viernes, 9 de octubre de 2009

FRENTE A LA CONFUSIÓN.... ¡ UN POCO DE CLARIDAD!



Parece que hay interés en la vaguedad y en la perversión del lenguaje para no llamar a las cosas por su nombre. Parece que a muchos les va mejor el río revuelto. Carlos Salvador denuncia "la perversión del lenguaje para lograr la mayor ambigüedad posible y así confundir a la sociedad" al hablar de "interrupción voluntaria del embarazo" y no de aborto”. En algunos casos, en lugar de llamarle aborto, se le denomina “parto inducido”.
El siguiente paso, de esta confusión es “encerrar ideológicamente” a quien se atreva a discrepar. Solo se puede discrepar, desde una postura religiosa, y desde el ámbito individual y privado. Las palabras textuales de la Ministra: “Si acordamos que la religión es una cosa y la ciencia otra, que las creencias pertenecen al ámbito individual y privado, y que debemos legislar para el conjunto del público, podremos respetarnos mutuamente, aunque siga separándonos una enorme distancia en nuestros planteamientos”. En la práctica, si alguna confesión religiosa opina, como quien ha hecho públicamente campaña contra el aborto ha sido la Iglesia, al que discrepa se le califica de “católico”, y/o en grupo “los católicos”. Y este mensaje pasa así al público puesto que los medios de comunicación, en general, se encargan de ampliar o amplificar la misma idea.
Pues no, no es verdad. Las cosas no son tan simples. Ni es progreso destruir una vida, ni es menos progresista quien defiende que matar es un crimen. Ni es cívico proponer la ampliación del aborto hasta que la gestante quiera, ni son los católicos- o sólo ellos- los que se oponen a esa ampliación.
Defender la vida humana, y el derecho a la misma, es:
Anterior a cualquier ideología (progresista o conservadora).
Es anterior a cualquier religión ( sea católica, protestante, budista, islámica, judaica, hinduista, incluso es anterior al ateismo porque es anterior a creer).
Es anterior al lugar en que se viva ( país o región del mundo).
Es anterior a la época y a la edad que se tenga.
Es anterior a la raza y al color de la piel.
Es anterior al sexo que se tenga.
Es anterior a la democracia y al progreso que una sociedad haya alcanzado.
Es SER HUMANO. Nada más, pero nada menos.
Lo cual quiere decir que la vida y el derecho a la vida no depende de ideologías ni es patrimonio de ningún partido. Ni en España ni en ningún país.
Quiere decir que cualquier religión (y no sólo la iglesia, ni siquiera sólo los católicos) están capacitados para hablar de la vida y el derecho a la vida, y que intentar hurtar su debate a la sociedad, es una forma de sectarismo. Lo sagrado no es inhumano. Lo ético es un ejemplo de humanidad. La espiritualidad es una etapa superior.
En cualquier lugar de la tierra y en cualquier época la vida es un bien supremo y debe ser apoyado y respetado. Es el primer Derecho Humano. No importa que uno sea rico o pobre. No importa ser fuerte o débil, enfermo o sano, para tener ese derecho.
Decidir que uno puede vivir o no según el color de la piel, es racismo. Y otorgar o negar ese derecho en razón del sexo, es tan aberrante y arbitrario como discriminatorio. Es verdad que la mujer puede disponer de su cuerpo, pero ¡el feto no es su cuerpo!. El feto es un ser vivo nuevo y distinto.
La vida del ser humano es una, progresiva y lineal desde su concepción hasta su muerte. Uno puede alardear de talante de progresía poniéndose al lado del pobre y no del rico, estar a favor de la mujer y no del hombre, a favor del negro en lugar del blanco, a favor del débil y en contra del fuerte. Pero por la misma razón hay que estar a favor del feto indefenso y en contra de la mujer – su madre- que decide abortar y matarle, por comodidad, por egoísmo o por las circunstancias sociales. Esta defensa nos sitúa en este mundo ni más ni menos que como seres humanos. De lo contrario habría que plantear si hemos llegado a la escala racional. Es más, ¿estaríamos a la altura de los animales?. No conozco ninguna hembra animal que destruya la vida que tiene en sus entrañas. Ni siquiera para sobrevivir. Ni es un paso en la evolución de las especies. La canción denuncia de Roberto Carlos lo decía claro: “ Yo quisiera ser civilizado como los animales!”. Si en la ciencia, como quiere la Sra. Ministra podemos estar de acuerdo, convendría tener esto en cuenta. ¿Seríamos demasiado brutos si fuéramos “civilizados como los animales”?. Lo que sucede según el Diputado Asier Antona, es que el proyecto del Gobierno "hace oídos sordos, no sólo a cuestiones morales y éticas, sino a cuestiones científicas".
PUBLICADO en LA TRIBUNA el 17 de mayo de 2009

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