sábado, 22 de febrero de 2014

Manos Unidas: más que palabras

   La Declaración del Milenio, fue un intento bienintencionado de acabar con las desigualdades en el Mundo. Nació en un momento de bonanza mundial anterior a la crisis. Tenía la ilusión de convertirse en un gran proyecto a realizarse en 15 años. Y sabemos que “proyecto -según el diccionario- es el arreglo y combinación de medios que deben emplearse para lograr un fin”. Esa combinación de medios ha fallado.                                                                                                         A tan sólo un año vista, no es que el proyecto haya fracasado, es que se necesitaban aunar muchas voluntades, contar con recursos y medios, que no estaban en poder de quienes suscribieron la idea. Era una maravillosa quimera de la ONU y sus socios, que pretendían un mundo más humano.
                                                                     De aquella UTOPIA, con la mirada puesta en 2015, tenía unos objetivos que se concretaban en que: 1) se acabara con la pobreza extrema y el hambre; 2) se llegara a obtener la enseñanza primaria para todos;  3) se lograra la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer; 4) se redujera la mortalidad de los niños menores de 5 años; 5) se mejorara la salud materna; 6) se combatiera el SIDA, la malaria y otras enfermedades; 7) se garantizara la sostenibilidad del medio ambiente; y 8) se fomentara una alianza mundial para el desarrollo.

        Aquel empeño ha dado algunos frutos en cuanto a reducir el hambre, algunos en educación, el acceso a la salud en ciertas áreas y tímidas mejoras en el trabajo, pero…más en lugares concretos, y sobre todo gracias al esfuerzo y la dedicación de entidades concretas, e incluso de personas concretas, que de forma global.

        La alianza mundial para el desarrollo no se produjo. Más bien hay una  “indiferencia global”. Lo denunció en Lampedusa, el Papa: "Éste es un mundo salvaje que no da trabajo, que no ayuda, al que no le importa si hay niños que mueren de hambre, o si hay familias que no tienen que comer ni la dignidad de llevar el pan a casa, si hay gente que huye de la esclavitud, del hambre, buscando la libertad y que encuentra muchas veces la muerte, como ha ocurrido en Lampedusa”.  Hoy lo diría en la otra frontera Española y sur de Europa.

       En general, se puede comprobar que hay que ser realistas, que lo del Milenio ha sido un fracaso que ha puesto de manifiesto la falta de voluntad y de implicación internacional, social y personal. Por eso la realidad es que“ ha crecido el número de personas que viven con menos de 2 dólares al día, y muchas otras se ven obligadas a huir de  países por causa de la guerra o la falta de trabajo digno, quedando a merced del tráfico de personas”.

        La globalización hizo pensar en la posibilidad de que todos podrían tener acceso a los bienes de manera más fácil y rápida. De hecho se han creado oportunidades para terminar con muchas injusticias y muchas desigualdades: también para conocer datos y la posibilidad de prevenciones de daños por catástrofes, sequía, enfermedades y desplazamientos masivos. Nos hemos dado cuenta que, la interdependencia es real y necesaria. Pero, al no haber ni cooperación global, ni responsabilidad en unos y en otros, muchos  siguen sin tener acceso a los recursos básicos de alimentos y de agua, ni vivienda, ni empleo, ni salud, ni educación, ni medicamentos. No se hanbeneficiado ni de inventos capaces de paliar el hambre, (como el “Moving Windmilis” del chico Kamhwamba de un mísero rincón de Malaui, que llevó a su aldea electricidad y agua; o el invento del mexicano Jesús Rico Velasco de la “lluvia sólida” o “silos de agua”), que podrían ayudar a la agricultura, y ésta a paliar el hambre  en las familias.  

        Quienes tienen medios (naciones o empresas) buscan beneficios más que colaborar en el bien de todos. El dinero se traslada donde puede encontrar oportunidades, de materia prima o mano de obra al menor coste. Los especuladores, las guerras y el terrorismo han alejado las ayudas y las oportunidades para salir adelante los desfavorecidos. Todo eso hace que la necesidad y las injusticias se hayan reconfigurado. Los ricos son más ricos, hay menos clase media, y los pobres son más pobres y más. Justo lo contrario de lo que se pretendía.

     Debe añadirse algo, incluso peor. En este tiempo se han desmoronado muchos valores humanos. La ideología se ha difundido hasta los últimos rincones y la cultura de la muerte también. La familia se ha resentido por el feminismo y el lobby gay, pero también por el machismo.  Se ha desestabilizado por el turismo y el miedo, por violaciones y prostitución, por el genocidio y tráfico de drogas y, por la mayor corrupción mundial. El trabajo no siempre se encuentra cerca, con lo que hay que alejarse de la familia o emigrar, para encontrarlo.
        Es verdad que sigue habiendo gente buena, capaz de ver oportunidades de mejora, que ayuda y se entregan voluntariamente. Se vuelcan en el desarrollo de personas, grupos, comunidades o pueblos. Pero esas personas u organismos, son puntuales y sin un verdadero tejido asociativo de mayor alcance, ni globalizados.

