sábado, 11 de diciembre de 2010

Madre y muerte: antónimos


Los calmantes no son la solución. La industria farmacéutica, ante el dolor, cualquier dolor, fabrica calmantes. “No se pregunta por la razón del dolor, la causa del sufrimiento. Simplemente lo adormece. Pero la causa sigue viva y…volverá”(MC).

La sociedad en general y la política en particular es una industria de calmantes, y de paños calientes. No existe un proyecto para buscar la raíz del dolor y el sufrimiento, sobre todo de los más débiles. No se intenta descubrir la conexión de los hechos, ni la causa que produce los devastadores efectos. Si la humanidad no es un todo interconectado y una energía de principio a fin, la vida para muchos es una frustración. Sin miramientos ni horizontes, si se acaba con la vida, también con el dolor. Cada uno va a lo suyo: a solucionar “su” caso, y lo demás no importa. Ya hay paliativos para mitigar el dolor y en su caso acortar la vida.

El desconocimiento de la interconexión humana nos vuelve insolidarios y egoístas. Más que parecer, hacer o tener, lo importante es “ser”. Ser hombre, ser mujer, ser humano, ser hijo, ser madre o padre, ser trabajador, ser estudiante. Ser. ¡No haría falta más! Como los animales.

Cuando añadimos, aunque sea inconscientemente “ser cómo”, “ser más”, “ser distinto”, estamos introduciendo la comparación, la lucha, le infelicidad, la limitación de derechos y oportunidades para otros, generalmente los más débiles. Así no avanzamos, así nos destruimos, desde todos los ángulos, humanos, sociales, religiosos, familiares etc.

La imagen de la matanza de Delfines calderón en Dinamarca, impacta, pero queda lejos. La matanza de bebés focas en Canadá, igual. Sabemos que para un abrigo de astracán se necesita arrancar la piel de 30 fetos de corderillos. Pero se venden bien los abrigos. Nuestras vacunas tienen el soporte de una industria de fetos humanos abortados, lo sabemos. Más de un millón de madres humanas abortan en un año. La gran mayoría de los juegos que hay en el mercado y que llevamos a casa y entregamos a los niños son de guerra, de matar o aniquilar. ¡Mientras juegan no molestan! Matar es un juego en las sociedades avanzadas. El cinismo y la doble moral se respiran, están en todas partes.

Decir que no se debe preguntar a una embarazada si va a ser niño o niña, porque es una pregunta sexista, es absurdo. Cierto que hay campañas de información e iniciación sexual y de género en la escuela. Se destinan millones para defender a la mujer contra la violencia de género; hay leyes especiales, juzgados especiales, teléfono especial, brazaletes GPS, casas especiales de acogida y “derechos” de la mujer o para la mujer, o madre, sobre la vida del hijo o hijos de sus entrañas.Pero a la vez, los niños menores siguen muriendo, y en muchos, muchísimos casos por voluntad, deseo, implicación, complicidad o trastorno de su madre.

Estamos a la cola de Europa en educación, pero se regalan a los niños los portátiles. No hay dinero para campañas de convivencia, de respeto, responsabilidad y educación. Hay facilidades para píldoras, interrupciones voluntarias del embarazo etc. Se ignoran los valores fundamentales y cívicos. No se apoya a la familia, como base de la sociedad. Se fomenta el laicismo activo y se destierra o ridiculiza el sentido trascendente de la vida. Se contabilizan, de forma pública y escandalizada las víctimas de violencia de género. Es un caldo de cultivo para el descontrol y la inestabilidad emocional. Socialmente no es un ambiente propicio para desarrollar una personalidad equilibrada. Y para ser madre o padre, es muy necesaria. Se es madre o padre, para siempre. Se olvida a veces.


Por eso hay otras víctimas, también inocentes. Ese caos social y moral es una bomba y estalla como tal. Lo sufren y padecen los más vulnerables. ¿Causa efecto? ¿Quién lleva la cuenta del desamor? ¿Dónde se lleva la estadística de la violencia contra los menores? Las víctimas de las rupturas familiares están expuestas a la violencia, también al capricho -otro tipo de violencia-, a abandonar los estudios, a ser violentos y agresivos, a consumir sustancias, y expuestos a marcharse del hogar y muchas veces a terminar en prisión. Conductas, en fin, de difícil convivencia, ya desde muy temprana edad. ¿No sabe nadie que lo que necesitan todas estas criaturas es cariño?

Los inocentes menores de Valladolid, no estaban en una maleta. Fueron hallados en la cama, pero sin vida. ¡Terrible! Y estas muertes se suman a otras, hay que sumarlas aunque cueste. Y según una estadística que ya está en Internet (Yahoo), las mujeres han matado un 117% más niños que los hombres. Es un dato, no un consuelo. Otro dato: sólo 3 niños fueron asesinados por madre no española (británica y belga).

La violencia no viene sola. No se puede ignorar que la de la madre con sus hijos, -los de su vientre y los menores de edad-, también es violencia. Decir que el aborto es un derecho, no es más que instalar en la sociedad la violencia gratuita. Su tremendo daño no se cura con paños calientes, ni su crimen con simples políticas de igualdad. ¿Lo entenderán los valientes?
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES [12-12-10 20:07] - Madre y muerte: antónimos; La Esfera Digital: Blog: A Favor de los Valientes
12-Diciembre-2010; EL DIA17-12-2010

1 comentario:

  1. Tu haces todo lo que puedes y más, ¿ que hacemos todos los demás?. No te Canses de luchar por los más débiles. Un beso

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