Pero es que además el
virus coronado, es pequeño y ciego, y ha
demostrado que no sabe de fronteras, ni distingue a los ricos de los pobres, ni
a los nativos de los inmigrados. Según parece es implacable. ¿Justiciero? ¿Quién
puede saberlo? Tal vez sería deseable
que por fin, infectados o no, confinados en casa u obligados a salir de ella
para trabajar o cuidar a los demás, aprendemos a erradicar todos los prejuicios
y los tópicos, para siempre.
Si todo se ha
desplomado, habrá que respetar las
distancias, pero no tienen por qué seguir cerradas las barreras del corazón,
como si fueran corazas protectoras. Con el virus, en este país, todos van a ser
atendidos y espero que lo sean en cualquier parte del mundo.
Afortunadamente, aunque no
podamos disfrutarla como nos gustaría, la primavera ha llegado para todos. La
Naturaleza tampoco hace distinciones ni
para lo bueno ni para nada. Gracias a la colaboración de todos, hoy se puede
respirar mejor y hasta ver el azul del cielo desde la ventana, sin que nadie
haya subido hasta allá para desinfectarlo. ¡Simplemente menos polución! Algo a
tener siempre en cuenta.
El "Covid-19", nos
abrirá los ojos. ¡Ya lo ha hecho! ¡Vamos a ver a nuestro alrededor seres
humanos! Por eso nos ha encerrado a todos, para que de una vez, limpiemos las
gafas y rompamos las barreras mentales, las del idioma, y todas, que no nos dejan ver con claridad.
La conciencia social y política de ayer,
ha fracasado con su ética y su previsión. Lo sucedido en algunas Residencias de
Mayores es muy grave, (se investiga). Ante la gran emergencia y la falta de
sanitarios, a día de hoy (24-3-20) en España, hay 5.400 de ellos contagiados (y
habrá que investigar) porque, tal vez la falta de protección para ellos, ha
supuesto un peligro real y demostrado por los hechos; que ellos mismos hayan
puesto en riesgo a sus familias y a quienes han atendido, es ¡tremendo!
Pero es que además, a día de hoy, el personal que atiende a los internos de Residencias,-incluidas las de titularidad pública, y las personas que atienden los hospitales, siguen esperando la prometida protección. Y mientras , los familiares de esas personas, no pueden ver a su familiar. Están gritando: "Se nos van a morir todos por el coronavirus y se nos van a morir solos".
Pero es que además, a día de hoy, el personal que atiende a los internos de Residencias,-incluidas las de titularidad pública, y las personas que atienden los hospitales, siguen esperando la prometida protección. Y mientras , los familiares de esas personas, no pueden ver a su familiar. Están gritando: "Se nos van a morir todos por el coronavirus y se nos van a morir solos".
https://youtu.be/LF8aPGcP_cg
Como la previsión social no
ha llegado a todas partes a tiempo, varias empresas y muchos particulares se han volcado con el
rescate social. Al igual que los sanitarios y las fuerzas del orden están
mandando un mensaje muy sencillo: "Nuestra nación y cada uno de los que
aquí estáis, os lo merecéis todo" ¡Vamos
hacia un nuevo amanecer, más solidario!
Ante este panorama
mundial y nacional, imaginemos el temor, la angustia, el dolor y la zozobra de
"los confinados extranjeros", "invisibles", en su mayoría
jóvenes, que vinieron con el alma llena de ilusión, que muchos han perdido su
trabajo por el virus.
Algunos viven en
un piso no muy grande, con otros emigrantes -que no tienen siquiera que ser de su
mismo país de origen-. No pueden salir de sus casas. Y sin embargo la mayoría de
sus seres queridos están a miles de kilómetros, en la nación de donde proceden.
¡Su corazón está partido por la incertidumbre y el temor -suyo y de sus familias-.
El móvil ha sido su terapia, desde que
llegaron, -sobre todo desde el mes de diciembre- pero no siempre Internet y su
móvil les trae buenas noticias. Cuando estás fuera de tu país, los silencios,
pesan mucho, y las horas pasan muy lentamente, sobre todo si no tienes pareja,
hijos, o alguien cercano a quien puedas considerar realmente amigo o amiga.
