lunes, 30 de marzo de 2020

¡Solos! ¡Están muriendo, solos!

     
   Están muriendo abandonados humana, psicológica y espiritualmente. Las tres carencias  de la mayoría de quienes ya se han ido. Pero también de los que seguimos aquí.                         
       He tenido conocimiento de lo que digo por amigos personales, por familiares de internos en Residencias, por médicos en hospitales, etc. Lo que digo, lejos de dramatizar, es verdad, sobre todo en personas mayores en Residencias. Dicen desde allí: "muchos ancianos se están muriendo solos o sin poder ayudarles ni darles una muerte digna porque en algunos centros "no hay ni oxígeno", los cuidadores han disminuido y los que quedan no dan abasto.

        Es verdad que, tanto el nacer como el morir, son lo más natural. Sin embargo, no vinimos solos, sino en familia y en comunidad. Es cierto que cuando la hora llegue, cada uno se va, solo, pero antes de este virus maldito y por culpa del contagio, quien se iba, no estaba solo: tenia cuidados médicos y estaba acompañado, generalmente de los suyos.

       Me decía un médico de familia que a lo largo de su vida profesional ha podido saber que algún enfermo a punto de partir, ha aguantado horas y días enteros, a que llegue un hijo, un hermano, un amigo, porque desea irse en paz.  Tras la llegada, un abrazo, una sonrisa o una lágrima de amor, pone las cosas en su sitio y por lo menos la partida no es tan dura.

         El virus que ha generado esta Pandemia, y el confinamiento impuesto, ha dejado "solas" a muchas personas. Tanto a quienes estaban en Residencias, Centros de atención a discapacitados, y otras instituciones; pero también a los pacientes de cualquier patología en los Hospitales, y por supuesto a los "contagiados" por el coronavirus que han quedado aislados y sin posibilidad de recibir visitas de sus familia o amigos. Y a sus respectivas familias.

       El Covid-19, ha trastocado las fortísimas cadenas del amor y la sensibilidad humana, los lazos de la sangre y la familia, y ha desgastado la fuerza infinita de la compasión y la amabilidad, y relegando a muchos a la impotencia, la tristeza y el dolor.

        Son variadas las vivencias y los testimonios desgarradores, como el de Pepe Jordana en Change.org : "Ayer falleció mi madre... tenía 86 años. Hace solo dos semanas estaba como una rosa. Hoy ya no está.... Hemos estado 10 días cuidándola sin conseguir que viniera un médico a verla, sin que nadie nos atendiera en el 112 ni el 900 ni el 061, colapsados por la situación. Cuando por fin la ingresaron, ha estado 5 días sola en una habitación sin que  pudiéramos acompañarla ni verla. Ahora no podemos despedirnos de ella. Nos la entregarán en una urna... Las víctimas de esta pandemia no son solo los enfermos, también los muertos y sus familiares".

        1) El único puente, entre la soledad de unos y de otros son los médicos y sanitarios, su saber y su humanidad.

         La soledad es muy dura, lo sabemos todos. La mayoría de los médicos son conscientes. Por eso, alguno de los sanitarios además de intentar curar, aconsejan no descuidar el lado humano en el trato con el enfermo. Puede no ser visible su valor curativo, pero es tal vez lo que los pacientes más necesitan, lo que más les reconforte y ayude en estas circunstancias.

       El médico ANTONI TRILLA, en un artículo titulado: "La dureza de la soledad" (la Vanguardia 27/03/20) dice: "Los pacientes ingresados por sufrir la Covid-19 están bajo medidas de aislamiento y por ello no pueden recibir visitas...El resultado es que el único contacto físico del paciente con otras personas durante su estancia lo tiene con el personal sanitario que le atiende. Con su familia y sus amigos sólo puede contactar por teléfono y otros dispositivos electrónicos si su situación clínica lo permite. Estar solo es muy duro... Estoy convencido del poder curativo, paliativo y de consuelo de las palabras y los gestos, del contacto visual y físico entre pacientes y profesionales sanitarios, especialmente los de enfermería que son los que más frecuentemente lo tienen. Podemos y debemos, con nuestro EPI (Los Equipos de Protección Individual) puesto, dar la mano a los pacientes".

         El Dr. comparte la idea de abrir la ventana del paciente a las ayudas virtuales de familiares, amigos, y anima a participar en "una iniciativa magnífica, surgida en Oviedo, consistente en enviar cartas anónimas a los pacientes... para que no se sientan nunca solos y para que sus familiares sepan que en verdad no están nunca solos".

https://www.lavanguardia.com/vida/20200327/48109888258/la-dureza-de-la-soledad.html


2) La fatiga, el agotamiento y el cansancio psicológico, pasan factura a los valientes.

          Desde siempre, y por su profesión, los sanitarios, son fuertes porque están para ayudar a vivir. Pero ahora, sufren "un estrés emocional sostenido en el tiempo, ya que están acostumbrados a salvar vidas, no a que los pacientes se mueran, lo que genera un desgaste muy importante".

         Desde fuera, no podemos imaginar lo que supone para ellos que además de jornadas maratonianas, de fatiga y agobio, el carecer de EPI en muchos casos, lo que supone seguir rigurosamente el protocolo al ponerse y sobre todo al quitarse el equipo de protección individual, ver hospitales abarrotados, no poder a veces volver a casa, y ver que los enfermos están solos y lo peor.. que se les van. Eso, produce una gran fatiga mental.

        Además, la mayoría tienen hijos, y a veces padres o suegros o cualquier otro familiar, en Residencias, etc. En cualquier caso, ellos también están aislados y no pueden verlos.

