martes, 1 de febrero de 2011

Hay un más acá del más allá


Clint Eastwood se adentra en un terreno poco conocido, pero que antes o después a todos nos inquieta o interroga. Su última película “Más allá de la vida”, presenta la historia de tres personajes que han tenido contacto con la muerte. Una periodista, una drogadicta y sus gemelos de 10 años y un hombre que puede ponerse en contacto con los muertos, pero no quiere hacerlo. Todos buscan respuestas. Sus vidas misteriosamente se cruzan. Parece que la vida no termina con la muerte. El más allá y lo sobrenatural influyen sobre los vivos. No son casualidades. De ahí, puede venir paz y consuelo.

Me ha interesado el tema planteado en esta película, un tema universal y ancestral como es la vida tras la muerte. Se trata de encontrar sentido a algunas cosas de la vida, especialmente después de situaciones difíciles. En estos casos la ayuda psicológica cobra cada vez más fuerza. No tiene ningún sentido negar la realidad o negar la pregunta sobre el más allá. Aunque no suceda todos los días, los interrogantes existenciales surgen. Mujeres y hombres somos seres en camino y tenemos necesidad de luz y de guías.

La violencia causada por nuestra propia mano, o por nuestra propia voluntad, tanto si se dirige contra otro ser humano, como si va contra el planeta, nos afecta a todos. Reorientar nuestro futuro es necesario para no ir de fracaso en fracaso hacia la destrucción. Es verdad que el miedo y los recuerdos pueden bloquear y obstruir la mente. También es cierto que el amor despeja el corazón, ayuda a que el miedo desaparezca. Se puede recuperar la confianza y el valor. Los lazos de amor, las ayudas humanas y profesionales (empatía y compasión) son necesarias para acertar en las nuevas elecciones.

Al finalizar la Marcha por la Vida en Estados Unidos, el mes pasado, en el aniversario de la ley que despenaliza el aborto, muchas madres que habían abortado, desafiando el clima invernal, subieron las escalinatas del Tribunal Supremo para contar sus historias. Hablaron 45. Por lo general manifestaron la devastación emocional que siguió a la pérdida de su hijo. Hablaron de las consecuencias, sobre todo de soledad, de dolor no sólo físico, desesperación, angustia, culpabilidad, vergüenza y tristeza, depresión, problemas de salud, y de fertilidad.

Globalmente, a todo eso, se suele llamar Síndrome Post Aborto (SPA). Una cosa es que el aborto en un país sea legal y otra cosa es que sea contrario a la naturaleza humana, y tenga consecuencias. Tiene repercusiones sobre la madre, no sólo de forma física (muerte del bebé), también psíquica, emocional y espiritualmente. Es “la otra cara del aborto”, la que nadie suele decir. El feto desaparece, pero la madre queda. Los efectos SPA no siempre ocurren de inmediato. Algunas veces sólo aparecen cuando la mujer cae en la cuenta que su hijo habría podido vivir.

De una forma u otra, todas, han estado cerca de la muerte. Es posible que de esa oscuridad pueda nacer una luz de esperanza. Me gustaría destacar algunos testimonios de esas mujeres que inciden en: la falta de apoyo en el momento necesario, la soledad y una acción que tiene consecuencias, y son tan importantes que sería bueno pedir ayuda.


Michelle Geraci describió que ella fue en busca de ayuda para quedarse con su bebé, pero los empleados de la clínica le dieron la espalda “Cada vez que llamaba, yo tenía la esperanza de que alguien podía decirme a quién podía llamar que me pudiese ayudar para poder quedarme con mi bebé. Ellos solamente me decían que eso era un problema mío”. “Desesperada, -acudió allí-, yo le conté mi situación y que yo no quería hacérmelo, pero que yo no sabía que más hacer. Yo le dije que me sentía como si estuviese montada en una montaña rusa y que me quería bajar,” recordó Geraci. “Y lo próximo que sé, es que me estaba despertando en un cuarto lleno de mujeres llorando. La mujer a mi lado, con lágrimas, intentó sujetarme la mano. Yo también estaba llorando… y me odiaba a mí misma”(1).

