Si hasta los extranjeros se han dado cuenta, y lo publican los periódicos, que “en España padecemos una crisis económica, pero también moral”, deje, señor Presidente, que los españoles tomen el destino en sus manos.
Si España es “víctima al mismo tiempo de la podredumbre moral y del sonambulismo del presidente Zapatero”, deje, señor Presidente, que los españoles tomen el futuro en sus manos.
Si ante la ola de rumores y movimientos de huida de capital de España, usted ha tenido que salir, ahí mismo, en pleno corazón de Europa: “no doy crédito”, “no doy crédito” a esa “conspiración”. En realidad señor Presidente, es justo al revés: “no le dan crédito”. No se han hecho los deberes. España necesita un Presidente que baje y asuma la realidad. Si usted no quiere verla, por favor, deje que el pueblo decida.
Si España no es Grecia, pero los otros Estados, la prensa y los mercados internacionales y –también los especuladores-, se han asomado al abismo al compararlas, deje Señor Presidente que el Pueblo busque su camino.
Si España, a pesar de presidir semestralmente la Unión Europea, no cuenta a nivel mundial, y su prestigio histórico está bajo mínimos, a uno y otro lado del Atlántico, deje que el Pueblo encuentre al Capitán que enderece el rumbo de este barco a la deriva y le devuelva el puesto que le corresponde en la historia.
Si por acción o por omisión, hemos llegado a duplicar el paro europeo, los cinco millones de parados reales y sus familias, tienen derecho a afrontar su futuro con alguna esperanza. Deje pues, señor Presidente, que el Pueblo soberano decida cuanto antes, y no mantenga dos años más en esta incertidumbre.
Si por acción o por omisión, socialmente se han resucitado las dos Españas; si sabe que “no está el futuro en el ayer escrito”, deje, señor Presidente, que el pueblo soberano, que supo hacer una transición modélica, recupere su generosidad, su perdón y su grandeza para afrontar unido su futuro, con trabajo y con paz.
Si por acción u omisión las instituciones pilares del Estado, han llegado a un nivel de desprestigio casi irreparable, y quien debería haber puesto coto a esa cacería ha sido incapaz de apagar los fuegos, deje, Señor Presidente que el Pueblo, como siempre, ponga a cada uno donde le corresponde.
Si por acción o por omisión, en lugar de defender los valores fundamentales de la vida, la educación, los derechos humanos, el esfuerzo, el sacrificio, la convivencia y la paz, se ha inoculado en la sociedad el veneno de la ideología, el ataque a los valores religiosos, el sexo sin seso, y el todo vale, deje, señor Presidente que el Pueblo soberano recupere los principios y que separe el grano de la paja.
Si la juventud, que es el futuro, está desconcertada, desnortada, sin trabajo y sin valores, tiene derecho a exigir reglas de juego claras, que no se cambien en medio del partido, o cada dos por tres. Aunque sea difícil, la juventud tiene derecho a encauzar su vida y sentirse útiles. Deje, Señor Presidente, que los jóvenes se labren su futuro y que no vean hipotecado su destino.
Ni solo, ni con Rajoy, puede seguir dos años esta deriva. Lo escribo antes de que se reúnan. Ha demostrado usted de todo lo que es capaz. La historia lo ha amortizado. Su gobierno ha llevado a este país a la ruina moral, ha roto la unidad, y ya no estamos en crisis, sino ante el abismo de la quiebra económica. Rajoy tampoco lo ha hecho mejor. Deje que el pueblo hable. Devuélvale la palabra, cuanto antes. Si al menos tiene ese último punto de grandeza, se le reconocerá, y sino como usted prometió “se lo demandará”.
Por favor, Señor Presidente, no queremos caer más bajo.
Con todo respeto, Señor Presidente, por el bien de todos ¡gracias por escuchar!
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES [05-05-10 00:08] - Señor Presidente, por favor; NUEVA ALCARRIA,11-05-2010 ; EL DIA, 02-06-2010
Está muy bien escrito, pero dudo si el Sr presidente sabe escuchar...
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