        Es por eso que algunos Hospitales como La Paz han puesto en marcha programas activos de apoyo a los sanitarios. El Servicio de Psiquiatría, Psicología Clínica y Salud Mental acude a las plantas que se han ido abriendo para atender a los pacientes para que se realicen al menos dos paradas diarias de entre cinco y ocho minutos en las que los equipos se reúnen para hacer "prácticas de regulación emocional basada en mindfulness, que tienen como elementos clave focalizar la atención en el presente y traer la compasión y la amabilidad hacia uno mismo y los demás.

         Es una práctica basada en la meditación y consciencia plena y relajación. Prestar atención desapasionada a lo que se hace, los pensamientos, las emociones, las sensaciones corporales y al ambiente circundante, sin juzgar si son adecuados. La atención se enfoca en lo que se percibe, sin preocuparse por sus causas y consecuencias, ni buscar soluciones.

      También se ofrece apoyo individual presencial a los sanitarios que están trabajando si lo necesitan y on line a los que están en aislamiento en sus casas. Además han realizado un vídeo, que se difunde a través de Salud Madrid, donde incluye algunos consejos , como el de que: "cuidar de nosotros mismos no es un lujo, es una necesidad".

      Hasta hoy, en España esta es la realidad del Coronavirus: 85.195 casos y 7.340 fallecimientos, 812 más que ayer.

       No es de extrañar, pues que la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) hayan dirigido -el día 25- una carta al Ministro de Sanidad, denunciando que el Gobierno ha ignorado las advertencias de la OMS, la falta de liderazgo y directrices claras en la gestión de la crisis, y que: "a estas alturas de la enfermedad se siga con una carencia preocupante de material de protección, de test diagnósticos y que empiece a escasear la medicación que precisan muchos pacientes, amén de la carencia de respiradores para darles la asistencia que precisan".

       Y se añade que no se está protegiendo a los profesionales de la atención primaria. Ellos mismos lo dicen: "Así es como estamos en AP, exhaustos y con una sensación de abandono total por parte de los responsables".

Añade Cristina Sánchez Quiles (Responsable de Atención Primaria de CESM): "Siendo la puerta de entrada al sistema y teniendo en cuenta que la población sigue acudiendo a los centros de salud ante las instrucciones tan distintas y cambiantes que se están aplicando en las diferentes CCAA, los profesionales que trabajan en ellos están viviendo una situación caótica: No hay medidas de protección suficiente, ni material adecuado para asumir a los posibles enfermos: hay médicos utilizando la misma mascarilla quirúrgica durante tres días, porque hay que priorizar para los casos más sospechosos el uso de material, pero es imposible asegurarlos si no se nos permite realizar el test diagnóstico, por lo que sabemos que estamos en contacto con positivos no diagnosticados por test y sin las medidas protectoras indicadas. Esto se traduce en sanitarios portadores y muy probablemente positivos que continúan trabajando. Ya tenemos asumido que caeremos todos y será muy difícil mantener el circuito. ¡¡Y así no se contiene la pandemia!!".


       No se trata de valorar, se trata  de protegerlos, para protegernos a todos. Los responsables de la desprotección desde enero y por informaciones oficiales, estaban informados. Los ciudadanos españoles no  nos merecemos que nos hayan mentido.  Por falta de previsión, inacción, abandono y falta de protección adecuada a sanitarios y cuerpos y fuerzas de seguridad, pese a su acreditada y constante dedicación, algún día tendrán que responder.

       Quienes sí lo valoran y les consideran unos héroes son los ciudadanos españoles, que noche tras noche, salen a la ventana o al balcón, para aplaudirles. ¡Sois unos héroes! No podremos pagaros tanta dedicación y esfuerzo, pero sí agradeceros, que en esta soledad y confinamiento, hayáis sido la cara humana entre los pacientes y nosotros. ¡Dios os lo pague!

José Manuel Belmonte


PUBLICADO EN

ESPERANDO LA LUZ 29-03-2020
EL HERALDO DEL HENARES  31-03-2020


miércoles, 25 de marzo de 2020

Los que llegaron, ahora invisibles

       No puedo decir todos, pero  son  muchos. En realidad, al estar confinados por el virus, la mayoría de las personas de este país somos invisibles para los demás. Unos y otros, nativos e inmigrados, personas nacidas aquí o venidos de cualquier otra parte del mundo, somos únicamente seres humanos, luchando la batalla de sobrevivir.                                                                                                                                Nadie puede ocultar el color de la piel, ni los rasgos personales. Pero, afortunadamente en ningún país, hoy, tenemos que llevar ni estrellas, ni marcas, ni etiquetas que nos identifiquen por grupos, etnias, sexo, ideologías o creencias. ¡Ni siquiera por edad! Aquella etapa terrible de la historia, ha sido felizmente superada.                                                      
         Pero es que además el virus coronado, es  pequeño y ciego, y ha demostrado que no sabe de fronteras, ni distingue a los ricos de los pobres, ni a los nativos de los inmigrados. Según parece es implacable. ¿Justiciero? ¿Quién puede saberlo?  Tal vez sería deseable que por fin, infectados o no, confinados en casa u obligados a salir de ella para trabajar o cuidar a los demás, aprendemos a erradicar todos los prejuicios y los tópicos, para siempre.

       Si todo se ha desplomado,  habrá que respetar las distancias, pero no tienen por qué seguir cerradas las barreras del corazón, como si fueran corazas protectoras. Con el virus, en este país, todos van a ser atendidos y espero que lo sean en cualquier parte del mundo.

       Afortunadamente, aunque no podamos disfrutarla como nos gustaría, la primavera ha llegado para todos. La Naturaleza  tampoco hace distinciones ni para lo bueno ni para nada. Gracias a la colaboración de todos, hoy se puede respirar mejor y hasta ver el azul del cielo desde la ventana, sin que nadie haya subido hasta allá para desinfectarlo. ¡Simplemente menos polución! Algo a tener siempre en cuenta.

