Hay algunos casos extraordinarios de
cuidadores de personas dependientes. Hay cuidadores de personas mayores o
dependientes, que no son familia de esas personas -en muchos casos inmigrantes-y
lo hacen muy bien. Pero hoy me referiré únicamente a los cuidadores con lazos
de sangre. Las historias humanas, tanto del cuidador como de la persona que
atienden, suelen ser entrañables. Conozco a más mujeres cuidadoras que hombres.
Pero tanto ellos como ellas, son un ejemplo. Prestan un servicio a la sociedad
con su sacrificio, abnegación y dedicación. Ese servicio no siempre es valorado
ni reconocido. Lo hacen por convicción y por cariño; generalmente sin pago
alguno, ni de la familia, ni de la sociedad. Tal vez lo hacen simplemente, porque las
circunstancias de la vida, o el destino, les han colocado ahí. En todo caso son
ejemplares su valor, su fortaleza, su
constancia y su silencio. Esposas que cuidan a sus maridos enfermos -o
viceversa-; o bien entre los dos cuidan al padre o a la madre de alguno de
ellos, a algún hijo con problemas especiales. Eso, es suficiente para
considerarlos héroes. “Un héroe es una persona que se sacrifica en
beneficio de los demás sin la necesidad de recibir algo a cambio, es dar mucho
sin esperar recompensa alguna”, señala
el periódico La Razón. Yo voy a destacar, a modo de ejemplo, únicamente
tres:
1.
Los más difíciles son los que, bien a su
pesar, salen del anonimato y saltan a la prensa. De justicia es estar atentos
por lo menos en estos casos, para hablar de ellos. La segunda semana de
noviembre ha venido marcada por la
tragedia de Astorga, en León. Recordemos: una mujer de 82 años, habría muerto
por causas naturales. Su hija, de 40, que padecía discapacidad grave y ceguera falleció
después, al no recibir los cuidados que su madre le procuraba y que necesitaba.
Al parecer ella era la abnegada cuidadora de su hija, hasta que pudo. Vivían en el primer piso del número 15 de la
Calle San Juan. Algún vecino del inmueble había alertado del extraño olor en la
escalera. Al parecer las circunstancias se encadenaron de tal modo que la
primera muerte causara la segunda, y los días discurrieron sin que nadie, ni
los vecinos del barrio o de la parroquia, se enteraran de lo sucedido. Los
cadáveres fueron encontrados a última hora del pasado viernes día 9, por la
policía local. Los agentes comprobaron que ambas mujeres llevaban muertas desde
hacía
varios días, según el “Diario de León”.
Ignoro, y por ello no entro a juzgar leyes
de Asistencia o Dependencia, ni si había o no, ayuda alguna de algún organismo
de la administración del Estado. En todo caso, si la había, la ayuda humana no
llegó. El hecho real y triste es, que una discapacitada, ha muerto abandonada
al fallecer la madre, ya anciana, que la cuidaba. Algo ha fallado en las
relaciones familiares, humanas y sociales, así como en los servicios
asistenciales, para que con los medios de que dispone hoy una sociedad avanzada
como la nuestra, se produzcan hechos de
esta naturaleza. Una persona discapacitada, con 40 años, debería disponer de
ayuda humana, varias veces al día, al menos como apoyo a su anciana madre. Espero
y deseo que el hecho no se reduzca a un mero accidente, y sirva para hacer pensar
y depurar responsabilidades, si las hubiere. Sobre todo para que no se repitan
casos de esta naturaleza nunca. Descansen en paz madre e hija, juntas hasta
ahora y unidas para siempre. Desde aquí mi reconocimiento y admiración por
esa heroica madre cuidadora. Reciba, a
título póstumo, mi sincero homenaje.
2.
Los hombres también, arriman el hombro,
cuando es menester. No lejos de Astorga, conozco a un hombre ejemplar donde los
haya. Lo
había demostrado ayudando a su
madre cuando se quedó ciega, echando una mano en casa y llevando su pequeña
explotación agraria. Cuando su madre falleció, abandonó sus tierras y vendió
sus animales para dedicarse, en cuerpo y alma a atender a su hermano, con
alguna deficiencia. ¿Normal que lo hiciera? Hay que echarle valor y mucho
corazón también. Con su edad, más de 40 años, pudo haber llevado a su hermano
a un centro asistencial y, libre, hacer
su vida. Pero la ternura no es exclusiva ni de nadie, ni de ningún género. Eligió cuidarlo él mismo, en el entorno en que su hermano siempre
había vivido. Los que le conocen dicen que es una persona extraordinaria. Hoy
es un héroe anónimo. No será candidato a héroe del año, pero seguro que es uno
de ellos.
