viernes, 9 de octubre de 2009

LOS DERECHOS A LA IGNORANCIA Y A LA CIENCIA



Circulan por ahí “antologías del disparate”, que recogen las respuestas en los exámenes de jóvenes estudiantes. No sé si alguien habrá tenido la feliz idea de recoger las respuestas de algunos políticos. Tendría garantizado el éxito.
En estos tiempos de retórica barata, en que la crisis es “recesión”, la subida de impuestos “una ayuda solidaria”, no es ideológicamente correcto llamar al pan pan y al burro burro, o al vino vino.
Según algunos lo demostrable científicamente, no hay que aceptarlo por ser científico, y por ser demostrable. Si hace tambalear los discursos equivocados “pero políticamente correctos” con mayor razón. La estrategia es tacharles o ponerles la etiqueta de “carcas”, “retrógrados”, “ moralistas”, o “pseudoéticos” o “clericales”. Y una vez que se les coloca ese “sambenito”, por muy científicos que sean, se va a impedir que lleguen a mucha gente y se les va a obstaculizar su difusión. Siempre se ha dicho que donde no hay razón hay razones.
Según Zapatero, desde 2004 ellos están en política-entre otras cosas- para “ampliar los derechos” de los españoles. No es suficiente con que nuestros derechos y libertades estén amparados y protegidos por la Constitución. Si algo no es un derecho, pero ellos dicen que es un derecho, no se puede rebatir. Es más, si ellos lo han llevado al Parlamento y allí ha sido aprobado, tiene ya “patente” de constitucionalidad. No importa que en el Parlamento se compren voluntades y se den los chalaneos antes de aprobar algo y luego pasar por taquilla. Recuerden la cantidad de ministros que han defendido, con el Presidente a la cabeza, la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña, intentando forzar el brazo del Constitucional precisamente en víspera de su fallo.
Y ahora, la batalla de los “derechos” pasa por el aborto. Una vez más a espaldas de la mayoría, porque ya somos el país europeo donde más crecen los abortos, y donde la trampa psicológica del tercer supuesto ha llevado a 112.300 mujeres a abortar. Luego no había una necesidad de ampliar más el “coladero”, perdón “los derechos”, con una Ley de plazos.
Pues bien, aunque no se pueden ampliar unos derechos que no existen, nos van a vender la moto de que la futura Ley del Aborto viene para “ampliar derechos”. Han recibido la consigna en el Comité Federal de salir a la calle a explicar “la ampliación”. La senadora viguesa, Carmela Silva acaba de decir que los senadores socialistas van a hacer “pedagogía del aborto”, cada uno en sus circunscripción.
¿Cómo lo van a hacer?. ¿Van a ir al grano, y con argumentos científicos y de peso?. ¡No!. Deben hacerlo sin dirigir el debate hacia cuestiones científicas como la consideración del feto como un ser humano o no. ¿Por qué?. Porque según la senadora, plantear el debate en esos términos es “envolver las posiciones morales de pseudocientífismo”.
Total, que despojados de toda ciencia, para entendernos, abortar es “un derecho”, porque la mujer que aborta se está quitando “un grano”, que le ha salido en la barriga. Si no me lo explican científicamente, cada uno lo llama como quiere. Y eso “es un derecho”. ¡Faltaría más!. La estética es antes que la ética. Según Hitlet “un judío, es claro que es un ser vivo, ahora bien no puede afirmarse que sea un ser humano, no hay base científica para ello”(1939). Según la joven ministra Bibiana “un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no puede ser humano porque no se tiene ninguna base científica” (2009). Setenta años después, nada hemos avanzado.
El derecho a la ignorancia también es un derecho y se puede “ampliar”.
PUBLICADO en NUEVA ALCARRIA el 25 de septiembre y en EL HERALDO DEL HENARES el 25 de septiembre de 2009

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