        El esfuerzo se hace gracias a algunas organizaciones, como Manos Unidas y  personas, como el Padre Ángel fundador de Mensajeros de la Paz. Es sabido que Manos Unidas, viene lanzando año tras año, campañas en consonancia con los Objetivos del Milenio. Intentan sensibilizar, concienciar y recaudar fondos para, desde su parcela y con Proyectos concretos, cambiar la injusticia y combatir el hambre. “Combatir el hambre, proyecto de todos", tarea de todos, decía su slogan; “No hay justicia sin igualdad”  decía su campaña del año 2013, para promover la igualdad entre los sexos y la autonomía  y empoderamiento de la mujer.

        Este año, vuelve a tomar las pautas de los Objetivos del Milenio: “Un mundo nuevo, Proyecto común. La periodista Rosa San Millán, la Presidenta de Manos Unidas, Isabel Moratilla y el P. Ángel, de Mensajeros de la Paz, presentaron la campaña de 2014 en Guadalajara.  Manos Unidas, viene luchando para que los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo se comprometan y luchen contra la pobreza y fomenten la responsabilidad de los ciudadanos. No quieren palabras, quieren hechos. Menos firmas, y más compromiso.

        El P. Ángel destacó, en su ponencia, que hay mucha pobreza, mucha hambre y mucha injusticia. Puso de relieve la que se ejerce contra quienes lo arriesgan todo intentando mejorar su situación, a veces de forma desesperada: los emigrantes. Pero también,  resaltó con énfasis que, a pesar de estar en un grave momento de crisis, hay mucha solidaridad, mucha gente buena que ayuda a otros.
        Él lo ha experimentado a lo largo y ancho del mundo, donde su Fundación, trabaja codo con codo con la gente para ayudar a los más desfavorecidos. Pero también en España, donde el 21,6% viven ya en el umbral de la pobreza y, donde Mensajeros de la Paz, ha abierto en los últimos años 10 Comedores Sociales que dan de comer a 30.000 personas.

        Dice el P. Ángel  que, "los gobernantes son los únicos que pueden cambiar las cosas, los demás podemos maldecirlos, pedir, exigir, pero sólo en su mano está cambiar ciertas cosas".  Con los recortes, cada vez se invierte menos en Cooperación e Integración. El Sistema corrupto termina produciendo, más desigualdad y más miseria. Pero ni siquiera queda ahí, porque según los datos de Unicef: los conflictos armados y los desastres naturales hacen peligrar la vida de 60 millones de niños, en todo el mundo.

        Manos Unidas, recordaba que es una Organización nacida de la Iglesia y según sus principios, le obligan a ayudar a los más pobres, a los niños, a los mayores, a los ancianos, tanto en España como en el Mundo. Y que no se trata de ayudar siempre con dinero o cosas materiales, sino también con cariño, asistencia humana, atendiendo enfermos y llevando un poco de luz y esperanza a donde pueda.  Siempre con claridad y con auténticos valores. Quien lo desee puede ver en Internet los Proyectos que tienen en África, América, Asia y Oceanía

        Por eso animan a la generosidad, porque  el trabajo por ese Mundo Nuevo es obra de todos. El Papa ha dicho “No sirve de mucho la riqueza en los bolsillos cuando hay pobreza en el corazón”. Por eso, si unos pocos se unen en una causa común y procuran la expansión del bien, con su aportación, se llegará a muchos. Según Concepción Arenal, “las fuerzas que se asocian para el bien, no se suman, se multiplican”.  Así que, como decía Mandela: “todo parece imposible… hasta que se hace”.

PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES, BLOG LA TANGENTE: 22-01-2014:http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=20453; BITACORA DE BELMONTE, en CiViCa, 22-02-2014:
 http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/manos-unidas-m%C3%A1s-que-palabras

2 comentarios:

  1. Hola Jose Manuel si siguieramos tu ejemplo y todos o cada uno de nosotros_los que creemos que ese Mundo puede y debe ser mejor y mas justo , ayudaramos de alguna de sus muchas formas, que tu tan magnificante detallas, iriamos poco a poco cumpliendo los objetivos del Milenio.
    Esperemos que esta crisis que estamos padeciendo haya abierdo muchos corazones y voluntades y que se pueda ir paliamdp poco a poco las desigualdades actuales.un abrazo
    Ángel García

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  2. Hola Ángel:
    Ya he dicho lo que pensaba de los Objetivos del Milenio. Estoy de acuerdo, con esta campaña de que Mejorar el mundo es obra de todos. Pero cada uno en su parcela. El estado, los Estados, la ONU, las ciudades y sus gobernantes, los políticos, y luego el pueblo llano, y cada ciudadano en particular. Lo que no depende de otreos es exigible, por quienes comparten responsaabilidad, pero lo que depende no se puede claudicar, ni dejar de hacer lo que depende de uno.
    Gracias por tu apoyo y por colaborar como puedes en lo que puedes.
    Un abrazo.
    José Manuel

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