domingo, 11 de octubre de 2009

UN GRITO POR UN NIÑO




Terminaba el día 20 mi comentario diciendo que “la noticia es la deshumanización a la que estamos asistiendo”. Y lo decía a propósito del conductor valenciano ebrio que llevaba unos fetos en el maletero. (Ver la carta en www.elheraldodelhenares.es).
Han pasado tan solo cuatro días. Hoy quiero hacerme eco de un grito. El grito de una niña en Valencia. A plena luz. A las 12 del medio día. Lo importante es su hambre, - que ya es un grito por sí sólo- y también su grito tremendo al descubrirlo. Su hambre, porque fue con su madre a rebuscar en un contendor algo para acallar su estómago. Un contenedor que hay frente de un bar, en la calle Ingeniero Joaquín Benlloch. Fue ella la que lo vio y lanzó un grito que estremeció el barrio y alertó a toda la clientela del bar y a los vecinos. Se trataba de un recién nacido que estaba en una bolsa de basura cerrada. Cualquiera puede imaginar la escena. En nuestras ciudades y pueblos, hay más gente buscando en la basura de la que imaginamos, y mucho bebé muerto que no vemos.
Dicen que la chica rumana “lanzó un fuerte grito que provocó que los clientes del establecimiento salieran a la calle y que los vecinos avisaron a la Policía, que envió a la zona seis coches patrulla”. Luego llegó una unidad del SAMU, pero no pudieron hacer nada porque el bebé estaba muerto.
Esta noticia, viene encadenada con otra, como las cerezas. Según Europa Press, “Precisamente la pasada semana una pareja encontró otro bebé abandonado en plena calle junto a un hotel de la ciudad de Valencia, aunque en este caso el recién nacido se encontraba en buen estado de salud”.
¿Por qué tiene que ser noticia la muerte y el abandono de los bebés?. ¿Porqué la policía tiene que buscar pruebas, en los rincones, y en los baños de los establecimientos cercanos para identificar a las madres?. ¿Por qué no se escuchan los gritos de los indefensos, de los no nacidos, y de los que apenas llegan a nacer y los del hambre?. ¿Puede una madre olvidarse realmente del hijo de sus entrañas?.
Yo creo que hay gritos que no podemos callar. No sé si son gritos del silencio o de la muerte. Esos gritos tienen vida, nos acompañan y nos interrogan. ¿Es esta la sociedad del bienestar y del progreso?. Perdonen, pero ... ¡no lo entiendo!. Seguro que a la niña, con el grito, se le quitó el hambre. A mi... hasta las ganas de comer.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 26 de agosto de 2009 y en EL DIA el 1 de septiembre de 2009

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