sábado, 12 de abril de 2014

Mayorías y minorías, ¿pueden convivir?


 Cuando se cumplen 20 años del mayor genocidio de África, muchos recuerdan el horror de la muerte en Ruanda, en 1994.  El 10% de la población de Ruanda fue masacrada sin que el mundo libre, mi la ONU, detuviese la masacre.  Pensaron que los odios tribales entre hutus y tutsis, no les concernían.
El 86% de la población era hutu. Son los habitantes originarios de Burundi y han estado históricamente sometidos por los segundos: los tutsis (14%), que tras invadir el país en el siglo XV, se las han ingeniado para monopolizar el Ejército, la política y la economía. El resultado fue el estallido de una maraña de odios que dejó  800.000 muertos y 2 millones de refugiados.
Hoy quiero hablar de odios con un trasfondo religioso, muy peligroso. Me refiero a Myanmar (la antigua Birmania), el país exótico de moda en el sudeste asiático.
Apenas se le conoce, en occidente, si no es como destino turístico. Muchos, pueden no percibir lo que sucede incluso yendo allí. El 89% de los casi 60 millones de habitantes de Myanmar son budistas y solo un 4% profesa la fe de Mahoma. ¿Es un problema?

El llamado apartheid del siglo XXI se localiza en ese lugar del mundo.  En algunos lugares  del mismo estado, existen dos mundos separados por una valla, del tipo de Melilla, con concertinas. “A un lado, la población de mayoría étnica rakhine (budista) disfruta de una vida en libertad: pueden viajar a donde quieran, casarse con quien deseen, trabajar en lo que les plazca, y acudir a cualquier ceremonia religiosa. Al otro lado de la valla, sin embargo, casi 150.000 musulmanes de la etnia rohingya…, viven hacinados en una docena de campos de desplazados y son privados de sus derechos fundamentales: no pueden abandonar el recinto, necesitan un permiso especial para contraer matrimonio, su natalidad está controlada, y carecen de fuentes de ingresos”.

Tienen a la llamada Mandela de Asia, Aung San Suu Kyi,  que estuvo presa y que ha recibido el Nobel de la Paz.  Ella es hija del artífice de la independencia del país, Aung San que  prometió,  en 1948, un estado federal que nunca llegó.

El gobierno militar apoya esa mayoría budista.  La Junta Militar cambió el nombre, la bandera y la capital de Birmania, por  El Estado Kachin de Myanmar. Un monje budista, es la figura más visible de la defensa de la creencia de la  mayoritaria, y de un creciente conflicto entre budistas y musulmanes. 

Puede decirse que, tras cinco décadas de dictadura militar, Birmania se asoma a su transición política. La economía crece y los turistas se multiplican. Éstos, recorren algunos escenarios de ese rico país, ajenos muchas veces, al vertiginoso cambio y al conflicto que subyace.

En 1990 se convocaron las elecciones democráticas más importantes en la historia de Myanmar; eran las primeras elecciones legislativas libres. Pero el ejército, evitó por la fuerza, que el partido de la oposición, ganador, gobernase el país. A pesar de todo, la líder de la oposición y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, intentó  mediar en la búsqueda de una salida para el país desde su independencia del Reino Unido, en 1948. 

Pero, “el acuerdo de no agresión que estuvo en vigor durante 17 años se rompió en junio de 2011 y, a pesar de las múltiples conversaciones de paz que protagonizan periódicamente ambas partes, los choques continúan dejando un reguero de muertos”.

La violencia estalló  el 28 de mayo de 2012, cuando, supuestamente tres rohingya violaron a una joven budista. “En venganza, diez religiosos islamistas fueron apaleados hasta la muerte. La ira se convirtió en fuego. Miles de casas fueron reducidas a cenizas, y más de 200 personas murieron en los enfrentamientos que han detonado un conflicto extendido ya por el país y que enfrenta a budistas y musulmanes independientemente de la etnia a la que pertenecen”.

Los budistas afirman que los rohingya son emigrantes bengalíes. “Cuando llegaron, los rakhine creyeron que su presencia sería temporal y dejaron que se quedasen, pero, poco a poco, debido al aumento de su peso demográfico –se les acusa, con razón estadística, de tener muchos más descendientes que el resto–, han ido colonizando la tierra, se rigen únicamente por la ‘sharia’, pagan a mujeres budistas para que se conviertan al Islam y se casen con ellos, y ahora exigen derechos que sólo se les debe otorgar a los pobladores originarios”. Fuera de los campos de desplazados, esta es la versión de la historia que impera. Los rohingya son considerados inmigrantes ilegales, violentos e integristas, que deberían ser devueltos a Bangladesh”. http://elpais.com/elpais/2014/02/07/planeta_futuro/1391776494_166176.html

En la ciudad de Mandalay, el monje budista Ashin Wirathu, que se autodenominó ‘el Bin Laden budista’ y que protagonizó una portada de la revista Time bajo el título "El rostro del terror budista", acusa a los rohingya de querer instaurar un estado islámico en Myanmar antes del año 2100. Wirathu es un monje budista líder espiritual del movimiento antimusulmán en Birmania. Ha sido acusado de alentar la violencia contra la etnia musulmana rohingya del estado de Rakhine al noroeste del país.