Son invisibles, no por falta
de autoestima y juventud, es que fuera de su país apenas cuentan para nadie. Han descubierto, en la soledad, que sólo el
amor hace a uno visible para alguien. Desde
que salieron del entorno familiar en que vivían, la gente que se encuentran,
casi nadie busca en ellos, más que mano de obra barata. Ellos son futuro. Solo
quieren ayudar. Pero la gente recela de ellos al verlos. Se les dice que son "acogidos",
pero por unas razones u otras, "no integrados". ¿Es extraño que a
veces formen guetos?
El virus nos ha puesto ante
el espejo y nos parecemos y mucho. Aquí
hay mucho dolor en las familias, porque los mayores y muchos contagiados, se
van sin poderlos ver, ni despedirse. ¡Más distantes que nunca! Pero los inmigrantes ahora también están distantes
de los suyos, no saben si volverán a ver a sus seres queridos. Y lo que es inmediato, hay jornaleros
inmigrantes, que no sabe si podrá comer mañana, porque no tiene ahorros, ya que
de lo poco que ganaban, parte de ello tenía que enviarlo para que allá los
suyos, en su penuria, pudieran sobrevivir.
https://youtu.be/el5sQ2x5RbM
Algunos medios de
comunicación dicen, que el personal sanitario, y los cientos de entregados al
bienestar de sus compatriotas, son personas y sienten y se angustian y casi les
faltan fuerzas, porque tienen que ver escenas y situaciones muy extremas. Efectivamente
no son héroes aunque a veces se les exige casi serlo. Pero los inmigrantes en general y cuantos han sido atendidos en el
mar, ante un desahucio, o socorridos para mejorar las condiciones infrahumanas en
algunos trabajos, incluso en la tramitación de algunos papeleos, aunque no
tengan ocasión de decirlo ante un micrófono, siempre en su corazón, les estarán
agradecidos.
Tenemos que romper la
invisibilidad y la distancia entre "nativos" e "inmigrantes". Hay mucho más de
un metro de distancia entre esas dos palabras. ¡Hay "un mundo"! Las prisas, la rutina o la desidia nos hacen olvidar que, por ser humanos, todos somos "ciudadanos del mundo".
Estamos aquí para ayudarnos. Dice una
canción que, cuando todo pase, "volveremos a encontrarnos". Entre todos construiremos un futuro mejor, en
el que nada será igual. ¡Ojalá!, porque somos UNO.
Si, además de lo dicho,
nuestros mayores tienen una persona que los cuida, cuando han decidido seguir
viviendo en su casa, en la mayoría de los casos es una mujer inmigrante. Por esos
ángeles buenos, también nosotros estamos agradecidos.
Así que, voy a preguntar
si el día 1 abril, habrá reparto de alimentos, porque en esta ciudad, Cáritas
suele repartirlos el primer miércoles de mes. Con los niños en casa las
provisiones de marzo de algunas familias migrantes han menguado muy rápidamente,
según me dicen. Espero que no sea quebrantar "el estado de alarma" y puedan
salir a recogerlos.
José Manuel Belmonte.
ESPERANDO LA LUZ 25-03-2020
EL HERALDO DEL HENARES 26-03-2020
Enhorabuena, Josemanuel. Solo eso.
ResponderEliminarPor la Vida. Por la primavera. Abrazoconsol y sinvirus.
Un soldeabrazos, por la Vida. Todo eso y además gracias por ti, Soco.
ResponderEliminarHabrá quien cambie pero los menos. La sociedad en cuanto salga del confinamiento y estemos todos más o menos como estábamos, dentro de seis meses o así, volveremos a ser los mismos. Quienes tengan prejuicios los seguirá teniendo. Ojalá me equivoque.
ResponderEliminarSAludos.
Los prejuicios y los juicios personales, rápidos y sin más fundamento que "es mi opinión" o es mi punto de vista", son el virus que más se propaga entre los humanos. Las Redes Sociales son testigo. Y hacen daño.
EliminarSolo el respeto, la educación y la empatía contrarrestan, como las vacunas. Hay que encontrarlas personalmente y son Autoinyectables.
Los inmigrantes son personas. En general, en la situación que estamos, lo están pasando mal porque muchos tenían trabajos temporales y los pueden haber perdido. Ojalá pase este estado de alerta y vuelva la normalidad.
Estoy convencido que la mayoría de nosotros, se encuentre donde se encuentre, no va a olvidar fácilmente, lo que hemos perdido y a cuántos y a quien hemos perdido.
Un abrazo, amiga.