Me acaban de pasar esta nota: “Los poderes públicos no paran de concienciar a la sociedad sobre el mal que supone la violencia de género, la violencia xenófoba, la violencia terrorista y cualquier otra forma de violencia que entre dentro de lo políticamente correcto. Pero callan clamorosamente ante hechos como éste, que en España deberían ser motivo de muy especial preocupación si consideramos nuestra historia reciente”. (A. Campoy)
Se trata del ataque que el pasado domingo, ha sufrido la parroquia de Santa Genoveva de Majadahonda en Madrid. Fue un ataque, con gasolina y un artefacto incendiario. La intención era clara: quemar el templo.
Ante el olor a gasolina, el párroco pudo avisar a la policía. Pero esto es ya un salto cualitativo en la escalada de violencia contra la Iglesia. Las autoridades no lo han condenado. Pero no basta condenarlo, hay que impedir actos de esta naturaleza.
“Es imprescindible que nos movilicemos frente al laicismo radical y el odio antirreligioso, no sólo con nuestra denuncia personal, sino presionando a los poderes públicos para que corten de raíz cualquier manifestación de este tipo que aparezca en la sociedad”. (A.C)
Muy pronto se va a introducir en el debate político el tema de la libertad religiosa. Posiblemente en cuanto se vote la ley del aborto. El ataque de Majadahonda es una retroceso a épocas oscuras del pasado que creíamos ya superadas de hacer callar a la iglesia y a la religión. Primero se ha “cortado la financiación”. Ahora es un ataque a la libertad de expresión y un intento de atemorizar, o aterrorizar. Un paso más en el pretendido laicismo. Parece que en nombre del “progreso” se puede silenciar, quitar la libertad y dar muerte a bebés no nacidos. Todo sin debate.
Lo peor no es la ideología, sino que ese lenguaje despierta el fanatismo y el odio. Los políticos tienen su responsabilidad, pero los hechos están ahí. El ciudadano tiene que asumir su papel y ser capaces de condenarlos. Si las autoridades no los condenan, con su silencio los están encubriendo. ¿No dicen eso de quienes, en otro orden de cosas, no condenan los atentados en el país vasco?.
La sociedad civil tiene que despertar la conciencia de los políticos. ¡No podemos cerrar los ojos y continuar la siesta!.
Se trata del ataque que el pasado domingo, ha sufrido la parroquia de Santa Genoveva de Majadahonda en Madrid. Fue un ataque, con gasolina y un artefacto incendiario. La intención era clara: quemar el templo.
Ante el olor a gasolina, el párroco pudo avisar a la policía. Pero esto es ya un salto cualitativo en la escalada de violencia contra la Iglesia. Las autoridades no lo han condenado. Pero no basta condenarlo, hay que impedir actos de esta naturaleza.
“Es imprescindible que nos movilicemos frente al laicismo radical y el odio antirreligioso, no sólo con nuestra denuncia personal, sino presionando a los poderes públicos para que corten de raíz cualquier manifestación de este tipo que aparezca en la sociedad”. (A.C)
Muy pronto se va a introducir en el debate político el tema de la libertad religiosa. Posiblemente en cuanto se vote la ley del aborto. El ataque de Majadahonda es una retroceso a épocas oscuras del pasado que creíamos ya superadas de hacer callar a la iglesia y a la religión. Primero se ha “cortado la financiación”. Ahora es un ataque a la libertad de expresión y un intento de atemorizar, o aterrorizar. Un paso más en el pretendido laicismo. Parece que en nombre del “progreso” se puede silenciar, quitar la libertad y dar muerte a bebés no nacidos. Todo sin debate.
Lo peor no es la ideología, sino que ese lenguaje despierta el fanatismo y el odio. Los políticos tienen su responsabilidad, pero los hechos están ahí. El ciudadano tiene que asumir su papel y ser capaces de condenarlos. Si las autoridades no los condenan, con su silencio los están encubriendo. ¿No dicen eso de quienes, en otro orden de cosas, no condenan los atentados en el país vasco?.
La sociedad civil tiene que despertar la conciencia de los políticos. ¡No podemos cerrar los ojos y continuar la siesta!.
PUBLICADO en LA NUEVA ALCARRIA, los días 23 de julio y el 2 de agosto de 2009
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