        El "Covid-19", nos abrirá los ojos. ¡Ya lo ha hecho! ¡Vamos a ver a nuestro alrededor seres humanos! Por eso nos ha encerrado a todos, para que de una vez, limpiemos las gafas y rompamos las barreras mentales, las del idioma, y  todas, que no nos dejan ver con claridad.

      La conciencia social y política de ayer, ha fracasado con su ética y su previsión. Lo sucedido en algunas Residencias de Mayores es muy grave, (se investiga). Ante la gran emergencia y la falta de sanitarios, a día de hoy (24-3-20) en España, hay 5.400 de ellos contagiados (y habrá que investigar) porque, tal vez la falta de protección para ellos, ha supuesto un peligro real y demostrado por los hechos; que ellos mismos hayan puesto en riesgo a sus familias y a quienes han atendido, es ¡tremendo!

         Pero es que además, a día de hoy, el personal que atiende a los internos de Residencias,-incluidas las de titularidad pública, y las personas que atienden los hospitales, siguen esperando la prometida protección.  Y mientras , los familiares de esas personas,  no pueden ver a su familiar. Están gritando: "Se nos van a morir todos por el coronavirus y se nos van a morir solos".
https://youtu.be/LF8aPGcP_cg

     Como la previsión social no ha llegado a todas partes a tiempo, varias empresas  y muchos particulares se han volcado con el rescate social. Al igual que los sanitarios y las fuerzas del orden están mandando un mensaje muy sencillo: "Nuestra nación y cada uno de los que aquí estáis, os lo merecéis todo"  ¡Vamos hacia un nuevo amanecer, más solidario!

        Ante este panorama mundial y nacional, imaginemos el temor, la angustia, el dolor y la zozobra de "los confinados extranjeros", "invisibles", en su mayoría jóvenes, que vinieron con el alma llena de ilusión, que muchos han perdido su trabajo por el virus. 

 Algunos viven en un piso no muy grande, con otros emigrantes -que no tienen siquiera que ser de su mismo país de origen-. No pueden salir de sus casas. Y sin embargo la mayoría de sus seres queridos están a miles de kilómetros, en la nación de donde proceden. ¡Su corazón está partido por la incertidumbre y el temor -suyo y  de sus familias-.

        El móvil ha sido su terapia, desde que llegaron, -sobre todo desde el mes de diciembre- pero no siempre Internet y su móvil les trae buenas noticias. Cuando estás fuera de tu país, los silencios, pesan mucho, y las horas pasan muy lentamente, sobre todo si no tienes pareja, hijos, o alguien cercano a quien puedas considerar realmente amigo o amiga.

      Son invisibles, no por falta de autoestima y juventud, es que fuera de su país apenas cuentan para nadie.  Han descubierto, en la soledad, que sólo el amor hace a  uno visible para alguien. Desde que salieron del entorno familiar en que vivían, la gente que se encuentran, casi nadie busca en ellos, más que mano de obra barata. Ellos son futuro. Solo quieren ayudar. Pero la gente recela de ellos al verlos. Se les dice que son "acogidos", pero por unas razones u otras, "no integrados". ¿Es extraño que a veces formen guetos?

        El virus nos ha puesto ante el espejo y nos parecemos y mucho.  Aquí hay mucho dolor en las familias, porque los mayores y muchos contagiados, se van sin poderlos ver, ni despedirse. ¡Más distantes que nunca!  Pero los inmigrantes ahora también están distantes de los suyos, no saben si volverán a ver a sus seres queridos.  Y lo que es inmediato, hay jornaleros inmigrantes, que no sabe si podrá comer mañana, porque no tiene ahorros, ya que de lo poco que ganaban, parte de ello tenía que enviarlo para que allá los suyos, en su penuria, pudieran sobrevivir.  
https://youtu.be/el5sQ2x5RbM

        Algunos medios de comunicación dicen, que el personal sanitario, y los cientos de entregados al bienestar de sus compatriotas, son personas y sienten y se angustian y casi les faltan fuerzas, porque tienen que ver escenas y situaciones muy extremas. Efectivamente no son héroes aunque a veces se les exige casi serlo.  Pero los inmigrantes  en general y cuantos han sido atendidos en el mar, ante un desahucio, o socorridos para mejorar las condiciones infrahumanas en algunos trabajos, incluso en la tramitación de algunos papeleos, aunque no tengan ocasión de decirlo ante un micrófono, siempre en su corazón, les estarán agradecidos.

        Tenemos que romper la invisibilidad y la distancia entre "nativos"  e "inmigrantes". Hay mucho más de un metro de distancia entre esas dos palabras. ¡Hay "un mundo"!  Las prisas, la rutina o la desidia nos hacen olvidar que, por ser humanos, todos somos "ciudadanos del mundo". Estamos aquí para ayudarnos. Dice una  canción que, cuando todo pase, "volveremos a encontrarnos".  Entre todos construiremos un futuro mejor, en el que nada será igual. ¡Ojalá!, porque somos UNO.

        Si, además de lo dicho, nuestros mayores tienen una persona que los cuida, cuando han decidido seguir viviendo en su casa, en la mayoría de los casos es una mujer inmigrante. Por esos ángeles buenos, también nosotros estamos agradecidos.

        Así que, voy a preguntar si el día 1 abril, habrá reparto de alimentos, porque en esta ciudad, Cáritas suele repartirlos el primer miércoles de mes. Con los niños en casa las provisiones de marzo de algunas familias migrantes han menguado muy rápidamente, según me dicen. Espero que no sea quebrantar "el estado de alarma" y puedan salir a recogerlos. 

José Manuel Belmonte.
       

