jueves, 19 de noviembre de 2009

DE LA RISA Y EL LLANTO

Si se ríe ya es de los nuestros. Y si llora ya está aquí. Son una señal de inteligencia y sentimiento. Son el espejo por el que vemos el escape de las emociones. Son las fuentes innatas de la terapia natural, de la paz y el equilibrio. Si reír hace bien, también el llorar. En determinadas situaciones, cualquiera de estas expresiones aparentemente contrarias, puede ser curativa. Son, pues signos de inteligencia. La capacidad de reírse o de llorar muestran la conexión del sentido del humor y del corazón. Es la conexión con el infinito. Por eso, llorar es algo serio; también reír, claro. Veamos por qué.
Los animales no ríen, tampoco lloran. No es que no se alegren , o no sufran, o no jueguen. Es que llorar y reír solo lo hacemos los humanos. Las risas y las lágrimas son patrimonio de la humanidad. Son lo más pequeño y lo más grande, lo diferenciador del hombre en esta tierra.
Se ha hablado mucho estos días sobre el descubrimiento de que cada bebé llora en su lengua materna. El descubrimiento lo han hecho los expertos al analizar los tonos y matices de los bebés de nacionalidades diferentes, poco después de nacer. No es lo mismo el llanto de un bebé alemán que el de un francés, o de cualquier otro país. El llanto reproduce la cadencia del habla de la madre, el tono de su voz.
Según un estudio realizado en la Universidad de Würzburg, el llanto de los bebés sigue la pauta de la madre y de su idioma. Es el que ha oído en su seno desde que tiene capacidad para captar sonidos. Y esas mimas pautas sonoras son las que utilizará con el tiempo para comenzar a hablar.
Hoy sabemos que el estado de ánimo, se percibe en los centros cerebrales, y que esta información viaja a través del sistema nervioso parasimpático que controla las secreciones corporales.
Quiere decir que la madre, -toda madre- le ha dado a su hijo, sin saberlo, mucho más que los genes. Y el bebé ha aprendido, ya en su vientre, mucho más de lo que hasta ahora sabíamos.
Además, descubrimos que el llanto nos iguala, desde el principio a hombres y mujeres. Después, a los varones, se les llena de prejuicios, y se les considera fuertes si no lloran. Sin embargo se acepta como normal, o se ve bien, el llanto en las mujeres.
Pero con ser sorprendente el idioma del llanto, de los recién nacidos, no es menos sorprendente la sonrisa que alguien ha podido captar en algún feto. Es impresionante. “Sí, me impresionó, la primera vez que vi la imagen de un feto riéndose. Porque reírse es demasiado humano... Reírse es mirar con sentido del ridículo la propia situación de uno en el mundo”( decía I. Ezkerra en La Razón 19-11-09).
Nosotros, los adultos, sonreímos y a veces nos reímos, como si fuéramos los ganadores del concurso de la felicidad., como diría Oscar Fernando Basurto Carbonell. Somos capaces de hacer sufrir y hacer llorar. Somos payasos.“Yo soy el ganador del concurso porque ... yo río también cuando en verdad quiero llorar”.
Si un feto puede reír allá dentro es que como nosotros. Su sonrisa es un amanecer de sol y de hermosura. Su sonrisa es puro regocijo porque su madre lo trae, lo está trayendo, y la siente vivir. Su sonrisa es el anuncio de un beso cuando llegue, es una sintonía, un guiño de hermosura, es la muda silueta de un “te quiero”. Es mucho más que una palabra “amor”. “Reírse –y más como él lo hace, sin saber aún nada de nosotros- es reafirmarse en la voluntad de vivir” (I.Ezkerra).
Que no nos venga Zapatero, con el aborto como un derecho de la mujer para que no vaya a la cárcel. Todo el que es capaz de romper esa sonrisa debía ir a la cárcel, para que aprenda de verdad, si no lo que es la vida, al menos lo que vale una sonrisa . Si tiene que morir un feto, para que su madre pueda sonreír, es que estamos haciendo un mundo de payasos, o de piratas.
¿Defender al inocente?. “Matar un ruiseñor”, fue una novela ganadora del premio Pulitzer y luego una película, galardonada con 3 Óscar. Pero de eso... hace ya muchos años.
PUBLICADA en EL HERALDO DEL HENARES el 19-11-09

1 comentario:

  1. Jose:
    Me gustan todos los artículos, pero este me ha encantado. Mas claro y mejor no se puede decir.
    Ancia

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