Es para pensar, ya que también el pensamiento y las ideas, la palabra y lo
que acontece en mi entorno, el camino y los pasos, la meta y las fuerzas que me
impulsan a caminar o correr, de algún modo, vienen de ti y de todos. Os lo debo. Soy deudor de todos. Os estoy
agradecido.
Algo de mí, en el vacío profundo que se va llenando gota a gota, sin
saber de dónde viene el agua, ni de que
manantial procede, o es rocío del desierto, perla de una estrella, que estaba ahí antes que yo y... ha dejado caer una
lágrima de luz.
No es un ensueño de nostalgia ni de melancolía; no lo puedo definir porque
más que un momento, es algo dentro, que es de todos, pero también es mío. Nada
tiene que ver con el espacio, ni siquiera con el tiempo. ¡Es! Tan solo eso. ¡Es! Todo eso.
Puede pasar inadvertido porque no tiene historia, o sí. Toda la historia
no escrita y la escrita también, ha pasado en secreto silencio a ser vida. Sustenta
todo, mis horas, mis días, mis logros y fracasos, tanto de ayer como de hoy. No
se puede atrapar para prolongar los éxitos, ni detener para encontrar la razón
o la causa de las debilidades. Es inasible.
Es más que yo, sin que se puede
confundir conmigo.
Es un punto de unión de mi destino y el del mundo, desde lo más grande y
lejano, galaxias, astros, universos e inmensidades y lo más etéreo, como el
aire y la luz que me llega y respiro. En ese túnel del tiempo, en esa red, soy
con todo lo que me rodea, vive y configura mi apariencia. La apariencia es un
velo que engaña, porque debajo, detrás, más allá, está la esencia, atemporal,
eterna, la vida.
Estáis y estoy en los átomos y las partículas elementales, que transmiten
la luz, la energía, a partir de las cuales se ha formado todo y yo mismo.
Algunas viajan a la velocidad de la luz y son casi indetectables. La física ha tardado años en llegar a lo
infinitamente pequeño, y sin embargo ya los antiguos filósofos habían abierto
las puertas de la metafísica.
Todo en mi es más que el cuerpo, más
que sexo, más que la yema en los dedos, más que los poros de la piel, más que
los latidos, que van a su ritmo en mi pecho.
La sonrisa de un niño, la belleza en general, el arte, el amor y la
música de alguna manera aceleran los ritmos de ese corazón; por contra, la
tristeza y el dolor, sin conseguir detenerlo, lo retardan, lo resquebrajan y lo
parten. ¡Qué misterio!
Si el infinito abarca todo en su unidad, también los componentes del
pequeño ser que soy, son infinitos, distintos, múltiples, intercomunicados.
La piedra del camino, la tierra que sustenta los pasos, el susurro del
viento en la rama del árbol, la yerba que se mece, la liebre y su camada, el
ciervo o el corzo altivo, el aullido del lobo, el búho que vigila con un ojo
cerrado y conoce todas las historias de la noche y la cambiante luna, son parte
de mi, con las golondrinas y sus trinos, la cigüeña que se aleja y vuelve al mismo nido, porque emigra.
Soy, o somos todos, poetas que buscan a tientas la palabra, la rima y el
sentido del poema inacabado que empezamos al nacer, al misterio del vivir y la
curva del retorno. ¿A dónde, cuándo?
Lo de fuera, con ser real y formar parte de mí, es generosidad libre,
soledad materna, música callada y el
silencio elocuente, y total donación.
Acaso la vida no sea nuestra, sino de todos, aunque al tenerla, creamos
que es exclusiva. La felicidad que buscamos, como el amor de donde procede, tal
vez la encontremos en todos y cada uno
después de haberlo dado todo, hasta la vida.
Puede ser personal después de ser de todos, porque nuestro destino se
funde con el de cada uno. ¿Será totalmente nuestra cuando sea de todos? Y será personal, cuando la materia que compartimos
con los seres vivos, cuando la materia y ellos, sean respetados y amados como
cada uno ama cada parte de su propio ser.
Y más allá del respeto, la naturaleza enseña que es preciso sembrar para
cosechar, y en la sociedad es preciso dar para que algún día vuelva multiplicado
a la persona altruista y generosa. Es la ley del esfuerzo y de la generosidad
la que impone la ética y multiplica todo para todos, sin que nadie pase
necesidad. En ella los niños son educados en el trabajo, la responsabilidad y
la justicia. Solo el aire, el agua y el
sol son gratis. Porque son de todos. La era de paz y el arcoíris de la
prosperidad llegará cuando el bien común no tenga que distribuir nada porque es
tarea de todos y beneficio de cada uno.