Por eso, el movimiento ilegal 969, del que es una figura destacada, nace “para detener la invasión musulmana lanzada por los rohingya”. Wirathu dice tajante: “Si hay algún país dispuesto a acogerlos, se los enviaremos muy agradecidos. Si eso no sucede, han de continuar segregados como ahora porque no son ni una etnia ni ciudadanos de este país”.

La espiral de violencia religiosa amenaza las reformas que deberían llevar hacia un escenario democrático en 2015.  De hecho, la administración del Estado de Rajine ha quedado bajo el mando del Ejército. A pesar de las facciones y  guerrillas, todos saben cual es  “la única guerra”. Por ella se lucha, incluso desde niño; también las niñas. No en vano, el KIA es el mayor de los seis grupos étnicos armados a los que Naciones Unidas acusa de utilizar a menores. “Tenemos que luchar para labrarnos un futuro en libertad”, dicen. Pero a los niños no sólo los utiliza la guerrilla, también el ejército. Yangún (AsiaNews 15-01-2014): “El ejército birmano usa todavía hoy el estupro y los abusos sexuales contra los civiles como "armas de guerra". Son violentadas por los militares, con una particular incidencia en las áreas habitadas por las minorías étnicas”.

 La ONG Human Right Watch (HRW) ha acusado a Myanmar de llevar a cabo una campaña de limpieza étnica contra los cerca de 800.000 rohingyas que viven en el estado  budista. De hecho más de 150.000 musulmanes de la etnia rohingya, tuvieron que abandonar sus hogares y malviven en campos de desplazados, por causa de la violencia religiosa. Como consecuencia del hostigamiento, muchos han tratado de huir en barcos a otras naciones.  También  han existido deportaciones masivas. En esa huida, se han producido naufragios en la costa birmana, con cientos de desaparecidos.

 Un inciso: entre los países árabes, parece que Irak será el primero en legalizar el matrimonio con niñas.
La situación de esa minoría birmana oprimida, es denunciada también desde fuera del país, porque además de la difícil situación, hay un componente religioso que escuece.  De hecho el cantante sueco Maher Zain de ascendencia libanesa, a quien se le conoce como el cantante de la esperanza islámica, ha publicado recientemente en las Redes de Internet, alguna foto impactante de ese genocidio. Lo que desea, por un lado, es  ayudar a los islamistas a sentirse orgullosos de su identidad. Pero también quiere que, con su trabajo  “los otros” entiendan al islam y ello ayude a la convivencia. En su opinión:"el islam es la paz, la esperanza, las buenas costumbres, el respeto, el amor".

No es fácil hacerse comprender para empezar a convivir en paz. Cuando las posturas se radicalizan, los oprimidos suelen serlo aún más. El componente de fanatismo no ayuda a la convivencia. Si el fanatismo es de carácter religioso, quien pierde siempre es el humanismo.  La Humanidad ha sufrido ya demasiadas guerras étnicas y religiosas.

No estaría de más que los líderes políticos y religiosos, dedicaran un poquito de su precioso tiempo, a pensar en este conflicto lejano, ¿en la geografía o en el tiempo? Y de paso, analizar la situación de las minorías étnicas y religiosas en otros países, tanto de oriente como de occidente.  ¿Seguro que nada de eso puede llegar a su ciudad, su nación, su continente? ¿Qué medios ha puesto usted, su ciudad, su nación, su continente? ¿Qué se puede hacer?
NOTA: De momento estar alerta:
La Junta de Andalucía, la Junta Islámica, de quien se ha hecho eco Al Jazeera, el Instituto Halal contaron desde el momento de su fundación con el apoyo –directo e indirecto– de la Junta de Andalucía a través de subvenciones directas y programas de colaboración, además de la constante presencia de destacados miembros del Gobierno autonómico en actos organizados por estas organizaciones.
Hoy hacen causa común  para quitar a la Iglesia Católica Española la Mezquita de Córdoba qjue le pertenece desde 1238.

 Como dice A. Ussía: “resulta sospechoso el odio que la retroprogresía dedica a la iglesia católica, y el amor que le inspira todo lo que viene del Islam”.

PUBLICADO EN  EL HERALDO DEL HENARES: BLOG LA TANGENTE; 12-04-2014:
 http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=21039;
BITACORA DE BELMONTE en CiViCa, 13-04-2014: 
http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/mayor%C3%ADas-y-minor%C3%ADas-%C2%BFpueden-convivir


2 comentarios:

  1. Gracias Amapola:
    Los hechos están ahí. Sabes que no invento. Intento únicamente hacer pensar.
    Un abrazo,
    José Manuel

    ResponderEliminar