3.
La última historia, me la comentaron hace
unas semanas. Una persona amiga, testigo ocasional de los hechos, se reunió
conmigo en el Eroski de Santander, junto al aeropuerto. Habíamos quedado en un
restaurante del complejo comercial, porque tenía “algo” que podía interesarme.
Durante la comida me iría contando detalles.
Parece que tenía prisa, porque en cuanto nos sentamos empezó:
Suponte, -dijo-, que es de noche aún. Una
mujer duerme, en el suelo, porque en la pequeña habitación no cabe otra cama, y
porque su columna soporta mejor la rigidez. En una cama al lado, duerme su
madre de 94 años y con alzhéimer. A las 6,30 de la mañana, la hija se levanta
para ducharse y comenzar la tarea diaria.
-¿Tan temprano? ¿También en invierno?
En invierno y en verano. Sin variar,
porque su madre requiere siempre los mismo cuidados. Y porque sólo dispone de
ayuda -por la dependencia-, para levantarla y acostarla. Siempre con el tiempo justo. Tiene que tener
todo a punto, ya la mujer que viene a ayudarla, con necesidades también, tiene
que atender a otras casas. Esa es la razón de los madrugones. Y puedo añadir que
no ha tenido ni un día de descanso. Lleva cuidando a su madre noche y día 14
años.
-14
años es mucho tiempo. Son muchos días, seguidos. Tendrá que tener una naturaleza de roble.
Pues todo lo contrario. Está sumamente
delicada. Tiene el estómago muy delicado. No puede tomar nada de lácteos y ha
sufrido varias operaciones; pero lo que es peor, es la fibromialgia que padece. Le produce unos
dolores tremendos, con los que tiene que convivir, porque como ella dice: ¡no
hay otra!
-Pues
en esas circunstancias, el coger peso, y atender a un enfermo que no colabora, parece lo menos recomendable, creo yo, que soy un profano en
la materia.
Cierto. Pero ella siempre dice que
hay que hacerlo porque su madre es
lo primero. Si su madre no se queja ¿por qué se iba a quejar ella? Pone
tal cariño en el cuidado y en todo lo que hace, que quienes conocen a esta
hermana, quiero decir a esta Sor, hablan maravillas. Los médicos que atienden a
su madre, dicen que ella es médico, enfermera, cocinera, masajista, religiosa,
ama de casa, y al mismo tiempo una hija
volcada 24 horas en atenciones y dedicación a su madre.
-Es decir, que se trata de una monja. Es
asombroso. Habrá tenido que abandonar el convento y los hábitos…
Pues sí es monja. Ha tenido que pedir los
permisos pertinentes, tanto a su Congregación como a Roma para poder ayudar a
su madre. Ha tenido que dejar el
convento, por imposibilidad física material, pero sigue de religiosa, y con
hábito. Todos la conocen en el pueblo y en el valle, donde vive. Las tiendas -incluida
la farmacia-, cuando cierran, le llevan muchas veces a casa, los productos que
necesita, para intentar ayudarla y que no cargue con peso.
-No
sé si se dan muchos casos como este, pero reconozco que la labor social y humana
de esta monjita debe ser impagable.
No hay dinero para pagar tanto cariño y
tanta delicadeza como ella derrocha con su madre. Siempre tiene una palabra
dulce, un beso, incluso en ocasiones, una canción. Si no fuera por ella su madre
habría fallecido hace mucho. Un detalle, del ánimo que pone y de lo que
estimula y contagia. Su madre, a veces se arranca a cantar con ella; cada día reza
con ella. Aunque parezca contradictorio, no sabe quién es la persona que la
atiende, o las que vienen de visita, aunque sean de familia, pero no se le han
olvidado las oraciones de su juventud y las oraciones de su infancia. Debe
ser en recuerdo de quien siempre la
quiso y la educó con tanta dulzura. Si no se ha apoderado de ella totalmente el alzhéimer, debe ser por la fuerza del cariño, por ese constante cuidado
y por ese hablar con ella tanto, aunque muchas veces su madre no le responda.
