miércoles, 8 de octubre de 2025

La vida, un paso hacia lo desconocido

 Escribí, "Con vida cualquier reto" en enero de 2014. Porque la vida es a la vez, regalo y reto. Lo importante es cómo afrontarlos. https://portallibro.com/con-vida-cualquier-reto/

Aunque no soy  médico, siempre me ha encantado un texto de D. Gregorio Marañón: "Si ser médico es amor, infinito amor, a nuestro semejante...entonces ser médico es la divina ilusión de que el dolor, sea goce; la enfermedad, salud, y la muerte, vida. El médico, en la guerra es el único que no quiere matar, el único para quien no existe el enemigo, porque no hay enemigo capaz de esconderse dentro de un humano".   

Cada mañana, mi primer pensamiento es agradecer el regalo de estar vivo. Afronto con esa disposición lo que cada día me depare. 

El que sea un regalo la vida, no se debe ignorar que también es un reto o varios. Llegarán antes o después, de forma personal o social, internos o externos. Serán más o menos importantes, según el momento que esté viendo cada uno. 

Aunque pueden parecer casuales, a veces llegan para poder aprender. La vida nos sorprende porque tal vez no estamos suficientemente preparados para afrontar el reto que puede llegar. El tiempo físico en nuestra forma corporal -en general- es para aprender, superarse y en lo posible ayudar.  Como dice el Dr. Sanz Segarra, es la ocasión para ir "del punto Alfa al punto Omega". (https://youtu.be/J1fgYTOnvJ0). Hay miles de ejemplos, que cada uno puede haber conocido, de cerca o de cualquier parte del mundo.

El que algo sea casual, puede indicar que es ocasional, pero no siempre. La casualidad existe pero puede nacer de una causalidad.   

Por ejemplo: "Nadie es perfecto", dijo Ototake Hirotada joven  japonés, que debido a una "tetra-amelía", nació sin piernas y sin brazos. Se graduó  en Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad Waseda de Tokio y llegó a ser uno de los personajes más conocidos y admirados en su país. Escribió "No en perfecto estado", y en 1998 había superado los 4,5 millones de ejemplares de ventas. Su obra y su fama, saltaron la frontera de su país y llegó a miles de lectores, primero de los asiáticos y posteriormente a todo el mundo. 

Cada día y cada instante son únicos y tal vez irrepetibles. Como diría un maestro zen: "Este día nunca volverá, cada instante es precioso y vale más que la mejor de las joyas". Habrá que profundizar si tiene un por qué o un para qué. 

Personalmente, aprendí algo de la vida, de cine, teatro, revistas, etc. gracias a Azucena Hernández, que llegó a "Miss Cataluña". Ya tenía 23 películas en su haber, cuando acababa de cumplir 26 años. ¡Era una belleza!  

Por un accidente, quedó tetrapléjica. Muchos pudimos conocerla en el CAMF (Centro de Atención a Personas con Discapacidad Física).  

Los primeros años fueron muy difíciles de aceptar para ella, para  su familia y sus amigos. La discapacidad física es solo un accidente pero con muchas consecuencias. Tuvo que pasar un tiempo para aceptarse e ir aceptando la realidad. Todos la querían. Recibió  muchas visitas.  Pero un accidente como el suyo, puede trastocarlo todo, y se asimila o se acepta con dificultad y con el paso de los días. La vida sin movilidad y dependiente... fue muy dura, pero lo fue superando. 

Yo la visitaba con alguna frecuencia como voluntario en el CAMF de Guadalajara. Entre cuatro paredes y donde los cuidadores la dejaran, echada en la cama o en su silla de ruedas era un reto o muchos.  A penas podía pulsar el botón de emergencia  si estaba al alcance de sus dedos o beber algo de líquido.  La inmovilidad, el tiempo y a veces el dolor son difíciles de superar. 

La visita de los amigos, del personal que viene para cambiarla o traer la comida o  dejarla en la silla para que pueda desplazarse hasta el patio y respirar y ver la luz, o si es la hora,  llegar al comedor a  ocupar su mesa y ver a sus compañeros, aunque todo parezca o sea normal, la realidad es casi un milagro.

Ciertamente puede ver la tele, escuchar la radio, y también canciones. Hay momentos especiales que pueden sorprenderla como el tiempo, la distancia y la magia, como aquel día gris en 2019 en que fui a verla y la encontré radiante.

Después de saludarla, corrí la puerta, que de su habitación daba a la terraza donde ella tenía algunas plantas hermosas que le habían regalado. Me pareció escuchar un susurro parecido a una canción de Julio Iglesias. Al volverme hacia su cama me pareció contenta. 

