El Cartel de la Semana Santa 2018,
fue presentado por la Junta de Cofradías y Hermandades de Guadalajara, el
pasado día 17 de febrero, en un solemne acto que tuvo lugar en el Salón de
actos del Colegio Salesiano de Guadalajara.
El evento fue presentado por el secretario de la Junta D. Antonio Ramos y contó con la presencia de D. José González, Presidente de la Junta, D. Agustín Bugeda, Vicario General de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, D. Jaime Carnicero, Vicealcalde del Excmo. Ayto de Guadalajara y D. Juan Pedro Sánchez Yebra, Diputado de Promoción Social de la Excma. Diputación de Guadalajara.
Tomó la palabra D. José González para resaltar la importancia del acto, como apertura del tiempo que dará paso a la Semana Santa de Guadalajara 2018. Se espera que, como cada año, sea para vivir un tiempo intenso tanto interiormente como de fervor popular. El Vicario General de la Diócesis, ahondaba en la misma idea, además de la oración y el perdón.
También intervino el Vicealcalde,
quien manifestó la intención del Ayuntamiento de continuar colaborando con la
Junta de Cofradías para el buen desarrollo y el esplendor de la Semana Santa de nuestra
ciudad.
Por último D. Raúl Blanco, Hermano
Mayor de la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor y de la Paz, procedió a
presentar al autor del Cartel, D. Salvador González Salado, reconocido diseñador
gráfico, que ha sido llamado para realizar trabajos especiales en muchos
lugares de España y que ha recibido en 2017 el Premio Extraordinario en
Enseñanzas Artísticas Profesionales en Comunicación Gráfica y Audiovisual en
Castilla la Mancha.
El autor desveló su obra y procedió
a explicar su composición, sobre el Santísimo Cristo del Amor y de la Paz.
Y para cerrar el acto, tuvo lugar un CONCIERTO a
cargo de la Agrupación Musical Santa Marta y Sagrada Cena, de León. El público siguió con interés la actuación de
la agrupación leonesa, con sus trajes muy vistosos y elegantes, y un repertorio
variado, en clave de Semana Santa. Finalizó el acto, con unas palabras de
agradecimiento a la agrupación leonesa y con el detalle de intercambio de
regalos.
La Hermandad
del Santísimo Cristo del Amor y de la Paz.
Como pincelada
histórica, recordar que La Hermandad se fundó en el año 1962 con 52 hermanos y
en la actualidad superan los 300, de todas las edades.
La talla del Cristo
al que debería rendir culto la Hermandad
ya había sido encargada en 1961 por D. Julián García García para la parroquia. No podía ser otra
que un Crucificado basado en la talla del Cristo de Benalaque, perteneciente al
extinto convento dominico.
Entonces, D. Julián se ocupó del diseño de los hábitos: la
túnica blanca, capuchón, manguitos y cíngulos rojos; y símbolos del AMOR y de
la PAZ. Como el Santísimo Cristo del Amor y de la Paz, se encuentra en la
parroquia de San Ginés, la Hermandad
tiene allí su Sede. Desde allí procesiona. Ha sido modificada la antigua Cruz
cuadrada, por una arbórea, y se ha ido adaptando, según la salida del paso: sobre
ruedas o a hombros de costaleros.
Los hermanos adquieren la obligación
de acompañar a la imagen en los desfiles procesionales y demás actos
programados. Acompañan también, al entierro y funeral cuando fallece algún hermano. La Hermandad
manda celebrar dos misas por cada hermano que fallezca y un funeral al año por
todos los hermanos difuntos.
Ayudan solidariamente en sus
necesidades a los hermanos que lo soliciten
y atienden al ornato y decoro de la imagen.
La
parroquia de San Ginés.
Fue quemada durante la guerra civil del año 36 al
39. Quedó restaurada para el año 1956.
Pero su historia arranca cuatro siglos antes.
A principios del siglo XVI, en 1502 el
Papa Alejandro VI otorga bula a Pedro Hurtado de Mendoza y su segunda esposa,
para fundar un convento de dominicos en Venalac o Benalaque (vena de agua) a
orilla del Henares, entre Cabanillas del Campo y Guadalajara.
Allí se erigió un convento de Santo
Domingo de Venalac o Benalaque. Para su
iglesia encargaron la talla de un Cristo, que pronto fue conocido como Cristo
de Benalaque. En ese convento tomó el
hábito, en 1520, Fray Bartolomé de Carranza.
Pero debido a la insalubridad del lugar pronto se tomo la iniciativa de
su traslado a Guadalajara.
De hecho en 1556 los frailes se
instalaron en una casa del Arrabal de Santa Catalina, en las afueras de
Guadalajara. El citado fraile, (que
llegaría a ser un gran teólogo, muy influyente durante la Reforma católica
tanto en Trento como en la restauración católica de Inglaterra bajo María I
Tudor, llamado por Felipe II a los Países Bajos, allí mismo fue nombrado Arzobispo de Toledo),
gracias a la cesión del Concejo de la Ciudad gestiona la construcción del nuevo
convento en Guadalajara, junto a las casas.
