miércoles, 22 de mayo de 2019

No es un cuento, es la vida real, aquí y ahora.



Nadie ha intentado adaptar un cuento para que se haga realidad. ¡Solo la vida lo ha hecho! Todos los cuentos hablan de unos personajes que vivían en un país lejano, que se enfrentaban con unos problemas, pero los superaban, gracias a su ingenio y a las hadas buenas que están siempre muy cerca.

         Supongamos que recorremos el mundo y descubrimos, un cuento fantástico, parecido a los cuentos que nos contaban siendo niños, pero real; tan solo los nombres han cambiado, y los personajes son de carne y hueso. ¿Es posible?

        En general, los cuentos estaban ideados para contarlos a los niños, y algunos de los protagonistas eran precisamente niños. Algunos tenían unos papás pobres, que vivían en el campo. Tenían dificultadas, pero las superaban y eran felices. De quienes hoy quiero hablaros ya no son niños, son mayores; tal vez sean abuelos, pero tienen la ilusión y el corazón de niños. No es imposible, porque todos crecemos a nuestro pesar.

       Actualmente, los protagonistas un poco mayores ya, son unos granjeros que viven en una casa con jardín. Sus hijos se han ido para vivir su vida, y están solos. 

         Las brujas tienen muchas formas; todas dan miedo porque son el miedo. Las brujas se disfrazan de malas para hacer daño.

       Una de ellas, se metió en la casa de estos abuelos y quería destruir su felicidad. Fue quitando la vista hasta dejar ciega a la señora Kuroki. Después de la ceguera, también comenzó a robarle la sonrisa y la alegría. Y ella, al estar deprimida ni siquiera quería salir de casa, a pesar de que vivía en Shintomi, en la preciosa región arbolada de Miyazaki, en Japón.

          El señor Kuroki, era muy listo y trabajador. Conocía las costumbres de su país y pensaba en la manera de hacer algo que pudiera neutralizar a la bruja que se había apoderado de su mujer y hacer que saliera de casa, hablara con la gente, se animara y que recuperara la sonrisa. La bruja la tenía deprimida y recluida.

           ¿Cómo lo haría? Llevaba varias noches sin dormir, venga a pensar. Descartó que los medicamentos fueran la solución. Al fin, no pudiendo soportar la tristeza de su mujer, tuvo una idea. Recordó que en su país y en casi todos los del mundo, los enamorados suelen tener el detalle de regalar flores a su amada. A su mujer, siempre le habían gustado. Pero, un simple ramo tampoco podía ser la solución, porque estaba ya ciega. Tenía que ser algo que pudiera hacerla salir al exterior y que le diera el sol. El señor Kuroki destacaba por su educación y sensibilidad. En su país y en su familia siempre se apreciaban los detalles. 
        Hacía mucho tiempo que, como casi todos los jóvenes, habían hecho una visita al monte Fuji, la montaña más alta y la más emblemática de Japón. La montaña sagrada luce especialmente cuando a sus pies se extiende un mar de flores rosa, o musgo rosa y se llena de visitantes desde mediados de abril hasta primeros de junio. Es el Fuji Shibazakura. (Ver foto) ¿Por qué no intentar algo así?

          Su casa estaba rodeada por un amplio terreno de jardín que no era llano. De todos modos allí mismo comenzó a plantar semillas de esa flor rosa llamada shibazakura, especial de Japón, muy aromática, para que su mujer pudiera olerla. Durante casi dos años, trabajó para ir sembrando miles de semillas. Quería llenarlo todo como una gran alfombra que rodeara la casa y su aroma perfumara el ambiente.

             Al llegar la primavera, aquel césped cerezo o musgo rosado, comenzó a brotar y perfumar el aire, como si estuvieran a los pies del mítico monte Fuji. El olor de esa flor fue expandiéndose hasta llegar al interior de la casa, donde se encontraba la señora Kuroki. Había perdido el color y la sonrisa de su cara, pero no el olfato. Aquel perfume de la flor shibazakura, como un hada, la atraía sutilmente hasta sacarla al exterior. ¡Logró que saliera de casa! 

           Pero, como el jardín era grande, además de plantar flores, el señor Kuroki, había hecho algunos senderos para no pisar las flores. Por si algún día su mujer se cansaba, añadió otro pequeño detalle: colocó algunos bancos. Así podrían sentarse al sol mientras disfrutaban de la vida.