Mi yo interior está en contacto con todo el universo y cuantos sin
saberlo forman parte de mi. Intento saber más, del universo y de mi mismo, pero
una extraña ceguera, me hace sentir que una presencia solapada está dentro, hace
ser, da sentido. Acompaña todo lo que forma mi ser, y tal vez me impulsa a confiar y seguir. Es como si el infinito sostuviera cada
partícula, todo lo que acontece, late, existe y vive.
A veces creo que no está, porque el torbellino de la confusión está lleno
de preguntas que no sé responder... hasta que vuelvo a sentir su paz, y un estremecimiento recorre la columna de mi
existencia y pienso que ahora es un buen
momento para ser feliz.
En todo caso, por haber estudiado en Francia, me gusta el "élan vital" de Berson, algo cercano
a la conciencia. Una fuerza que impulsa la evolución y el desarrollo. Es cierto
que la idea es muy anterior, pues los estoicos como Posidonio o Zenón de Elea hablaban de esa fuerza vital
o principio de vida. Después, algunos como E. Minkowski lo denominan élan personal, que
nos mantiene en contacto con un sentimiento de vida, y en inglés, para Emerson, sería la "vital force".
No somos únicamente materia y apariencia, sino también y sobre todo esencia
y posibilidad. Creo que es una buena forma de
agradecer, lo que tengo y me viene de la naturaleza y de las personas,
familia, amigos y conocidos, que estáis ahí y con quienes intento vivir un año
nuevo y un día más. Aprender a convivir
y saber que vivo de todos y con todos, es ser consciente como miembro de una especie y como persona con impulso
infinito.
José Manuel Belmonte
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ 9-1-2021
http://belmontajo.blogspot.com/2021/01/algo-de-mi-viene-de-ti.html
EL HERALDO DEL
HENARES 10-1-2021
https://www.elheraldodelhenares.com/op/algo-de-mi-viene-de-ti/
Pensar cósmicamente para actuar mejor a nivel local.
ResponderEliminarY más que local... personal. Y más que actuar, intentar ser.
EliminarGracias, emejota. ¡Felices pasos por el 2021!
Ten una mirada amplia para centrarte en lo tuyo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto, Alfred, ¡ahí quiero centrarme!
EliminarOtro abrazo para ti.
Muy hermosa reflexión interior. Muy filosófico, y espiritual. Un abrazo amigo. Gracias por compartirlo
ResponderEliminarPensar en uno mismo es descubrir un mundo.
ResponderEliminarNo sé si estamos muy dispersos, pero todo está en mi, aunque pertenece al universo, a la naturaleza y a cuantos, familia, amigos, conocidos han dejado su impronta. Los compañeros de camino, cercanos o lejanos, ayudan a ir más lejos. ¡Animan! Esta palabra es muy íntima.
Gracias, Emilia.
Muchísimas gracias José Manuel por este y todos tús artículos que siempre me ayudan, todo lo mejor para este 2021 y deseo que sigas escribiendo, un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola, Marina. No sé si los articulistas además de lectores, terminan, algunas veces, teniendo fans. Como yo escribo de lo que se me viene a la cabeza, debo de ponérselo muy difícil.
ResponderEliminarEn cualquier caso, suelo agradecer que alguien, como tu, se tome la molestia de, además de leer, hacer un comentario.
Un fuerte abrazo, de verdad y gracias. Que este año seas muy feliz.
He leído tus reflexiones y las veo propias de un alma clara, sencilla y universal. Yo soy mucho más oscuro pero aprecio un sentimiento como el que has expresado. A algunos nos cuesta más lo que tú de natural posees, creo, igual digo una barbaridad. Un saludo.
ResponderEliminarNo me parece una barbaridad nunca, decir lo que se piensa. Tal vez, en este caso, puede haber un exceso de bondad por tu parte hacia lo que manifesté en el escrito, (que agradezco), pero lo que me conmueve más es la percepción sobre ti mismo, cuando eres capaz de sentimientos tan nobles y nada oscuros. Tal vez necesitemos conocernos un poco más para acercarnos a la realidad de uno y otro. No dudo en pensar que son muy similares y por mi parte muy mejorables.
EliminarJoselu, gracias y
un abrazo.