-¿Quieres cantar?, le dije.

- No, pero estoy muy contenta, porque he tenido carta. Una carta de avión. (¡Cógela y léemela, por favor. Estoy emocionada! ¡Es mágica! Me ha devuelto a  mis 18 años!)

-¡Qué me dices!

Estaba esperando que vinieras, porque tengo el corazón contento. Empieza a leer y lo verás.

Mientras la abría, sentí en mi interior algo de la canción, que tal vez ella había susurrado.

-"¡Venga empieza ya hombre!". Estaba esperando que vinieras, porque tengo el corazón contento. 

-¿De verdad?

- Tu empieza a leer y lo verás.

Voy, tranquila. Dice:  (empecé a leerla en voz alta, porque desde la mesa donde estaba la carta hasta su cama, hay separación):

"7 de noviembre de 2019.
Querida Azucena: Te escribo esta carta desde una gran distancia, tanto física como temporal. Física porque te escribo desde Canadá, donde hoy vivo, y temporal porque tú y yo trabajamos en el mismo programa... hace ya casi cuarenta años.
Yo empecé a colaborar con José Antonio Plaza en su programa de TVE 625 líneas, a finales de los 70. Tenía 17 años... Me pasaba media semana en TVE de Prado del Rey. Un día a la semana rodábamos en los Estudios Roma, y es allí donde nuestros caminos se cruzaron...Aunque estoy seguro que no me recuerdas, de vez en cuando charlábamos del trabajo y de otras cosas. Aunque solo me llevabas un año y éramos bastante jóvenes, yo te veía como una chica madura...Me acuerdo que cuando te marchaste después del tercer programa, dejaste un agujero para algunos de nosotros. En octubre de aquel año 1980 yo me vine a Canadá para estudiar Derecho. Al no haberse inventado todavía Internet, me desconecté de lo que pasaba en España". 

Debí poner una cara de desconcierto, porque Azucena, preguntó:

-¿Qué te pasa? ¿No crees lo que dice?

-¡No tengo palabras...!, te lo juro. Estoy asombrado. ¿Cómo es posible que esa carta haya tardado 40 años en llegar a tus manos?

-¡Qué va a tardar! Acabas de leer que fue escrita hace pocos días, concretamente el 7 de noviembre. Lo importante es que ha llegado...y me ha hecho muy feliz.

-Cierto, pero entre el ayer que cuenta y el hoy que vives, ha pasado casi toda una vida.

La vida no pasa...se vive! Es cada momento. ¡Es espera! Como ha escrito Gala: "hasta el agua que nada espera, brota esperando alguna sed".

- Quienes hemos tenido que desplazarnos para estudiar o trabajar, en algún momento hemos vivido la espera y la dicha de las cartas de los nuestros. En España y en el extranjero...eran latidos de vida de seres muy queridos. Viajaban por el espacio, impulsadas por la fuerza del gran corazón del remitente. Estuviéramos donde estuviéramos, el cartero era un ser mágico. Agradezco el ayer, tengo archivadas  muchas cartas y tarjetas. 


 -¡Qué bonito! 
Esta carta, para mi también lo es. Y te diré algo que nunca te he contado: poco después del accidente, el cartero traía con frecuencia a mi casa "dos sacas de correos", llenas de cartas, postales y mensajes. ¡Lo importante es la calidad, no la cantidad!

-¿Qué fue de ellas? ¿Podías leerlas?

-¡No!, me las tenía que leer mi hermano y, cuando empezaban a repetir que me animara, y cosas por el estilo...las echaba al cesto y pasaba a la siguiente. Entonces descubrí por experiencia, que  no siempre coinciden la buena intención con la sinceridad. Así que "verdaderas amistades" y "tesoros de correspondencia" no hay muchos. Tienen que superar la criba del tiempo y tal vez también del espacio.  Bueno, que me distraes y no has terminado de leerla.  Así que continúa, por favor. 

-  Prosigo tu carta, dice:

"...Al no haberse inventado Internet, me desconecté de lo que pasaba en España. Hasta que hace unos días me encontré, por casualidad, un artículo sobre tu accidente. Me quedé helado. A pesar de haber pasado tantos años, no tenía ni idea. Me impactó mucho descubrir lo que te ha pasado. Y he estado pensando en ti desde entonces".

-Permíteme un inciso: creo que tú ya sabes, que mi accidente, tuvo lugar en Madrid, en la  madrugada lluviosa del 15 al 16 de octubre de 1986, cuando volvía hacia casa con mi coche. Estaba en lo mejor de mi carrera y todo parecía augurarme un brillante porvenir.  Pero allí, en la cuneta, terminó mi carrera. Desperté en el hospital y comenzó una larga noche oscura.  ¡Quedé tetrapléjica!

