He leído algunos mensajes y he visto
flores en el lugar del crimen. Me ha parecido hermosa la carta que le han
escrito sus amigos; también las concentraciones silenciosas y las marchas en
algunas ciudades, que piden justicia para Samuel y que se conceda la ciudadanía
a quien intentó ayudarle, para que los violentos dejaran de pegarle. Pero, con
ser positivo eso, quisiera interrogar
personalmente al corazón de cada uno, ¿por
qué?
En medio del desconcierto
socio-político, caos sanitario en los 17 reinos hispanos, no puedo aceptar que una
persona, del sexo que sea, por su tendencia sexual, pueda ser excluido de la
sociedad y de la vida. ¿Nos hemos vuelto locos o hemos olvidado lo esencial
como humanos?
Parece un buen momento para llamar a las
cosas por su nombre, ahora que ni el poder ni las instituciones son capaces de
condenar la represión y la dictadura que padecen ciertos ciudadanos. Ni se
atreven -por oscuros intereses- a señalar a los países donde la libertad humana
lleva décadas secuestrada. El silencio del gobierno es legítimo, pero aquí y el ala correspondiente de la UE,
es cobarde y encubridor. ¿Y la sociedad?
¿Quién
era Samuel Luiz Muñiz?
Un joven de 24 años, que según los
padres y los amigos era genial, único. Además de ser verdad, es que esa familia no
tenían más que a él. "El padre no quiere que
lo abracemos porque se viene abajo".
¡Ha dejado en la misma acera su agradecimiento a todos! ¡Podemos
imaginar cómo están!
"Jamás se metió en un problema. Nunca lo vimos
faltarle el respeto a nadie", han dicho sus amigos, Lina, Sandra, Cristina, Andrea, Alexia,
Sofía, Leo, Melissa, Vanesa y Stiven que
además han hecho pública esta carta:
"Samuel era la
mejor persona que podías conocer. Siempre se portó bien con todo el mundo y
siempre estaba cuando lo necesitabas, en las buenas y en las malas. Todo el
mundo lo quería por cómo era, es. Cuando lo conocías a fondo sabías que era
todo bondad y felicidad. Era el pilar fundamental del grupo y el mejor amigo de
todos. Le gustaba viajar, cuidarse, salir de fiesta y estar con sus amigos,
siempre podías contar con él.
Samuel era esa clase
de personas que llegan a tu vida como un huracán cargado de energía, que parece
que conoces de toda la vida. Era alegría, era apoyo, compañero de buenos
recuerdos y tardes de risas, de noches largas y días grises, era esa persona
que, si te tenía que decir las cosas lo hacía sin rodeos. Te hacía ver tus
errores y a la vez te ayudaba con ellos y te aceptaba tal y como eras.
Irradiaba alegría por donde pasaba y no había imposibles con él, porque todo lo
que se proponía lo conseguía.
En un tiempo
dejaremos de llorar por su ausencia, y reiremos y nos emocionaremos con sus
recuerdos. Hay personas que nos dejan huella, y la que ha dejado Samuel en
nosotros seguirá latiendo y acompañándonos el resto de nuestras vidas. Ahora es
un momento duro e injusto de despedida, la vida nos deja en el camino momentos
agrios, amargos y duros como este. Hay que sacar fuerzas y valor para seguir
adelante. Sólo podemos dar gracias por el tiempo que pasó a nuestro lado y los
momentos que nos regaló, que nunca olvidaremos. Un poco de él ha quedado en
todos nosotros. Te has ido, pero nosotros estaremos aquí cada día luchando por
lo que te mereces, justicia. Te queremos.
1)
La violencia está en la acalle. ¡Todos, de algún modo somos cómplices!
¿Nos extraña las consecuencias? En las
películas, en los medios de comunicación, en los centros de enseñanza, en los deportivos e incluso en muchas familias no se siembra la semilla de la educación y
del respeto a los demás y a la vida. (https://youtu.be/EnK9kDZBPCg)
Se aprende muy pronto a "exigir
derechos", pero cada vez es menor el
esfuerzo para colaborar y ayudar -incluso en casa-, hablar sin ofender ni
decir "tacos" y hacerse respetar sin levantar la voz, gritar o ser
beligerante.