ESPERANDO LA LUZ 25-03-2020      
EL HERALDO DEL HENARES  26-03-2020

lunes, 23 de marzo de 2020

Los Down, en casa.

Afortunadamente, los whatsApp van y vienen y llegan a cualquier parte del mundo, mucho más rápidos  que las cartas. Y están al alcance de todos.                                                                                   
Había recibido hace unos días este mensaje escueto: "Vamos a estar en casa, Jefe". La persona entrañable que lo escribe, me llama así,  porque no sabe en qué categoría ponerme. Para ella  un Jefe es lo más ya que no soy su amigo y tampoco soy un familiar.    
                
Ayer, como los planes han cambiado me dice: "otros 20 días, el mes de abril en casa, Jefe".

Creo que he visto a esta persona una o dos veces.  ¿Importa? Vive a muchos kilómetros de donde vivo yo. La distancia o la lejanía física ¿tiene algo que ver con el corazón?  Por supuesto, es una persona con un cromosoma más, la trisomía 21, o Síndrome de Down, que descubrió Jérôme Lejeune;  aunque tiene unos rasgos característicos, goza de una gran simpatía  y es muy generosa. ¿Entonces? Pues nada. Yo peino canas, ¿cambia eso mi ser o mi carácter?

Es verdad que en los países desarrollados, solo un 20% de los adultos con síndrome de Down logran encontrar trabajo. Pues, además, tiene, un trabajo temporal pagado al que siempre llega a tiempo y en el que está contenta y es feliz. Pinta, y lo hace con gusto. Se implica lo que puede  en un trabajo social, siempre alegre y disponible para colaborar. Y eso sí, tiene la sonrisa en la cara a cualquier hora del día. Con lo que es capaz de iluminar la vida de los que la conocen.

Para esta persona, como para cualquiera, tener un trabajo le permite sentirse útil, y eleva su autoestima porque no se siente una carga para nadie. No ha sido fácil encontrarlo, por los prejuicios sociales, que no son muy inclusivos. Pero nunca se ha rendido. Hay otros, que gracias a la Obra Social de la Caixa, y su apoyo a la reinserción social de los mas desfavorecidos, han encontrado trabajo.

Chus, ha disfrutado mucho con la película "Campeones", donde chicos y chicas con el mismo síndrome, han sido capaces de triunfar y ganar  el Premio de los "Goya". ¿Por qué no? Son capaces de conseguir lo que se propongan, siempre que sean respetados y comprendidos.

Puede apreciarse por su mensaje, que son los primeros en respetar las normas sociales y de "quedarse en casa", aunque no las entiendan o les guste salir, para trabajar y estar con los amigos.  Por eso dice "otros 20 días, el mes de abril en casa, Jefe".  Puede interpretarse que es mucho, pero... ni un reproche. ¡Bendita inocencia!

Si llevan con esa paciencia su confinamiento, puede añadirse que en casa, son además, las personas más cariñosas y dispuestas para echar una mano y ayudar en lo que puedan.

Y se alegran con cualquier detalle que reciban. Pero también lo ofrecen de forma generosa. Lo pude comprobar, al sorprenderme, el día 19, con el siguiente mensaje: "¡Que tengas un buen día de tu santo!. Felicidades, gran Jefe. Tómate un café en mi nombre".

Sólo me duele, que a estas personas, alguien las pueda hacer daño por ser Down. Lejeune luchó por eso,  toda su vida.

Desde aquí, les mando a los Down un abrazo especial. Y con ello quiero decir a estos ángeles, que no se sientan solos, aunque no puedan salir a regalar su sonrisa a los demás, durante algunos días. No os sintáis solos, porque aparte de vuestra familia, somos muchos los que os queremos. Tenéis un lugar especial en nuestro corazón. ¡Sois especiales, no diferentes! Juntos, somos una gran familia.

Un amigo,

               José Manuel Belmonte.


PUBLICADO EN
ESPERAANDO LA LUZ  23.03-2015
EL HERALDDO DEL HENARES 24-03-2020

CIVICA 31-03-2020

domingo, 22 de marzo de 2020

En casa, pero no sola

Me he enterado que...

Tú, amiga, estás sola en casa.

Sé que eres valiente, pero a medida que pasan las horas y los días, no es que falten motivos para seguir en "quedándote en casa", por responsabilidad y para no coger ni extender el virus (que ninguno de los confinados sabemos si tenemos ni quien o dónde podemos pillar); pero el peor enemigo que tenemos, no es el tiempo que transcurre lentamente, ni el espacio (más o menos reducido) de la casa que tenemos, ni siquiera las paredes o los muros de nuestra casa, el peor enemigo somos nosotros, nuestra imaginación y las noticias que de una manera o de otra la desbocan.

Despiertos o dormidos imaginamos cosas alucinantes, tristes o por lo menos preocupantes de lo que está pasando y de cómo estarán los nuestros, los más cercanos y también los amigos que no vemos.

Tienes familiares que no se han podido quedar en casa por ir a ayudar a los demás y están contentos del esfuerzo -incluso del cansancio-, pero ellos y tu sabéis que el peligro de contagio o de infectarse es real. Y eso, inquieta y dispara "la loca de la casa" y pone el corazón a mil.

Sé que te gusta la música, la naturaleza y el charlar con los amigos. Casualmente ahora, comenzó la primavera, y en esa misma fecha, 21 de marzo, se celebra el Día de la Poesía, y además el día e los Down, y te acuerdas de ellos y de los que tienen enfermedades raras, ¡los más débiles!

Se te ha ocurrido leer una poesía y luego te has puesto a escuchar la Sinfonía del Nuevo Mundo, mientras regabas las flores de las macetas que te alegran la casa.