         Y la magia de las flores con su aroma, ganaron la batalla a la bruja de la depresión, que había encerrado en casa a la señora Kuroki. A las magas buenas se las suele llamar hadas. El hada del perfume, sutilmente, entraba en la estancia y sacaba de la mano al aire libre y a la luz, a la buena señora, cada día. Pero... no termina ahí el cuento de la vida.

           Aunque aquel jardín no era público, el aroma y el colorido del césped, quitó también el miedo a los curiosos que se fueron acercando para contemplarlo. Y de este modo, la señora Kuroki, pudo conversar y sonreír, saludando a muchos de sus paisanos y algunas personas venidas de todo el mundo. ¡Nada menos que 7.000 visitantes al año!

         Cuando el hada buena, cura a un enfermo, también repercute en su cuidador. Ella sabe que el cuidador también debe ser cuidado y liberado, de la preocupación y del esfuerzo.

              La felicidad del señor Kuroki al ver la alegría de su amada y la rapidez que, con un poco de esfuerzo de su parte y, la terapia natural de las flores habían transformado su pequeño jardín y la vida de su esposa, era palpable. Su casa, su rosado jardín y ellos mismos, se abrían a una forma de comunicación nueva, más amplia y gratificante. Volvieron a ser felices. Hoy, los medios de comunicación de todo el mundo se hacen eco de esa hazaña maravillosa. 

Y, colorín colorado este cuento no se ha acabado, porque no ha hecho más que empezar. Seguro que los niños y los adultos encontrarán, por fin, que los cuentos de la vida real, están más cerca de lo que parece, aunque sucedan en países lejanos.

          Ah, y ya saben el nombre de un hada buena en la naturaleza, se llama Shibazakura. Es una flor y tiene un aroma que cura si encuentra un jardinero o cuidador enamorado. La naturaleza, si se la cuida, es la mejor medicina.  Pero  la verdaderamente imprescindible, es el amor.

            Podéis comprobar, que este cuento no es producto de la imaginación de un escritor, ni es casual, sino real, como la vida misma. Aquí no hay truco, cualquiera puede ver a los protagonista: los señores Kuroki, la plantación de musgo-rosa y a los visitantes asombrados y felices, tomando fotos o haciéndose algún autorretrato (ellos dicen selfie) con los dueños de la casa. (VER VÍDEO)

https://youtu.be/aVXpBqj67BY

       Si alguien desea comprobarlo de cerca, debe saber que el momento de máximo esplendor, suele coincidir con las tres primeras semanas de mayo. Y sino en cualquier tiempo se puede descubrir ¡QUE BONITA ES LA VIDA!

https://youtu.be/KGEHnxy0rEM


     José Manuel Belmonte.

PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ    16-05-2019
EL HERALDO DEL HENARES  24-05-2019


15 comentarios:

  1. Que preciosa historia de amor, de tesón, y de paciencia con las personas enfermas de nuestra familia. Maravillosa historia. Emilia

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    1. Emilia es cierto que cada dia, en millones de rincones del mundo, hay historias de amor y dedicación a quien en la familia tiene alguna dolencia, pero esta es particularmente vistosa y además fotogénica y cualquiera puede apreciarla.
      Pero las ocultas, también son bellas, y fruto de un amor incondicional, tanto a pequeños como mayores, tanto de familia como de profesionales.
      Es de lo mejor que mueve el mundo cada día.
      Un abrazo y gracias.

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  2. Que bonita historia de amor!y que verdad que la naturaleza es una buena medicina.

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    1. Cierto Pilar. No es que desconozcamos los beneficios terapéuticos de la naturaleza, pero casi los ignoramos o no apreciamos. Como vivimos en un mundo que solo se valora lo que cuesta o lo que se paga, el sol, la playa, el viento, los bosques, las plantas y especialmente las flores que gratis nos desintoxican y alegran, pasamos de ellas, y nos encerramos en casa, en ciudades, en nosotros mismos y preferimos ir a ala farmacia ante cualquier dolor, depresión etc.
      Una enfermera como tú, lo ha vivido de cerca.
      Un abrazo Pilar.

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  3. Que bonita la vida ,el amor siempre tiene sentido ,en cualquier situación ,un saludo

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    1. Siempre tiene sentido y da sentido a todo lo que hacemos. Es lo que llena los días y las horas, y crea la realidad en que nos movemos y crecemos.
      Un abrazo, Isa.