No
se fomenta la dignidad y el esfuerzo para prepararse bien, aprender
y triunfar en un curso, una carrera o un puesto de trabajo. Erróneamente hay
profesores que bajan el nivel de exigencia o conceden aprobados, para no
tenerse que esforzar o enfrentarse a los vagos, o porque las directrices de los
centros presionan -con la excelencia del centro- si hay muchos suspensos. A
veces, hasta hay casos de alumnos aprobados, en despachos, en contra del
criterio del docente.
La gran decepción de una sociedad
llega cuando los jóvenes y los ciudadanos
en general constatan que personas sin
preparación, han llegado a puestos importantes, algunas colocadas por su
ideología o afinidad de un partido, o por el dedo del quien manda.
El
ocio sin control y el dinero fácil sin trabajar ni dar golpe, están envenenado
las ilusiones de la juventud, y desatando el miedo en pueblos y ciudades. En cada
familia, se debería aprender y quedar curado con la receta de J.M. Pemán:
"el que menos necesita, tiene más que el que más tiene".
Se
están okupando viviendas sin que los legisladores, los jueces y las
instituciones defiendan eficazmente la propiedad privada, la convivencia de los
vecinos. Pueblos enteros se alzan y tienen que salir a la calle, en
defensa de sus derechos, porque se ha
impuesto "la patada en la
puerta" y quienes hacen las leyes, están en otra cosa. En el País
vasco han ocupado la vivienda de una persona de 80 años, que hace saltar las
alarmas de cada vecino de este país.
En esta provincia, Guadalajara, como
en otras, las fuerzas y cuerpos de seguridad, están desmantelando
cada vez con más frecuencia, plantaciones de droga, robos de luz de hasta
40.000 euros para las mismas. El fin de
"el estado de excepción" y la falta de criterio para la desescalada y
el confinamiento -o la falta de acuerdo entre gobierno, autonomías o
municipios- parece haber sido el
pistoletazo para viajes, botellones y
fiestas. El alcohol suele ir de la mano de las drogas.
Sin juzgar a nadie, deseo que todo el peso de la ley caiga sobre los
culpables. Pero, no echemos balones
fuera: ni todo el mal, ni siempre, la violencia viene de los extranjeros. Tan injusto
es atribuirles todo, como ignorar lo que hay. La violencia hay que atribuirla a
quien la ejerce, pero "el buenismo" de la sociedad y "la
cobardía general" son también culpables de que Samuel esté muerto.
2) De
frente o por la espalda, la violencia mata igual.
Copio de lo acontecido el día 14 en Madrid: Isaac L.T., joven de 18 años muere apuñalado por la espalda en el túnel de la calle Comercio, en el barrio de Pacífico del distrito madrileño de Retiro. "Era huérfano de padre y tenía una discapacidad del 48%. Su madre no tiene dinero para pagar su entierro". https://www.elmundo.es/madrid/2021/07/16/60f09e6efc6c837b768b4653.html
El joven Isaac era cantante de reggaetón, tenía Síndrome de Asperger, que es un Trastorno de Espectro Autista (TEA). El síndrome puede manifestarse en la infancia, en la adolescencia o en la edad adulta. Dicen quienes saben de esa enfermedad rara, que "Quien lo padece presenta dificultades en la flexibilidad del pensamiento, pero a diferencia del autismo, se caracterizan por poseer un lenguaje fluido y una capacidad intelectual media e incluso superior a la del resto de la población".
¿Era motivo tener 18 años, sufrir una enfermedad, caminar por la acera hablando por móvil, ser huérfano de padre y tal vez el único apoyo de su madre, tener novia, para echarle de la vida de 4 puñaladas?
Que la justicia caiga sobre los asesinos. Una Psicóloga del Samur ha tenido que prestar
ayuda a su madre. "Una ola de solidaridad por parte de ciudadanos
e instituciones ha inundado las redes sociales buscando mostrar su apoyo a la familia del
fallecido".
https://www.elmundo.es/madrid/2021/07/17/60f1c15221efa0980b8b4658.html
Tuviera la orientación sexual que fuera, Samuel era un ser humano, merecedor de todo mi respeto. ¡Era mi hermano! Isaac, que cantara bien o mal, fuera rapero o lo que le diera la gana, era un ser humano, que además tenía una cierta discapacidad, y merecía todo el respeto. El mío lo tiene, porque también era mi hermano y estaba de camino por esta Tierra. Tenían todo el derecho a estar aquí.
