un hombre bueno y un hombre que pasó haciendo el bien, eso dijeron de Jesús. ¿Habría que decir más de un católico?

¿Están alejados? ¿De dónde y de quien? Hay que ser honestos. Si su vida es auténtica arrastrará, como la de Vicente Ferrer, la Madre Teresa, etc. Creo tan sincero, por lo menos, quien pide que se rompan los moldes y tabúes, como quien saca rápidamente el paraguas porque se siente amenazado.
La garantía de no estar equivocados se nos dará al final. Cuando lleguemos. El mundo está cambiando. No quiero paraguas, me basta el arco iris. “El cielo es el límite”, y mientras tanto, todos en camino y a mojarse. Dejen ya los líderes políticos o religiosos de tratarnos como a niños.

PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES el 07-02-2010

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