lunes, 20 de enero de 2014

Un día nefasto para la justicia y para la Humanidad

Las consecuencias jurídicas de una mentira han sido para la Humanidad mucho más perniciosas, en número de víctimas, que las guerras mundiales.                                                                                  ¿Qué sucedió ese 22 de enero de 1973?                                                                                           Dos mujeres, supuestas víctimas de violación en EEUU, presentaron demanda al Estado para poder abortar.  Norma McCorvey fue presentada ante la corte con el seudónimo de Jane Roe en el famoso caso de         Roe vs. Wade con el que se legalizó el aborto.

Norma ha declarado: “fui convencida por las abogadas feministas a mentir, a decir que había sido violada y que necesitaba un aborto. Todo era una mentira”.

 Luego añadió: “desde entonces 50 millones de bebés han sido asesinados. Voy a llevar ese peso hasta mi tumba”. Ella, nunca abortó. Ha intentado que se reabriera el caso y  se revise, o se revierta el fallo. No ha sido atendida.

Ese error y esa tragedia, se hizo aún mayor, por un caso similar con otra “victima” Sandra Cano. “La demandante, una mujer embarazada que adoptó el pseudónimo de "Mary Doe" para proteger su identidad, demandó al fiscal general de Georgia Arthur K. Bolton, como responsable de aplicar la ley. La demandante anónima fue posteriormente identificada como Sandra Cano, una mujer de 22 años, madre de tres hijos, embarazada de nueve semanas en el momento de la demanda”.

Sandra, tenía dificultades  y en el proceso de tratar de recuperar a sus dos hijos mayores durante la batalla legal con su ex-esposo le hicieron firmar un papel que fue usado como un testimonio de su deseo de abortar. Explica que su abogada, Margie Pitts Hames, “la engañó para poner la demanda”. Es decir fue manipulada. En realidad cuando se dio cuenta que su madre quería obligarla a abortar huyó del Estado donde vivía pues eso era algo que ella no deseaba hacer. De hecho no abortó.

Mientras que el caso de Roe vs. Wade anuló las restricciones estatales para el aborto. Pero con el caso de, Doe vs. Bolton de Sandra extendió este “derecho” al aborto hasta el último meses de gestación. ¡Hasta los 9 meses!

También  Sandra ha apelado a la Corte Suprema pidiendo se revierta el caso que lleva su nombre.  Ha dicho “ni siquiera una vez en el proceso se me dio la oportunidad de hablar, y ningún juez o abogado en la Corte me preguntó mi opinión”. Su recurso posterior al Tribunal  ha resultado igual que el de Norma, es decir, nulo.

Lo que permanece,  es la decisión del Tribunal que se hizo pública el 22 de enero de 1973 el mismo día que el fallo sobre el famoso caso Roe contra Wade. Las decisiones judiciales de Roe y Doe declararon el aborto como un derecho constitucional de los Estados Unidos, lo que supuso la derogación de la mayor parte de leyes contrarias al aborto aprobadas en otros estados.

Esas sentencias fueron como el inicio de la bola de nieve. Desde EEUU, ha ido rodando y extendiendo a la mayoría de los Estados en cualquier parte del mundo para eliminar las trabas legales y aprobar la legalización  del aborto.

Así de oscura es la historia. Así de brutal. Desde 1973 en el mundo, el número de humanos muertos por aborto ha ido creciendo año tras año.

Mientras, la coartada de la falsa “violación” y los “abortos” siguen enriquecido a muchos. ¿Justicia? ¿Derecho? ¿Negocio? ¿No se puede hacer nada?  ¿A quién le interesa que “eso” cambie?  ¿Esto no daña a nadie? Hipocresía será otra cosa, ¡esto es la realidad! ¿Progreso? Miles de personas francesas y españolas pedían el día 19 en Paris, que se proteja al hijo no nacido y a la mujer gestante, o ¿también fue un sueño?

Según el estudio de 2013, del Dr. Brian Clowes, director de educación e investigación del Human Life International, el número de abortos provocados en el mundo desde el año 1973 sería superior a mil setecientos millones de seres humanos.

Parecen suficientes para  tomar de una vez conciencia.

PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES, Blog LA TANGENTE: 20-01-2014: http://www.elheraldodelhenares.es/pag/noticia.php?cual=20077;BITACORA DE BELMONTE en CiViCa, 21-01-2014: http://www.investigadoresyprofesionales.org/drupal/content/un-d%C3%ADa-nefasto-para-la-justicia-y-para-la-humanidad.





4 comentarios:

  1. Como todos tus artículos, José Manuel, es para remover al más anodino de los lectores.
    Y es que, si un hijo en el vientre materno, no es humano, porque ha sido despojado arbitrariamente, y frente a toda evidencia científica, de su condición...
    ¿Que le hace distinto de tí o de mí, para que no tenga derecho a la vida?
    ¿Es lícito acabar con tu vida, por grande que sea la razón?
    ¿Es lícito acabar con mi vida, por grande que sea la razón?
    Entonces... ¿porqué es lícito acabar con su vida, por grande que sea la razón?

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  2. Hola DAV LUGO:
    La razón de la sin razón puede ser devastadora siempre como un alud...pero siempre al final hay más muerte y menos claridad. Aprovecharse de personas en situación de agunstia y desesperación, para sacar adelante leyes que
    convierten en "derechos",suele ser práctica habitual en los diversos estados. Y la ONU fomentando esa práctica.
    Pero aún queda gente que no se deja engañar ni amedrentar aunque cada día tenga que luchar con gigantes,
    Gracias. Un abrazo.
    Jossé Manuel

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  3. Para los que sienten la necesidad de formarse para la defensa del no nacido hay un curso en linea preparado por Human Life Internacional y Spe Mater (España) en español. Son 10 módulos a estudiarse durante unas 10 semanas, en casa. Da lugar a un certificado que se puede presentar en parroquias, grupos, movimientos apostólicos, etc. El coste es muy bajo. Contacten a info@speimater.com. Bendiciones, Frank.

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  4. OK Frank.
    Todo conocimiento es bienvenido.Todo el que quiera unir sus fuerzas y energías es bienvenido. Pero lo que de verdad se necesitan son personas convencidas de sus derechos, y respetuosas con los demás., para vivir en todo momento como personas responsables. El ejemplo, enseña más que cualquiert activista.
    Un abrazo,
    José Manmuel

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