Y, por favor, no olvidemos a
Ibrahima Shakur, todo un ejemplo de humanidad. Es la única persona que trató de
socorrer a Samuel mientras recibía la brutal paliza que acabó con su vida. Es
un sin papeles, pero fue a declarar y contar su versión de los hechos,
aportando datos esenciales para el esclarecimiento de ese terrible crimen. Un
ser humano que ayuda a otro ser humano, es un ejemplo en cualquier lugar del
mundo, no un ilegal. Me uno a quienes
han solicitado que se "le otorguen los papeles" necesarios, y pueda
vivir y trabajar aquí con dignidad. Tenga en la piel el color que tenga, tiene
sangre, corazón y sentimientos como los míos.
¡No necesita más! Hay maestros
que enseñan, aunque los violentos, lo
ignoren.
Hay gente que no puede soportar la libertad de los otros, que además la ejercen sin prejuicios.
ResponderEliminarSaludos.
Eso parece Alfred. Aunque iría más allá: les falta tanta humanidad y principios básicos y les sobra tanta violencia, que no se soportan ni a sí mismos y necesitan arroparse en el anonimato de los grupos, para descargar su agresividad.
EliminarUn abrazo.
Nada nuevo bajo el Sol. Más bien todo es viejo. Por lo menos hasta donde mi vejez puede acompañarla.
ResponderEliminarEra un niño cuando vi asustado y escondido, como una pandilla propinaba una brutal paliza al grito de Maricón de mierda que no es precisamente un invento de esta generación reciente.
En el servicio militar, estaba la Manolita; un asturiano con tendencias homosexuales de las que además se acompañan de exibicionismo y amaneramientos muy ostensibles. Era el juguete de muchos animalotes hasta que un dia apareció en la playa cercana al campamento, medio muerto. Se lo llevaron y no lo volvimos a ver. Nunca se supo nada más.
Lo que no entiendo Jose Manuel es eso del desconcierto socio-político, caos sanitario en los 17 reinos hispanos. No veo que tengan nada que ver. Estas violencias están incrustradas, al igual que el machismo más repugnante y la erronea conceción de lo que es la hombría, en lo mas profundo del caracter de esta tierra (que de 17 reinos, nada de nada) y es endémico.
Es el fruto de la educación; la falta de ella, para ser más precisos que nuestros jovenes han recibido. La mofa que se hace de los valores, el escarnio hacia la honestidad, la generosidad y otras virtudes humanas. Ahí está la cuestión, según mi parecer.
Deberíamos olvidarnos de la "politiculitis" que además de ser el triste entretenimineto popular, es tambien la excusa para todo.
Pero como suelo decir, muchas veces, este no es el lugar más adecuado (sorprendentemente) para "largar opiniones"
Saludos cordiales! (mientras, seguimos pendientes de la llegada de Izán)
No era una crítica. Ni tengo, ni quiero tener autoridad ni moral ni intelectual para ello. No entiendo, dice.
Eliminar¿Lo ves? Por eso digo que esto no es el lugar idoneo para un debate efectivo.
En cuanto a la edad, la vejez para ser precisos. Soy de los que piensan que no depende de un número. No son los años que se ha vivido los que envejecen, sino como se han vivido. La salud resultante juega un papel en esto. Hablo de vejez y no de "decrepitud". Pero volviendo a la vejez del fenomeno (violencia), no hay duda es muy viejo.
EliminarGracias Ricard por estar ahí. Te considero una persona que se ha hecho a sí mismo y pensado mucho.
Nada tengo en contra de la crítica, que además subrayas. Comprenderás que si desde el principio abro una pregunta y pregunto ¿por qué? Intento responderla, desde todos los ángulos. Creo dejar claro, que las carencias de los violentos o de la violencia, o lo que tu llamas "errónea concepción de la hombría", incluye a familia, educación, el desgobierno, injusticias y abusos de poder de los gobiernos y políticos, que no solo están en el gobierno "nacional", también en los de las distintas autonomías, y en los ayuntamientos. Por supuesto también incluyo a los medios de comunicación, que se compran, de muchas formas para trasmitir "lo que desean" quienes las manejan; también las películas, -cada vez más violentas-, también las drogas, y "el silencio cobarde" de los ciudadanos que "viéndolo y padeciéndolo", pasan, no hacen nada y se apuntan a un minuto de silencio o una manifestación cuando alguien muere. He intentado salir de ese círculo de buenismo, y digo creo que claramente, que no podemos seguir así. Que esas personas, sean blancos, negros, hombres, mujeres, gays o lesbianas, son seres humanos, como yo, y lo que a ellos hacen me toca a mi, porque les considero hermanos.
