La férrea
defensa desde el castillo de San Antón hizo abandonar a los ingleses el fondeo
y retirarse hacia Oza, una zona más peligrosa, donde sufren el embate de
tormentas. Estudios actuales para el dragado de la ría de O Burgo,
corroboran la ubicación de varias naves hundidas en 1589. Ante el
daño causado por los cañones, el coraje de los coruñeses y los temporales, los
ingleses tuvieron que abandonar algunas naves, y finalmente... volver a su país. ¡Algo para la historia!
Allí tiene hoy su monumento, en la Plaza con su nombre María Pita.
La vida fluye sin detenerse y encadena
historias y personas sin conexión aparente.
Un barco con
su nombre, el María Pita, 214 años
después, partió del puerto de La Coruña
el 30 de noviembre de 1803 para salvar de la mortífera epidemia de viruela
a millones de personas. (
Unos años
antes de que terminara el siglo XVIII, otra coruñesa se había abierto paso
luchando contra la miseria y la enfermedad. Con solo 13 años, en 1786, Isabel Zendal, perdió a su
madre víctima de la viruela.
(Monumento a Isabel Zendal)
La viruela,
era una enfermedad conocida desde la antigüedad y contagiosa. Fue
devastadora en la Europa del siglo XVIII en forma de epidemia, llevándose o
desfigurando a millones de personas. Se cree que causó la muerte de 60
millones en Europa. Además, en otros
continentes, pudo llegar a acabar con varios cientos de millones.
A Isabel, de
familia humilde, la vida la obligó a dejar la casa familiar y ponerse a
trabajar. Lo hizo en una inclusa, destinada a cuidar de niños abandonados. Ella
alimentaba el deseo de convertirse en enfermera.
A los veinte
años nació su hijo Benito Vélez, fruto de una
relación fracasada, el padre no quiso
saber nada de su hijo y ella en julio de 1793, se hizo cargo del niño totalmente, como madre
soltera. Se multiplicó, para cuidar a su hijo y atender a los niños abandonados.
Creció en experiencia y reconocimiento público. Llegó a alcanzar la dirección del
orfanato en su propia tierra natal.
La viruela se propagó a lo largo de la historia a
través de brotes periódicos. Se tiene constancia desde los egipcios, por
el cuerpo momificado de Ramsés V, que murió en 1157 a.C. En el siglo XVIII se
estimaba que la mortalidad de los contagiados era un 30 %, con tasas
especialmente elevadas en bebés y niños. Muchos de los que sobrevivían, tenían
cicatrices por todo el cuerpo y en algunos casos ceguera.
A parte del aislamiento, eran raros los remedios y no muy eficaces. El método chino más propagado de la variolización, consistía en darle una dosis del virus a una persona sana con la esperanza de que se enfermara levemente y quedara inmune. En 1720, el embajador de Inglaterra en Constantinopla aprendió allí ese método. Había un riesgo, de que la persona en la que introducían digamos "una dosis" de la pústula del enfermo, invadiera al receptor y se propagara más aún la enfermedad. Pero el método salvo muchas vidas.
En la medida que la población mundial crecía y
aumentaban los viajes, el virus viajaba con los humanos -sin saberlo- para
colonizar otras partes del mundo, como siempre había hecho.
Es posible que los españoles deban gran
parte de su éxito en la conquistas del
siglo XVI a que los incas en Perú, y los
aztecas en México no conocían la viruela.
Los indígenas al no tener inmunidad a la enfermedad, al caer enfermos muchos perecieron. Algo
parecido sucedió con los ingleses en Estados Unidos y Canadá.
Cuando el Rey Carlos IV conoció le iniciativa de la virolización se mostró sensible a la
novedad porque la viruela había
golpeado con dureza a su familia. Había perdido a una hija, María Teresa, de apenas tres años y,
también a un hermano, el infante Gabriel.
No dudó en apoyar el proyecto de llevar la vacuna a los territorios de
ultramar.
En la primera mitad del año 1803 comenzó a fraguarse el plan de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, tal vez la primera misión humanitaria de la historia. AL frente de la misma estaría el médico más prestigioso Francisco Javier Balmis, ayudado por sus colegas, Salvany y Lleopart.
Para entonces, el
prestigio de Isabel Zendal al frente de su orfanato en la Coruña había
traspasado las fronteras de su tierra gallega. Ella sería la primera mujer
escogida para participar en una expedición sanitaria internacional hacia el
nuevo mundo. Según los documentos de la
época, era "una abnegada rectora",
"madre de los galleguitos"
y "mujer de probidad",
indicadores de la honestidad y la
rectitud de una persona. Los niños la conocían y confiaban en ella.