Vivimos en un mundo de apariencias, donde una de las principales es la separación falsa entre el "yo y el tu", entre el "yo y los demás"
ResponderEliminarEs preciso traspasar ese velo que supone el desconocimiento de que todos somos la misma naturaleza expresándose.
Estoy muy de acuerdo contigo, Ricard: esa percepción, del yo y los demás, es más que un velo, es casi un muro, y una equivocación. Creo que sabemos poco de uno mismo, y al no conocernos bien, ignoramos el potencial y la grandeza de los demás.
EliminarDe verdad, en la medida que abrimos la mente personal encontramos una grandeza inimaginable, desconocida y capaz de enriquecer, en los demás, en la naturaleza, en las plantas, animales y sobre todo en los humanos que van a nuestro lado.
Ese descubrimiento a la vez que me engrandece, me ayuda a esforzarme para encontrar lo mejor al despertar cada día. Me parece que es mucho más lo que tenemos en común, que lo que quiere hacernos ver "el yo" desconfiado y miedoso, la educación y la historia.
Gracias.
Hoy no puedo, no debo comentar nada, simplemente decirte que he leído tus reflexiones y me ha llegado más que las frases, lo que has transmitido desde más allá del pc, desde tu interior. Ese sentir que a veces, como un rayo, nos alcanza y nos llena y es tan difícil de expresar pero que tú lo has hecho magníficamente, como siempre.
ResponderEliminarHoy soy yo quien te da las gracias a ti por dar visibilidad a todo lo que muchos sentimos y creemos. Gracias.
SAludos.
En el interior de cada uno, somos más de uno, o mejor "todos somos uno". Ahí no hay que aparentar nada, no se puede. Con suma delicadeza, Damadeagua, lo expresas, lo sientes y lo vives. Siendo sincero, he de confesar que tu "no comentario" me ha producido una sacudida interior que me estremece, no por tus palabras, sino que como un rayo, llega a lo más honde de lo que somos, lo alumbra, lo descubre y nace la felicidad de saberlo y sentirlo.
EliminarGracias Manuela. Un abrazo.
Hola, Josemanuel. He venido varias veces a leerte y me voy sin saber que o como decirte, pero siento y estoy muy de acuerdo con mucho de lo que dices.
ResponderEliminar"Hay algo que tengo sin ser mio", pero de quien?, como?, desde siempre?, y que es?, de donde viene?... Es tan misteriosa, tan incomprensible la vida... Y sabemos tan poco?...
Siempre he pensado que pasamos por la vida, sin comprenderla, sin enterarnos de nada, y no me cabe en la cabeza que termine así, sin mas... Que sentido tiene?.
Para que la vida? Para que haber tenido ojos, corazón y sobre todo sentimientos... Y seguiría...
Perdona el tiempo. Un abrazo
Sabemos poco, sentimos mucho, descubrimos a cada paso, casi a cada instante, que tenemos un fuego o un manantial, un corazón y un alma, que desborda los límites físicos y mentales y las expresiones más bellas e imaginables. ¿De dónde vienen?
EliminarAyer escuché el primer latido de un bebé al tiempo que le veía moverse como un atleta, mientras la ginecóloga decía "todo está bien y viene normal". Aparentemente "nada extraordinario" o sí, porque es la vida y vamos a ser abuelos. Creo que hasta esa nieve, como bien dices "Nos acerca el cielo/a trocitos blancos,/como besos sueltos/para quien los quiera".
Y a renglón seguido dices Soco: " Adoro la nieve/ pero es tan fría...".
Has saltado de la cuerda mágica del cielo abierto a contemplar el manto de blancura que ha traído la bruja Filomena y las noticias. Pero están en otra onda.
Sin embargo, al escuchar y estremecerme con ese latido que nos acerca el cielo, se derriten hasta las piedras. La inmensidad y el fuego está en nosotros, y todos estamos conectados, unidos y agradecidos. La Inmensidad está en todos, y cada uno somos más de lo que imaginamos, y la vida es participada en cada uno, pero no tiene fin.
Gracias por ti, por tu sensibilidad, por tus preguntas y por la nieve que abrasa y jugando con ella los niños y los adultos terminan con las manos ardientes. ¡Todo es según se mire o se ponga el acento!
El tiempo no existe. Es un invento humano para atravesar distancias. Nada tengo que perdonar, sino agradecer que nos hayamos encontrado en esta sincronía, mientras caminamos.