Izan, está más cerca. Seguro que cuando llegue nos hará más valientes. Y... sabes que tengo más años que tu, pero no me considero un viejo, porque tengo la vitalidad de quien piensa, lucha y ha desterrado de su lenguaje, la palabra rendirse.
Un abrazo.
Con personas educadas y amigos, se puede hablar de todo ( o casi). Discrepar se puede, siempre con respeto. A mí me gusta, porque me obliga a matizar, y aprendo. Habrá otros foros donde tal vez sería más oportuno opinar de ciertas cosas. Pero las limitaciones personales de cada uno, y de tiempo, como que no me molesto en buscar, foros o blogs que traten de ello. Sí tengo, por ello y para ti, mis disculpas.
EliminarTienes razón... (y van...)lo que dices sobre la edad, y las consecuencias de ir cumpliendo años:"La salud resultante juega un papel". Pero, en general, trato de valorar la experiencia y sabiduría que van aportando los años. Hace que admire y me encuentre bien, con quien demuestra una humanidad y un bagaje de ideas y recursos que comparte de forma natural y sin darle más importancia de la que tienen.
Por supuesto , Ricard, que el tema de la violencia es tan antiguo como la convivencia humana. No es que sea recurrente, pero hay circunstancias que parecen gritar, que no hemos aprendido aún lo más elemental y básico: el respeto al derecho que cada uno tiene a estar aquí.
No sé si puede hacer algo más que comentarlo, o gritar ¡basta ya! para que "cada palo aguante su vela", como se suele decir.
¡Espero y deseo que el enfermo vaya mejor!
conceción* (concepción)
ResponderEliminar¡Claro!
EliminarMe ha gustado tu preciso artículo. Concluyo pues en que la homofobia es el antisemitismo de nuestros días. Y lo que lleve consigo.
ResponderEliminar"Lo único necesario para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada", parece que dijo Edmund Burke. Y también se podría recordar el sermón del dual clérigo Martin Niemöller que no sé si también lo poetizó Brecht.
Puede ser, Fackel, pero hay más que homofobia. La violencia y el mal son una ola que se expande y destruye.
EliminarPor ello, puede ser verdad lo que dijo E. Burke, pero pensándolo bien tengo que sacar 2 conclusiones: 1) o que cada vez son menos los hombres o personas buenas; o 2) que no hacen nada o cada vez menos.
En el artículo intento implicarme. Firmo mis correos, con una frase de Ken Follett, en El Invierno del Mundo: “Si uno no se implica, lo que suceda es culpa suya”.
Me preocupa.
Hola José Manuel, muchas gracias por tú artículo.
ResponderEliminarCreo que por desgracia en este mundo, sin valores morales en muchos casos y con mucha violencia y agresividad interna, se esconden en grupos para ejercitar con las víctimas que consideren....lo dejo ahí, un fuerte abrazo. MarinaPF.
Sí. Es lamentable. Pero, cada acto de violencia, y cada vida arrebatada a un ser humano, más que un "lamento de tristeza", es una pregunta a cada ciudadano: "por qué?"
EliminarSi fuéramos capaces de pensar la responsabilidad que a cada uno le atañe, intentaríamos poner algún remedio. Salir a guardar un minuto de silencio, no parece suficiente. ¡No obliga a tomar medidas políticas, sociales ni personales!
Un fuerte abrazo.
Qué decir?...
ResponderEliminarDecir que cada uno, cada persona podríamos aportar algo positivo en este mundo que se va al fondo del abismo... pero, de algún modo, todos somos culpables.
Un abrazo, josemanuel
Podemos hacer algo, pero ninguno queremos asumir la parte que tenemos de responsabilidad. Y ...la tenemos. De nada nos sirve echarla sobre los demás.
ResponderEliminarGracias, porque -en mi opinión- tu nos lo recuerdas dulce y sabiamente con tus versos de luz y dolor.
Un abrazo.