El verdadero
problema para tamaña aventura era ¿cómo trasladar las muestras de vacuna para
que llegaran y fueran eficaces a los receptores posibles de otros países? Se
necesitaría para llevarla, una enfermera y algunos niños, que la transportaran.
Como los estragos entre los aborígenes de la América de los siglos XVI y XVII durante el proceso de la conquista, fueron enormes, se habla de que la viruela exterminó a la quinta parte de los pobladores mexicas (mal llamados aztecas).
Después de un trabajo
incansable durante los primeros años, José
Salvany prosiguió con el programa de vacunación en Sudamérica. Enfermó y el año
1810 murió en acto de servicio en un
alejado y remoto lugar de Bolivia.
La odisea de los cirujanos, y la ayuda de Isabel Zendal prestigiaron la medicina española hasta límites insospechados, salvando de paso probablemente a millones de niños.
LA CORBETA que debía partir de La
Coruña, llevaba el nombre de María Pita. Y debía partir cuanto antes. Entre la concepción
del proyecto y su puesta en marcha solo transcurrieron ocho meses. Una rapidez
inusual. Zarpó hacia el Pacífico el día 30 de noviembre de 1803.
https://vadebarcos.net/2016/09/24/corbeta-maria-pita-real-expedicion-filantropica-vacuna-balmis/
Según la "Gaceta de Madrid":"Son
varios los facultativos comisionados, y llevan 22 niños, que siendo
sucesivamente inoculados brazo a brazo en el curso de la navegación,
conservarán el fluido vacuno vivo y sin alteración. No por eso se han omitido
otros medios de conducirlo, así para mayor seguridad, como para experimentar
cuales son los que a largas distancias y en diferentes climas deben
preferirse".
Durante el viaje,
otros niños de otros países fueron incorporados a la misión.
Tras el viaje,
Isabel y su hijo no regresaron a España.
Parece que existe una carta suya desde México reclamando unos dineros al rey de España. Y ahí se pierde el rastro de su
historia y su aventura.
En realidad, eso
fue así, hasta la pandemia del Covid-19 en 2020. Ante la falta de hospitales y
camas para atender como se merece a los afectados por el virus, otra Isabel
Ayuso, rescató del olvido a la gallega. La Presidenta de la Comunidad de
Madrid, decidió construir el Hospital de
epidemias Isabel Zendal. (Ver imagen del hospital en Madrid) Pese a los recelos de algunos o, tal vez por el
desconocimiento de la vida, el trabajo y aventura humanitaria de la que fuera
pionera de la primera Expedición Humanitaria de su país, para defender a los
contagiados por el virus de la viruela mortífero, con ese Hospital podría
seguir salvando vidas.
Todavía el 18 de
junio de 2021, en el Parlamento de la Comunidad de Madrid, ha sido recordada
con su hospital y la voluntad de apoyar la vida, la igualdad, la integración y el
apoyo a los más débiles.
Decía Schopenhauer que "la salud no lo es todo, pero que sin ella todo lo demás es nada". Le damos la importancia que tiene cuando la perdemos o la pierden nuestros seres queridos, (a quien en esta pandemia del covid-19 no hemos podido ni despedir, por el estado de alarma). Hemos podido comprobar que la salud es un bien intangible e incuantificable, pero tan importante que pone en valor todo lo demás. ¿O no?
José Manuel Belmonte
Buenas tardes José Manuel, así es la historía, nada que añadir y mucho que aprender, muchas gracias por lo que escribiste, personalmente me encantó.Un abrazo enorme. Marina PF.
ResponderEliminarDeseo simplemente agradecer tu interés y tu amable comentario.
EliminarUn sincero abrazo, Marina.
Buenas querido amigo, una historia verídica, con mucha emoción. Gracias por compartirla, y mostrarnos lo que es una auténtica vacuna hecha para salvar vidas, por personas abnegadas y altruistas, un ejemplo dela calidad humana de los españoles. Como sin duda lo eres tú. Cuídate mucho, y muchos besos. Emilia
ResponderEliminarEs bueno que estas valientes gallegas, sean reconocidas y lleguen a nuestros días, porque es verdad que la aportación femenina a la evolución de la humanidad, no se ha puesto en valor. Y tienen mucho mérito.
EliminarGracias a ti.