Comprendo que es difícil bailar sola, pero al menos la música Dvorak te ha llevado un poco hacia un mundo  menos alocado y triste, un mundo que entre todos vamos a hacer mejor, más solidario, y sin duda mucho más humano. Los colores de las flores te han relajado, y te han hecho pensar que no estás sola. Las plantas se han adaptado a dar lo mejor de sí, cada día, se encuentren donde se encuentren, aunque no vean a nadie. ¡Alguien las ve!

Se me ocurre, que los tuyos anteriores, tus antepasados también están ahí. Podía ser una buena ocasión para hablar con ellos.. ¿Por qué no? Te dejo una imagen

Has recibido un whatsApp con el vídeo del hombre que estaba dando una vuelta a la manzana y te ha hecho reír. Un poco más animada, te has puesto a hacer algo de comida. Justo entonces, ha sonado el teléfono.

¿Ves? No estás sola. Y ...ya para la sobremesa, tendrás que leer estas líneas-espero-, antes de comenzar tu paseo.

Solo quería estar un poquito ahí y darte las gracias por lo bien que vas llevando la cuarentena, porque la van a prolongar.

Un beso de un amigo.

(Para que no le des vueltas a la cabeza, te diré que me llamo) 

José Manuel Belmonte.



PUBLICADO EN 
ESPERANDO LA LUZ  22-03-2020
http://belmontajo.blogspot.com/2020/03/en-casa-pero-no-sola.html
EL HERALDO DEL HENARES   23-03-2020
https://www.elheraldodelhenares.com/op/en-casa-pero-no-sola/

viernes, 20 de marzo de 2020

CARTAS de un amigo


                                                                 Habitación  de la Residencia/ Hospital

  Hola amigo:
                              Me han dicho que estabas en la habitación solo y que no puedes recibir visitas.

         No puedo contradecir las órdenes de médicos y personal sanitario. Pero  a mí no pueden darme órdenes, porque soy una carta amiga, que ha salido de un corazón que se preocupa por ti  y quiere que no te sientas solo. Y he venido a estar aquí, contigo, porque quiero estar, si tu me lo permites.

         Aquí estoy para decirte que ahí afuera, al otro lado de la puerta, en esta ciudad somos muchos los que estamos animando a los sanitarios, y nos acordamos mucho de las personas, que como tú estáis solos en una habitación.  Bueno, la realidad es que no estáis solos, porque vuestra familia, aunque no pueda venir está con vosotros, y los que no somos familia de sangre también.

         Somos  de verdad, una gran familia: La Familia Humana. Mi familia sabe que te estoy escribiendo, y me dicen que aunque "estemos en casa", que es una forma de ayudar, también estamos en la Residencia o el Hospital contigo y con cada enfermo.  Ellos y yo deseamos llevarte todo el ánimo para que sigas luchando  junto con las personas que te cuidan, tu también.

          La recuperación de tu salud será aun triunfo de todos.  Así que venga, valiente, vamos a conseguirlo. Todos juntos no podemos fallar. Seguro que además quien lo puede todo, está con nosotros y nos ayuda  y da fuerzas desde dentro a cada uno.

         Hoy, solo quiero decirte eso, y no quiero cansarte. ¡Cuídate!  Seguro que me crees si te digo que somos un ejército en lucha contra la enfermedad.

         Con todo afecto, recibe un gran abrazo mío y de mi familia y de esta ciudad que es la tuya.

         Para que veas que esta carta es de alguien real,  quiero firmarla, aunque no me conozcas.

                                             Firmado: José Manuel Belmonte
         

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                                                                  Habitación de la Residencia/ Hospital
                      Hola amiga:
                                          He sabido que estabas en la habitación sola y que no podías recibir visitas.
                     No suelo contradecir las órdenes de médicos y personal sanitario. Pero  a mí no pueden darme órdenes, porque soy una carta amiga, que ha salido de un corazón que se preocupa por ti  y quiere que no te sientas sola. ¡No lo estás!
                  Hoy he venido para decirte  en primer lugar que, aunque extrañes  y sientas algunas ausencias, la realidad es que tal vez  en estos momentos es para sentirnos unidos y protegidos. Médicos y todo el personal sanitario están haciendo lo que pueden por ti; tu familia y muchas amigas y amigos, ahí afuera, se acuerdan y te recuerdan las 24 horas. 

                  A nosotros nos han dicho que por tu bien y el nuestro, "nos quedemos en casa", para que ni vosotros empeoréis ni los de fuera tengamos que ingresar y saturar los hospitales.  Las curaciones llevan un proceso, que no es mágico, sino un poco más lento de lo que tú y todos desearíamos.

                 Esta enfermedad tiene de bueno, que nos ha hecho sentir una familia. Todos somos la Familia Humana, que consta de personas que llevan la misma sangre y otras que también tienen alma, corazón y sentimientos, y lo mismo que los tuyos, también se acuerdan de ti, y de las otras personas que están en las otras habitaciones de este mismo hospital o de otros.

                Los seres queridos de tu familia y los que también, sin conocerte, te apreciamos y queremos, deseamos llevarte un poco de compañía con estas líneas, y todo el ánimo y la fuerza para que luches cuanto puedas y entre todos podamos vencer.

                A algunos nos han recomendado y exigido "que estemos en casa", pero también hay otros muchos que "no pueden quedarse en casa aunque quisieran", son todas las personas que os cuidan en tu Residencia u Hospital,  conductores de ambulancias y fuerzas y cuerpos de seguridad.  Es decir: Todo un Ejercito para luchar contra el pequeño virus. Entre todos y con quien nos da la vida, si tu luchas, vamos a vencer.

               Venga, valiente, ¡No estás sola!, ¡nos importas!, ¡te  queremos! . Mi familia está encantada de que te esté escribiendo.
 
