Amigo Iñigo Urien, voy a felicitarte en tus 40 años. También tuviste 20, y 10 y 5 y 34 semanas, y 12 también, y 48 horas y un primer segundo. Y siempre has sido tú, “el que en breve cumplirá 40 años”. Evidentemente. Como todos.
Ni tu ni nadie hemos tenido “de repente , por arte de magia, como dice la Ley , 14 semanas para empezar a ser , y tener derecho a vivir”.
Hoy mismo, cuando he podido leer tu semblanza, en un diario, tengo que darte una gran noticia. Gracias a los luchadores sinceros como tú, (que son millones en toda España), hemos conseguido llevar el debate a donde de verdad importa: a los Institutos y a los Colegios.
Por casualidad, hoy mismo, he escuchado una discusión de jóvenes al salir de las aulas. Se planteaba el tema de qué hacer si “su chica” quedara embarazada.
-“Yo le diría que abortara”.
-“Pues yo, más bien que lo pensara”
-¿No sería mejor consultarlo con los padres?
-Yo no abortaría con 5 meses.
-¿Y con 15 días?.
-Yo creo que hay una vida.
Me vine a casa, saltándome el corazón de gozo. Todo lo que hacemos, en casa y en la calle va calando poco a poco en nuestros hijos. Parece que lo que hablamos en casa se pierde, porque ellos están en otra onda y van a su bola, pero no. Cuando hacemos un comentario, o leemos una opinión en voz alta, y la escuchan, no se pierde. Ahí queda. Cuando vamos a una manifestación, o tomamos determinada posición, a ellos, aunque no vayan, no les deja indiferentes.
Sin querer o queriendo, con nuestro criterio, somos también ”padres” y “madres” de las ideas éticas y morales de nuestros hijos. Cuando creemos que no nos ven, nos están observando.
Como ha dicho alguien, “el ejemplo no es una forma de educar, es... la única”.
Acabo de leer la carta al Rey de Mª Belén. Tampoco a los adultos, ciertas actitudes nos dejan indiferentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario