miércoles, 3 de febrero de 2010

Romper los moldes (2)



El mundo esta cambiando. Estamos asistiendo a una revolución importante, silenciosa muchas veces, pero imparable. Se han roto los moldes. Los viejos cauces no sirven más que parcialmente.

Pero nada se cambia, ni a corto ni a largo plazo, porque sí. Se cambia porque alguien tiene la fuerza suficiente para, haciendo palanca, sacarlo de su atasco o de su inercia. Visionarios o poetas, soñadores o profetas, salen del pueblo. Los conocemos.

Son las ideas y los genios los que nos hacen ir hacia delante. Son, los que sin levantar la voz comienzan a andar por un camino diferente. Son los débiles gigantes, los grandes hombres y las grandes mujeres, los auténticos, los que tienen una fe inquebrantable en sí mismos, en lo que hacen. Rompen, y a veces arremeten contra lo correcto, lo que se ha hecho siempre, contra los cantos de sirena de la quietud y de la falsa paz. Son los que sienten un impulso y tienen una fuerza interior, y una voluntad a prueba de críticas y también de fracasos. Son los que se crecen en las dificultades; los que no sucumben ni a las presiones, ni a los halagos, ni a la comodidad, ni a la riqueza.

Ricos o pobres, quienes rompen los moldes, tienen algo en común: les importan los demás. El camino de la Humanidad está jalonado, por estas personas, que proyectan su claridad y su ejemplo como las luces de las carreteras.

Una de esas personas, vuelve a estar de actualidad en estos días. Es catalán, pero ya es de todos. Es universal. Cuando estudiaba derecho, lo dejó para hacerse jesuita. Pero le obsesionaban los más pobres. Se fue como misionero a Munbai, poniendo en marcha inmediatamente, un sistema innovador: “el milagro de dar”. Era un pequeño préstamo sin interés para que los campesinos pudieran sacar agua. Tras la cosecha, se devolvía. Había llegado a la India para predicar el Evangelio, pero cambió.

Con pequeñas cooperativas, pudo ayudar a mejorar los servicios comunitarios y crear escuelas y hospitales. Estaba haciendo, según el semanario de mayor difusión en la India:”la revolución silenciosa”. Ello levantó suspicacias porque algunos dirigentes consideraban sus progreso una amenaza para sus intereses. Le dieron 30 día para abandonar el país. Un grupo de intelectuales, algún político y 30.000 campesinos intentaron defenderle recorriendo 250 km. Indira Gandhi prometió que volvería.

En su estancia en España funda Acción Fraterna en el mundo contra el hambre.
A su vuelta, se instaló en la región más pobre, Anantapur, en una casa destartalada, en la que había un cartel con este texto: “Espera un milagro”. Poco después dejó los hábitos. Para el desarrollo de la región puso en marcha Rural Development Trust. Y de nuevo creció la oposición, las denuncias y el rechazo de los poderosos.
En 1996 creó en España la Fundación Vicente Ferrer, para dar continuidad económica a su proyecto. «Para ayudar a las personas pobres, el cielo es el límite».
Han sido innumerables los galardones de reconocimiento que ha obtenido: Premio Príncipe de Asturias de la Concordia(1998), Creu de San Jordi de la Genralitat (2000) Personaje destacado del sigloXX por la UNESCO (2001), Graan Cruz de la Orden Civil de Solidaridad (2002) del Ministerio de Trabajo.

El día 1 de febrero una Plataforma Independiente, con más de 65.0000 firmas ha presentado a la Fundación Vicente Ferrer, como candidata al Nóbel de la Paz 2010. Y es que el modelo aplicado por Vicente Ferrer en la India es exportable a otros lugares desfavorecidos. El Nóbel que sólo se otorga en vida, lo solicitan a su idea y a su trabajo.

Anne Ferrer, su viuda, ha dicho que “para Vicente el Nóbel sería más que un privilegio”. En realidad, con premio (yo firmé) o sin premio, muchos creen que seguirá viviendo en mucha gente. El milagro es ese. Su chispa es ya un incendio imparable.
PUBLICADO EN EL HERALDO DEL HENARES el 3-02-2010


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