La iglesia actual fue pues, antaño,
la del convento de Santo Domingo de la Cruz, ya desaparecido. Su construcción
comenzó en 1561. Por varias razones la obra se detuvo en 1566, de modo que el
edificio actual es aproximadamente la mitad del que se había proyectado. En la
enorme fachada de piedra, la portada queda enmarcada por dos grandes
contrafuertes, que se prolongan en espadañas. Sobre el rosetón central figuraba
el escudo de la orden de Santo Domingo. De hecho, dentro de su austera
sobriedad, recuerda someramente la de san Pablo de Valladolid. Y la Plaza colindante
lleva el nombre del Santo de Caleruega.
A la iglesia, trasladaron también, lógicamente,
el Santísimo Cristo de Benalaque.
El convento creció según cuentan, "gracias
a la ejemplaridad de los frailes, y la enseñanza de las humanidades que
comenzaron a enseñar". En una sociedad convulsa, por las guerras
propias en tierras lejanas, por tensiones católicas y reformas protestantes, ni
la fe ni el gobierno eran fáciles. "Los poderes del miedo, como los
caminos de Dios, son inescrutables".
El abogado navarro Martín Azpilicueta,
describe el trasfondo de corrupción social. Según "las pretensiones de
varios... afectos al Rey, era fácil intuir que pronto aparecerían en escena la
codicia de los unos y la envidia de los
otros con el propósito de conseguir nuevas prebendas (eclesiásticas o
políticas, eso era lo de menos) que compensaran el alardeado malestar de
quienes se habían sentido defraudados en el último reparto de encomiendas,
sinecuras y canonjías". Se urdieron
tramas acusatorias, "en las que se mezclaban sospechas de carácter
dogmático, acusaciones anónimas y equívocos malintencionados". Se puso en
evidencia la falta de ética pero también de las virtudes cristianas.
Fray Bartolomé de Carranza, que había puesto en marcha el proyecto de
convento con la iglesia en Guadalajara, y tanto había hecho por la
ortodoxia y por la fe, fue apresado por la Inquisición. El que entrara de novicio, con 16 años en
Benalaque, llegando a ser nombrado para la Sede Primada de España, fue
encarcelado sin acusación precisa. La causa de su detención fue que su nombre salió a relucir en los interrogatorios de los luteranos de
Valladolid. Lo cierto es que Bartolomé de Carranza cayó en desgracia, y fue
encarcelado primero en España donde se prolongó el proceso 1559-1567 y luego en
Roma 1567-1576. Preso los 17 últimos años de su vida. Aunque hasta dos Papas,
Pio V y Gregorio XIII, lo declararon inocente. Sufrió tanto, que murió en Roma,
el 2 de mayo de 1576, lejos de su diócesis. En 1993, sus restos fueron
exhumados y trasladados a la catedral de Toledo.
La suerte de Carranza precipitó la
reducción del Proyecto y terminación de la iglesia del convento de Santo
Domingo de Guadalajara.
Del Cristo de Benalaque
al Cristo del Amor y de la Paz.
Don Julián, el párroco de San Ginés, citado más arriba, sabiendo de la devoción de los guadalajareños al Cristo de Benalaque, propuso una consulta popular para darle nombre al Cristo. La votación fue mayoritaria pero doble: para unos "Cristo del Amor ", para otros " Cristo de la Paz". Por lo que se decidió unir las dos. Quedó para siempre Cristo del Amor y de la Paz.
La talla del Santísimo
Cristo del Amor y de la Paz fue realizada en los Talleres Granda de
Madrid, en madera de pino y de gran realismo en base al texto del evangelista,
cuando ya "todo estaba cumplido"(según Jn 27,30), Jesús " inclinó
la cabeza, entregó el espíritu".
Ese
preciso instante en que inclinó la cabeza, los ojos caídos, y la boca levemente
abierta, es el que recoge la talla. El momento preciso en que Jesús acaba de
expirar. Es el rostro que vemos en la imagen del Santísimo Cristo del Amor y de
Paz. Momento eterno y siempre nuevo, del amor total, del perdón y de la paz. "Haciendo la paz mediante la sangre de su cruz" (Col 1,20).
NOTA: Las fotos, tanto de la presentación del Cartel, como de la fachada de San Gines, como del Santísimo Cristo del amor y de la Paz, fueron tomadas por el autor del artículo.
José Manuel Belmonte.
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ:
04-03-2018
http://belmontajo.blogspot.com.es/2018/03/el-cartel-de-semana-santa-2018-arte.html
EL HERALDO DEL
HENARES O4-03-2018
https://www.elheraldodelhenares.com/op/el-cartel-de-semana-santa-2018-arte-musica-e-historia/
CIVICA: 25-03-2018
http://civica.com.es/religion/cartel-semana-santa-2018-arte-musica-e-historia/
Interesantísimo artículo. Toda una lección magistral de Arte e Historia. Las fotos muy buenas. Gracias ������.
ResponderEliminarCharo Uriarte
Muchas Gracias Charo:
EliminarComo ves he intentado aunar, la presentación del Cartel de Semana Santa, con el Cristo del Amor y de la Paz, con un poco de historia, ya que se encuentra en la iglesia de San Ginés, pero esa iglesia primitivamente fue de los dominicos, que trajeron el cristo de su antigua comunidad en la vega del Henares.
De hecho la fachada de la iglesia recuerda a otras maravillosas, como la de San esteban de Salamanca o la de Valladolid. Y como sabes da a una hermosa plaza céntrica de la ciudad que sigue llamándose hoy día Plaza de Santo Domingo.
Tus estudios, delatan tu interés. Muchas gracias,
Un abrazo grande,
José Manuel