-Sí, sé que fue muy duro y lo es aún. Hemos hablado mucho de lo difícil que fueron los años primeros de tu nueva vida. y sigue siendo. Las operaciones, las ausencias, el cáncer de mama, la nueva operación, las 4 paredes y la soledad. Hasta he tenido que llegar a aceptar que todo tiene un por qué y un para qué. Nunca sabremos si el no llegar a tener lo que queremos puede ser un golpe de suerte.

-Cierto, ha sido tal como lo dices, hasta que terminó mi rebelión y pacté con la muerte, que parecía perseguirme, para que me dejara en paz y yo no la llamaría. Han pasado desde entonces 33 años, totalmente dependiente. Estoy en el Centro de atención a personas con discapacidad física (CAMF) en Guadalajara.  Muchos días no me apetece levantarme pero la gente es muy amable. Dicen que soy "el buzón de las quejas". Porque escucho a todos, y muchas veces no me traen más que quejas. Trato de ser positiva. Tengo bastantes amigos.
Te recuerdo que has escrito varias veces de mi y conoces a mi familia. También hoy quiero que escribas, porque hoy mi corazón está de fiesta. Esa carta  de Tony me ha hecho recordar y revivir. Pero antes, por favor, termina de leer, que hoy me voy a levantar y brindar por la vida.

Concluyo, ya falta poco: 

"Al final he decidido escribirte estas líneas para decirte que me acuerdo de ti. Me acuerdo de tu juventud y de la alegría que llevabas encima. Esa fue una época muy especial que seguirá en mi memoria para siempre. Gracias por formar parte de ese recuerdo. Recibe un fuerte abrazo. Tony...".

- ¡Jolín, Azucena!, ¡A veces llegan cartas, que aunque hayan tardado, merecen la pena y lo resumen todo!  Cuando crees que lo has vivido casi todo, llega otra sorpresa. Los días más bellos te trajeron felicidad, los más duros te han proporcionado experiencia y profundidad, y entre unos y otros, te han traído hasta aquí, para brindar hoy por la dicha de estar viva.  Tener amigos como Tony, tan lejos y tan cerca, sí es un regalo que desconocías. Yo también, pero me ha hecho pensar.  ¡Es algo muy grande!

Cierto, ¡merece la pena! En cuanto me levanten, vamos a la Cafetería y pedimos un Cava o un Champagne. Cartas como esta no llegan todos los días. Te doy permiso para que lo publiques. A ver si la gente, pasa un poco del WhatsApp y del copia y paga. ¡Yo no tengo WhatsApp porque no puedo usarlo! Hay mucha gente a quien una carta personal haría muy feliz, como a mí.  Así que mándale a Tony un abrazo con toda mi alma, que le llegue  a Canadá y al corazón. Dile que mis brazos no pueden llegar, pero podrán sostener su carta y su sentimiento, son un gran tesoro.  Me ha ayudado a recordar y me ayuda a sentir que estoy viva y a vivir. Le envío todo mi agradecimiento, con un beso.

Me duele, y mucho hacerlo. Sabes que escribiré a Tony de tu parte.  Le enviaré tu beso y el agradecimiento por su carta que te ha hecho muy feliz. Luego vamos a brindar, porque te va a levantar el ánimo. 

Mereció la pena. Escribí la carta y Azucena la firmó.  
Se me hizo un nudo en la garganta porque estábamos ya a mediados de noviembre.  

Y...llegó el Covid-19 con el tema de salud y con medidas más restrictivas y de confinamiento para personas enfermas y centros de salud. 

El 4 de diciembre de 2019  nuestra querida Azucena terminó su estancia física entre nosotros y se fue. ¡Que descanse en Paz!

Restringieron las visitas. 

Hoy, ya son casi 6 años después. ¡He vuelto a recordar aquel instante y a recordarla! 

José Manuel Belmonte 

2 comentarios:

  1. Una historia impresionante, esa capacidad de asumir su situación, es la de una persona con una madurez envidiable.
    Gracias por el testimonio.
    Un abrazo.

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    1. Quien haya padecido alguna enfermedad o haya tenido que cuidar a algún enfermo - por profesión o por familia- durante una larga duración, sabe algo del misterio de la evolución interior de la persona, y lo inmensos que son los días con sus interminables noches, hasta ir asumiendo que todo sucede por algo...Y, cuando descubre el sentido de la vida, y que los cambios terminan en uno mismo...la vida se acaba.

      Alfred, con la llegada de la carta, me pareció intuirlo. Nunca la había visto así.

      Otro abrazo y gracias por estar ahí y por tu comentario.

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