martes, 1 de diciembre de 2009

NÚMEROS SIN RAZON Y RAZON SIN NÚMEROS

Se puede aprobar en el Parlamento Autonómico, en el Congreso y en el Senado, incluso en Referéndum, un Estatuto o una Ley, inconstitucional. Se puede hacer sin que haya una demanda social, ni en la Comunidad Autónoma, ni en España.
Es suficiente con que alguien en la fogosidad de un mitin se vaya de la lengua y prometa lo que no está en su mano, y decida “sostenella” y no reconocer su equivocación. Es posible que muchos en su ignorancia o en su buena fe decidieran, -como lo hicieron- sumar su número al de la mayoría.
Muchos ahora, echan la culpa al Presidente, por habernos metido en estos líos del Estatut. Es verdad que fue él el que prometió aprobar lo que viniera del Parlamento catalán. El fue quien negoció con Artur Mas hasta última hora el texto mismo. Y quien buscó y propició la mayoría en las Cámaras. Luego auspició un referéndum al que mayoría de los ciudadanos dieron la espalda y de esa forma fue aprobado.
Pero en democracia, una ley se aprueba porque suma votos a su causa, o a su sin razón.. Y para la aprobación del Estatuto, tan responsable es un voto como otro. Si ya se había hablado entonces de que muchos párrafos, puntos o artículos del Estatut, podían no ser constitucionales... quien lo votó, se hizo corresponsable. Son mayoría sin razón. Salió adelante por la fuerza de los números.
Pero las reglas del juego democrático, no han dejado todo en manos de los números. Los valores de justicia e igualdad, se asientan también en la justicia, y en el Tribunal Constitucional. Y precisamente al Alto Tribunal se le piden razones sin números. Se aguardan razones, pero se le apremia, y hasta se le ataca y se le cuestiona, intentando forzar la mano hacia una sentencia favorable, a sabiendas de que puede ser un ataque precisamente a la Constitución. Incluso se amenaza con no acatar la sentencia si no es de su agrado. Creo que existe la libertad de expresión, pero no puede estar reñida con la cordura y con la responsabilidad, sobre todo de los políticos. ¿Puede ser el último intento de que retiren el recurso?.


A muchos nos interesa la Constitución. Nos interesa este debate. Y nos interesa el precedente. ¿Por qué?. Porque la historia se repite. Quien nos metió en el Estatut sin que nadie lo pidiera, (más que la casta política), nos mete ahora en otra Ley, sin que nadie lo haya pedido, y contestada por la mayoría de la sociedad. Una ley que nos afecta a todos y que puede ser inconstitucional. Una ley que pueden sacar adelante, sin razón, los números. Me refiero a la Ley de Zapatero y de Aido, la ley del aborto.
Se argumenta, sin razón, que es una ley para que las mujeres que abortan no vayan a la cárcel (dice el Presidente, las Ministras y Bono). Es una sin razón, porque con la ley actual han abortado cerca de un millón de mujeres y ninguna ha ido a la cárcel, o fue priva de sus derechos.
Dicen sin razón, (el Presidente del Congreso y la Ministra de Igualdad) que es para proteger al nasciturus .¡Hombre no!. No se puede proteger a alguien a quien se puede quitar de en medio hasta la semana 14 o la 22.
Que hay abortos, dicen. Si no se aprueba la ley, se obliga a las mujeres a abortar en clandestinidad, porque van a seguir abortando y no se debe penalizar. Con este argumento tan singular se podría legalizar el alcohol, las drogas, el conducir con ellos, etc. ¡Siempre habrá gente que beba, que fume, que consuma droga, etc!. Otra cosa es que todos tengamos que pagar el aborto.
Se dice, sin razón, que esta ley nos acerca a Europa. La ley que tenemos no es de plazos, pero somos el país con más abortos, e incluso un país que las europeas buscan para abortar. Más plazo puede ser más aborto. Luego, la finalidad no es que haya menos aborto. Se trata de que sea libre y gratuito. Cuando se aprobó el matrimonio homosexual no nos importó distanciarnos de Europa y de la mayoría de países europeos. ¿Por qué ahora interesa el argumento?.
Por último se esgrime el estado de necesidad. Y aquí tenemos que decir que es cierto que el estado de necesidad, lleva a muchas mujeres a abortar. Pero no parece de recibo que un gobierno que dice proteger las necesidades de las clases más desfavorecidas, y a los trabajadores, se apoye en el estado de necesidad para sacar adelante una ley. Si hay una necesidad, hay que atajarla. Ayudar a las mujeres en esa situación sería lo primero y lo más justo. No puede ser el aborto un medio para eliminar el estado de necesidad de nadie. Si es así, se estaría reconociendo que otra política es posible. Como dijo Kliksberg “el máximo nivel de ayuda es el que consigue que el otro no vuelva a necesitar ayuda”.
Lo que no se dice, pero es verdad, es que con esta ley se intenta proteger a las clínicas, a los empresarios y a los médicos abortistas. Y no por serlo, sino porque suelen traspasar la legalidad.
Total que si los números, también aquí, se imponen, tendremos que esperar a la razón sin números. Es decir, que el Constitucional dé las pautas para proteger el derecho a la vida de los que están en camino. Así es la democracia.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES 2-12-09

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