               No soy una persona anónima, quiero que te mejores.  Y si sigues ahí a lo mejor me escapo  y vengo a que me cuentes cómo sigues.Un fuerte abrazo, amiga. 
       
               Me llamo,
 José Manuel Belmonte


PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ   21-03-2020
EL HERALDO DEL HENARES  22-03-2020

Un VIRUS, para lo peor y para lo mejor


            El virus ha sido capaz de detener el mundo y ponernos a todos, particulares, asociaciones, estructuras sociales, organismos de la administración, políticos y gobiernos nacionales o mundiales, ante la realidad provocada por un pequeño virus, como si fuera un espejo a escala mundial.                                    
          El COVID-19 desató primero el miedo al peligro, luego la pandemia y finalmente la alarma general y mundial.

            Por su naturaleza propia, es capaz de expandirse y contagiar, pero también por la prisa con que nos hemos acostumbrado a vivir y la falta de previsión de los organismos y poderes locales, nacionales e internacionales, está muriendo mucha gente, y otros muchos se están infectando. El pánico y la improvisación han causado ya mucho dolor.

           Para que no se propague más el "virus" del que se sabía, por lo menos desde diciembre, ahora han obligado a la población a "quedarse en casa", suspendiendo clases en colegios, universidades, cerrando terrazas, bares, hoteles, playas y fronteras.

          Puede decirse que, de alguna manera, a todos nos ha cogido por sorpresa. Muchos  han estado huyendo de una guerra nuclear. Pero algunos como  Bill Gates, ya en 2015  anunció  que la siguiente gran amenaza para la Humanidad no sería la guerra sino una pandemia. Añadió que se habían invertido enormes sumas de dinero, para detener misiles o una guerra, pero muy poco para detener epidemias.

https://youtu.be/6Af6b_wyiwI

          Otros, incluso más cercanos como Emilio Carrillo, vienen anunciando que se acerca una Era de gran Desolación.
https://youtu.be/Rh-EL7ZklaU

           En general, no estábamos preparados, para un desastre de estas características.

           Muchos obreros se han quedado en paro o han sido despedidos de sus empresas, porque hay algún contagiado o porque -sin saberlo- se pueden infectar.  Algunas empresas se han intentado adaptar con el teletrabajo. Pero los autónomos lo tienen muy difícil.

            Las bolsas se han tambaleado, el turismo se ha colapsado: quienes estaban de vacaciones o fuera de sus países, han adelantado el regreso o, sencillamente, han quedado atrapados, en las mismas estaciones, hoteles o aeropuertos. Las competiciones deportivas se han detenido, los congresos de cualquier naturaleza, se han pospuesto o se tienen que celebrar por videoconferencia o o se podrán únicamente de forma telemática. La gente se ha lanzado histéricamente a hacer acopio de alimentos y artículos de higiene.

        LA CARA MÁS AMABLE de la Humanidad.

        Se conocía, pero ahora se ha puesto al descubierto la grandeza y la generosidad, el esfuerzo y el altruismo de miles o mejor dicho, de millones de mujeres y hombres, que se han volcado literalmente para paliar, ayudar, curar o por lo menos intentarlo, a sus conciudadanos, sin importarles, edad, color, sexo o creencias de las personas que ayudan.

        Son los héroes, que por su profesión o pesar de ella, no pueden quedarse en casa. Por el bien de todos dan lo mejor de sí, llegan hasta la extenuación, en jornadas maratonianas, muchas veces sin medios, sin suficiente protección y con la presión añadida -o la incomprensión-, de quien desean que se les atienda primero a ellos o a su familia.

        Los médicos y todo el personal sanitario, en hospitales, residencias, en ambulancias y transportes, el personal farmacéutico y los investigadores que trabajan contra reloj para encontrar la vacuna, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, el personal de limpieza tanto en los edificios públicos o privados, quienes trabajan en las distintas empresas de artículos de protección e higiene, tan necesarios y demandados, los transportistas de los artículos de primera necesidad, reponedores y personal de cualquier mercado o negocio abierto al público, tenéis de verdad, toda nuestra consideración. Nos faltan ventanas para aplaudir desde casa y nos faltan  noches para deciros gracias y que Dios os lo pague porque nosotros, ni sabemos ni podremos pagaros lo que hacéis. Y anteponéis esa dedicación muchas veces  a vuestra propia familia y poniendo en riesgo vuestra propia vida.

       Posiblemente este virus y la Pandemia actual que ha parado el mundo, haga que nuestra vida en la Tierra, ya nunca sea igual. Tal vez empezaremos una Nueva Era, donde no se vaya tan alocadamente, ni se priorice el dinero sobre todas las cosas, donde se viva y se deje vivir, se respete a las personas, sus ideas y sus bienes como principio básico para la convivencia en paz.

        En la Nueva Era, aunque haya costado muchas vidas y mucho dolor, se agradecerá a la sociedad actual, -la que se quedó en casa por responsabilidad y por pensar en los demás, y los que salieron a trabajar para luchar activamente contra el virus, ayudar a los infectados con humanidad-, porque estaban plantando la semilla de un mundo nuevo.

        Tal vez mañana no haya monumentos levantados a los verdaderos héroes actuales, pero siempre lo tendrán en el corazón de los que sobrevivan, y sus descendientes. Tal vez tengamos más corazón en el cerebro y más cerebro en el pecho, para amar con más cabeza y pensar y sentir con un corazón humano más altruista.

        De este modo aprenderemos que los errores no existen porque las horas de la vida son oportunidades para crecer e irnos transformando en lo que somos. Que podemos y debemos ser felices y estar alegres y sonreír, porque esa energía se contagia y  atrae lo que deseamos e incluso lo que necesitamos. Eso ayuda a ver que no hay casualidades, que todo está bien, que son bendiciones y causalidades, que  ni el orgullo o la autosuficiencia pueden imaginar.

        La Nueva Era que amanece, no es la de los vencidos por un virus, un micro organismo diminuto, sino la de quienes nunca se dieron por vencidos, la de los que creyeron que unidos serían capaces de vencerlo. ¡En eso estamos ya la mayoría de los ciudadanos de a pie!

       Es verdad que, a diferencia de otros virus, el Covid-19, saltó de animales a los humanos y por eso no hemos desarrollado aún la inmunidad a él. No es algo vivo, ya que está compuesto de un material genético y algunas vitaminas, por lo que solo puede reproducirse y introduciéndose en una célula viva. (En el Vídeo, se explica cómo actúa).

https://youtu.be/BtN-goy9VOY

       Y lo más esencial es que no lo introduzcamos nosotros mismos en nosotros, por la respiración o con nuestras manos al tocarnos los ojos,  la nariz o la boca. El peligro está en que pase a nosotros ya que se ha extendido tanto que ya es Pandemia. Por eso debemos "evitar" mediante el aislamiento y la limpieza,  que llegue a nuestros pulmones. Las medidas actuales, tratan de: 1) ralentizar la propagación; y 2) dar tiempo a encontrar la vacuna.

        (Tal vez los Chinos que se han adelantado a otros países, hayan encontrado ya el antídoto. Lo desconozco). De todos modos los investigadores, en muchos países, trabajan sin descanso  para encontrar la forma de hacer frente a este coronavirus que es una amenaza para todos.

       Así, que no es una gripe, es una infección muy peligrosa, que puede ser mortal, ya que dificulta la respiración y si la sangre tampoco puede oxigenarse puede producir desenlaces  muy difíciles o tal vez fatales.

       El tiempo de aislamiento para no infectados, para posibles infectados e ingresados, es un reto. Por eso todos, estemos donde estemos y en cualquier situación en que nos encontremos debemos colaborar y poner de nuestra parte lo posible, para que nadie pierda a más seres queridos.

       En algún Hospital o Residencia, alguien de los responsables ante la tristeza o aislamiento de los ingresados, -que no pueden recibir la visita de nadie, ni siquiera de sus seres queridos-, ha pedido que sería bueno que recibieran alguna carta, y se las enviemos, que ellos se la harán llegar o se la leerán.

       Yo, que no puedo colaborar de otra manera, he escrito alguna. Se las he enviado. Las repito a continuación por si a alguien de esos Hospitales o Residencias  se las quiere hacer llegar. Tenéis todo el permiso para imprimir o llevarlas desde el móvil.  Ojalá que alguna persona (hombre o mujer) sienta que alguien que de momento "tiene que quedarse en casa" confinado o confiado, por responsabilidad, se acuerda de ellos, les desea pronta recuperación y les quiere.

        Entes o después venceremos al virus y se terminará la epidemia, pero tiene que haber servido para salir todos más unidos y más fortalecidos. Por el momento gracias a los que nos cuidan, a unos dentro y a otros fuera de los hospitales. Ningún acto de generosidad habrá sido inútil. Eso creo y es ni deseo.

         Termino recordando el gesto del guardia civil de Calpe, ante la señora que salió de casa para  encontrar algo para dar de comer a sus hijos, pero no tenía dinero.  Ella había acudido a Cruz Roja. Le dijeron que sí podían ayudar, pero que tenían un protocolo y que de momento tendría que esperar. Se fue a la puerta de un supermercado. Al preguntarle un guardia qué hacía allí, le contó su problema.  El guardia la animó a que entrara y todo lo que necesitara lo pusiera en el carro.  Se lo pagó. Y ella se fue a su casa. Después de alimentar a sus hijos, llamo al 112 para intentar encontrar al guardia ay agradecerle lo que había hecho. Como allí no sabían nada, le indicaron que llamara al 065, que es el de la guardia civil. Tampoco allí sabían nada. Pero ante la insistencia de la mujer investigaron y la cosa llegó al Coronel. Se pusieron en contacto con  el Comandante de puesto. Tampoco allí sabían nada. Así que fueron preguntando.  ¿Fuiste tú? "Sí claro, ¿qué pasa?". (Se puede escuchar en Calpdigital).

             Si la mujer no intenta darle las gracias, nadie se hubiera enterado de ese gesto humano.  Denotan la grandeza de un ser humano.
        José Manuel Belmonte

NOTA: LAS CARTAS CITADAS, serán publicadas EN LA ENTRADA SIGUIENTE.

PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ    20-03-2020  
EL HERALDO DEL HENARES   21-03-2020
https://www.elheraldodelhenares.com/op/un-virus-para-lo-peor-y-para-lo-mejor/

domingo, 15 de marzo de 2020

Un golpe puede dar miedo, ¿ y el ruido?

A veces nos podemos asustar, por cosas que no tienen fundamento. Para mejor entenderlo puedo contar una pequeña historia que comienza así:                                            
-¿Qué fue ese estruendo?                                                           
Se escuchó un fuerte golpe, y después otros repetidos y más lejanos.                                                                                       
Luego, el silencio. Y esa pregunta,  que era casi un grito.          
La imaginación se desboca pensando algo terrible. Inconscientemente se dispara, los nervios y los sentimientos hielan la sangre. Un escalofrío recorre todo el ser de arriba abajo.                                                                                          
El corazón  se acelera y da un respingo. Un estremecimiento atraviesa las células del cuerpo. Y la persona salta como un resorte. Es de noche.

Algo interiormente alerta de un peligro y piensa que puede haber sido la persona que más quieres que haya caído por la escalera. Se teme lo peor.

Segundos de silencio parecen siglos. Se acelera el pulso y las piernas tiemblan. Un pensamiento negro se apodera del ser, mientras la mano busca al interruptor de la luz.

Palpas, pero tus dedos no aciertan con la llave. Aunque hayas encendido o apagado mil veces, ahora que lo necesitas, el interruptor... no está donde imaginas... al final de tu mano.

Busca a ciegas frenéticamente  hasta palpar la caja del interruptor. Otro grito.

-¡Oh no!

Los dedos de otra mano coinciden y se encuentran en la misma caja del interruptor.  ¡Nooo! Se enciende la luz. Todo se aclara. Resulta que, el marido que se había demorado un poco más en el ordenador, pensando que su mujer estaría ya dormida, decidió no encender la luz de la escalera y, sin querer, había rozado uno de los cuadros que colgaban en la pared, y había rodado escaleras abajo hasta el pasillo .

Ahora estaba allí, desconcertado por los gritos. La envolvió en un abrazo nervioso pero inmenso. Las sienes y el corazón encuentran razones para ir acompasando los latidos, poco a poco.

El cuadro, ajeno a la tragedia, yacía patas arriba al final de la escalera. ¡Tan solo se le habían saltado una o dos cuñas de madera que tensaban el marco. Ni el lienzo, ni el marco habían sufrido daños de consideración.

 Al comprobar que todo había resultado una alarma absurda, se miraron  y al contemplar la palidez de la cara, se abrazaron casi temblando por los nervios.

En realidad fue él quien primero se repuso, para ir a buscar un vaso de agua. Gracias al agua y sus caricias, el susto del cuerpo se fue diluyendo... poco a poco.

Sentados ante el cuadro, hablaron del mal momento,  que la fuerza desbocada de la mente les hizo pasar,  al escuchar el golpe.


Sucede con frecuencia que, cuando oímos algo, ruido, palabra, grito, noticia o  un simple mensaje en el móvil, la imaginación es capaz de crear una realidad o un problema, donde no lo había. Llega a producir miedo  o incluso pánico.

Necesitamos controlar nuestra mente para ser dueños de ella, porque la falta de control puede llevar al desvarío y a unas reacciones descontroladas, en nosotros y en nuestro entorno. Eso lleva al auto engaño, la histeria y la infelicidad.

Si no somos capaces de controlarnos y ser conscientes de algo que "no era un peligro", es probable que el peligro esté en nosotros y termine en estrés o enfermedad.

Solo tomando consciencia iremos adueñándonos de nuestra vida y de nuestras reacciones, y podremos llevar un poco de paz a nuestro entorno.

Podemos haberlo comprobado cada uno desde diciembre. El ruido progresivamente aumentado del coronavirus, hoy ha terminado con un golpe sobre la mesa. Las autoridades han dejado pasar más de dos meses, y el ruido de las noticias de todos los colores han sembrado el pánico en la ciudadanía. Demasiado tiempo sin atajar el problema. El 8M fue clave. Las plazas se llenaron de manifestaciones. Creció el contagio.

Se desató la histeria en las compras compulsivas de la gente. Un rollo o mil de papel higiénico, fueron el símbolo visible de la histeria. Se hacía necesario que alguien tomara las riendas, para intentar parar el contagio, como se hizo en otros lugares y, poder atender con ciertas garantías a los afectados.

Por fin, el gobierno ha decretado el estado de alarma a nivel nacional para evitar que se siga extendiendo. Se ha decretado el confinamiento en casa, de toda la nación.

El Cierre. Quedarse en casa. Prevenir que la pandemia siga avanzando es un paso importante y depende de todos. El nerviosismo general podía apreciarse en los mercados, en las bolsas, en el cierre de restaurantes, bares, museos, parques.

Hay mucha gente preparada que está exhausta y desbordada de tanto trabajo, empezando por los sanitarios, y siguiendo por los supermercados, y transportes. Necesitan nuestra colaboración para no venirse abajo, ni abandonar.

El coste en vidas humanas será alto. El coste económico de esta pandemia será difícil de evaluar y de revertir. Pero la Naturaleza y la vida en este Planeta han sufrido catástrofes y situaciones muy duras a lo largo de la historia...han terminado reponiéndose. Por eso estamos aquí, hoy.

Después de un tiempo -que nos permite pensar- intentemos colocar las cosas en su sitio y volver a la normalidad. Tal vez el confinamiento, nos ayude a pensar lo frágil que es la vida, a hablar con los nuestros, aprender a ser más solidarios y vivir con un poco más de paz.

La última vez que estuve en un programa de TV dije que se necesitaban más equipos de cuidados paliativos. Era el 22 de febrero 2020. Alguien dijo que aquí, se disponía de equipos preparados y equipados. No se dijo de cuantos. Hoy 15 de marzo, los hospitales están colapsados y no pueden atender a los que necesitan esos cuidados especiales. Hay personas de Guadalajara, que están en la UVI en Madrid.

Y por si fuera poco, se está produciendo en  muchos pueblos de esta provincia, una "invasión de madrileños", que pese a la prohibición de salir de casa, se han tomado la alarma sanitaria como unas vacaciones, y los pueblos ante algún caso de contagio, no disponen de medios para actuar.
//www.europapress.es/castilla-lamancha/noticia-campillo-ranas-denuncia-invasion-madrilenos-alerta-no-tienen-medios-20200315141258.html
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Los aplausos son muestra de agradecimiento, pero hoy nuestros sanitarios carecen de medios para protegerse, y eso exige SOLIDARIDAD.

Emiliano García-Page, comparece tras participar en la videoconferencia de presidentes autonómicos.
https://youtu.be/FXHhdD12d8o

José Manuel Belmonte.
PUBLICADO EN
ESPERANDO LA LUZ   15-03-2020
EL HERALDO DEL HENARES  18-03-2020