-Yo
tampoco entiendo mucho de cómo se tiene que tratar a una persona mayor y con
alzhéimer. En todo caso no debe ser muy diferente a como lo realiza esta monja.
A mí también me lo parece. Si yo estuviera
en esas circunstancias, me gustaría que me trataran de esa forma tan humana. Hay
que tener en cuenta que su madre no pisa la calle, ni en silla de ruedas, desde
hace más de 10 años. Hay tanto desnivel desde donde termina el ascensor hasta
la calle, que ni en silla de ruedas, es posible sacarla. Los vecinos y la
administración se han desentendido del problema de accesibilidad. De todos
modos, me gustaría que alguna televisión fuera capaz de hacer un reportaje, de
un día cualquiera, -de madre e hija- porque es ejemplar. Podía ayudar a otras
personas. Una dedicación tan grande, desinteresada y humana, es posible. No
sobran ejemplos así.
–Una duda tengo, me gustaría que me
dijeras, si lo sabes, si esta monja es joven, o ¿qué edad puede tener?
Para aguantar este rimo de vida y de
trabajo tiene que tener, por fuerza, un espíritu joven. Tal vez lo más importante
sea su fuerza interior. Lo de la edad real, no te lo vas a creer, Acaba de
cumplir 68 años.
-Te
lo agradezco, de verdad, pero… me dejas sin palabras. Aunque en estos tiempos
descreídos no suelen apreciarse estos ejemplos, ¡me gustaría conocerla y darle
mi enhorabuena! Mucha gente está dispuesta a ir hasta la India, para conocer a
un “gurú”, cuando tenemos “maestros ejemplares” aquí mismo.
José
Manuel Belmonte.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES: Blog LA TANGENTE:17-11-2012: http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=15381; LA ESFERA DIGITAL, Blog A FAVOR DE LOS VALIENTES, 17-11-2012: http://www.laesferadigital.es/blogs/a-favor-de-los-valientes/845-heroes-anonimos-impagables.html; BITACORA DE BELMONTE en CiViCa: 20-11-2012: http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/h%C3%A9roes-an%C3%B3nimos%E2%80%A6-impagables; REVISTA UTOPIA, 23-12-2012: http://revista-utopia.blogspot.com.es/2012/12/heroes-anonimos-impagables-jose-manuel.html.
Como siempre, muy bueno y muy bien escrito
ResponderEliminarun abrazo
Rm
¡Cómo te adelantas amigo a comentar, cuando apenas ha entrado en el horno del periódico! Gracias. Aprecio tus palabras y tu valoración, siempre tan generosas.
EliminarUn abrazo y Gracias.
Admirable JOSEMA--Todos tendríamos que cuidar y ser cuidados en esta forma ..
ResponderEliminarAmiga, que grande eres en tu día a día y en tu comentario.
EliminarTú que con tu gran corazón,sigues valorando y festejando a tu querida madre, y cuidando a tu hijo con el mismo cariño que si fuera un niño. ¡Eso sí que es un ejemplo, Rosa, ahí en Paraguay, o en cualquier país!
Gracias por tu amistad y tus comentarios.
Qué hermoso José Manuel, gracias por esta bella reflexión... tarde o temprano, seremos cuidados, ya desde que nacemos y hata que la vida se acaba, ... ¡¡¡Gracias por hacerme reflexionar!!! y hacer a los demás lo que quieres que hagan contigo!!! un abrazo!!!
EliminarGracias Rosa Maria. Tan sólo por esa "reflexiópn" ya merece la pena escribir. Seguro que ahí en Perú hay historias de cuidadores de niños y de adultos o enfermos, que nos harían derramar lágrimas de bienestar, si las conocieramos.
ResponderEliminarVamos a intentar que "eso" sea lo normal, y no el maltrato o la mala cara o malos gestos.
Un abrazo a tí y gracias siempre por estar ahí y por tu sensibilidad.
Buenas noches José Manuel.He leído lo que has publicado en el Heraldo del Henares.Son tristes casos,pero ciertos.No sé, si te has enterado que a la madre y a la hija que murierón en Astorga estaban apunto de desahuciarlas
ResponderEliminarPor impago del alquiler.
Metete si no lo has leído en el diario de León.
ERES GENIAL,siempre estás con los más delicados.
Un fuerte abrazo
NC
Gracias Nieves. Intento acercarme a la realidad. Espero que sigas atenta y con esa gran fuerza de voluntad. Una brazo.
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