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  4. A mí que me encantan los cuentos de hadas, princesas... este que nos traes me resulta el cuento más bonito de todos los cuentos, y seguramente me lo parece porque es real. Al fin y al cabo a quienes nos gustan los cuentos lo que realmente nos gustaría es que la vida fuese como un cuento en el que todo acabase bien y diera como resultado un mundo bonito, justo y hermoso donde reinase la felicidad, y tu cuento así lo es.
    SAludos.

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    1. Hay una corriente de personas conscientes, que guardan los recuerdos de niños, porque como decía Unamuno "han crecido a su pesar" y de algún modo desean o piden "agranda la puerta, Padre", o "vuélveme a la edad bendita, en que vivir es soñar".
      Estoy de acuerdo que "a quienes nos gustan los cuentos lo que realmente nos gustaría es que la vida fuese como un cuento en el que todo acabase bien y diera como resultado un mundo bonito, justo y hermoso donde reinase la felicidad". Es que lo necesitamos. Tenemos que desearlo, atraerlo y hacerlo realidad, por amor. Como el señor Kuroki, como tú misma cuando escribes, y también cuando comentas.
      Como no creo en las casualidades, me alegra comprobar que haberte encontrado, también es un sueño hecho realidad, otro regalo de la vida.
      Gracias amiga.

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    2. Gracias a tí siempre. Tienes un alma limpio y transparente y eso es difícil encontrar.

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  5. Me encantan los cuentos desde que siendo pequeña, yo mismo los inventaba, ahora algunas veces los continúo escribiendo desde mi realidad de persona adulta, pero me falta casi siempre el hada buena o el genio de Aladino que ayuda a los que nada tienen.
    Pero ...¿qué sería de nosotros si nos quitasen todos los sueños y hasta la forma de soñar...? hay muchos niños en el mundo que jamás han escuchado un cuento... y hoy los cuentos, tienen dragones con 7 cabezas, brujas con aviones privados o gigantes malos que roban el poco dinero que tienen los inocentes pastores...
    Qué maravilloso sería poder decir...Y FUERON MUY FELICES Y COMIERON PERDICES... ¿Cuándo si hay millones de personas que mueren de hambre,

    Colorín colorado, mi cuento ha terminado.
    Un saludo con esperanzas, esa aún la tenemos.

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    1. Ángeles, no puedo ni quiero dejar de soñar, porque "hay muchos niños en el mundo que jamás han escuchado un cuento", porque hay "gigantes que roban... a los inocentes pastores", porque "sería maravilloso que fueran felices los millones de personas que mueren de hambre".
      No es fácil, se necesita escuchar lo que somos, y un esfuerzo para no dejarse arrastrar por la corriente mayoritaria. Tenemos que agarrarnos a esa "esperanza que aun tenemos", aunque nos digan o leamos que este mundo no tiene futuro, porque lo estamos arruinando y machacando.
      Vamos a despertar a todos y decirles que es posible ser felices, con sueños, con amor, porque el amor y la felicidad esta en nosotros.
      Un abrazo de corazón.

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  6. Un relato de alegría y color!

    Los hay en la vida y, posiblemente y con menos "colorido", pero con parecida eficacia, muchos hayamos conocido algunos.

    Una historia interesante.

    Abrazos José Manuel.

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    1. Por supuesto que los hay. POr si no estaba seguro, tu me lo confirmas, lo cual dice mucho de tí y tu gran experiencia, como narrador y como ser que tiene una gran experiencia personal, y anímica. ¡Lo celebro y me a
      alegra!
      Gracias Ernesto. Un fuerte abrazo.

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  7. Hola, Josemanuel.

    Recuerdo vagamente que de niña no me gustaban demasiado los cuentos que leía, de hadas, de príncipes encantados, brujas, lobos y esas cosas. Pero siento que éste, sí me hubiera gustado, casi tanto como me gusta ahora, porque lo hubiera percibido real, tal como es.

    Un cuento-relato, real, maravilloso y contado maravillosamente, que demuestra que el amor puede lograr cualquier sueño.

    Felicidades, Josemanuel. Y un abrazo

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    1. Con que delicadeza resumes tu infancia y tu amable comentario. Creo que esencialmente estamos de acuerdo en que "el amor puede lograr cualquier sueño", Es lo que mueve el mundo, y también los brazos de quien trabaja y la pluma del que escribe e hilvana versos, como los tuyos, que iluminan y alegran a tus lectores.
      Gracias Soco, por estar ahí. Otro abrazo sin distancia.

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