Mary Jane de la ciudad de Pittsburgh en el Estado de Pennsylvania, trajo a la memoria cómo se sintió “tan sola” durante la mañana pasado su aborto, que ocurrió hace cuarenta años. “Para mí estaba claro que la relación con el padre terminó, a partir del momento que él quiso que yo tuviese un aborto,” dijo ella. “La soledad no se debía a su ausencia, sino a la ausencia de mi hijo.”

Por su parte Cynthia Carney manifestó: “Yo recuerdo que cuando fui a montarme en el coche (después del aborto), mi hijo de un año de edad se me acercó para que lo cogiera en mis brazos, y no pude hacerlo”. “Mi relación con él cambió a partir de ese día. Nunca ha sido la misma”(2).

El principio de sanación procede, en muchos casos, de hablar y de la relación afectuosa con su ser querido. Hay terapias para ayudar a la mujer que ha abortado. Algunas mujeres, cuando reconocieron las consecuencias de su acto y pudieron entrever el camino del perdón, se atrevieron a hablar y pedir ayuda. Muchas han acudido a las terapias de “No Más silencio”, “Proyecto Raquel” o “La Viña de Raquel”, Red Madre, etc.

Una mujer contó que un día había orado así: “Miriam, por favor perdóname por lo que yo te hice”. “Y ella me respondió:”Oh mamá, yo lamento tanto todos los sufrimientos que has pasado durante 23 años”. “Yo no escucho voces, pero ese día escuché a Miriam y su voz sonaba como si tuviera 23 años de edad. Con la respuesta de Miriam yo supe que ella me amaba”.

Por extraño que parezca esto no tiene por qué ser mentira. Cuenta el psiquiatra Brian Weiss, que un día le dijo a una paciente, -“y estoy convencido de que mi consejo era acertado”- que: “hay espíritus que pueden intervenir (llámelos ángeles, guardianes, guías, Dios; son energías más elevadas, conciencias superiores que nos rodean). En términos religiosos, esto se denomina “gracia”, la intervención de un ser divino. Rece, envíe luz, haga lo que pueda a su manera” (Muchos cuerpos, una misma alma, p. 17). “Si vas emanando un karma negativo, ese karma se volverá contra ti”, dice el genial Eastwood.

No podremos cambiar lo que hemos hecho, pero podemos cambiar nosotros y nuestro futuro. La muerte no es el fin. La evolución es posible, porque hay algo “más allá de la vida”, como apunta Clint Eastwood. Esa dimensión no es exclusiva para los creyentes. Es una realidad que envuelve a todos, y se conecta por el alma.
(1) SI QUIERES SABER CÓMO AYUDAN AQUÍ pincha el enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=cfhx-ZhQArs&feature=player_embedded#
Un comentario
Icreíble! le dicen que está de 8 semanas en la Dator y un dia más tarde de dicen el la Seguridad Social española, que está de 4 meses. Y más gordas las mentiras le dicen que tiene la bosa rota que el niño viene mal y que tiene que abortar, es incríble. La doctora de la seguridad social, no se queda corta, ya que le dice que ella no le puede hacer el aborto porque está de 4 meses pero que si quiere hacerlo le tramitaba para que lo hiciera en la Dator.
Otro:
Es lo que siempre dicen en esas clínicas. Tampoco les enseñan las ecografías. Están protegidas por la nueva ley del aborto que exime de toda culpa al personal sanitario de las clínicas de abortos.
(2)No sólo hay engaños, escucha este relato.
http://www.youtube.com/watch?v=O0oSxTS7Jc0&feature=related

PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES ,[02-02-11 00:14] - Hay un más acá del más allá

1 comentario: