Es de justicia hablar de ellos. Pero ... no es frecuente encontrarla (no se les suele hacer juticia). Repasen un día, una semana los telediarios, de cualquier cadena, repasen una semana los diarios, no importa la cabecera del periódico. Entren en los diarios digitales y tampoco ahí encontrarán más de dos líneas (como mucho, sobre ellos)).
A la juventud de hoy, al menos en nuestro país, se la critica porque teniéndolo todo, no se esfuerza por nada, y es una bomba de relojería que “para divertirse” la puede montar en cualquier parte. Esta generación de la Y con las chanclas, (Y por el tanga, o el calzoncillo como bandera multicolor alzada sobre sus arriados pantalones, o faldas), alguien la ha definido como “la generación perfecta”: Alcohol, drogas y bronca. (La Razón del domingo día 13). Un cóctel terrible. Un desmadre, que ni obedece a los padres, ni aprovecha los estudios, ni respeta a los profesores, ni acata la autoridad. Cuando se juntan en pandillas y por la ingesta de bebidas o drogas o sin ellas, les basta un grito de guerra, para no dejar títere con cabeza. Se ha visto que son un terreno abonado para la manipulación ideológica, para la kaloborroka nacionalista, de rojerío, o pijobarrokas.
En general los padres han claudicado primero a sus caprichos, dándoles todo o no negándoles nada (que es lo mismo), y con su actitud de sobreprotección en casa,han negado la autoridad de profesores. El principio de autoridad no existe. Y muchos se han encontrado con que ya no pueden “hacer carrera” de sus hijos (ellos o ellas). Algunos, más de 8.000 se han visto obligados a denunciar a sus hijos por malos tratos. Y muchos no se atreven a denunciarlos por vergüenza.
Yo sé que esto es real, y que es brutal, como el dato de fracaso escolar. Hemos llegado ahí porque nosotros hemos ido perdiendo los valores importantes, porque las políticas de educación no han primado el esfuerzo, ni la excelencia, ni a los mejores. Porque se ha quitado la religión pero nadie ha sabido explicar la ética, y los valores humanos. Y porque, salvo casos puntuales que todos conocemos, la justicia no ha estado a la altura de lo que exigen los tiempos. Lo decían el otro día los “pijobarrokas”: “lo hemos pasado de putamadre, porque hemos bebido, nos hemos drogado, la hemos armado, nos hemos peleado, nos han llevado a la cárcel y hemos salido por la otra puerta”.
Pero yo no acepto que “eso” sea toda la juventud. Sólo la más alborotadora, y camorrista, pero no toda. Y no a todas horas. Se les da demasiada cancha en los medios, y durante muchos días y se les hace importantes sin serlo. Y lo peor es que “los convertimos” así en ejemplo para otros. Pernicioso, pero ejemplo. Como las series de televisión que enganchan a los chavales, y son un desmadre sin control.
Yo he estado en Pozuelo, y durante el día no he encontrado un control especial. Es más, me he encontrado con grupos de jóvenes trabajando, interesado en ser personas de provecho. He podido hablar con chicos y chicas, venidos de los puntos más diversos de España, y de verdad que son maravillosos: alegres, amenos, interesados por adquirir conocimientos, altruistas, y por qué no decirlo, también sacrificados, incluso profundos. Algunos eran de DAV. Por supuesto que les gusta la diversión, y también echarse una copa, y salir, y viajar. Todo lo que es normal en un chico o una chica de su edad. Pero no son los chicos de la “gasolina”.
Y ellos y yo, pedimos justicia. Que no se les ignore en primer lugar. Y segundo que se sepa también, que en este clima de infierno en la sociedad y en la enseñanza, ellos tienen que hacer el doble de esfuerzo: primero para ir contracorriente y segundo para sacar sus estudios adelante, sin becas ni pamplinas. El sábado, día de la Cooperación internacional, había en la Plaza delos Caídos más de 10 Stand. Todos de ONGs, altruistas, la mayoría jóvenes y con ganas de llevar un poco de ayuda a quien la necesite, aquí o en cualquier parte del mundo. Y hubo música marroquí y argentina. Merecía la pena haberlo visto. Y cuando muchos disfrutan de la playa, de un concierto, del fútbol o de una carrera del tipo que sea (motos, bicis, coches, o a pie o de sacos), y en los toros de los pueblos, en Brihuega, por ejemplo, hay muchos jóvenes de Cruz Roja, o de Protección Civil, o en las Ambulancias, intentando ser útiles. Son “los otros”. Posiblemente muchos más de los que imaginamos. Ellos sí son un ejemplo. Hoy, desde aquí pido justicia a los medios, a las autoridades y a los padres, para que no bajen la guardia. Ellos sí necesitan, por lo menos el apoyo y el homenaje del reconocimiento. Hoy mi escrito VA POR ELLOS.
A la juventud de hoy, al menos en nuestro país, se la critica porque teniéndolo todo, no se esfuerza por nada, y es una bomba de relojería que “para divertirse” la puede montar en cualquier parte. Esta generación de la Y con las chanclas, (Y por el tanga, o el calzoncillo como bandera multicolor alzada sobre sus arriados pantalones, o faldas), alguien la ha definido como “la generación perfecta”: Alcohol, drogas y bronca. (La Razón del domingo día 13). Un cóctel terrible. Un desmadre, que ni obedece a los padres, ni aprovecha los estudios, ni respeta a los profesores, ni acata la autoridad. Cuando se juntan en pandillas y por la ingesta de bebidas o drogas o sin ellas, les basta un grito de guerra, para no dejar títere con cabeza. Se ha visto que son un terreno abonado para la manipulación ideológica, para la kaloborroka nacionalista, de rojerío, o pijobarrokas.
En general los padres han claudicado primero a sus caprichos, dándoles todo o no negándoles nada (que es lo mismo), y con su actitud de sobreprotección en casa,han negado la autoridad de profesores. El principio de autoridad no existe. Y muchos se han encontrado con que ya no pueden “hacer carrera” de sus hijos (ellos o ellas). Algunos, más de 8.000 se han visto obligados a denunciar a sus hijos por malos tratos. Y muchos no se atreven a denunciarlos por vergüenza.
Yo sé que esto es real, y que es brutal, como el dato de fracaso escolar. Hemos llegado ahí porque nosotros hemos ido perdiendo los valores importantes, porque las políticas de educación no han primado el esfuerzo, ni la excelencia, ni a los mejores. Porque se ha quitado la religión pero nadie ha sabido explicar la ética, y los valores humanos. Y porque, salvo casos puntuales que todos conocemos, la justicia no ha estado a la altura de lo que exigen los tiempos. Lo decían el otro día los “pijobarrokas”: “lo hemos pasado de putamadre, porque hemos bebido, nos hemos drogado, la hemos armado, nos hemos peleado, nos han llevado a la cárcel y hemos salido por la otra puerta”.
Pero yo no acepto que “eso” sea toda la juventud. Sólo la más alborotadora, y camorrista, pero no toda. Y no a todas horas. Se les da demasiada cancha en los medios, y durante muchos días y se les hace importantes sin serlo. Y lo peor es que “los convertimos” así en ejemplo para otros. Pernicioso, pero ejemplo. Como las series de televisión que enganchan a los chavales, y son un desmadre sin control.
Yo he estado en Pozuelo, y durante el día no he encontrado un control especial. Es más, me he encontrado con grupos de jóvenes trabajando, interesado en ser personas de provecho. He podido hablar con chicos y chicas, venidos de los puntos más diversos de España, y de verdad que son maravillosos: alegres, amenos, interesados por adquirir conocimientos, altruistas, y por qué no decirlo, también sacrificados, incluso profundos. Algunos eran de DAV. Por supuesto que les gusta la diversión, y también echarse una copa, y salir, y viajar. Todo lo que es normal en un chico o una chica de su edad. Pero no son los chicos de la “gasolina”.
Y ellos y yo, pedimos justicia. Que no se les ignore en primer lugar. Y segundo que se sepa también, que en este clima de infierno en la sociedad y en la enseñanza, ellos tienen que hacer el doble de esfuerzo: primero para ir contracorriente y segundo para sacar sus estudios adelante, sin becas ni pamplinas. El sábado, día de la Cooperación internacional, había en la Plaza delos Caídos más de 10 Stand. Todos de ONGs, altruistas, la mayoría jóvenes y con ganas de llevar un poco de ayuda a quien la necesite, aquí o en cualquier parte del mundo. Y hubo música marroquí y argentina. Merecía la pena haberlo visto. Y cuando muchos disfrutan de la playa, de un concierto, del fútbol o de una carrera del tipo que sea (motos, bicis, coches, o a pie o de sacos), y en los toros de los pueblos, en Brihuega, por ejemplo, hay muchos jóvenes de Cruz Roja, o de Protección Civil, o en las Ambulancias, intentando ser útiles. Son “los otros”. Posiblemente muchos más de los que imaginamos. Ellos sí son un ejemplo. Hoy, desde aquí pido justicia a los medios, a las autoridades y a los padres, para que no bajen la guardia. Ellos sí necesitan, por lo menos el apoyo y el homenaje del reconocimiento. Hoy mi escrito VA POR ELLOS.
PUBLICADO en EL HERALDO DEL HENARES el 13 de septiembre y en EL DIA el 11 de octubre de 2009
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